212 Cuestiones de Filosofía No. 35 - Vol. 10 Año 2024 ISSN 0123-5095 Tunja-Colombia
–este testimonio adopta un carácter tanto verbal como histórico en términos
de divulgación
5
.
2. En términos de comprensión de los valores humanos, la caída y el
deslizamiento del humanismo hacia el nihilismo
6
caracteriza básicamente
la situación histórica de la humanidad en el siglo XX y XXI, cuando una
orientación poshumanista y transhumanista está ganando terreno dentro
de las humanidades y las ciencias sociales
7
. Al mismo tiempo, en todo el
5 Desde el punto de vista de una posible conceptualización hermenéutica del “Testigo” y del
“Testimonio”, bajo la concepción de la “existencia desnuda”, Gert-Jan van der Heiden (2020)
discute las vulnerabilidades del testimonio en The voice of misery: A continental philosophy of
testimony: “¿Qué pasaría si –así es la importante apuesta de este estudio– comenzáramos a entender
el testimonio como un esfuerzo por dar testimonio de la existencia desnuda que está en el corazón de
la vida humana? ¿Qué sucedería si esta dimensión de la existencia se separara de nuestra experiencia
humana común y de nuestro discurso o logos, porque este último, de alguna manera, le es negado
el acceso al ámbito de la existencia desnuda? ¿No sería esto lo que asigna al testimonio un sentido
distintivo y excepcional en el umbral del logos y de la existencia desnuda? Sin embargo, quizás el
testimonio siempre ha estado marcado por un sentido excepcional a lo largo de la historia de su uso
losóco y teológico, y tal vez la ‘normalización’ contemporánea del testimonio en los enfoques
epistemológicos sobre este tema es una señal del olvido de esta particular procedencia excepcional
del testimonio” (p. 14, versión del traductor).
6 Gianni Vattimo (1988, pp. 19-59) aborda convincentemente el paso del humanismo al nihilismo
en su obra The end of modernity: Nihilism and hermeneutics in postmodern culture (1985, pp.
25-26). A este respecto, se muestra claramente el dilema de si el testimonio de Primo Levi acerca
del horror de Auschwitz debe (todavía) ser denido como “humanismo”: Primo Levi, el autor,
quien pudo haber insistido en que su mundo permanecía intacto, y sus textos, donde se revelan
en gran medida narrativas contrarias no intencionadas, evidencian la tensión nerviosa entre su
humanismo anterior al Holocausto y el legado de Auschwitz –esa única palabra que pone en
cuestión todo el proyecto de la Ilustración. Como veremos, varios pensadores posteriores al
Holocausto sugieren que Auschwitz produjo una cesura o un abismo–lo que Gordon denomina
aquí “el vacío ontológico o moral post-Holocausto”. Esta ruptura expuso la inecacia práctica
de tantas suposiciones humanistas, como la dignidad inherente y los derechos del individuo, así
como la utilidad positiva de la razón, e incluso desaó la capacidad del lenguaje para describir la
experiencia” (Druker, 2009, p. 6, versión del traductor).
7 La demarcación conceptual entre humanismo, posthumanismo y transhumanismo es en sí misma
compleja y, sobre todo, permanece, por supuesto, indenido si estos conceptos cubren un área o
diferentes áreas problemáticas: “En el debate académico contemporáneo, el término ‘posthumano’
se ha convertido en una clave para abordar la urgente necesidad de redenir integralmente la
noción de lo humano, en virtud de los desarrollos onto-epistemológicos, así como cientícos y
biotecnológicos de los siglos XX y XXI (…) ‘Posthumano’ se ha transformado en un término
paraguas que incluye el posthumanismo (losóco, cultural y crítico), el transhumanismo (en sus
variantes como el extropianismo, el transhumanismo liberal y democrático, entre otras corrientes),
los nuevos materialismos (un desarrollo feminista especíco dentro del marco posthumanista), y los
paisajes heterogéneos del antihumanismo, las posthumanidades y las metahumanidades. Las áreas
de signicación más confusas son aquellas compartidas por el posthumanismo y el transhumanismo”
(Ferrando, 2013, pp. 26-32, versión del traductor). Como parte de esta discusión, puedo enfatizar
que estas transformaciones y deformaciones del “humanismo” no eliminan la crisis contemporánea
del humanismo, al menos no en el contexto que Vattimo destaca en conexión con la experiencia
nihilista; más bien, continúa extendiéndose y profundizándose.