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Pommier, E. (2020). La ética de la vida más allá del humanismo biocentrado de
Hans Jonas. Cuestiones de Filosofía, 6 (27), 35-53.
doi: https://doi.org/10.19053/01235095.v6.n27.2020.11868
Sin embargo, extrañamente, otros filósofos
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destacaron, o podrían destacar, el
carácter humanista del pensamiento de Hans Jonas que, en consecuencia, sería
fiel al marco tradicional de la filosofía moral contemporánea. Efectivamente,
en primer lugar, podríamos afirmar que su ética médica conserva la referencia
a la persona autónoma como fuente del valor que debe ser respetado, aunque
la situación en la cual la medicina debe tomar a cargo seres humanos que ya
no tienen conciencia y autonomía podría ser vista como un problema. ¿Por
qué respetarlos si solamente la autonomía es respetable y, en esos casos, no
podemos esperar que regresen a la autonomía, por ejemplo, los enfermos de
Alzheimer? En segundo lugar, estamos obligados a reconocer que Jonas no
ha propuesto una ética ambiental. En efecto, la posible catástrofe ambiental
no pondría realmente en peligro a la naturaleza sino a la humanidad (Jonas,
1979, p. 237). Jonas insiste, asimismo, en el mejor de los casos, en el valor
de los individuos vivos y no en el de los ecosistemas. En realidad, su interés
por el poder técnico indica que Jonas pone en primer plano el rol del ser
humano y su valor, y no el valor intrínseco de la naturaleza. Si queremos
fundar la ética médica sería necesario, por tanto, dejar de lado la referencia
a la autonomía de la persona y centrarse más bien en su vulnerabilidad. Y
si queremos fundar la ética ambiental deberíamos despreocuparnos del ser
humano para hacerlo en beneficio de la valorización de la naturaleza por sí
misma, lo que no haría Hans Jonas.
Sin embargo, en primer lugar quisiera aclarar el presupuesto, a mi juicio
el presupuesto común, de estas dos críticas opuestas, y en segundo lugar,
evaluar la originalidad de la tesis respecto a estos reproches. De hecho, tanto
Apel como los que defienden el valor de la vulnerabilidad en el campo de la
medicina, o el valor del ecosistema en la ética ambiental, presuponen que el
ser humano debe ser concebido separado de la naturaleza, lo que implica que
el humanismo tendría un sentido necesariamente abstracto: esto es evidente
en el caso de Apel. El valor de la humanidad no tiene nada que ver con la vida
y la naturaleza, que no tienen valor en sí mismos sino solamente en relación
con el hombre. Y el valor del hombre proviene de la referencia a la justicia
y al principio de argumentación que la caracteriza. Apel toma distancia de
Kant, puesto que considera que el reino de los fines es un resto de metafísica
perjudicable al sistema crítico kantiano. Hereda de Kant, sin embargo, su
ideal de justicia. Esta justicia debe ser definida, no obstante, gracias a nuestro
poder argumentativo que presupone la posición de valores fundamentales.
6
Cfr. por ejemplo Becchi (2002, pp. 155-182).