Artículo de Investigación
La helicicultura en Colombia: reforma normativa y rezago productivo
The snail
farming in Colombia: regulatory reform and productive delay
Acultivo de caracóis
na Colômbia: reforma regulatória e atraso produtivo
Leydy Evonne López
Palechor*
Elizabeth del
Socorro Ruano Ibarra**
Marlon Vinicius
Brisola***
Fecha de recepción: 18 septiembre de 2016
Fecha de aceptación: 16 de mayo de 2017
DOI: https://doi.org/10.19053/01203053.v36.n64.2017.5420
Resumen
A partir de una aproximación histórica-comparativa
se analiza la reglamentación colombiana de la helicicultura, en contraste con
los datos oficiales sobre el volumen exportable de moluscos y las
consideraciones de especialistas en Colombia. El
estudio se sitúa en el debate académico sobre la complementariedad entre
los ámbitos institucional y asociativo para el fortalecimiento de sectores
agroindustriales. La
investigación se apoyó en la revisión documental y en la aplicación de un
cuestionario estructurado a partir de las variables legislación, estructura
productiva y asociatividad. Del análisis se infiere que las modificaciones
normativas no impactaron significativamente la producción y la asociatividad. En
esa perspectiva se cuestiona la premisa de la eficacia del ámbito normativo en
la creación de condiciones favorables para consolidar actividades rurales con
potencial exportador.
Palabras
clave:
Helix s.p., normatividad,
asociatividad.
Abstract
Based on a historic-comparative approach it is analyzed the Colombian
regulation of heliciculture in contrast to the official data on the exportable
volume of Molluscs and the considerations of specialists in Colombia. The study
takes into account the academic debate on the complementarity between the
institutional and associative fields for the strengthening of agro-industrial
sectors. A document review was conducted, which included the application of a
structured questionnaire from the variables: legislation, productive structure
and associativity. It is inferred that legal reforms did not significantly
affect production and associativity. From this perspective the premise of
effectiveness of the legal field in the creation of favorable conditions for
strengthening rural activities with export potential is questioned.
Keywords: Helix s.p. cooperatives, agrarian industry.
Resumo
Neste trabalho, mediante uma abordagem histórico-comparativa, se analisou o arranjo normativo para a helicicultura colombiana contrastando com os dados oficiais sobre o volume exportável de moluscos e as ponderações de especialistas na Colômbia. A análise se situa no debate acadêmico sobre a complementaridade entre os âmbitos institucional e associativo para fortalecer setores agroindustriais. A pesquisa se apoio na revisão documental e na aplicação de um questionário estruturado a partir das variáveis legislação, estrutura produtiva e associatividade. Da análise se infere que a regulamentação não afetou significativamente a produtividade e associatividade. Nessa perspectiva questiona-se a premissa da eficácia do âmbito normativo na criação de condições favoráveis para consolidar atividades produtivas rurais com potencial exportador.
Palavras-chave: Helix s.p. cooperativas,
industria agraria.
JEL: Q; Q1; Q5.
Este trabajo
presenta un aparte analítico de la investigación titulada “Análisis histórico
comparativo de la helicicultura en Colombia” (Palechor, 2016). Como hilo
conductor se retoma el debate académico en torno de la complementariedad entre
los factores normativos (North, 1994; Azevedo, 2000) y la dimensión asociativa en
el fortalecimiento de sectores productivos agroindustriales (Berdegué, 2001; Lozano,
2010; Solarte, 2011; Bedregal, 2014) con potencial exportador en América Latina.
La perspectiva histórica comparativa (Mahoney & Reuschmeyer, 2006) se
mostró eficaz para evidenciar los cambios en la normatividad colombiana, en
contraste con la disminución del volumen exportable helicícola identificada por
Pinzón, Baracaldo y Ardila (2014).
En las últimas
décadas del siglo XX, en algunos países de América Latina –Argentina, Chile y
Perú–, la helicicultura o producción de caracol comestible (Helix aspersa) se tornó un segmento
productivo orientado a la exportación. La carne de caracol es tradicionalmente
consumida en países europeos, el principal consumidor es Francia con una
demanda anual de sesenta mil toneladas, que representan un consumo medio anual
de un kilogramo por persona. De este estimado, ese país importa aproximadamente
el 20 %. Se suman a esta demanda Italia, España, Alemania, Suiza, además de
Japón y Estados Unidos, cuya producción nacional no es suficiente para atender su
consumo interno (Proaño, Lema & Valverde, 2006).
En 1972, Proexport[1], en
alianza con helicicultores franceses independientes, lideró un estudio de
factibilidad para la exportación de carne de caracol. Ese estudio realizado
para la Sabana de Bogotá se ubicó como el marco gubernamental de promoción a la
helicicultura en Colombia. Adicionalmente, la demanda de carne de caracol en
Europa fue difundida como una oportunidad de negocio para los productores
colombianos, principalmente en diferentes espacios promovidos por
intermediarios agropecuarios (entrevista vía internet con Zambrano, J., 2015). A
pesar del carácter informal y tímido del incentivo a la producción helicícola,
se crearon varios polos de difusión e incentivo a la producción en diferentes
regiones del país. En ese inicio, la producción helicícola fue liderada por
agricultores que poseían pequeñas extensiones de tierra, algunas de ellas en
sistema de policultivos y gestionadas por mano de obra familiar (Pérez,
Madrigal & Rodríguez, 2011).
La divulgación
de la helicicultura en Colombia se presentó como una alternativa de
diversificación productiva adecuada a las condiciones de unidades productivas
de pequeño porte que son predominantes en el ámbito rural colombiano. Además,
las condiciones de calidad de clima y suelos eran favorables a la producción de
carne de caracol para exportación. Ese nuevo producto diferenciado buscaría
posicionarse en nichos de mercado de alimentación saludable, ofreciendo carne de
fácil digestión con menos contenido de grasa, más proteínas y nutrientes (Delgado, Salazar & Arrubla, 2009).
En 2015, la helicicultura surgió como sector productivo relevante en el
ámbito de definición de una investigación orientada al ámbito rural del Cauca
(Palechor, 2016). Esa información llamó la atención, porque no había sido referida
en los ejercicios participativos de priorización productiva del Cauca,
realizados desde la década de 1990[2]. Sin
embargo, la helicicultura fue defendida como una actividad productiva
diferenciada con potencial
exportador y adecuada a la baja tecnificación, a la incipiente
disponibilidad de mano de obra y al restricto acceso a mercados, aspectos comunes enfrentados por los productores rurales
de carácter minifundista del Cauca.
Ese contexto
motivó la investigación que dio origen a este artículo. En una primera etapa se
buscó identificar datos sobre la producción helicícola en los Censos
Agropecuarios Municipales del Cauca. Ante la inexistencia de información, y
entendiendo las limitaciones documentales de esas entidades, se buscó sin
éxito, información en el Ministerio de Agricultura y Proexport, instancias
gubernamentales del orden nacional. Ante esa carencia de datos oficiales sobre la
helicicultura en Colombia se enfatizó la búsqueda bibliográfica, la cual
permitió acceder a literatura mayoritariamente monográfica y aún no publicada[3].
Esa literatura
sobre la helicicultura en Colombia[4] identificó
una variación negativa significativa de las exportaciones de carne de caracol
comestible entre los años de 2007 a 2012 en Colombia. Sin embargo, se constató
que el volumen de exportaciones en cuestión es de moluscos y que no existe una
partida arancelaria exclusiva para el caracol terrestre Helix aspersa. Por otro lado, esos autores relativizaron el
importante desarrollo normativo producido entre 1993 hasta 2014, el cual se
torna relevante para comprender las narrativas que defienden la existencia de
la helicicultura en el país.
Frente a ese
panorama investigativo, este artículo presenta un análisis que contrasta la
bibliografía de referencia, el análisis documental de las normas que impactaron
el contexto institucional de la helicicultura colombiana y los datos empíricos
obtenidos mediante la aplicación de un cuestionario a veinte especialistas colombianos,
entre ellos productores y técnicos de instituciones gubernamentales y privadas.
El recorte temporal abordado en la investigación comprende dos décadas, desde
1993 hasta 2014. En ese período se identificaron referencias empíricas sobre
normas que entraron en vigor, indicadores de productividad o existencia de las
asociaciones de helicicultores.
La carne de
caracol se posicionó en el siglo XIX, durante la hambruna provocada por la Revolución
francesa, y posteriormente su consumo se expandió por toda Europa (Ospina &
Moreno, 2007). Registros arqueológicos confirman que el consumo de caracol se
reporta al paleolítico (Fujimoto, 2006). Como actividad agrícola, reproducción
en ciclo biológico completo de caracoles comestibles, se originaría en Grecia y
Roma (Hinojosa, 2012). Según Vieira (1984), el primer parque helicícola fue
creado en Tarquemia (Roma) como producto exclusivo para la nobleza. Dicha carne
es baja en grasas, calorías y colesterol, y posee un valor nutricional elevado.
Sin embargo, por su elasticidad es difícil de digerir (Monje & Gutéerrez,
2007).
A partir del
inicio del siglo XX se reportó un incremento constante de la demanda por carne
de caracol (Rodrigues, 1991). De acuerdo con Sastre (2006), el consumo anual
alcanzó las 60.000 toneladas en Francia, 35. 000 en España y 32.000 para
Italia. Según Proaño, Lema y Valverde (2006), entre 1994 y 2005 se consumieron
300.000 toneladas anuales de carne de
caracol. En ese total, Europa representó el 86 %, Asia el 12 % y América del
Norte el 2 %. Ese contexto incentivó la expansión de criaderos abiertos de
caracol en ciclo completo, situación que produjo altos índices de mortalidad. La
bibliografía consultada no reportó las causas directas o indirectas de ese
fenómeno.
Posteriormente
se identificó que, aunque ese sistema abierto de producción demandaba menor
inversión en instalaciones, generaba importantes costos en lo relacionado con el
control de malezas y predadores, aspectos que pueden explicar la mortalidad
antes referida. Como respuesta surgieron prácticas de control de enfermedades,
condiciones ambientales, técnicas de reproducción y optimización de los tipos
de alimentación (Rodrigues, 1991). Países como Francia, Alemania, Italia y
España reportaron experimentos sobre la biología de los moluscos comestibles,
sin embargo, los altos índices de mortalidad persistieron como impactos de ese
tipo de criadero.
Se
implementó en adelante el sistema cerrado, el cual implica procesos de control
de temperatura y humedad, en mesas verticalmente localizadas. Los controles
sanitarios y alimenticios son fuertes y estrictos para minimizar el riesgo de
enfermedades. Entre las potencialidades de este sistema se destacan los altos rendimientos,
pero su inversión financiera es alta, principalmente con relación a la
infraestructura y mano de obra. Por ese motivo, algunos productores optan por
el sistema mixto, el cual adopta en las primeras etapas del ciclo productivo el
uso de campos abiertos y el trasladado a campos cerrados para la etapa final
(Proaño et al., 2006).
En América
Latina, Argentina, desde 1994, y Perú, desde 1998, exportan aproximadamente 100
toneladas anuales de carne de caracol. Chile comenzó a exportar en el año 2002,
este país cuenta con incentivos del gobierno, que gestionó un acuerdo económico
con la Unión Europea, el cual representa beneficios en los precios. Su producción
es reconocida por la calidad; sin embargo tiene dificultades en cuanto al
volumen, ya que solo alcanza aproximadamente 400 kilogramos por año. Países
como Colombia, Ecuador, México y Uruguay son considerados pequeños exportadores
(Proaño et al., 2006). En Europa, Francia reúne el mayor número de empresas
dedicadas al cultivo de caracol (Niño & Torres, 2013).
En Colombia, la
helicicultura es incipiente, el país cuenta con viabilidad geográfica y
climática. Se carece de información oficial actualizada y de investigación
académica sobre el sector (Pinzón, Baracaldo & Ardila (2014)). Como
actividad productiva fue reglamentada en el año 2006, pero su explotación
habría iniciado en 1972, cuando ProExport y productores franceses realizaron un
estudio de viabilidad (Niño & Torres, 2013; Zambrano, 2015). En la década
de 1990 fueron creados en Cundinamarca cultivos de caracol, posteriormente se
expandieron a los departamentos de Antioquia y Boyacá. A mediados de la década
de 1990, la Fundación Agraria de Colombia (UNIAGRARIA) difundió y desarrolló
investigaciones, principalmente, monográficas. Así se avanzó marginalmente en
el mejoramiento de técnicas productivas, buscando cumplir las normas exigidas
por la Unión Europea.
La baja demanda
de la unidad productiva rentable, un área de 20 m2 de tierra abriga
cerca de 10.000 ejemplares, se coloca como una alternativa para regiones de
minifundio. La helicicultura proporciona en promedio tres empleos directos en
el proceso productivo y 12 directos e indirectos en la transformación y por lo
menos 15 por tonelada producida y comercializada (Monje & Gutiérrez, 2007).
La comercialización de carne de caracol se da generalmente a natura o en
conserva, como pie de cría y huevos (Delgado et al., 2009). Para tecnificar el
procesamiento y aumentar las exportaciones se requiere investigación en
congelación y gaseado (Niño & Torres, 2013).
La
investigación se apoyó en la bibliografía, la revisión documental y en la
aplicación de un cuestionario a especialistas de la helicicultura en Colombia
(Palechor, 2016). Los documentos analizados abarcaron el período entre 1993 a
2010 y fueron suministrados por las siguientes entidades gubernamentales:
Ministerio del Medio Ambiente, Ministerio de Agricultura, Autoridad Nacional de
Licencias Ambientales (ANLA), Instituto Colombiano Agropecuario (ICA, 2006,
2009, 2012), Instituto Colombiano de Normas Técnicas (ICONTEC), Departamento
Administrativo Nacional de Estadística (DANE), ProColombia (entidad responsable
de promover el turismo y la inversión extranjera en Colombia), Banco Agrario de
Colombia y las unidades municipales de asistencia técnica (UMATA), además de las
asociaciones de helicicultures Asocohelix y Helix del Sur Colombia. Una
síntesis de los documentos revisados se presenta en la Tabla 3.
El
cuestionario incluyó 40 preguntas afirmativas con escala de concordancia tipo
Likert. Fue aplicado personalmente, durante el segundo semestre de 2015, a
veinte especialistas en helicicultura, entre ellos helicicultores, directores y
técnicos de instituciones públicas y privadas en las ciudades de Bogotá,
Popayán y Cali. Las preguntas afirmativas que compusieron el cuestionario buscaron
respuestas, positivas o negativas, en una escala de cinco puntos, siendo 1
totalmente en desacuerdo y 5 totalmente de acuerdo. Las preguntas afirmativas
sometidas a la apreciación de los entrevistados fueron catalogadas en tres
variables: legislación; estructura productiva y asociatividad.
Se
ponderó que la variable normatividad está asociada al ambiente externo o
institucional, como se detalla en la Tabla 1. El ámbito institucional delimita
las reglas formales e informales (North, 1994, Azevedo, 2000), en el caso de
estudio los requisitos y condiciones de fiscalización de la helicicultura en
Colombia. De ese modo se buscó identificar la influencia del ambiente formal,
en particular la orientación de la legislación hacia la gestión de la estructura
de producción y a las condiciones ambientales.
Tabla
1. Variables institucionales, legislación
colombiana
Variable |
Tópico |
Descripción |
Legislación (reglas del ambiente
formal-institucional) |
Medioambiente |
Normatividad ambiental
sobre la producción de caracol. |
Exportación |
Reglas y condiciones
para exportar carne de caracol. |
|
Condiciones sanitarias |
Legislación y
condiciones para la producción y comercialización de carne de caracol. |
|
Tecnología de
producción |
Normatividad sobre la
tecnificación de los procesos producción. |
|
Asociatividad |
Legislación para favorecer la organización colectiva
de los helicicultores. |
|
Recursos financieros |
Reglamentación para acceso a crédito para el
cultivo de caracol. |
|
Comercialización |
Acceso a mercados. |
|
Asistencia técnica |
Asesoría técnica para
el proceso productivo y de comercialización. |
|
Logística de productos
e insumos |
Logística de la
adquisición de los insumos de calidad y relación con los proveedores. |
|
Capacitación de mano
de obra |
Capacitación sobre la
producción y comercialización. |
|
Economía de escala |
Organización de
productores para alcanzar nuevos mercados. |
|
Alianzas estratégicas |
Ampliación de
relaciones comerciales con otras empresas. |
|
Ecosistemas
compatibles |
Adecuación y
adaptabilidad, climas y suelos. |
Las
variables del ambiente interno indagaron sobre aspectos relacionados con la infraestructura
productiva, la asociatividad y la existencia de prácticas de acción colectiva entre
los helicicultores, conforme criterios identificados en la bibliografía de
referencia (Berdegué, 2001; Lozano, 2010; Solarte, 2011; Bedregal, 2014).
Tabla
2. Variables del ambiente interno
Variable |
Tópico |
Descripción |
Asociatividad y
estructura productiva |
Cohesión |
Propósitos compartidos. |
Estructura
organizacional |
Procesos, procedimientos, reglas y objetivos
de la asociación. |
|
Instituciones formales
e informales |
Influencia de las alianzas para el desarrollo
de la actividad. |
|
Redes |
Existencia de redes entre los helicicultores. |
|
Mano de obra |
Perfil de los trabajadores y familias
involucradas. |
|
Capacidad productiva |
Extensión y aprovechamiento de las unidades
productivas: productividad y competitividad. |
|
Producto |
Eficiencia y eficacia de los ciclos de cultivo
y manejo. |
El
análisis de las respuestas se tabuló mediante un documento en Microsoft Excel Office, versión 15, a
partir de las siguientes especificaciones:
·
La
variación de la puntuación media de las respuestas de los entrevistados para
cada pregunta afirmativa;
·
La
puntuación media de las respuestas de los entrevistados sobre cada pregunta afirmativa
y su correspondencia en una escala de intensidad, donde las respuestas entre
1.0 y 2.0 indicaban baja intensidad; entre 2.1 y 3.9 media y entre 4.0 y 5.0
alta.
·
Análisis
comparativo entre las variables analizadas, indicando eventuales condiciones
determinantes o suficientes para la variación del desempeño de la helicicultura
colombiana.
El
análisis documental indicó que desde 1993 hasta 2014, dos décadas
aproximadamente, se promulgaron 12 normas que impactaron el contexto
institucional de la helicicultura colombiana. Entre ellas cuatro leyes, cinco
decretos, dos resoluciones y una norma técnica, como indica la Tabla 3. La
promulgación de esa legislación exigió la participación de diferentes niveles
del gobierno y de la rama legislativa colombiana, como se verá más adelante ese
conjunto de reglas se dirigió a la mitigación de los impactos ambientales y
desconsideró cuestiones inherentes al fortalecimiento de la asociatividad y
tecnificación de esa actividad productiva, las cuales aún hoy son apuntadas por
los especialistas como una debilidad que incide en el rezago productivo.
Tabla 3. Legislación colombiana y helicicultura, 1993
a 2013
Normatividad |
Descripción |
Ley 99 de 1993 |
Creación
del Ministerio del Medio Ambiente y del Sistema Nacional Ambiental (SINA). |
Ley 165 de 1994 |
Reglamentación
del Convenio de las Naciones Unidas por la Diversidad Biológica. |
Ley 611 de 2000 |
Normas
para el manejo sustentable de especies de fauna silvestre y acuática. |
Resolución 438 de 2001 |
Estableció
el salvoconducto único nacional para la movilización de especies de la
diversidad biológica. |
Decreto 1220 de 2005 |
Reglamentó
el Título VIII da Ley 99 de 1993. Determina sobre la exigencia de licencias
ambientales para actividades productivas. |
Decreto 2820 de 2010 |
Derogó
el artículo 52 del Decreto 1220 de 2005. |
Ley 1011
de 2006 |
Autorizó
y reglamentó la helicicultura como actividad productiva de exportación. |
Decreto
4064 de 2008 |
Reguló
los requisitos ambientales para la comercialización de la especie Helix aspersa. |
Decreto 2490 de 2008 |
Estableció
los requerimientos sanitarios para los establecimientos dedicados al proceso,
empaque, transporte, importación, exportación y comercialización de caracoles
con destino al consumo humano. |
Norma
Técnica 5603 de 2008 |
Estableció
los requisitos mínimos para instalación y operación de zoocriaderos de
caracol. |
Decreto
2820 de 2010 |
Reglamentó
el Título VIII de la Ley 99 de 1993 sobre licencias ambientales. |
Resolución 1464 de 2010 |
Estableció
los requerimientos para el registro y condiciones sanitarias para la
producción de caracol. |
La
Ley 99 de 1993, conocida como ley general ambiental, fue pionera al introducir
principios jurídicos para demarcar la explotación de los recursos bajo un
paradigma de respeto a la naturaleza y en consonancia con ideales de gestión
ambiental sustentable. Como antecedente internacional es pertinente citar el Convenio
de las Naciones Unidas por la Diversidad Biológica de1992, el cual se
constituyó en marco global para la protección de la biodiversidad y acceso equitativo
como derecho colectivo humano.
Para
tales fines, en Colombia se promovió la creación del Ministerio del Medio
Ambiente y el Sistema Nacional Ambiental (SINA), ambas instituciones tendrían
como objetivo central la promoción y protección de la biodiversidad nacional
(MMA, 2015b). A pesar de que esa normativa no aborda específicamente ninguna
actividad productiva, incluyó los siguientes requerimientos que afectaron
significativamente a la helicicultura colombiana: a) la obligatoriedad de las
licencias ambientales; c) licencias para la importación de semillas (pie de
cría) de especies exógenas, y c) transporte especializado para especímenes de
fauna y flora.
El
SINA, como institución gubernamental responsable de la aplicación de “[…] de
normas, actividades, recursos, programas e instituciones que permitan la
aplicación de los principios generales contenidos en la ley ambiental” (MMA,
2015b, sp), instauró la emisión de licencias ambientales. Tal requisito implicó
articulaciones gubernamentales con “las autoridades locales correspondientes a la
jurisdicción” (MMA, 2015a, sp) de cada unidad productiva. En general, según los
encuestados, las licencias para la operación de unidades productivas de caracol
se transformaron en eficaces restricciones al crecimiento de esa actividad
productiva, al argumentar la inminencia de riesgos ambientales por tratarse de
una especie exógena.
La
emisión de licencias para la importación de la semilla de caracol fue limitada
a empresas helicicultoras certificadas ecológicamente, localizadas en Argentina,
Chile, Perú y España (Igua & Sandoval, 2008). Esa determinación había sido contemplada
en reglamentaciones anteriores, sin embargo, a partir de la promulgación de la
Ley 99 de 1993 entraron en vigor criterios adicionales como el incremento en el
tiempo para el análisis de los documentos de soporte a las solicitudes de
licenciamiento ambiental, visitas a las unidades productivas y nuevos términos
de concesión (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2015). Para los encuestados, esas
exigencias se transformaron en costos adicionales para la explotación de la
helicicultura.
Por
otra parte, la Ley 611 de 2000, enfocada en el manejo de fauna silvestre y
acuática colombiana, también dictaminó requisitos que impactaron la
helicicultura. Las disposiciones sobre el registro de los zoocriaderos y sobre
las áreas aptas para la reproducción de especímenes fuera del sector urbano
introdujeron nuevas exigencias para la producción de carne de caracol. Entre
ellas se destacan prácticas y procesos de control a los criaderos y
requerimientos para montaje, obtención, identificación y transporte de las
semillas.
El
incremento de los costos también se observó en lo relacionado a los nuevos
requerimientos en materia de transporte de especies de flora y fauna. Estas
exigencias sobre el traslado de especímenes vivos de caracol, fueron definidas
por la Resolución 438 de 2001, la cual definió los términos para la
movilización de especies de la diversidad biológica (Alcaldía Mayor de Bogotá,
2015). Según los encuestados, la imposición de esa exigencia implicó la
incorporación de prácticas de transporte diferenciado y la adquisición de una
estructura de logística de transporte hasta el momento desconocida por los
helicicultores colombianos.
Al contrastar
las respuestas de los especialistas, obtenidas mediante la aplicación de
cuestionarios, con las cifras de las exportaciones de moluscos, se encuentra que,
a pesar del incremento de los costos resultantes de la nueva reglamentación, el
volumen de las exportaciones se mantuvo superior a 44 toneladas entre 2003 a
2006. Como indica la Tabla 4, el inicio de la década del 2000 estuvo marcado
por el apogeo de la exportación colombiana de moluscos. Los especialistas
consultados confirman que el año 2003 fue el periodo en el cual la carne de caracol alcanzó el mayor volumen
en las exportaciones colombianas.
Tabla
4. Exportaciones colombianas de moluscos 2003 a 2013[5]
Año |
Caracoles de tierra (ton. liq.) |
2003 |
64.88 |
2004 |
53.03 |
2005 |
61.52 |
2006 |
44.49 |
2007 |
0.00 |
2008 |
0.00 |
2009 |
0.00 |
2010 |
0.00 |
2011 |
0.00 |
2012 |
0.01 |
2013 |
24.13 |
Fuente:
los autores, a partir de Pinzón, Baracaldo y Ardila (2014),
Quintero y Galindo (2007), Niño y
Torres (2013).
La información de la Tabla 4 muestra una
variación negativa de las exportaciones de moluscos entre los años de 2007 a
2011, indicando que en esos años no hubo reporte de exportaciones, dato que
sugiere un rezago total de esa actividad. Al cuestionar a los especialistas
sobre las causas que justificarían dicho fenómeno se observó relativo
desconocimiento sobre los reportes arancelarios y énfasis en la retracción
estatal para incentivar la organización y tecnificación de los helicicultores
colombianos.
Los
párrafos previos indicaron que en la década de 1990 la reglamentación de la
helicicultura colombiana tuvo como norte el tema ambiental, en la década de
2000, con la promulgación de la Ley 1011 de 2006 y el Decreto 4064 de 2008 que
la reglamentó parcialmente, la producción de caracol comestible demarcó cierta
centralidad. Esa ley se propuso regularizar la exploración de caracol del
género Helix sp, preservando el medio
ambiente y garantizando la seguridad pública. Para estos fines estableció que
la reproducción en cautiverio, que implica la captura y selección de semilla, debería ser formalizada y uniforme en
las diferentes regiones, atendiendo a criterios internacionales de calidad (ICA,
2006).
Sin embargo, el
análisis indica que el énfasis en los aspectos ambientales asociados a la
producción de caracol se mantuvo como aspecto central en la normatividad en
cuestión. El Decreto 4064 de 2008 determinó los requerimientos y procedimientos
ambientales para el establecimiento de los criaderos de caracol del género Helix sp con fines comerciales. La
obligatoriedad del trámite de la licencia ambiental se mantuvo conforme a lo
estipulado en decretos anteriores. Adicionalmente actualizó los trámites establecidos
por el Decreto 2490 de 2008 sobre los requisitos sanitarios exigidos a los
establecimientos productores de carne de caracol. La Resolución 1464 de 2010
estableció un plazo de seis meses para tramitar las licencias y los registros
sanitarios (ICA, 2012). La norma técnica 5603 de 2008 estableció los requisitos
mínimos para instalación y operación de los zoocriaderos de caracol de tierra en
Colombia, destinando la producción de carne para consumo humano.
Según los
encuestados, la promulgación de la Ley 1011 de 2006 estimuló el surgimiento de
organizaciones de productores, entre ellas la Asociación Colombiana de Helicicultores
(Asocohelix), que se institucionalizó como la más importante, llegando a tener
60 asociados a mediados de la década del 2000. Según afirmaron, la producción inicial
de caracol estuvo caracterizada por la aplicación de conocimientos empíricos y
débil asistencia técnica. La preocupación con la tecnificación de la
helicicultura habría surgido íntimamente conectada con la promulgación de la
reglamentación antes analizada, la cual apareció décadas después.
Cabe cuestionar por qué el surgimiento de nuevas
organizaciones, a partir de 2006, no se ve reflejado en el volumen de las
exportaciones de moluscos entre 2007 a 2012, período durante el cual ocurrió
una caída brusca del volumen exportado. Si bien, la promulgación de esa ley pudo
haber incentivado la creación formal de nuevas organizaciones de helicicultores,
cabe ponderar que no hay correlación entre la formalización de una asociación
productiva y la productividad. En la misma dirección es pertinente indagar
sobre la tímida reanudación del volumen de las exportaciones en los años 2012 y
2013 (Tabla 4). Según los especialistas encuestados, ese repunte de las
exportaciones puede asociarse a la entrada de nuevos productores
independientes, pues las asociaciones de helicicultores aún se encuentran en
carácter incipiente. En el momento del trabajo de campo, segundo semestre de
2015, Asocohelix
apenas contaba con 13 productores
asociados activos, dato que indica una disminución del 30,5 % de sus afiliados
en comparación con el total registrado en el año 2000.
Durante la aplicación de los cuestionarios, los
representantes de Asocohelix defendieron su presencia en diferentes regiones
del país -Cundinamarca, Antioquia, Boyacá y Caldas- y atribuyen el crecimiento
reciente de las exportaciones (2012 y 2013) a su resurgimiento como principal
asociación helicícola de Colombia. Reconocen que tanto la asociación como los
asociados enfrentan el reto de trabajar colectivamente para impactar
significativamente las limitantes internas y estructurales aquí analizadas.
Casos de países vecinos –Chile, Argentina y Perú– donde la helicicultura de
exportación se muestra económica y socialmente viable, se colocan como punto de
partida para ser explorado por los productores colombianos.
Las respuestas de los encuestados sobre el impacto de la
reglamentación colombiana en el desempeño de la helicicultura revelan que para
los helicicultores no es evidente la conexión existente entre la Ley 1011 de
2006, que reglamentó esa actividad productiva, y el Convenio Internacional por
la Diversidad Biológica. Como se mostró anteriormente, la ley ambiental es un
reflejo de la adecuación colombiana a las determinaciones internacionales que
propendían a un nuevo paradigma ambiental de regulación de los impactos
negativos de la relación entre seres humanos y naturaleza. La Ley 1011 de 2006 está
relacionada con los presupuestos de la ley ambiental colombiana y con los
presupuestos internacionales sobre diversidad biológica. La normatividad que
afectó la helicicultura surgió de la influencia de tratados internacionales,
sin embargo, sus efectos en ese sector productivo se hicieron palpables décadas
después de la firma de dicho convenio.
Tabla 5. Análisis
de las respuestas de los especialistas sobre el nivel del impacto de la
legislación colombiana.
Impacto de la reglamentación de la helicicultura |
Puntuación[6] |
Posición |
Ley 99 de 1993, ley ambiental. |
1,70 |
Baja |
Convenio
de las Naciones Unidas por la Diversidad Biológica, de 1992. |
2,00 |
Baja |
Ley 1011 de 2006. |
3,75 |
Media |
Obtención de licencias ambientales. |
3,65 |
Media |
Las normas técnicas de calidad. |
2,55 |
Media |
Relación entre reglamentación y volumen de exportación. |
3,80 |
Media |
Los requerimientos de calidad de los países importadores. |
5,00 |
Alta |
Los cambios en la tecnología de producción. |
5,00 |
Alta |
Los costos de la nueva tecnología de producción. |
4,20 |
Alta |
Los
cambios en la tecnología y protocolos de transporte (terrestre, aéreo,
marítimo). |
4,40 |
Alta |
Si los matices entre la legislación internacional y nacional
pasaron desapercibidos, el impacto causado en la estructura de costos, dados
los cambios en la tecnología de producción, la logística de transportes y las
exigencias de los países que demandan carne de caracol, fue claramente
ponderado por los encuestados. Es pertinente insistir que en la comprensión de
los encuestados esas transformaciones sufridas por la helicicultura surgieron
como producto de la promulgación de la nueva reglamentación, sin embargo, la
puntúan con impacto medio en comparación con los efectos que perciben
cotidianamente, los cuales reciben una puntuación alta. Con todo, esa reglamentación
se impuso una externalidad negativa que exprimió la estructura productiva existente,
marcada por el empirismo.
En
esa perspectiva es importante cuestionar la premisa de la eficacia del ámbito
normativo en la creación de condiciones favorables para el desarrollo de
actividades productivas agroindustriales. El análisis de la reglamentación de
la helicicultura en los últimos 21 años en Colombia revela que esas dinámicas
requieren otras acciones y no solamente la publicación de reglamentaciones, a
pesar de su importancia. Las iniciativas estatales centradas en el soporte jurídico
requieren de incentivos a los organismos competentes de promover el
fortalecimiento de los diferentes ámbitos del sector productivo. Según Stiglitz
y Charlton (2007), la regulación requiere articulaciones complejas, entre
ellas, la armonización de las relaciones entre las instituciones reguladoras y
de promoción, en las instancias públicas y privadas. Esa institucionalidad es
importante para promover la cooperación entre los actores de los sectores
agroindustriales, estén o no orientados a la exportación.
La Tabla 6
indica que las afirmaciones de los encuestados consideraron como de alto
impacto los aspectos directamente relacionados con la calidad de los insumos, el
proceso productivo, la capacitación y las características climáticas y de
suelos. También demostraron relevancia los efectos del conflicto armado, como
dimensión que repercute en las actividades rurales de manera general. Los
aspectos calificados como de alta prioridad, excepto la adecuación de clima y
suelos, reflejan necesidades latentes de ese sector productivo. Es decir, esas
ponderaciones reflejan intentos por legitimar las necesidades de inversión
pública para la helicicultura. En las respuestas se evidencia la ausencia de
apoyo gubernamental para la helicicultura.
Tabla 6. Análisis
de las respuestas de los especialistas sobre las debilidades de la estructura
productiva.
Evaluación de la estructura productiva helicícola |
Puntuación |
Posición |
Ausencia
de coordinación entre las instituciones de apoyo a la helicicultura |
4,45 |
Alta |
Debilidad
de los procesos de investigación e innovación para el sector |
4,90 |
Alta |
Ausencia
de tecnología en la producción de pie de cría |
5,00 |
Alta |
Impacto
de los costos de adecuación a nuevas tecnologías de producción |
4,20 |
Alta |
Ausencia
de proveedores de calidad y en cantidad suficiente |
4,45 |
Alta |
Ausencia
de servicios de capacitación para los helicicultores |
4,35 |
Alta |
El
impacto de los insumos en los costos de producción |
4,15 |
Alta |
Adecuación
de clima y suelos |
4,85 |
Alta |
Impacto
del conflicto armado |
4,80 |
Alta |
Servicios
de asistencia técnica en las unidades productivas |
3,70 |
Media |
Disponibilidad
de personal capacitado |
2,95 |
Media |
La
Tabla 7 revela que la demanda por recursos financieros para incentivar la
helicicultura es uno de los aspectos que los encuestados indicaron como de alta
prioridad. El análisis de las respuestas de los entrevistados indica cierta
relativización de los entrabes que incidieron en la caída de los volúmenes de
producción. Lozano (2010) y Solarte (2011) advirtieron que el tamaño promedio
de los emprendimientos colombianos se constituye en una limitante estructural
para conquistar mercados internacionales. Ese aspecto coloca en relieve debilidades
en la estructura financiera, baja capacidad productiva y acceso limitado a
tecnología para atender las exigencias internacionales.
Tabla 7. Análisis
de las respuestas de los especialistas sobre la estructura productiva helicícola
colombiana
Impacto
de la estructura productiva helicícola |
Puntuación |
Posición |
Incipiente capacidad organizativa de las asociaciones de
productores de caracol |
4,20 |
Alta |
Incipiente capacidad financiera de los helicicultores |
4,35 |
Alta |
La reglamentación de la helicicultura incentivó la organización colectiva |
2,60 |
Media |
Las
asociaciones de helicicultores promueven la comercialización colectiva |
3,30 |
Media |
La reglamentación de la helicicultura incentivó líneas de
crédito o acceso a financiación |
1,90 |
Baja |
En ese contexto,
la asociatividad se coloca como alternativa para promover economías de escala
mediante articulaciones horizontales y verticales. La asociatividad refiere mecanismos
de cooperación en los cuales se decide voluntariamente participar en esfuerzos
conjuntos con otros asociados, buscando objetivos comunes. Las alianzas
permiten conservar cierta independencia jurídica y autonomía gerencial de los
actores involucrados. Sin embargo, el paso más difícil y decisivo en esas
iniciativas consiste en compartir además de los costos, información y conocimiento
(Lozano, 2010; Solarte, 2011).
No existe una receta
para alcanzar prácticas asociativas, como, por ejemplo, la construcción de
confianza entre los asociados de una organización de productores rurales (Berdegué,
2003; Bedregal, 2014). Sin embargo, el contraste de los beneficios frente a la
superación de los problemas estructurales que inciden en la baja productividad,
muestra la eficacia del trabajo asociativo. Asociativamente, mediante la
creación de sinergias y esquemas colaborativos, pueden ser superados trabas y
riesgos para la exportación. Esas dinámicas han sido promovidas como instrumento
de política pública en Colombia, pero solamente para sectores que tienen
prioridad sobre otros, (Ruano, Silva & Rivera, 2015), y la helicicultura no
está dentro de los privilegiados, lo cual confirma nuevamente la
marginalización de ese sector de la agenda de políticas públicas en el país.
El
estudio histórico y comparativo apoyado en la triangulación de informaciones reveló
que la divulgación y la promoción de esa actividad productiva, liderada
principalmente por agentes privados, se apoya discursivamente en las tímidas
acciones gubernamentales, como el estudio promovido por Proexport en 1972 y la
promulgación de Ley 1011 de 2006, que reglamentó la helicicultura como
actividad productiva de exportación, para reafirmar el interés estatal en su
promoción. Las leyes y decretos, compatibles con las exigencias internacionales
en materia de regulación ambiental, incidieron en demandas tecnológicas que
incrementaron los costos de producción. Si, por una parte, se avanzó reglamentando
la helicicultura para evitar eventuales riesgos al medio ambiente, por otra se
marginó el debate sobre los impactos socioeconómicos que esa normatividad
podría causar en el sector agroindustrial.
Los
aspectos climáticos y de calidad de suelos del país continúan siendo colocados
en el discurso de los agentes privados como potencialidades para incentivar
inversiones privadas que redunden en economías de escala que viabilicen la
anhelada exportación de carne de caracol. Sin embargo, los especialistas
consultados reconocen que la burocracia para la adquisición de las licencias
ambientales, mezclada con las limitaciones en la capacidad técnico-productiva y
financiera de los helicicultores, impacta negativamente su productividad y
competitividad. Algunos especialistas destacaron que la debilidad en la
infraestructura logística, principalmente las carreteras mal conservadas, fue agravada
por el conflicto armado interno. La conjugación de esas variables revela la
confluencia de aspectos internos y externos que se traducen en la estagnación de
la helicicultura en Colombia.
El
análisis aquí presentado indicó que no hay información oficial suficiente para
afirmar que hubo una variación de la producción y exportación de carne de
caracol comestible en Colombia, a lo largo de la primera década de 2000. En ese
sentido se evidencia una fragilidad enfrentada por otros sectores agroindustriales,
la deficiente sistematización y gestión de información oficial sobre el
desempeño de todos los eslabones productivos del país.
Cabe sugerir que
la asociatividad en la helicicultura colombiana podría ser estimulada a través
de negociaciones con las instituciones de regulación ambiental, dada la
centralidad de ese aspecto en la normatividad vigente. Pactos para la
adecuación gradual a las exigencias, acuerdos y estrategias de financiación de
los costos de las reformas a la estructura productiva son aspectos que aún hoy
constituyen intereses que pueden potencializar la construcción de acciones
conjuntas entre los helicicultores y los agentes estatales y privados.
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Vieira,
M. I. (1984). Escargots: criação
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*Magister en Agronegocios y
Administradora de Empresas. Administradora de la empresa comunitaria Albacora.
Correo electrónico: leydy.lopez@gmail.com
**Doctora en Ciencias Sociales.
Profesora visitante del Departamento de Estudios Latino Americanos (ELA) de la
Universidad de Brasilia, Brasil. Investigadora colaboradora de la Corporación
Universitaria Autónoma del Cauca y del grupo de Investigación Interdisciplinaria
en Ciencias Sociales y Humanas (GIICSH), Popayán, Colombia. Dirección: SQN 203
Bloco C Apartamento 211 Brasilia. Correo electrónico:elizabeth@unb.br
***Doctor en Ciencias Sociales.
Profesor adjunto en Programa de Posgrado en Agronegocios de la Universidad de
Brasilia. Brasilia, DF, Brasil. Correo electrónico: mvbrisola@unb.br
[1] Entidad gubernamental
de promoción a las exportaciones en Colombia.
[2] Plan de Ciencia y Tecnología del
Pacífico Colombiano (1996); Visión Cauca 2020 (1999), Comité Asesor de Comercio
Exterior CARCE (2001), Agenda Caucana de Ciencia y Tecnología CAUCACYT (2003),
Agenda Interna para la Productividad y la Competitividad del Cauca (2004), Plan
Regional de Competitividad del Cauca (2007), Visión Cauca 2032 (2010), Pacto
por la Innovación (2011), Construcción Plan Departamental de Desarrollo
2012-2015 (2012), Contrato Plan (2013) y CONPES Cauca (2013), (Ruano, Gomes
& Rivera, 2015).
[3] De acuerdo con Gómez y Machado (2007) y Martínez y López (2011), la llamada
literatura gris superó ese lugar marginal en el conocimiento académico a partir
del avance de la comunicación mediante internet, pues permitió repensar los
supuestos en los cuales se sustentaba esa denominación. Era la dificultad de
acceso a esa información y no necesariamente problemas de calidad, lo que la
había relegado. Actualmente, las instituciones universitarias divulgan en sus
acervos online informes de
investigación, como monografías, disertaciones y teses académicas, que por lo
general se ajustan a los criterios de cientificidad. Al disminuir los
obstáculos de accesibilidad a esa información, la prevención en consultarla y
utilizarla pareciera haber perdido vigencia.
[4] Quintero y Galindo (2007); Ospina y Moreno (2007); Igua y Sandoval (2008); Delgado (2009), Monje y Gutiérrez (2009); Pérez, Madrigal y Rodríguez (2011); Niño y Torres (2013) y Pinzón, Baracaldo y Ardila, (2014).
[5] Ese recorte temporal, 2003 a
2013, se delimitó a partir de los datos oficiales, toma como año inicial el
momento de mayor volumen de exportación y termina con el periodo en el que se reportó
una reanudación de las exportaciones de moluscos.
[6] Los factores de las columnas “puntuación” y “posición” de
las tablas 5, 6 y 7 se obtuvieron conforme a los procedimientos analíticos
descritos en el subtítulo “metodología”. Se calculó la variación media
de las respuestas de los especialistas para cada afirmativa y su
correspondencia en una escala de intensidad, donde las respuestas entre 1.0 y
2.0 indicaban baja intensidad; entre 2.1 y 3.9 media y entre 4.0 y 5.0 alta. También se analizaron comparativamente las
variables buscando identificar condiciones determinantes o suficientes para la
variación del desempeño de la helicicultura colombiana.