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Cuestiones de Filosofía No. 29 - Vol. 7 Año 2021 ISSN 0123-5095 Tunja-Colombia
hacer presa en el cuerpo de los demás, no simplemente para que ellos hagan
lo que se desea, sino para que operen como se quiere, con las técnicas, según
la rapidez y la eficacia que se determina (…)” (2009, p. 141). Su ejercicio de
poder estará determinado por la disciplina.
En el pensamiento de Foucault se pueden distinguir dos formas de
comprender la disciplina. Una articulada al orden del saber y, la otra, al
orden del poder. La disciplina, en el orden del saber, se comprende como una
formación discursiva que tiene por objetivo la producción y regulación de los
discursos. En este sentido, Foucault planteará cómo, desde finales del siglo
XVIII, el Estado ha intervenido en la disciplinarización y ordenamiento de
los discursos a partir de la descalificación y eliminación de los saberes que se
consideran inútiles, así como en la jerarquización mediante la clasificación,
desde los más particulares a los generales y, en la normalización de estos. Es
en este marco de organización en el que surge la ciencia, ya no las ciencias.
Al respecto, el filósofo francés plantea:
El siglo XVIII fue el siglo del disciplinamiento de los saberes, es decir, la
organización interna de cada uno de ellos como una disciplina que tiene, en su
campo de pertenencia, a la vez criterios de selección que permiten desechar el
falso saber, el no saber, formas de normalización y de homogeneización de los
contenidos, formas de jerarquización y, por último, una organización interna
de centralización de esos saberes en torno de una especie de axiomatización
de hecho. Por lo tanto, ordenamiento de cada saber como disciplina y, por otra
parte, exposición de esos saberes así disciplinados desde adentro, su puesta en
comunicación, su distribución, su jerarquización recíproca en una suerte de
campo o disciplina global que se denomina, precisamente, la ciencia. Antes
del siglo XVIII, la ciencia no existía. Había ciencias, había saberes y también
estaba, si ustedes quieren, la filosofía (2000, p. 170).
Un ejemplo de este sistema de organización lo podemos encontrar en
la universidad y en la escuela, a partir de la clasificación, selección,
jerarquización e institucionalización de ciertos saberes, lo que conlleva a la
eliminación de otros. En consecuencia, una forma de enseñanza centrada en
las formas de enunciación, ya no en el contenido mismo, es la que impera.
Por otro lado, la disciplina en el orden del poder remite a las tecnologías de
poder que buscan una individualización disciplinada del sujeto. El cuerpo se
convierte, entonces, en el objeto de poder, como forma de organización interna