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Esquirol, J. (2023). La forma de vida del primer franciscanismo (Giorgio
Agamben y David Flood). Cuestiones de Filosofía, 9 (33), 17-34.
https://doi.org/10.19053/01235095.v9.n33.2023.15866
Horizontalidad y fraternidad
Se subraya en todos los escritos de Francisco, y también en los de autores
de los primeros tiempos, que los hermanos, tuviesen el origen social que
tuviesen, eran tratados de la misma manera: como hermanos menores. Tratar
a todos por igual estuvo en el origen de la profunda revolución: en una so-
ciedad todavía fuertemente jerarquizada, vivir en la absoluta horizontalidad.
Francisco cultivó la horizontalidad sin resentimiento, y sin enfrentamientos.
No hay “objetividad” en la mirada de Francisco, puesto que se coloca nunca
‘frente a’, sino ‘al lado de, en medio de’. La palabra más usada en los textos
de Francisco después de Señor es hermano. En la Carta a todos los eles se
presenta así: “(…) el hermano Francisco, el pequeño, el siervo, el que está a
los pies de todos” (Merino, 1982, p. 160).
La fraternidad es tan importante que como palabra abstracta aparece pocas
veces en los escritos de Francisco. No se trata de la fraternidad, sino de los
hermanos y las hermanas. La fraternidad es el vínculo entre las personas y es
más que comunidad. Algunas veces en lo comunitario se hace prevalecer lo
más exterior, mientras que en la fraternidad se acentúa el vínculo de corazón
entre los hermanos (fratres). En nada se anula la singularidad; la fraternidad
no conduce a algún tipo de uniformismo; es vitalidad pura, poca institucio-
nalización y mucho dinamismo. Hermanos menores: esta expresión alude ya
a una manera de ser; no se dice ‘predicadores’, ‘misioneros’ etc. Fraternidad
implica: igualdad entre los hermanos, disposición a ayudar al hermano, con-
anza, trato recíproco, vínculo permanente. Siempre, y donde quiera que es-
tén los hermanos, deben tratarse como hermanos y con amor maternal: “Que
cada uno ame y alimente a su hermano como una madre ama y alimenta a su
hijo” (1R9). Para Francisco el modelo familiar de tipo íntimo tenía el valor
de modelo social.
Pero, hermanos menores. La segunda palabra cuenta tanto como la primera.
Francisco acuña esta expresión también para indicar un modo de ser que evi-
te cualquier pretensión de superioridad. Viéndose como humilde y servidor,
se vive una vida verdaderamente de hermano. Francisco es reacio a todo lo
que sugiere superioridad: magnatus, magister, praelatus (prior, superior), y
opta por los contrarios: minores, subduti. El ideal es: menores sin superiores.
Por eso se reemplaza prior por custodio, y abad por guardián: el que guarda y
cuida. Evidentemente, la minoridad es también una conquista; requiere de un