Artículo
de reflexión
La ciencia económica en tiempos
de crisis
Economic Science in Crisis Times
A ciência
econômica em tempos de crise
William Orlando Prieto-Bustos *
Joan Miguel Tejedor-Estupiñán
**
Fecha de recepción: 20 de marzo de 2017
Fecha de aprobación: 25 de mayo de 2017
Resumen
El presente
documento discute la importancia de los principios de pluralismo crítico,
responsabilidad, primun non nocere y
precaución, en un esquema de reflexión ética de la economía como ciencia y como
técnica. Para tal efecto se realiza un análisis institucional de políticas,
normas y directrices en una muestra de diez países: ocho de Latinoamérica, más
Estados Unidos e Inglaterra. El
principal resultado indica que el actual régimen institucional tanto
legislativo como ético no soluciona la tensión que genera el interés privado y
el interés público en el desempeño profesional de un economista en una economía
de mercado. Es necesario incorporar una articulación flexible que facilite una
interpretación sencilla y concreta que oriente al mejoramiento de la calidad
del servicio privado y público que desempeña un economista.
Palabras clave: enfoque científico, conocimiento
científico, saber científico.
Clasificación JEL: A11, A13, A14
Abstract
This paper discusses the importance of critical pluralism,
responsibility, primun non nocere and caution principles, in a scheme of ethical
reflection of economics as a science and as a technique. For this purpose, an
institutional analysis of policies, standards and guidelines is carried out in
a sample of 10 countries: 8 from Latin America, along with the United States,
and England. The main result indicates that the current institutional regime, both
legislative and ethical, does not solve the tension generated by private
interest and public interest in the professional performance of an economist in
a market economy. It is necessary to incorporate a flexible articulation that
facilitates a simple and concrete interpretation that guides the improvement of
the quality of the private and public service that an economist plays.
Keywords: scientific approach, scientific knowledge, case
studies.
Resumó
Este artigo discute a importância dos princípios do
pluralismo crítico, prestação de contas, primum non nocere
e cautela, em um contexto de reflexão ética da economia como ciência e técnica
oito na América Latina, além de Estados Unidos e Inglaterra para esta
finalidade uma análise institucional de políticas, normas e diretrizes em uma
amostra de dez países é realizada. O principal resultado indica que os actuais acordos institucionais legislativas e éticas não
resolve a tensão gerada pelo interesse privado eo
interesse público no desempenho profissional de um economista em uma economia
de mercado. É necessário incorporar uma articulação flexível que facilita uma interpretação simples e concreto para orientar a
melhoria da qualidade do serviço público e peças privadas economista.
Palavras-chave: abordagem científica, o conhecimento científico, o
conhecimento científico.
INTRODUCCIÓN
La economía
parece estar ad portas de una
revolución científica que requiere de un cambio del actual paradigma que
orienta la política económica. Lo anterior ha traído como consecuencia una
tensión en el ejercicio profesional que intenta articular un interés privado
que define sus resultados, con un interés público que define su credibilidad.
Dichas tensiones han ocasionado fallas sistemáticas en la profesión, que están
modificando la relación entre el sujeto y el objeto de la ciencia económica, y
entre el sujeto y los procedimientos a través de los cuales estudia el objeto
en condiciones de incertidumbre.
El presente documento
analiza políticas, normas y directrices institucionales de la profesión de economista
para una muestra de diez países: Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Argentina,
México, Costa Rica, Estados Unidos e Inglaterra. La discusión se presenta en
torno al cambio de paradigma científico en la economía posterior a la crisis
financiera de 2007, sugerido por autores como Galbraith
(2010), Stiglitz (2008), Buiter
(2009), Kaletsky (2009), Colander
et al. (2009), Krugman
(2009), Freeman (2009), Mayer (2009), DeMartino (2005), y Herman y Flecker
(2003). En particular, se discute
críticamente el ejercicio de la profesión desde las tensiones que sugiere la
importancia de la economía en el orden institucional que afecta la distribución
y la producción de bienes y servicios y el interés público que suscitan los
resultados de diferentes órdenes económicos sobre el bienestar de la sociedad.
El documento está
dividido en cuatro secciones; en la primera se presenta la relación entre
prestigio y credibilidad de la profesión e interés público, a partir de las
definiciones de la profesión propuestas por la Organización Internación del
Trabajo (O.I.T.). En la segunda sección se discute la regulación que presupone
la confusión del interés público y el interés privado, implementando una
metodología de análisis comparativo a través de un contraste analítico de las
regulaciones y códigos de comportamiento profesional de los diez países que
conforman la muestra por conveniencia propuesta de estudio. La muestra fue
seleccionada sobre los desarrollos en ética de la economía, y la importancia de
la definición de un enfoque ético en la configuración de un paradigma tanto
teórico como aplicado de una economía del desarrollo en América Latina. La
tercera sección propone una discusión de los resultados del análisis
comparativo, a partir del principio de racionalidad económica que sostiene el
diseño de políticas públicas para corregir la falla de mercado que ocasiona la
información incompleta acerca de la calidad de los servicios profesionales de los
economistas. Finalmente se presentan las principales conclusiones.
CREDIBILIDAD DE LA PROFESIÓN E INTERÉS PÚBLICO
Nunca antes el
conocimiento había experimentado una expansión tan significativa como en las
sociedades posfordianas de la información. El conocimiento, ligado estrechamente al
surgimiento de habilidades y destrezas en el quehacer humano, es el núcleo
constitutivo per se de una profesión fundada
sobre un ejercicio científico. De
acuerdo con Bejarano (1999), quien define una profesión como la aplicación
práctica y rutinaria de un conocimiento, se hace necesario un análisis de los
componentes sociológicos que se estructuran en torno al contexto del ejercicio
profesional, el prestigio y la influencia de la profesión en la sociedad. En tal
definición de una profesión sobresalen dos características. En primera
instancia, la existencia de un monopolio sobre un contenido de conocimiento
formal, susceptible de ser aplicado en la práctica. En segunda instancia, la
ocurrencia de un monopolio sobre un mercado de servicios profesionales
relacionados.
Teniendo en
cuenta lo anterior, desde la perspectiva sociológica, el proceso de
formalización de una profesión, según Bejarano (1999), puede describirse en
tres fases. En la primera fase ocurren aprendizajes formales e informales. En
la segunda y como consecuencia de la anterior aparecen formas organizativas
tales como las organizaciones de enseñanza y organizaciones de agremiación de
profesionales que controlan el acceso a la profesión con la correspondiente
estandarización, y la emisión de licencias para ejercer en términos del uso
teórico y práctico del conocimiento especializado. En la tercera fase aparecen condiciones
legales del desempeño laboral a partir de una evaluación del impacto de la
monopolización del ejercicio profesional sobre la acción profesional. En tal
sentido, el prestigio social de la profesión per se y en relación con el mercado laboral representa un correlato
del desarrollo de las tres fases de la profesionalización.
La actividad profesional
supone la interrelación entre el sujeto que posee el conocimiento y un objeto a
través del cual se expresa el conocimiento que otorga la profesión. Superpuesta
en un marco social, la definición de profesión está sujeta a una
responsabilidad social que supera el interés privado que la origina, y
establece su prestigio y credibilidad. Ogus (1994)
describe la importancia de la integridad profesional[1] en
la formación de prestigio y credibilidad al definir una profesión como una ocupación
que requiere especialización de habilidades y destrezas, las cuales son
adquiridas a través de entrenamiento intelectual, cuya prestación de servicios
se realiza con alto grado de integridad y se rige por una relación de
contraprestación con un usuario.
Como profesión, la
economía estudia las acciones desarrolladas por el ser humano para satisfacer
necesidades con un uso racional de recursos escasos. Por lo tanto, el conocimiento
especializado surge como consecuencia de la observación directa de los procesos
históricos, desde una perspectiva materialista de la producción, la distribución
y el consumo. El más alto nivel de capacitación ocurre a partir de la formación
en teoría económica que se sustenta mediante la aplicación de un método científico[2] basado
en la observación, la descripción, la formulación de hipótesis, la demostración
o la comparación de las hipótesis, y la comparación universal. Debido a que “su
materia prima está ligada a intereses e ideologías” (Allais,
1978, p. 24.), la economía no es considerada una ciencia formal. A diferencia
de las matemáticas en donde la demostración equivale a la experimentación, la
construcción de conocimiento económico requiere del examen de la evidencia
empírica para considerarse materia de la profesión.
La etimología
del término economía hace referencia a la actividad relacionada con la
administración de un recurso privado. Los griegos denominaban oikos a la casa habitada
por un administrador nemo, cuya capacidad administrativa de los
recursos privados dio origen a la actividad económica de la cual se deriva la
palabra economía. Desde 1615, cuando
Antonio de Montchretien afirmó que la ciencia de la
administración del recurso privado era la ciencia de la administración del recurso
público, en cuanto el Estado, al igual que la familia, administraba una riqueza
colectiva en un espacio común, la economía incorporó el adjetivo política
para extender el significado al ámbito público. Posteriormente, con la
aparición en 1776 de la Riqueza de las
Naciones, obra cumbre de Adam Smith (1776), la economía inicia un proceso orientado
a la explicación de la escasez y la acumulación material que persiste hasta
nuestros días.
Cuando Bejarano
(1999) describe los antecedentes de la profesión de economista, destaca
aspectos institucionales internacionales y nacionales en la formalización de la
profesión en el mundo y en Colombia. En el ámbito internacional sobresale la
aparición de las escuelas de economía en 1895, posterior a la aparición de las
primeras agremiaciones de economistas en 1795. Mientras tanto, en Colombia, la
fase preformal y la fase de enseñanza formal fueron
subsidiarias de otras ramas de formación académica, la profesionalización tuvo
un alto componente autodidacta, marcado por una fuerte relación con la
ingeniería y el derecho. La institucionalización del conocimiento fue lograda
gracias a la implementación de misiones tales como la misión Kemerer en 1930, la misión Currie
de 1950, las misiones de la Cepal 1954 y 1958 y la misión
Lebrett (1955), que permitieron la superación de la
enseñanza informal, consolidando el proceso de profesionalización de la ciencia
económica en Colombia.
En la
actualidad, la dificultad más evidente de la profesión radica en la creciente
importancia del interés público en la práctica del conocimiento, el cual se
construye en el interior de la ciencia económica. La percepción de la sociedad
con relación a la profesión, bien puede localizarse en dos extremos opuestos;
en el primero, los economistas adquieren un rótulo de expertos que disponen de
un conocimiento especializado que afecta la fortuna y la pobreza de la sociedad
sobre la cual se dispone el bienestar social; en el segundo, los economistas
son considerados un clan privilegiado y excluyente, poseedor de un conocimiento
particular utilizado para priorizar el interés privado sobre el interés público[3].
La tensión de percepción de la opinión pública en los dos extremos genera cuatro
tipos de conflictos para la profesión[4]
del economista:
1.
El
público, en general, puede tener expectativas no razonables acerca de lo que
puede o no alcanzar el análisis económico y la política económica en términos
del bienestar individual y colectivo, debido a la existencia de incertidumbre e
instituciones que median los arreglos económicos dispuestos en el mercado.
2.
El
público, en general, es excluido de la comprensión de los aportes y desventajas
más relevantes de alternativas económicas competitivas, debido al desconocimiento
de prácticas y conceptos de uso común en la teoría y práctica de la ciencia económica
y la política económica.
3.
El
economista no considera un deber publico transmitir en forma precisa y
comprensible el propósito, las dificultades, las restricciones y los resultados
de su labor.
4.
Cuando
se trata de economistas que desempeñan funciones en cargos de interés público
como las instituciones públicas y las organizaciones no gubernamentales, el
público, en general, asume que la profesión debe priorizar el interés público
sobre el interés privado, desconociendo la importancia de la ideología y los
intereses económicos que surgen por la imposibilidad de separar el objeto de
estudio, la sociedad, del sujeto que la estudia, el economista.
Lo anterior genera
una tensión permanente, tanto en la aplicación de conocimientos como en el
desempeño esperado de los economistas, quienes, en tiempos de revolución
científica[5] o
cambio de paradigma referencial, no encuentran una explicación consistente y
coherente que articule el interés público con el interés privado. Por lo anterior, dada la metodología de
enseñanza de la teoría económica dominante, resulta mucho más fácil distinguir
el interés privado del interés público desde la perspectiva de los
profesionales en economía comparada con la perspectiva del público en general. Aun
cuando la responsabilidad ética debería estar en la profesión, Bloom (2004) afirma
que la educación profesional tiende a enfatizar la especialización que facilita
la solución de problemas del contratista, con lo cual el mismo entrenamiento
limita la sensibilidad profesional necesaria para contextualizar los efectos de
la actividad profesional sobre el interés público. Hecho que es más evidente en
la economía, como lo describe McCloskey (2009) al
referirse a la economía de Samuelson que sugiere que
la ciencia económica trata exclusivamente acerca del carácter utilitario del
personaje “Max U”, cuya alternativa de vida supone la avaricia como una alternativa
factible[6].
En un escenario
de información incompleta[7],
la tensión del interés privado y el interés público en el desempeño de las
actividades concernientes a la profesión del economista, aumenta con la
imposición de conductas profesionales que limitan la capacidad de movimiento
del profesional ante conductas inapropiadas de sus superiores, y del principal
agente de auditoría, la sociedad. Los acuerdos de confidencialidad y códigos de
ética “sobre la información” se
elaboran sin una concepción apropiada del interés público, lo que significa
servir al interés público o como se llama en la actualidad, “el bien común”,
desde una clara perspectiva que privilegia el interés privado.
La ausencia de
una concepción más precisa del interés público se hace más evidente en las
definiciones que sobre la profesión propone la Organización Internacional del Trabajo
(OIT). La falta de una actividad relacionada con la reflexión ética, tanto en
la dimensión científica como en la dimensión política-técnica de la profesión,
es común a ambas propuestas. Las definiciones y las tareas del economista se
relacionan con un conjunto de técnicas, procedimientos, reglas, normas o
protocolos que tienen como objetivo alcanzar un resultado sobre el cual ninguna
de las funciones o tareas asignadas establece una reflexión ética (ver Tabla 1).
Es decir, la reflexión crítica en el ámbito de la ética ausente de las
funciones que caracterizan la profesión queda dispuesta en el ámbito
transversal de las competencias del ser, generando una disyuntiva al enfrentar
la separación del interés público y el interés privado por parte del economista
al ofrecer servicios profesionales.
La OIT (2008)
afirma que “los economistas realizan estudios o investigaciones con el objeto
de desarrollar o perfeccionar conceptos, teorías, y métodos relativos al
comportamiento de mercados...”; de donde se presume que la categoría economista
está sujeta a la existencia de mercados, cuya función es la de formular
políticas económicas y prever soluciones para problemas económicos sin ninguna
consideración normativa acerca del resultado que persiguen las diferentes
técnicas o políticas económicas, con lo cual no es posible distinguir en dicha
definición el interés público del interés privado.
Lo anterior
refleja una orientación instrumental en la búsqueda de soluciones económicas
sin consideración alguna a las consideraciones teóricas, sin justificación en
una problemática definida, pero necesarias en la comprensión del funcionamiento
de un sistema económico particular en un momento histórico. El interés público
concerniente a la sostenibilidad es, de manera implícita, subyugado al interés privado,
sin relevancia alguna de otras consideraciones de riqueza no instrumentales,
que son importantes para el funcionamiento de un sistema económico. Un momento
histórico con desafíos institucionales en economías en desarrollo con fuentes
insustituibles de riqueza no material requieren de competencias específicas de
comprensión y solución de problemas que parten del cuestionamiento ético, en
términos de la relevancia relativa del interés público frente al interés
privado. Los desarrollos de la economía institucional así lo demuestran al
señalar al interés público como prioritario en la solución de dilemas del
prisionero, concernientes al diseño de instituciones sostenibles en una
democracia fundada en el goce efectivo de derechos.
No es difícil
imaginar el tipo de presión que originan los conflictos entre los intereses
públicos y privados que subyacen en la aplicación de la profesión, tanto en el
campo de la política económica como en el campo científico. Existe un conflicto
de intereses latente en las definiciones propuestas y la percepción de la
sociedad que determina el prestigio y la credibilidad de la profesión. La
tensión interna surge como consecuencia de una falta de definición de lo que se
considera como interés público, y lo que significa servir al interés público en
un marco de reflexión ética, inmerso al mismo tiempo en las actividades propias
del economista, relacionadas con la comprensión de los procesos sociales y
económicos que definen lo que se produce, cómo se acumula y cómo se distribuye
lo que se considera riqueza con valor económico en una sociedad. La riqueza
fundada en la prioridad del interés público sobre el interés privado tendrá un
matiz distinto, al menos en lo que atañe al diseño de instituciones relevantes
para el desarrollo humano.
De acuerdo con
lo anterior, las definiciones propuestas no concuerdan con las actuales exigencias
de la profesión y requieren de una redefinición acorde a la evolución histórica
de la filosofía de la ciencia económica. Teniendo en cuenta que el objeto de la
economía se revalida frente al interés público en una economía de mercado, la
metodología que subyace al sujeto que realiza el estudio requiere de un nuevo
planteamiento para facilitar la incorporación de procedimientos en la profesión
afines al interés público.
La crisis
económica mundial del 2008, originada en los mercados financieros, reveló la
creciente inoperancia de la teoría económica dominante para anticipar y evaluar
los efectos perjudiciales del colapso financiero. El confinamiento del análisis
económico a un análisis de equilibrio intensifica aún más las tensiones con la
opinión pública, pues resulta difícil sostener la hipótesis de mercados
eficientes y de expectativas racionales al replicar comportamientos humanos que
se acercan más al riesgo moral y la selección adversa que al agente
representativo que conoce y respeta las reglas del mercado. Los modelos
matemáticos de consistencia interna, ampliamente utilizados en el análisis
económico, carecen de consistencia externa y aunque constituyen estructuras lógicas
ensambladas bajo la rigurosidad de la demostración matemática, describen el
comportamiento real de los mercados financieros. Las demostraciones no son un
sustituto perfecto de la contrastación empírica. Esta observación radical
permite plantear la hipótesis central de discusión concerniente a la prioridad
implícita en el ejercicio profesional del economista en términos del interés
privado sobre el interés público, al asumir una interpretación metodológica en
el momento de resolver un dilema ético. Es necesario entonces contemplar una
ética social fundada incluso en los recientes avances de la teoría económica en
lo que atañe a la importancia del interés público para la sostenibilidad de
instituciones que median el acto económico cuando de resolver dilemas éticos se
trata.
Los modelos
económicos de la teoría económica dominante desacreditaron la profesión como
teoría de crisis y en cuanto a su deber público, por dos razones; primero, al
considerarse como la única explicación fiable del comportamiento económico en
condiciones de incertidumbre, y segundo, al fallar en la transmisión veraz de las
limitaciones y fortalezas de los modelos económicos. Esto lo describen autores
como Galbraith (2010), cuando presenta el reporte de
la crisis financiera al Congreso de los Estados Unidos; Stiglitz
(2008), quien describe la economía como ciencia desacreditada; Buiter (2009), cuando comenta la desafortunada inutilidad
de la economía monetaria de frontera; Kaletsky (2009),
cuando esgrime la responsabilidad de los economistas en la crisis financiera; y
Colander et al. (2009), cuando sostienen que la
raíz de la falla sistemática de la profesión radica en la insistencia de
elaborar modelos que por construcción desconocen elementos acerca de la
formación de expectativas de los agentes económicos que, comportándose en redes
de información, distancian el agente representativo neoclásico como arquetipo
de la realidad económica.
La inoperancia
de la teoría económica dominante según Krugman (2009),
obedece a la confusión sistemática entre belleza, definida como consistencia
interna de modelos matemáticos, y verdad, definida como el comportamiento
observado de los individuos en el mercado financiero. En su opinión, ni la teoría
neoclásica, ni la teoría neokeynesiana pudieron haber
pronosticado con anticipación el colapso financiero que ocasionó la mayor crisis
económica desde la gran depresión de 1929, debido a que ambas vertientes
aceptan la hipótesis de mercados eficientes y expectativas racionales. Lo que
parece indicar que la ciencia económica regida por la doctrina dominante se
aproxima más a un ejercicio de persuasión forzosa que a un ejercicio de
búsqueda de una verdad científica bajo un enfoque de ética social. Al respecto,
McCloskey presenta una definición de ciencia que
permite aclarar la disyuntiva, al referirse a la constante omisión por parte de
los economistas a discutir temas éticos,
“The world,
[…] “science”, needs a careful definition if it is not to
obstruct thinking; it means anciently “the study of the available means of
unforced persuasion” not ‘lying bloviation’” (2009,
p. 5).
Con lo anterior no
se pretende argumentar que la doctrina de pensamiento neoclásica haya mentido
por conocimiento a priori, sino como
consecuencia del reemplazo de la observación directa de la realidad en la cual
ocurre el acto económico por la consistencia matemática de los modelos
económicos. En opinión de Freeman (2009), parece un
abuso de la lógica al desconocer las preguntas científicas que subyacen a la
elección de un marco conceptual a partir del cual se construye una teoría:
(a) What really is this underlying conceptual
structure? What presuppositions, what axioms, must we adopt, in order to think
in such a way? This is the true application of logic.
(b) What relation does this conceptual structure have
to reality? Does it explain the observed facts which any educated person can
verify: does it make sense of the world? This is the true application of
science.
(c) What relation does it have to the known work of
any writers whose theories we are assessing? Does it make sense of their ideas
and are we justified, therefore, in attributing this theory to them when we
judge their work? This is the true application of honest debate.
All three of these are jointly required for a
scientific endeavor. (1999, p. 28)
La lógica de las
ideas no concuerda con los hechos de las transacciones económicas, lo que
genera una falla sistemática en las explicaciones no solo de la más reciente
crisis financiera, sino como la plantea Krugman (2009),
It is hard to argue that this transformation in the profession
was driven by events. True, the memory of 1929 was gradually receding, but
there continued to be bull markets, with widespread tales of speculative
excess, followed by bear markets. In 1974-4, for example, stocks lost 48 percent
of their value. And the 1987 stock crash, in which the Dow plunged nearly 23
percent in a day for no clear reason, should have raised at least a few doubts
about market rationality. (2009, p. 6)
La falla
sistemática de la profesión para explicar y anticipar las crisis financieras no
es nueva, y de hecho puede tener un origen institucional. La formulación y el
avance de la teoría económica bajo la batuta de la teoría ortodoxa dominante han
generado procesos de selección adversa académica y captura regulatoria. La
selección adversa ocurre como consecuencia de la falta de un criterio de
validación externo a la profesión. La ausencia de una estructura regulatoria
que realice la verificación de las teorías que se elaboran, disminuye las
advertencias necesarias para prevenir la consolidación de una teoría incorrecta
como correcta. Los referees académicos realizan más un ejercicio de aprobación
que un ejercicio de mérito científico. Freeman (2009)
describe el proceso mediante el cual a aquellos que están en desacuerdo se les
asigna un puntaje de baja calidad, mientras que a aquellos que comparten la
postura teórica se les asigna un puntaje de alta calidad. Por lo tanto, un
efecto de retroalimentación se consolida seleccionando teoría y educando referees de manera que el único criterio
de aprobación sea la ortodoxia. Dicho mecanismo no tiene la posibilidad de
eliminar una teoría incorrecta y, aún más preocupante, limita la posibilidad de
generar una teoría correcta.
La captura
regulatoria ocurre a consecuencia de la existencia de la economía como un
sistema regulatorio y autovalidor per se. El consenso que genera la
política internacional de organismos multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional sugiere una importancia relativa de hipótesis como la
de mercados eficientes en países de desarrollo.
Debido a que las decisiones económicas tienen implicaciones
significativas sobre la riqueza de dos de los más importantes agentes
económicos en la actualidad, el sistema financiero y los gobiernos, la adopción
de una regulación económica genera captura regulatoria al convertir una teoría
económica en dogma financiero y político.
De lo anterior
se deduce la necesidad de una reconsideración del marco referencial científico,
que rige la construcción de la teoría económica con una ética social sobre la
cual el interés público sobresalga al mismo nivel que lo hace el interés
privado, otorgando criterios al economista para resolver la tensión entre el
interés público y el interés privado. En particular, Freeman
(1999 y 2009) propone la incorporación del principio de pluralismo crítico como criterio epistemológico en la ciencia
económica. En el pluralismo crítico, el test definitivo de una teoría es la
evidencia empírica, que impone una discusión rigurosa entre diferentes
alternativas de aproximación a la realidad, que facilita la representación y la
comprensión de un enfoque diferente al que se profesa, pero, a la vez, señala
una alternativa mucho más productiva para la comprensión precisa de lo que se
profesa. El pluralismo crítico asume el entendimiento de cada teoría disponible
de un conjunto de teorías alternativas en términos de su relevancia empírica,
garantizando consistencia con la realidad que se intenta explicar. La crisis
financiera es evidencia prima facie
para promulgar la inclusión del pluralismo critico dentro del marco referencial
de la profesión, si se considera el deber público del economista ante la
sociedad sobre la base de una ética social.
METODOLOGÍA
Para evaluar el
estado actual de la regulación de la profesión en cuanto a la disyuntiva
científica planteada por la crisis económica de 2008, se implementó una
metodología que combina métodos deductivos, analíticos y comparativos de
estudio de casos para una muestra de diez países, ocho países de América
Latina, más Estados Unidos e Inglaterra. La muestra fue seleccionada por
conveniencia, al reconocer la necesidad de un nuevo modelo de pensamiento económico
apropiado a los desafíos de desarrollo económico de las economías de América
Latina. Al mismo tiempo se complementó el análisis con la evaluación de códigos
de ética existentes, haciendo uso de los resultados del proyecto RESPECT[8],
que consolida las principales recomendaciones de 40 códigos de ética alrededor
del mundo, al igual que el código de ética para la profesión en países como
Colombia, Puerto Rico, Venezuela, Ecuador, Costa Rica, México, España y
Argentina (Herman & Flecker, 2003).
RESULTADOS
La reseña de
ocho países latinoamericanos, más Estados Unidos e Inglaterra presenta ausencia
absoluta y relativa en cuanto a la existencia de lo que podríamos sugerir se ha
convertido en un principio ético: el pluralismo crítico. La Tabla 2 presenta la
información más relevante del tamaño y la estructura de la regulación. Una
regulación promedio consta de 35 artículos que se distribuyen en cinco
segmentos: disposiciones generales en torno al ejercicio de la profesión, de
los organismos profesionales, de las sanciones y recursos, y de las
disposiciones transitorias. No todos los segmentos se encuentran presentes en
todos los casos, pero todos sin excepción discuten la relevancia del ejercicio
de la profesión sin hacer referencia directa o indirecta al pluralismo crítico.
Entre las
reformas más recientes se encuentran las de Ecuador, y Costa Rica de 1998,
mientras que las que cuentan con mayor experiencia en su implementación ocurren
en Argentina y Venezuela, las cuales datan de 1873 y 1971 respectivamente. En
todos los casos se observa una aproximación fundada en la definición de la
profesión planteada por la Organización Internacional del Trabajo al definir
las tareas de un economista, a excepción del caso de México, por tratarse de
una Ley General de las Profesiones. De igual manera, las disposiciones
generales aducen a requerimientos formales como la obtención de título profesional,
mientras las sanciones sugieren las contravenciones legales en que incurre la
práctica profesional no debidamente calificada por una universidad u organismos
profesionales. Solamente en el caso del estatuto profesional de economistas de
España no se menciona en forma directa la formación de organismos profesionales
que emiten certificados para ejercer la profesión, lo que indica un mayor nivel
de competencia que las demás regulaciones. En los casos de Estados Unidos e
Inglaterra se presenta la definición de la profesión propuesta por el Bureau of
Labor Statistics, y el Department
for Work and Pensions respectivamente.
El segmento
dentro de la estructura de las reformas de mayor interés (para los propósitos
del presente documento) es el concerniente al ejercicio de la profesión, en
particular a las actividades distintivas que cada regulación asocia a la
profesión. En este caso, la regulación hace especial énfasis en las técnicas de
la profesión como capacidad de llevar a cabo análisis económicos utilizando
procedimientos previamente establecidos y aceptados dentro del quehacer
aplicado de la profesión. Como se discutió anteriormente, la política económica
en el ámbito de la técnica debe incorporar una reflexión ética con el propósito
de solventar la tensión del interés privado-público. En este caso, el principio
ético de pluralismo critico que cita a la honestidad en la construcción de la
ciencia, es remplazado por un principio de responsabilidad, en cuanto a la
utilización de técnicas en el manejo y el procesamiento de la información.
Sin un acuerdo
tácito de voluntades, que sugiere un marco referencial para la reflexión ética,
el profesional se enfrenta a la disyuntiva de distinguir prácticas responsables
de prácticas irresponsables, sin una guía profesional en cuanto a la
utilización de información, su validación estadística y econométrica. Mayer (2009)
presenta una discusión que puede servir de guía constructiva acerca de los
procedimientos que atentan contra la integridad y la honestidad de la
profesión.
Las normas que
regulan la profesión del economista en los países que componen la muestra
seleccionada no hacen alusión directa o indirecta a los principios de
pluralidad crítica y responsabilidad, descritos anteriormente; lo que genera un
vacío en la práctica orientada a una dedicación con esmero por el mejoramiento
de la profesión en tanto expresión creativa científica, es decir, no son baluartes
que promuevan y promocionen el arte de la economía en la representación de la
realidad con fines de interpretación, ni representan soluciones al dilema del
ejercicio de la profesión y su impacto en el interés público.
Se hace
necesario recurrir a acuerdos informales que promuevan una mejor práctica basada
en conductas estrictamente éticas. Dentro de dichos acuerdos informales
sobresalen las propuestas de las asociaciones profesionales como el proyecto
RESPECT en Europa, el código de ética de la Asociación Nacional de economistas
Forenses de los Estados Unidos, el código de ética de la Asociación de
Economistas de Puerto Rico, el código de ética Profesional del Economista en Colombia,
y la propuesta académica de un código de ética para los economistas sugerido
por DeMartino (2005). La Tabla 3 presenta un
contraste de los principios éticos que propone cada código. Vale la pena
resaltar que el código de ética propuesto por Herman y Flecker
(2003) en el marco del Respect Project, del Instituto
de Estudios de Empleo, es el resultado de la compaginación de 40 códigos de
ética alrededor del mundo que, aunque está orientado a la investigación
socioeconómica, la cual incluye a la economía, permite establecer principios
comunes a prácticas aplicadas de política económica y publica de la profesión.
En dicho código se destacan los principios de integridad, definido como la obligación del profesional de mantener
una actitud sin sesgos y de mente abierta en cuanto a la formulación y
selección de preguntas y métodos de investigación, al igual que el principio de
transparencia, que se refiere a la
posibilidad de error inmersa en la investigación social, como justificación
para la disponibilidad de la información concerniente a las elecciones
realizadas por el profesional en el ejercicio de sus facultades. Así mismo
sobresale el principio de eficiencia,
asociado al compromiso del investigador de presentar la mejor alternativa costo-beneficio
para el contratista.
El código de
ética de la National Association
of Forensic Economics
(2004), (NAFE por sus siglas en inglés) describe la conducta profesional en
cuanto es requerida como evidencia en ámbitos judiciales. Los principios de contratación,
compensación y diligencia hacen referencia al establecimiento de contratos,
tarifas y utilización de métodos, mientras que los principios de declaración,
consistencia, conocimiento, referencias y responsabilidad comportan el manejo
de información detallada del caso judicial en cuestión, y el manejo de la
consistencia de los argumentos, independientemente de que se encuentre del lado
del defendido o del lado del acusado. En todos los casos, la posición de la
práctica profesional está supeditada al conocimiento actualizado que debe
poseer cada profesional, al derecho de no referenciar las fuentes de su
ejercicio profesional y a la responsabilidad de conocer y aplicar el código de
ética.
En el código de
ética de la Asociación de Economistas de Puerto Rico (2007) se elabora a partir
de seis principios éticos, la independencia intelectual y moral del economista,
que se convierte en garantía de los intereses de los destinatarios en términos
de una práctica profesional objetiva. Tales principios señalan la legalidad concerniente
a una práctica profesional, en la cual el economista siempre actuará conforme
al ordenamiento jurídico, a la integridad, que indica honestidad, lealtad y
veracidad en el desempeño de las labores profesionales, a la confidencialidad,
en la cual se esgrime el derecho que tiene el economista a no revelar
información confidencial concerniente a su trabajo profesional, a la formación
y perfeccionamiento que aduce a la continua actualización de los conocimientos
como obligación del economista, y a la lealtad, que hace referencia a la
actitud respetuosa, leal y solidaria con sus colegas, compañeros y en sus
relaciones profesionales, como aspectos explícitos sobre los cuales la práctica
profesional puede resolver la tensión del interés privado sobre el interés
público.
DISCUSIÓN
En Colombia, el
código de ética profesional del economista hace especial énfasis en anteponer
los valores de la nacionalidad y los intereses de la patria y la sociedad a
cualquier otro. Sin embargo, no existe consenso acerca de lo que significa interés
por la patria y la sociedad. Si resulta difícil distinguir un interés público
en un mercado en particular, resultará en consecuencia mucho más difícil
distinguirlo en toda la economía. Para expresar detalladamente unos principios
éticos más concretos y de fácil aplicación, DeMartino
(2009) sugiere una alternativa del Óptimo de Pareto que podría ser considerado
por muchos economistas como la versión aplicada del principio que antepone los
intereses de la patria a cualquier otro.
Siguiendo a DeMartino (2009), el criterio de Óptimo de Pareto se encuentra
en el núcleo del modelo de eficiencia que argumenta que a través del
intercambio comercial es posible alcanzar una distribución de los recursos, de
tal forma que no es posible mejorar la utilidad de un individuo o grupo de
individuos sin empeorar la utilidad de otro individuo o grupo de individuos. La
formulación de política económica en condiciones de incertidumbre en las cuales
no existe separación entre el sujeto, en este caso el profesional, y el objeto,
la sociedad, elige de todos los posibles resultados aquellos que cumplen con la
condición de optimalidad en forma estricta y
potencial. Sin embargo, en condiciones de incertidumbre con separación de
sujeto y objeto ocasionado por la presencia de ideologías o interés
particulares aparece un riesgo de afectar involuntariamente a un individuo o
grupo de individuos, aun en condiciones de eficiencia. La prueba de que dicho
argumento falla como indicador de los intereses de la patria es la
imposibilidad de garantizar que ningún segmento de la población resultará
perjudicado antes y después de la implementación de una política económica.
El principio
sugerido por DeMartino (2009) es primun non nocere (primero no herir), que
emerge como una consideración más concreta en ámbitos en los cuales existe una
separación entre sujeto y objeto en condiciones de incertidumbre. El principio
se deriva del hecho de que en condiciones de incertidumbre es imposible prever
con seguridad los efectos de la política sobre el bienestar de toda la
población y, por lo tanto, el economista debe obrar con precaución en
el diseño e implementación de política económica.
La defensa del neoliberalismo,
como lo presenta DeMartino (2009), por parte de los
economistas, es una conducta antiética dado que, en condiciones de
incertidumbre con separación de objeto y sujeto, las intervenciones de política
económica tienen el potencial de perjudicar la situación económica de grupos de
individuos en la sociedad, y, por lo tanto, su implementación y discusión debe
realizarse bajo el principio de la precaución.
Sin embargo, ni
los códigos de ética, ni los acuerdos de ley han facilitado la implementación
de principios de pluralismo crítico, ni de precaución en el diseño de política
económica. Los códigos de ética son considerados acuerdos voluntarios entre
profesionales no regidos por ley, a excepción del caso de Colombia en donde
existe un decreto que regula la conducta profesional. Por otro lado, las leyes
que reglamentan el ejercicio de la profesión no representan articulaciones
adecuadas para resolver las tensiones que ocurren en la relación sujeto y
profesión en cuanto a la disyuntiva de interés público e interés privado, en un
entorno de incertidumbre. Por lo tanto, los poderes regulatorios que define la
economía sobre la producción, la distribución y el consumo de bienes para la
satisfacción de necesidades, pueden ser manipulados para la obtención de
beneficios privados en contra del interés público.
La regulación es
necesaria en la medida en que disminuye la información asimétrica que afecta la
transacción implícita que ocurre entre un principal, la sociedad y un agente,
el economista. La información asimétrica en tal sentido, tiene dos
consecuencias: (1) selección adversa en cuanto a la calidad de alternativas de
política implementadas, y (2) riesgo moral, en cuanto a la integridad y
honestidad del profesionalismo del economista de servir al interés público.
Un economista que
se desempeña en un cargo de interés público puede responder a la tensión entre
el interés público y el interés privado modificando la relación de intercambio
entre las decisiones económicas y las decisiones éticas, prevaleciendo en
condiciones de incertidumbre el criterio económico no pluralista de imposición
por persuasión forzada, al criterio por persuasión científica no forzada. La
falta de pluralismo crítico y de responsabilidad puede conducir, por tanto, a
la disminución de la calidad promedio del debate político en cuanto a
alternativas económicas, y favorecer la construcción de un dogma ideológico a
través de la implementación de políticas públicas elegidas sobre un criterio de
persuasión y no de un mérito o relevancia empírica.
La selección
adversa ocurre como consecuencia de la incapacidad de la sociedad de
diferenciar las alternativas de políticas de alta calidad de las alternativas
de baja calidad. En una sociedad
democrática, los individuos expresan dicha incapacidad reduciendo el valor
relativo que están dispuestos a sacrificar por obtener cada política económica.
Ejemplos de dicha reducción en el precio relativo es una baja participación
electoral o una alta evasión de impuestos. Si el costo de mantener alternativas
de alta calidad es mayor a la reducción del precio relativo, las alternativas
de alta calidad son eliminadas, reduciendo la calidad promedio de las
alternativas disponibles, lo que a su vez genera la repetición del proceso,
empeorando la calidad del desempeño de la práctica profesional en cuanto al interés
público, y desplazando a las políticas económicas de mayor calidad.
El riesgo moral
ocurre una vez el economista se encuentra en una posición de interés público.
Debido a la existencia de asimetría de información, la sociedad no puede
identificar con precisión la calidad del servicio en términos de pluralidad y
contrastación empírica. Una vez contratados, el incentivo para mantener
alternativas distintas cede más a la presión de referees o principales que al interés público, y la calidad del
desempeño en función del interés público disminuye. Por ejemplo, si la
contratación ocurre por etapas, una etapa de diagnóstico y otra de
implementación, existe la posibilidad de separar principales e incorporar
controles a la presión de grupo, permitiendo un espacio plural y crítico. Sin
embargo, cuando las dos etapas ocurren como parte del mismo servicio
profesional, el profesional no solo tiene el incentivo de eliminar la autocrítica
que busca articular en forma más conveniente el interés público con el interés
privado, sino que aparece un incentivo de captura regulatoria para inducir la
demanda de servicios no requeridos.
Las fallas de
mercado atribuibles al ejercicio del economista en un entorno de incertidumbre
y sin separación del objeto y el sujeto de la transacción incluyen problemas de
presión de grupo académico, selección adversa, riesgo moral, captura
regulatoria de un bien público a través de organizaciones buscadoras de renta
que surgen en el interior de las organizaciones públicas. La provisión en cada
caso de políticas económicas con serios desarreglos institucionales en torno a
los principios de pluralismo crítico, responsabilidad, primun non nocere y precaución, afecta en
consecuencia el bienestar de la sociedad y justifica una regulación pública.
Como lo describen
Stephen, Ehlermann y Atanasiu (2006), en los
mercados en los cuales los consumidores no son frecuentes y no existe formación
de reputación a través de redes de transmisión de información de consumidores
más experimentados, el gobierno debe proveer la información necesaria para
incrementar el bienestar de los consumidores. Los consumidores frecuentes de
servicios profesionales obtienen información adicional sobre la calidad del
servicio y reducen la posibilidad de ocurrencia de una falla de mercado, al
mismo tiempo que generan competencia entre oferentes como consecuencia de la
información adquirida en repetidas contrataciones. Por ende, la reputación
reduce los problemas de información asimétrica al transmitir información entre
consumidores frecuentes y consumidores poco frecuentes.
Existen arreglos
institucionales que corrigen la falla de mercado evitando la formación de
carteles o monopolios. Garoupa (2004) presenta tres
tipos de regulación que surgen como alternativas:
1.
Regulación
de entidades públicas.
2.
Autoevaluación
como sinónimo de regulación efectiva de la práctica profesional.
3.
Regulación
a través de entidades privadas.
Dentro de la
regulación implementada por las entidades públicas sobresale la regulación a
los programas académicos de economía, la certificación para el desarrollo de
actividades profesionales, y la emisión de licencias.
La
autorregulación promueve una mayor asociación al emitir licencias profesionales,
sin embargo, según Garoupa (2004), tal alternativa soluciona
parcialmente el problema de información asimétrica, debido a que ni la
asociación de profesionales, ni el gobierno tienen un mejor conocimiento acerca
de la calidad de los servicios profesionales. Además, es mucho menos flexible a
la alternativa de generar incentivos directamente al profesional, lo cual genera
costos adicionales que debe asumir el gobierno y no el profesional, quien es el
que mejor conoce su desempeño profesional.
Las asociaciones
de profesionales tienen mayor información acerca de la manera como se
desenvuelve la práctica profesional en relación con la información del público
en general, que aun después de haber experimentado la política, desconoce si se
trata de un servicio de alta o baja calidad. Sin embargo, las asociaciones
profesionales generan monopolios que derivan en un incremento en los costos
asociados a la implementación de los servicios profesionales. La regulación de
entidades privadas sin ánimo de lucro plantea algunas alternativas a los
problemas de información asimétrica. Establecer agencias independientes de
consumidores frecuentes puede permitir una transferencia de información de
mercado entre agentes, favoreciendo la contratación y el prestigio de la profesión
en cuanto al servicio del interés público.
Algunos
instrumentos de regulación utilizados son restricciones a la entrada con
precaución a la formación de carteles, restricciones a la publicidad para
promover competencias al interior de la profesión, restricciones en tarifas y
honorarios, restricciones sobre la forma organizativa y sobre la conducta y los
procedimientos. Las restricciones a la entrada incrementan la calidad de los
servicios profesionales, pero disminuyen la competencia creando monopolios. Las
restricciones usualmente se ejecutan en tres niveles según Garoupa
(2004):
1.
Modificando
los contenidos programáticos de la instrucción.
2.
Implementando
exámenes al finalizar la preparación académica.
3.
Imponiendo
normas de certificación a las instituciones que emiten el conocimiento
correspondiente.
No obstante,
como lo plantea Stephen (2006), la regulación concerniente a la entrada al
ejercicio de la profesión es un tópico más elaborado debido a la existencia de
externalidades. En cualquier caso, la restricción a la entrada no puede
imponerse sobre la base de proteger los intereses económicos de los
profesionales agremiados.
Las
restricciones sobre la publicidad son permitidas cuando es productiva en el sentido
de que permite identificar la calidad del servicio profesional. Como lo
describe Stephen (2006), cuando la publicidad en precios es permitida, el
precio transmite la información sobre la calidad en forma indirecta y, por lo
tanto, la publicidad de precios incrementa el bienestar del consumidor. En
oposición a lo anterior, cuando la publicidad de precios es realizada por
oferentes de baja calidad, el resultado es el opuesto. La publicidad afecta la
calidad del servicio, y la percepción sobre la calidad afecta la demanda del
servicio.
Las
restricciones sobre tarifas pueden ser vistas como una forma de asegurar una
prima de confiabilidad sobre el profesional, quien es el que mejor conoce de la
calidad del servicio que ofrece (Garoupa, 2004). No obstante, Stephen (2006) señala cómo las
restricciones equivalen a la formación de carteles vía precios. Además, las
restricciones sobre las formas organizacionales son difíciles de justificar
desde el punto de vista del interés público, de acuerdo con la argumentación
planteada por Garoupa (2004). Por otro lado, algunos
aspectos de las profesiones pueden favorecer las asociaciones y disminuir el
costo en la prestación del servicio, empero generan un monopolio que reduce los
incentivos a la entrada al mercado y a la innovación en la prestación de los
servicios profesionales. Según Stephen (2006), no existe ninguna base
conceptual para prohibir la competencia de precios en el mercado de los
servicios profesionales. Si es preciso incorporar la separación de la función
de agencia de la función de servicio para evitar la demanda inducida, el
estándar mínimo de regulación debe imponer otro tipo de instrumentos orientados
a favorecer la calidad en la prestación de servicios particulares en mercados
particulares.
De otro lado, las
restricciones sobre la conducta proponen la introducción de estándares
profesionales y de ética en el interior de la profesión, los cuales deben propender
a un mayor pluralismo y una mejor definición de lo que es el interés público y lo
que significa servir el interés público. Desde el punto de vista de diseño de
incentivos, como lo plantea Garoupa (2004), la
respuesta de los profesionales será establecer una agenda de costos en cada una
de las actividades de definición, monitoreo y provisión del servicio. No
obstante, existe el riesgo moral al ser los profesionales quienes establezcan
su propia normatividad en cada una de las actividades, lo cual pone en riesgo
la calidad del servicio prestado.
En resumen, cada
alternativa de instrumentos presenta una normativa particular con un beneficio
y costo asociado. Como lo plantea Stephen (2006), la evaluación general señala
al mercado de servicios profesionales como una institución sujeta a una
competencia de mercado regida por la ley con el objeto de imponer estándares de
calidad a manera de una responsabilidad directa de las agremiaciones
profesionales. Por otro lado, las agremiaciones profesionales requieren de la
incorporación de los principios de pluralismo crítico, responsabilidad, primun non nocere y
precaución, como principios éticos en el desempeño profesional de un
economista.
CONCLUSIONES
El actual
régimen institucional tanto legislativo como ético de diferentes países en
Latinoamérica y el mundo no soluciona la tensión que genera el interés privado
y el interés público en el desempeño profesional de un economista en una
economía de mercado. Debido a que el ejercicio de un economista ocurre en un
entorno de incertidumbre en donde no hay separación entre el objeto y el sujeto
de intervención es necesario incorporar los principios de pluralismo crítico, responsabilidad,
primun non nocere y
precaución en el ejercicio de la profesión. El actual marco de acción no ofrece
herramientas a modo de competencias profesionales que le permitan distinguir al
profesional la disyuntiva metodología del dilema ético. Es necesario, en
consecuencia, implementar una ética social en el entrenamiento y en la práctica,
sea esta teórica o aplicada de la ciencia económica, en el momento de
comprender y brindar alternativas en la construcción de un modelo de
pensamiento y práctica profesional, en entornos que acometan la difícil tarea
de diseñar institucionalmente economías sobre la base del interés público.
Existen
diferentes arreglos institucionales que pueden solucionar los problemas de
información asimétrica, los cuales desembocan en una baja calidad media de la
práctica profesional y un riesgo moral latente frente a la imposibilidad de
resolver un dilema ético, implícito en la práctica profesional. No obstante,
todos los arreglos presentan una desventaja en términos de captura regulatoria,
debido a que la economía es en sí misma un arreglo institucional factible de
ser explotado por buscadores de renta, sobre el fundamento de concepciones
ideológicas que priorizan un modelo de pensamiento sobre otro, sin una base
empírica reconocida y aceptada bajo un principio de pluralismo crítico.
En cualquier
caso, el mercado de servicios profesionales debería estar sujeto a una competencia
de mercado regida por la ley para imponer estándares de calidad, los cuales
dependen de grandes inversiones controladas y reguladas. Tal regulación atañe a
una responsabilidad directa de las agremiaciones profesionales, que tienen el
deber moral de dotar a los profesionales de protocolos orientados a disminuir
las tensiones del interés público y privado, y a los Estados, instituciones y
demás organizaciones privadas para realizar las inversiones que permitan
ejercer completamente dichos códigos de ética.
AGRADECIMIENTOS
Los
autores agradecen el apoyo financiero de la Universidad Católica de Colombia en
el desarrollo de la investigación. Cualquier responsabilidad es exclusiva de
los autores.
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Tabla
1. Definiciones
y tareas asociadas a la profesión
OIT |
Definición |
Tareas |
Clasificación
Internacional Uniforme de Ocupaciones |
Los
economistas realizan estudios e investigaciones con objeto de desarrollar o
perfeccionar conceptos, teorías y métodos relativos al comportamiento de los
mercados nacionales e internacionales de bienes, servicios y trabajo,
asesoran al respecto y aplican los conocimientos obtenidos para formular
políticas económicas y prever soluciones para problemas económicos presentes
o previsibles. |
a)
Estudiar diversas materias y cuestiones económicas
-entre las que figuran los métodos de producción y comercialización, las
tendencias del comercio nacional e internacional, las políticas monetarias,
fiscales y de precios, el empleo, los ingresos, la productividad y el consumo
- y asesorar o actuar al respecto. b)
Reunir, analizar e interpretar información
económica aplicando teorías económicas y diversas técnicas estadísticas o de
otra índole; c)
Asesorar sobre la política económica y las medidas
que debieran adoptarse como resultado de los análisis de factores y
tendencias económicos comprobados o previsibles; d)
Preparar ponencias e informes de carácter
académico o científico; desempeñar tareas afines; e)
Supervisar a otros trabajadores. |
Servicio
Nacional de Empleo |
Dirigen
investigaciones y desarrollan modelos para ilustrar y pronosticar el
comportamiento económico. Están empleados por el gobierno y empresas privadas
para asesorar en materias como finanzas, comercio internacional, impuestos y
mercados agrícolas e industriales. |
a)
Analizar factores que determinen el crecimiento
económico y asesorar a dependencias gubernamentales sobre políticas para
incrementar las actividades económicas. b)
Analizar métodos financieros, costos, técnicas de
producción y políticas de mercadeo para detectar posibles progresos. c)
Analizar problemas relacionados con la actividad
económica de empresas particulares. d)
Dirigir investigaciones sobre condiciones de
mercadeo en áreas locales, regionales o nacionales para establecer niveles de
ventas y precios para bienes y servicios y valorar el potencial del mercado y
futuras negociaciones. e)
Dirigir investigaciones y desarrollar modelos para
ilustrar y pronosticar el comportamiento económico y proyectar métodos para
recolección y análisis de datos. f)
Estudiar el sistema monetario, instrumentos y tipos
de crédito, la operación de los bancos y otras instituciones financieras para
desarrollar políticas monetarias y pronósticos de actividades
financieras. g)
Estudiar fórmulas matemáticas y técnicas
estadísticas y aplicarlas a la prueba y cuantificación de teorías y solución
de problemas económicos. h)
Examinar datos estadísticos sobre el intercambio
de bienes y servicios entre naciones. i)
Pronosticar la producción y consumo de productos
agrícolas basados en registros de cosechas anteriores, mano de obra y condiciones
agrícolas y económicas en general. j)
Pronosticar la producción y consumo de recursos
renovables y agotamiento de recursos no renovables. |
Fuente: elaboración de los autores con base en las
definiciones presentadas por la O.I.T. y el S.N.E. de Colombia.
Tabla
2. Tamaño
y estructura de la regulación sobre la profesión
País |
Última
Reforma |
Tamaño
de la Regulación |
Estructura
de la regulación |
||||||
Tít. |
Cap. |
Art. |
Disposiciones
generales |
Del
ejercicio de la profesión |
De
los organismos profesionales |
De
las sanciones y los recursos |
Disposiciones
transitorias |
||
Colombia |
1990 |
2 |
0 |
29 |
No |
Si |
Si |
Si |
No |
Méjico |
1993 |
0 |
8 |
73 |
Si |
Si |
Si |
Si |
Si |
Perú |
1986 |
0 |
0 |
21 |
No |
Si |
Si |
No |
No |
Venezuela |
1971 |
0 |
4 |
49 |
Si |
Si |
Si |
Si |
Si |
España |
1977 |
5 |
0 |
16 |
Si |
Si |
No |
No |
No |
Argentina |
1973 |
2 |
0 |
28 |
No |
Si |
Si |
No |
No |
Ecuador |
1998 |
0 |
4 |
11 |
Si |
Si |
Si |
No |
Si |
Costa
Rica |
1998 |
0 |
10 |
57 |
Si |
Si |
Si |
Si |
Si |
Fuente: elaboración de los autores con base en la
regulación de la profesión en los 10 países que componen la muestra de estudio.
Tabla
3. Códigos
de ética
Fuente |
País |
Autor |
Principios
y normas éticas |
Code of Professional
Conduct in Socio- economic Research, and Data Base of Professional Bodies |
Australia,
Canadá, Sudáfrica, Estados Unidos y Europa |
The Institute for
Employment Studies. Respect Project. 2004. |
Integridad,
transparencia, eficiencia, posición crítica frente a clientes,
agradecimientos, referencias, plagio, protección de datos, interacción con
colegas, interacción con clientes, y contratistas, declaración de
financiamiento, evaluación científica, conducta profesional. |
National Association for
Forensic Economics |
Estados Unidos |
NAFE, 2004. |
Contratación,
compensación, diligencia, declaración, consistencia, conocimiento,
referencias, y responsabilidad. |
Asociación
de Economistas de Puerto Rico |
Puerto
Rico |
AEPR,
2007 |
Independencia,
legalidad, integridad, confidencialidad, formación, perfeccionamiento,
legalidad. |
A Professional Ethics Code
for Economists |
Estados Unidos |
Documento científico |
Primun non nocere,
principio de precaución. |
Fuente: elaboración de los autores con base en la
regulación de la profesión en los 10 países que componen la muestra de estudio.
* Magíster en Economía y
economista. Docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de
la Universidad Católica de Colombia. Código Postal: 111311. Correo electrónico:
woprieto@ucatolica.edu.co https://orcid.org/0000-0001-7992-8781
** PhD (c) in Economics,
magíster en Derechos Humanos y economista. Docente de la Facultad de Ciencias
Económicas y Administrativas de la Universidad Católica de Colombia. Correo
electrónico: jmtejedor@ucatólica.edu.co https://orcid.org/0000-0002-2346-3222
[1] Desde el punto de vista ético,
sería la manera de manejarse coherentemente con los valores personales y
compartidos con la comunidad a la que se pertenece.
[2] Proceso científico criticado con
vehemencia a partir de la crisis financiera de 2008. Ver Krugman,
P. (2009), Kaletsky, A. (2009), Freeman, A. (2009), Buiter, W. (2009), Cohen, P
(2007), Colander, D. et. al. (2009), Stiglitz,
J. (2008), y Galbraith J. (2010).
[3] Samuel (2000), Bloom (2004) Garoupa (2004) y Stephen (2004) presentan análisis
pormenorizados desde una perspectiva no técnica y técnica de los inconvenientes
que genera el monopolio de conocimientos de las profesiones en el mejoramiento
del bienestar social.
[4] Bloom (2004) presenta cuatro
posibles conflictos del interés público y el interés privado para las
profesiones en general.
[5] Para algunos autores como Kaletsky (2009) y Freeman (2009),
la crisis financiera es eventualmente un rompimiento con el análisis de
equilibrio de la doctrina dominante en economía.
[6] Una vez los banqueros en el
sistema financiero asumen la existencia de Max U, justifican las estrategias de
maximización de los precios de los activos con base en la hipótesis de mercados
eficientes y expectativas racionales, como una manera óptima de articular el
interés privado con el interés público, justo antes de la explosión de la
burbuja financiero de los precios de los derivados en el mercado de las
hipotecas en 2007.
[7] Asimétrica en el caso de los
banqueros que tienen un conocimiento mayor acerca de los comportamientos de
riesgo moral que subyacen a la crisis financiera.
[8] El proyecto RESPECT del Programa
de Tecnologías de la Sociedad de la Información, de la Comisión Europea,
propone directrices profesionales y éticas para la realización de la
investigación socioeconómica, promoviendo el respeto por la ética de la
investigación, la propiedad intelectual, la confidencialidad, a la
cualificación de profesionales, a las normas profesionales, y a los usuarios de
las investigaciones, sus objetivos
se centran en desarrollar estándares para el análisis de la investigación
europea y trasnacional de investigación socioeconómica en especial relacionadas
con la sociedad de la información, promoviendo principios de ética y buscando
consolidar políticas de calidad (ver más en
http://www.respectproject.org/main/aims.php).