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Gómez, C. (2021). El cuidado de sí en Foucault: capitalismo, economía psíquica y
subjetividad. Cuestiones de Filosofía, 7 (29), 79-99.
https://doi.org/10.19053/01235095.v7.n29.2021.12730
Economía psíquica: fetichismo y narcisismo, síntomas de lo ilimitado
La visión ilusoria de la omnipotencia técnica, marca constante de la
modernidad, posee un parecido de familia con una cualidad psíquica
concebida en términos de narcisismo, cualidad psíquica introducida por
Freud en Introducción al narcisismo de 1914, en el cual designa al yo real
(Real-Ich) como la dimensión durante la cual el neonato habría sido objeto
de las primeras satisfacciones narcisistas. Posteriormente, el individuo ya
desarrollado psíquicamente tiende a querer reencontrarse con ese yo ideal
que alude a un estado característico de la llamada omnipotencia infantil
(Freud,1984)
3
denomina narcicismo’, ‘libido del yo’, a una estructura psíquica
que aún se encuentra inmadura y en la que el neonato no puede distinguir entre
los límites de su propio cuerpo, pulsión y goce, de los objetos que avienen del
mundo exterior. El neonato se encuentra, por tanto, enteramente vulnerable,
impotente, aunque gestiona libidinalmente una sensación de omnipotencia,
al confundir la carencia de determinaciones fenoménicas de su cuerpo con
las propias condiciones estructurales que satisfacen su pulsión. Se trata de
una ilusión de omnipotencia en la que no hay límites entre su cuerpo y los
afectos, pulsiones y goces exteriores
4
. Desde la perspectiva psicoanalítica,
el narcisismo clínico no apunta a una fortaleza del yo –fundamentación del
amor propio y a una psique saludable–, sino, por el contrario, a una debilidad
del yo en la que el individuo “retorna” a un estado psíquico arcaico del
desarrollo “pre-edípico”. La superación del estado pre-edípico es un estadio
que da acceso a las “relaciones de objeto” (Jappe, 2019, p. 35). En este
3
Omnipotencia infantil que para Lacan alude a la regulación del infante con la madre que
comprenderá la noción de imago (estadio del espejo); regulación que en un principio temprano
es descoordinada, es decir, desdibujada entre la relación fenoménica del cuerpo del infante y la
gratificación de la pulsión procurada por la madre ante las demandas vitales. Es la regulación en la
que el niño desvalido confunde la relación entre el je y su medio (Umwelt). Dicha descoordinación
alude, por tanto, a una relación pre-edípica en la que aún se encuentra inmadura la vida psicológica
del neonato (Lacan, 2009).
4
Sin embargo, entendemos que la concepción del narcisismo es heteróclita y no unívoca en su
definición, debido al amplio espectro del que goza el término en la literatura psicoanalítica. No
obstante, el propio Freud distinguía entre un narcisismo primario y secundario (Laplanche y
Pontalis, 1996, p. 230): el narcisismo primario es un elemento útil para la conformación del yo y la
identidad psíquica; el secundario, por otra parte, refiere al retorno de estados psíquicos inmaduros
y pre-edípicos, por lo que se sigue que el agente no goza de una buena relación objetual, puesto que
toda relación sana requiere de un vínculo de objetos y ésta supone la posibilidad de ciertos grados
del abandono del yo. No obstante, debido a la heterogeneidad del concepto de narcisismo, otros
autores dudan incluso de su propia existencia (pp. 230-231).