La sociología visual en la comprensión de la identidad en la infancia

Adriana Carolina Camelo Moreno 1

Resumen

El presente artículo tiene como objeto principal describir los hallazgos encontrados en la revisión sistemática de la literatura científica publicada en revistas académicas desde 2009 y 2021, en materia de los aportes de la sociología visual desde una comprensión representacional de la identidad en la infancia en contextos escolares, en torno a la pregunta “¿cuáles son los aportes de la sociología visual a la representación e identidad en investigaciones realizadas en contextos escolares?”. Para su elaboración, se siguieron las directrices de la declaración PRISMA (2020) enriquecidas por algunos de los aportes del análisis de contenido expuestas por Maurice Duverger (1996). Su análisis y sistematización se realizaron a través del software de análisis cualitativos de datos MAXQDA. En consecuencia, se expone el estado del arte en torno a tres aspectos fundamentales: sociología visual, narración visual y representaciones en el estudio de la identidad infantil y se finaliza con los aportes de dichas investigaciones en contextos educativos.

Palabras clave: sociología, sociología de la educación, sociología visual, enseñanza, representación, identidad, infancia.

1.Universidad Antonio Nariño, Colombia

acamelo25@uan.edu.co

Como citar: Camelo, A. (2023). La sociología visual en la comprensión de la identidad en la infancia. Educación y Ciencia, 27, e1512. https://doi.org/10.19053/0120-7105.eyc.2023.27.e15129

Recibido: 21/10/2022 | Revisado: 25/10/2022

Aprobado: 21/11/2022 | Publicado: 26/04/2023

EDUCACIÓN Y CIENCIA |ISSN 0120-7105 | 2805-6655 (en línea) | Vol. 27 | 2023 |e15129 |

Visual sociology in the understanding of identity in childhood

Abstract

The present article has as principal object to describe the discoveries made in the systematic review of scientific literature published in academic magazines since 2009 and 2021 in terms of the contributions of visual sociology from a representational understanding of identity in infancy in scholar contexts, around the question “which are the contributions of visual sociology to the representation and identity in research made in scholar contexts?”. For its elaboration, the guidelines of the PRISMA declaration (2020) were followed, enriched by some of the contributions of content analysis exposed by Maurice Duverger (1996). Its analysis and systematization were carried out through the MAXQDA qualitative data analysis software. Consequently, the state of the art is exposed around three fundamental aspects: visual sociology, visual narration, and the representation in the study of children’s identity, and it ends with the contributions of such research in scholar contexts.

Keywords: sociology, education’s sociology, visual sociology, teaching, representation, identity, childhood.

Introducción

Los niños y las niñas se encuentran en un estado de dinamismo de sus percepciones que les ofrece el ambiente y pueden resultar curiosas, interesantes o aterradoras. Por lo anterior, resulta desinterés referirse a la sociología visual como disciplina que puede tener potencia comprensiva para estudiar cómo en la infancia está la génesis social de nociones explicativas sobre aquello que se desconoce, pero que en la mente infantil tiene un sentido particular. Cada percepción, idea o representación hace parte del sentido único de cada individuo; dentro del proceso de significación se puede entender que existe una expresión particular, completamente intrínseca en cada persona. Por consiguiente, las narrativas visuales de los niños y las niñas quizá expliquen el cómo se condiciona la identidad humana.

En este sentido, cabe destacar las afirmaciones de Garman (2016), quien le otorga un papel imprescindible a la imagen, en cuanto es posible descubrir aspectos que podrían pasar desapercibidos, además de que constituye un elemento de comunicación fundamental para entender las diferencias de interpretación que tantas veces se omiten entre los investigadores y sus sujetos. En ese orden de ideas, la imagen es un condicionante, o una variable, que permite cambiar y llamar a la reflexión del ser humano, en la búsqueda de una evolución continua, en la que se pueda constituir la identidad propia y, a su vez, acercar al investigador a la comprensión de dicha construcción.

En la actualidad, los contextos educativos hacen referencia a cualquier espacio que le permita a los seres construir aprendizajes; la localidad, el barrio, el hogar, entre otros, son lugares óptimos para que los niños y las niñas aprendan y constituyan aprendizajes, tanto académicos como interdisciplinares, que les posibiliten el desarrollo de sus procesos educativos y personales. Aunque la escuela se entiende por excelencia como el espacio en el que se da el proceso enseñanza-aprendizaje, este no es el único que contribuye a su desarrollo. Esta realiza un papel fundamental en el avance cognitivo de los estudiantes, enfocada muchas veces en el aprendizaje de conocimientos básicos en áreas como las ciencias socionaturales, las matemáticas y el lenguaje, especialmente en los primeros grados de escolaridad. Allí, se le da un sentido fundamental al que los niños y las niñas logren leer y escribir de una manera formal, dejando de lado algunos aspectos del pensamiento como la imaginación y construcción de narrativas orales, dando mayor valor a los resultados puestos en virtud de la decodificación y la estructura superficial del texto, desconociendo los intereses y elementos que hacen parte de la cotidianidad de los estudiantes, como lo son los contenidos visuales y audiovisuales, los cuales, a su vez, tienen un rasgo fundamental por su influencia en la formación de la personalidad e identidad de los niños y las niñas.

La familia y la escuela, aparte de considerarse un entorno educativo, también se constituyen como las primeras instituciones de interacción, en las que los niños y las niñas establecen rasgos básicos de la identidad individual y colectiva. Por lo anterior, es valioso identificar cuáles son los elementos que influyen en el desarrollo del concepto de sí mismo. En este sentido, se puede decir que la familia crea expectativas de cómo proyectan a sus hijos e hijas, generando una identidad idealizada de los niños y las niñas, en la que se podría, según Goffman (1963, citado por Vera y Valenzuela, 2012) afirmar que los sujetos representan un performance, adoptando un papel para agradar a las instituciones sociales, representados por una identidad estigmatizada por la familia o la escuela, la cual permea la interacción social con el otro y con el entorno.

De esta manera, la familia y la escuela, al poetizar los resultados que quieren obtener en los infantes, desconocen al sujeto como un ser único y lo representan como un producto que debe dar los resultados que se propone el adulto, sin tener en cuenta al menor como sujeto y la influencia del entorno que los rodea, en este caso particular el reconocimiento del mundo visual y sus narrativas a través de las imágenes. Por lo tanto, resulta conveniente cuestionarse ¿cuáles son los aportes educativos de la sociología visual, la representación y la identidad en investigaciones realizadas en contextos escolares? Con el fin de abordar dicha problemática, se ha trazado como objeto principal de este artículo la exposición de los hallazgos de la revisión sistemática de literatura con respecto a las investigaciones referentes a la sociología visual, la representación social y la construcción de la identidad durante los años comprendidos entre 2009 y 2021.

Metodología 

El presente avance de investigación tiene como objeto principal presentar describir los hallazgos encontrados en la revisión sistemática de la literatura científica publicada en revistas académicas desde los años 2009 y 2021 en materia de los aportes educativos de la sociología visual desde una comprensión representacional de la identidad en la infancia en contextos escolares. En torno a la pregunta ¿cuáles son los aportes educativos de la sociología visual a la representación e identidad en investigaciones realizadas en contextos escolares? El proceso metodológico diseñado conjuga dos procesos: uno de índole metodológico y otro relativo a la técnica de organización de información propiamente dicha. 

Las primeras búsquedas se efectuaron a finales de agosto de 2021, combinando los términos sociología visual, representación e identidad en las bases de datos OpenEdition Journals, Hipoteses, Jstor, Scielo, Taylor & Francis Online, ScienceDirect. Posteriormente, se amplió con una combinación de los operadores booleanos especialmente con AND, OR y NOT. Los resultados se observaron desde tres categorías de contenido: teoría, metodología y valor social, con el fin de determinar los aportes de los antecedentes de la literatura e identificar los referentes representativos en la sociología visual, representación e identidad.

La búsqueda sistemática se realizó nuevamente en septiembre de 2021, en las bases de datos OpenEdition, Web of science, Scopus y Justor, acotando los resultados a las publicaciones realizadas durante los años, con el fin de analizar la literatura que aporte a la investigación y permita tener un conocimiento actualizado los últimos años, teniendo en cuenta autores vigentes a los contextos educativos. Después de haber seleccionado los estudios y tras su lectura en profundidad, basada en sus referencias y aportes a la pregunta inicial, se incluyó un nuevo artículo, del año 2009, que no entraba en el rango establecido (2010 hasta el presente), pero se decidió incluirlo por considerarlo básico, tras comprobar que era citado en varios de los estudios por haber establecido una postura clara para comprender el uso de las imágenes en la sociología visual resultados de especial relevancia. Por último, se utilizó Google Scholar con distintas combinaciones de los términos de búsqueda mencionados al principio para verificar si podía haber quedado fuera algún artículo que debiera ser incluido. Así pues, finalmente, se incluyeron 12 artículos empíricos en la revisión sistemática, publicados entre 2009 y 2021. Para un hallazgo total de 154 artículos, de los cuales fueron seleccionados 44 artículos significativos para la investigación. 

Posterior a la elección, los artículos se organizaron y analizaron por medio del software MAXQDA, generando una codificación jerárquica en torno a tres categorías de análisis: la primera, hace referencia a la sociología visual; la segunda, a la narración visual; y por último, la tercera, hace referencia a las representaciones en el estudio de identidad infantil, está dividida en seis subcategorías que, finalmente, dan cuenta del estado del arte de la literatura que brinda un acercamiento a la respuesta en torno de la cuestión investigativa: 1) la sociología visual y la investigación social; 2) las narraciones visuales como un elemento de comunicación que permite la representación y lectura de las representaciones de realidades de los sujetos; 3) las diferentes formas de representaciones que tienen los sujetos; 4) la identidad como la construcción del concepto de sí mismo en torno a las experiencias individuales y las interacciones con los otros; 5) aportes metodológicos de las narrativas visuales en la investigación educativa y la identidad infantil en la escuela; y 6) la representación de identidad en la escuela.

Resultados y discusión

Sociología visual, narración visual y representaciones en el estudio de la identidad infantil

  1. La sociología visual y la investigación social 

    En la actualidad, las imágenes y los recursos audiovisuales se encuentran en todo lugar, las nuevas tecnologías, la educación y la comunicación están permeadas por un sinnúmero de recursos audiovisuales que establecen maneras de concebir el mundo. Según Sartori (1998, citado por Echavarren, 2010, p. 1), en su investigación Sociología Visual: en la construcción de la realidad social a través de la imagen, a comienzos del siglo XXI es innegable la importancia de la imagen —en la fotografía, el vídeo, la pintura, la Internet— razón por la cual no es posible excluirlas de la cotidianidad de los niños y las niñas, dado que hacen parte de la cotidianidad. Bericat (2011) lo expresa afirmando que “seguir ciegos frente a la realidad substancial e instrumental de las imágenes implicaría también renunciar al proyecto de una ciencia social multimodal en la que se integren nuevas perspectivas ontológicas, epistemológicas, metodológicas y técnicas” (p. 138).

    Lo anterior coincide con Echavarren (2010) quien en su investigación El cine como espacio de enseñanza, producción e investigación, declara que en el siglo XXI la imagen está adquiriendo un protagonismo especial en el complejo universo de pantallas. Para este investigador social, las pantallas de papel, de cine, de televisión, de ordenador, de teléfonos móviles o de consolas electrónicas que proyectan sobre las retinas un continuo flujo de imágenes afectan nuestros modos básicos de representación y comunicación (p.115). Así, se precisa ilustrar el uso de las imágenes en la investigación social, dado que se encuentran por doquier y son utilizadas en todos los contextos en los que se relaciona y socializa el ser humano.

    Las imágenes en las ciencias sociales pueden ser comprendidas no solamente como un elemento de evidencia que fortalece un instrumento de recolección de datos, sino como un área de la sociología referida al carácter visual en la vida social; “la imagen está hoy más presente que nunca en la vida de las personas, y condiciona las relaciones sociales” (Bourdieu, 1997, citado por Echavarren, 2010, p. 1). La importancia de la imagen en la vida social es tal que Echavarren (2010) y Bericat (2011) configuran la noción de Homo Videns como la vivencia social, que es el producto avanzado de una cultura de imágenes en la que prima lo intangible, entendiendo al sujeto como un ser que pasó de la cultura escrita a la cultura visual. En la actualidad, las personas viven y se relacionan a través de las imágenes. En este contexto, la sociología visual se constituye como una subdisciplina de la sociología que estudia y analiza los medios visuales para construir conceptos de interpretación de las subjetividades, percepciones y representaciones de la realidad social.

    Es ineludible enunciar la relación entre la ciencia social y la investigación. Según Echavarren (2010) la sociología visual, desde un enfoque constructivista, es una forma de interpretación intersubjetiva del mundo, que configura como protagonista a la dimensión emotiva en el análisis. Es así cómo, la sociología visual analiza las implicaciones sociales del fenómeno visual, centrándose en cómo la imagen influye en la propia forma de categorizar la realidad. Pauwels (2000, citado por Bericat, 2011, p. 137) explica que en la sociología visual es requerida la competencia científico-visual, entendida como la capacidad necesaria para lograr un eficiente pensamiento y actuación visual a lo largo de un proceso de investigación”. Lo cual se complementa con el postulado de Echavarren (2010), quien ilustra dos dimensiones que atiende la sociología visual en la producción del conocimiento a través de las imágenes: la primera se dedica al análisis de la imagen en sus distintas formas, y la segunda, refiere a la utilización de la imagen como forma de recoger información al respecto de la realidad social. Por su parte, Mannay, Staples y Edwards (2017) añade la importancia de la observación en las investigaciones, no solo en torno a las imágenes, los recursos audiovisuales, sino también a los sujetos; en este caso se debe tener en cuenta la mirada de Lacan en cuanto a que el sujeto es un ser que puede ver y, a la vez, es un sujeto visto: “Es importante en la construcción y comprensión de la sociedad. En términos de ser visto, la noción de Lacan de ‘la mirada’ encapsula la conciencia del sujeto de poder ser visto. Somos sujetos que ven, pero también objetos susceptibles de ser vistos, y vulnerables a la mirada: ‘Veo solo desde un punto, pero en mi existencia soy mirado desde todos los lados” (Lacan 1978, citado por Mannay et al., (2017) p. 346). Capacidad que pueden aportar en los análisis e interpretación del mundo.

    2. Las narraciones visuales como un elemento de comunicación que permite la representación y lectura de las representaciones de realidades de los sujetos

    El uso de la narración visual en torno a la construcción del discurso realizado por los recursos visuales y audiovisuales es una herramienta que permite una comunicación sin palabras. La construcción de este tipo de lenguaje pasa por la percepción y el significado como una herramienta simbólica de la representación. En principio, conviene aclarar que el lenguaje tiene un rol central en la expresión de la identidad y ejerce un papel esencial en la comunicación de la experiencia humana en relación con el mundo. (Pizzinato y João, 2012). Así mismo, las sociedades expresan pensamientos o sentimientos a través de la palabra oral o escrita, se comunican, socializan y mantienen vivas sus historias, la cultura y las tradiciones que los representan. De modo que los sujetos asumen una postura identitaria conectada a su contexto sociocultural, lo cual aporta elementos para construir su identidad de forma individual y grupal. Ahora bien, durante los últimos años la narración visual se ha posicionado dentro de los elementos de la comunicación.

    Las imágenes como las fotografías, los carteles, las invitaciones, los videos, entre otros recursos, hacen parte del lenguaje visual. En este sentido, cabe destacar a García (2013), quien en su investigación Indagación Narrativa visual en la práctica educativa asegura que las imágenes son fuentes de información que sirven para narrar historias; por ejemplo, la fotografía de un evento permite hacer una reconstrucción del momento, a través de un análisis reflexivo sobre el contexto, y relatar los sucesos o experiencias de dicho acontecimiento, Así que, los recursos visuales y audiovisuales les permiten a los participantes hacer un análisis autoreflexivo para explorar y comprender diferentes experiencias. Es decir, que la imagen es una herramienta simbólica de representación, que puede registrar hechos, comunicar, soportar análisis y discusiones. A lo anterior se puede incorporar la postura de Berger (2008, citado por Bericatt, 2011), quien resalta el valor de las imágenes como la constitución de una forma de lenguaje que permite transmitir ideas, significados y sentidos, brindando una función más a este recurso en cuanto a las emociones. Por su parte, Rayón, de las Heras y Rodríguez (2020), en su trabajo investigativo La ciudad como experiencia de aprendizaje a través de narraciones visuales, destacan la importancia de las imágenes en la construcción de relatos que sirven para comunicar ideas y sentimientos.

    De esta manera, la narración visual no se limita a narrar sucesos, sino que también evoca emociones. En relación con lo anterior, Davis (2004, citado por Pizzinato y João, 2012) indica que las imágenes les permiten a los sujetos identificar subjetividades, dado que cuando “la producción de narrativas se vale de imágenes, estas herramientas son más propicias a imprevisibles desdoblamientos de subjetividad” (p.15); en cuanto a que este tipo de narraciones involucran elementos cargados de valor simbólico afianzados a la personalidad y las identidades sociales. Pizzinato y João (2012) consideran que las narraciones individuales tienen simultáneamente una carga social, que hacen parte de creencias, ideologías y experiencias de un contexto sociocultural. Por lo tanto, aunque las narraciones sean propias de un sujeto, hacen parte de las subjetividades individuales y grupales de una comunidad.

    Por último, es fundamental destacar la función de la narración visual en cuanto esta permite crear una comunicación sin la mediación de las palabras y contar historias con detalles visuales que pueden ser analizados desde la historia, el contexto y las emociones, generando una interpretación de la realidad de forma individual o grupal, para identificar las percepciones de los sujetos a partir de fenómenos visuales.

    3. Las diferentes formas de representaciones que tienen los sujetos

    Es importante ilustrar el concepto de la representación desde diferentes postulados. Para iniciar, cabe destacar a Bertoli, quien en su investigación Etnografía en colaboración y representaciones sociales sobre infancia: Entre lo dicho y lo hecho, refleja su experiencia en el análisis de representaciones sobre infancia y conflicto, exponiendo que las representaciones son el conocimiento construido y naturalizado acerca de la realidad (Bertoli, 2020), este concepto de identidad se refiere a cómo los sujetos interpretan el mundo en su cotidianidad. De igual manera, Bourdieu (1996, citado por Covarrubias, 2013), expresa que la representación es una forma de reproducción social, la cual otorga reconocimiento y legitimidad ante un grupo, con el que este adquiere un estatus. Es decir, que la representación está permeada por la interacción con los otros, lo que permite una posición en determinado grupo social.

    Desde otra perspectiva, Jodelet (1986, citado por Baldazo y Egle, 2010) conceptúa las representaciones como un estilo para interpretar, y de pensar, la realidad que vive cada persona en su cotidianidad. Por eso, cabe destacar que la representación es un conocimiento específico en virtud de la interacción social. De otro modo, Guaman (2012) presenta a Pratt (2007), quien establece que: “la representación de una identidad social requiere que los miembros desarrollen presencia social en la comunidad, es decir, la capacidad de presentarse como una persona real” (p.182); En la misma línea, Guaman confirma la necesidad del otro y la interacción social en la construcción y fortalecimiento de la identidad. Sumado a lo anterior, de la mano de Farquhar (2013), la formación de las representaciones también está dada por la historia y las culturas, “la formación y representación de “yoes” culturales e históricos y posiciones sociales se basa en “huellas e historias culturales” para dar significado a nociones específicas” (p. 299). Dado lo anterior, se puede asentir que la socialización está estrechamente vinculada a la construcción de las representaciones sociales de cada sujeto de una comunidad.

    La construcción de la representación social está dada por la visión que tiene cada sujeto sobre el mundo y su realidad, así mismo es un constructo de la percepción que se tiene en conjunto sobre dicha realidad. En palabras de Covarrubias (2013): cada individuo construye sus propios esquemas de representación a partir de la interpretación de su comunidad cultural. Es decir, que las representaciones simbólicas individuales se fundamentan en las creencias de un grupo social, por lo tanto, para comprender las representaciones de cada sujeto es necesario reconocer los procesos simbólicos y fenómenos de construcción de significados que operan en el colectivo, las actitudes, creencias, opiniones y acciones que ejerce un grupo social representan un marco simbólico dentro de la interpretación o la percepción de la realidad de cada persona.

     

    En el caso particular de la representación en la población infantil se establece el reconocimiento de sí mismo bajo la pregunta ¿Quién soy yo?, por consiguiente, según Quiroga, Sepúlveda, Conca y Miranda (2021), los niños crean su representación de sí a partir de: datos personales, como el nombre y la edad; datos demográficos, como el lugar de nacimiento y residencia; datos escolares, como curso y colegio; y, por último, descripciones físicas, psicológicas, preferencias y gustos. Los niños inicialmente representan su identidad a través de lo que conocen de su Yo y lo que les gusta del entorno inmediato (familia), posteriormente en relación con los otros (escuela), generando puntos símiles para su representación. En otro sentido, “los niños captan una realidad que no es captada con la visión del adulto, porque la transfiguran con la imaginación. Si el adulto intenta transmitirles la realidad desde su punto de vista, lo que conseguirá ante el niño, sin duda, será provocar una situación de incomunicación y desinterés” (Cerrillo, 1990, citado por González Garcia, 2011, p. 4). En síntesis, la representación social de los niños está dada desde el conocimiento de sí y la integración con otros, pero en esta etapa la imaginación y fantasía son un elemento fundamental, ya que a través de ellas se construyen y reconstruyen las percepciones de la realidad; la fantasía es un instrumento que ayuda a conocer y dominar la realidad.

    ٤. La identidad como la construcción del concepto de sí mismo en torno a las experiencias individuales y las interacciones con los otros 

    La identidad es entendida como la noción que tiene cada individuo sobre sí mismo. En palabras de Goffman (1963, citado por Vera y Valenzuela, 2012) son rasgos atribuidos por la sociedad a personas que son clasificadas en amplias categorías, la identidad se conforma en la constitución de sí mismo, en interacción con la sociedad, distinguiendo a la identidad personal de la identidad social, la primera, entendida como la idea de unicidad, es decir, la posibilidad de ser única y distinta a los demás; y la segunda, como miembro de un grupo con determinadas categorías y atributos que le permite adquirir un rol social. En otro sentido, Stets and Burke (2005, citado por Dunham, 2018) definen la identidad como “la organización del yo en múltiples partes relacionadas con los diferentes roles y posiciones que se tienen dentro de la sociedad” (p. 288). Entendiendo la identidad como una visión de sí mismo construida por diversos factores dados en la interacción con otras personas y apropiándose de un rol dentro de un grupo social.

    Por otra parte, Erikson (1992, citado por Chamseddine, 2015) añade que “la identidad representa la percepción de la mismidad y continuidad de la propia existencia en el tiempo y en el espacio, y la percepción del hecho que otros reconocen esa mismidad” (p. 70). Lo que permite deducir que la percepción de cada ser se proyecta en los otros para reconocer cada sujeto. La identidad, entonces, es una representación de cada persona, en la que están implícitas sus vivencias, experiencias, emociones, sentimientos y percepciones, en relación consigo mismo y la sociedad. En este sentido se puede citar nuevamente a Goffman (2001, citado por Forero, 2012), quien afirma que la identidad es una entidad que asume actitudes, algo que se sitúa en una posición aproximada entre la identificación con una identidad social y su oposición a ella.

    Una vez planteado el concepto de identidad, es conveniente identificar el proceso y las características de la construcción identitaria. En primer lugar, es fundamental reconocer la influencia de diferentes factores que intervienen en su construcción, como lo son las condiciones sociales e historias de vida. Guitart y Moll (2014, citados por Rodríguez, 2020) afirman que “Para comprender y explicar la identidad es fundamental comprender las condiciones históricas, sociales y culturales en las que se configura y cómo es vivida por el sujeto” (p. 101). No obstante, desde el punto de vista de Chamseddine (2015) la identidad es el propium de cada ser humano, el cual se va construyendo desde la edad temprana a partir de experiencias individuales y colectivas, en las que la influencia de factores sociales, culturales, familiares, históricos y emocionales, cada vez se hace más fuertes y permite la reconstrucción o evolución de dicha identidad.

    Es decir, que la identidad está constituida por factores internos y externos, que influyen en la personalidad y la construcción de una representación identitaria. Este planteamiento coincide con Guitart y Moll (2014) al señalar que “La identidad, como la subjetividad, no es un fenómeno comprensible al margen de las acciones de los sujetos, su historia-cultural, sus interacciones sociales y las redes simbólico-emocionales emergen y se configuran a lo largo del desarrollo” (citado por Rodríguez, 2020, p. 101). En este orden de Ideas, Toledo (2012) en su investigación Sobre la construcción identitaria le otorga un sentido especial al individuo como actor de su propia condición de sujeto y agrega que, dado que la identidad es producto de la interacción del sujeto con su entorno, toda identidad es una entidad situada. Lo que se puede confirmar en palabras de Goffman (1963, citado por Vera y Valenzuela, 2012), quien sostiene que toda interacción tiene un escenario en el que las personas se convierten en actores sociales.

    En esencia, la interacción de los sujetos depende del lugar y las personas que estén a su alrededor y con quienes se esté relacionando. Además, se puede mencionar que existe un interés particular de los sujetos por encajar en un grupo social y ser reconocido, por lo tanto, el sujeto puede condicionar su personalidad para lograr un rol en la sociedad. En palabras de Quiroga, F., Capella, C., Sepúlveda, G., Conca, B., & Miranda, J. (2021) a través de la vida, las personas van desarrollando acciones para lograr la atención de otros, las formas de reconocerse y ser reconocidos por un grupo social, es decir, la identidad personal es construida en relación con el otro y en la búsqueda del posicionamiento en un grupo social. En ese mismo sentido, se puede señalar la postura de Bauman (2005, citado por Porta, 2014), quien argumenta que la identidad es un producto narrativo cambiante e inestable, que se sitúa dependiendo del escenario. Dado que la identidad no es una obra terminada, sino que, por el contrario, se va movilizando y evolucionando a medida que los factores sociales en la interacción con el otro producen una influencia en el sujeto, quien va construyendo y reconstruyendo cada día la imagen de sí mismo.

    Por su parte, Sánchez (2011) y Salzmann (2017) declaran que la identidad no es un concepto fijo, sino que se recrea individual y colectivamente, y se alimenta de forma continua de la influencia exterior, a partir de experiencias personales en relación con la memoria y la identidad colectiva, dicho de otra manera, la construcción de la identidad es dinámica y va cambiando a lo largo de la vida según las experiencias vividas y la interacción con los otros. En síntesis, se puede declarar que, aunque cada persona es única e irrepetible, posee características propias de un colectivo. Por lo tanto, y de cualquier manera, la identidad está permeada por dinámicas e interacciones sociales.

    ٥. Aportes metodológicos de las narrativas visuales en la investigación educativa y la identidad infantil en la escuela

    La sociología visual en las ciencias sociales es vista como un método investigativo innovador que permite comprender e interpretar el mundo a partir del fenómeno de las imágenes, en virtud de la investigación educativa, esta puede contribuir al reconocimiento de los niños y las niñas, sus formas de actuar y sus realidades en torno al desarrollo integral del ser. Aguilar (2011) define la sociología visual como un nuevo enfoque teórico y metodológico, que potencia todo documento visual en torno al significado, con el objeto de incluir el estudio de la producción, la circulación y el consumo de las imágenes en la interacción entre el observador y lo observado, lo que cobra gran importancia para poder comprender los significados de los recursos visuales y su influencia en los diferentes contextos en los que se desempeña o desenvuelve la ciudadanía. Agregando a lo anterior, Mannay et al. (2017) aseguran que “La investigación en ciencias sociales ha sido testigo de un movimiento creciente hacia los métodos visuales de producción de datos que apoya enfoques informados psicoanalíticamente fuera del entorno basado en la terapia porque amplia las descripciones de fenómenos” (p.345). En concordancia con lo anterior, la sociología visual se debe separar del contexto del psicoanálisis para tener un enfoque de análisis investigativo de fenómenos sociales lejos del entorno terapéutico.

    De este modo, los recursos audiovisuales que hacen parte de los entornos educativos de los infantes le permiten al investigador observar, analizar y ahondar de forma integral un fenómeno a través de imágenes como fuente de datos y, a la vez, analizar la imagen como instrumento de investigación de las representaciones, realidades y relaciones sociales de una población determinada. En el campo educativo, estos elementos pueden contribuir con el análisis de las representaciones de la realidad de los niños y las niñas, y la manera como construyen su identidad. Dicha cuestión, puede ser abordada en el aula desde los postulados de Bericat (2011), quien añade tres maneras de entender las imágenes como elemento fundamental en la investigación: la primera resalta la observación visual directa para obtener el conocimiento, la segunda es entendida como índex o herramienta para organizar los datos que hay en el mundo y la última destaca la interpretación para descubrir el mundo. De lo anterior se desprende la necesidad de identificar las diferentes formas de concebir las imágenes desde el discurso visual, percibiéndolas como un documento de representación del mundo, y una alternativa de conocimiento y comprensión de la sociedad y la cultura.

    Para Peñalva y Aguilar (2011) el análisis del discurso visual se relaciona con los modos de representación, un análisis del discurso visual permite situarse en la representación del otro para explicar la identidad y su posición dentro del interculturalismo. Razón por la cual el análisis discursivo de las imágenes propicia un espacio de reflexión investigativa multidisciplinar. En palabras de Francescutti (2018), para comprender la narración visual como documento sociológico se debe hacer un acercamiento al medio cultural, el contexto histórico y los códigos de representación de cada sociedad, en consecuencia, el investigador no solo observa la imagen desde su postura teórica, sino que debe partir de la visión y representación del otro y del mundo en el que se mueve; un análisis discursivo se debe entender desde la alteridad, o visión del otro, para comprender la construcción de la percepción o representación del sujeto. En síntesis, se puede decir que narrativa visual es una metodología útil en la investigación educativa, en la que las imágenes se pueden establecer como un documento de representación y análisis discursivo que permita construir conocimiento a través de la interpretación del sujeto, su relación con el mundo, sus realidades y la construcción de la identidad de los niños y las niñas. 

    6. La representación de identidad en la escuela

    En primera instancia, en este último apartado se reflejan los aportes investigativos en torno a la escuela, lugar en el que los estudiantes refuerzan su personalidad a través de la interacción con los otros. Porta (2014), en su investigación Tiempo, poder y educación. Repensando la construcción de la identidad personal y las decisiones de la política educativa, destaca la forma nítida del reconocimiento del sujeto en relación con el contexto como un logro de los últimos tiempos, avance que fortalece los procesos individuales y sociales de los estudiantes. Desde una perspectiva similar, Pozzo y Segura (2017), en su investigación Construcción de identidad en los niños migrantes en las escuelas primarias de la ciudad de Rosario, Argentina, afirman que la escuela, como institución social, ejerce el papel propicio para desarrollar la identidad social en la interacción con las costumbres, ideas, tradiciones e historias de los otros sujetos, lo que permite mantener viva la identidad social y, a la vez, generar nuevas identidades colectivas e individuales. 

     

    Ahora bien, Poveda, Jociles y Frazé (2012), en su trabajo investigativo El papel de los discursos y prácticas institucionales, familiares y de pares en la construcción de las trayectorias socioacadémicas de los estudiantes, identifican la importancia de la escuela basada en una premisa socio democrática que contribuyen a la construcción cultural de los estudiantes, afirman que “es más importante aún, dada la forma en que las escuelas y la educación formal operan a través del tiempo y el espacio, un modelo de identidad metapragmática educativa también enunciará aspectos de las futuras trayectorias educativas de los estudiantes” (pp. 40-41). No obstante, Mora y Osses (2012) en su investigación Educación Artística para la Formación Integral. Complementariedad entre Cultura Visual e Identidad Juvenil, declaran que la escuela moderna hace mayor énfasis en el desarrollo del pensamiento y la razón de los estudiantes, por lo tanto, es fundamental vincular la escuela al desarrollo de las relaciones interpersonales y el entorno para fortalecer y definir la identidad de los sujetos.

    En concordancia con lo anterior, Porta (2014) formula el siguiente cuestionamiento: ¿cuál es el lugar de la educación en el proceso de construcción de la identidad, en torno al pensarse como institución para focalizar y optimizar los aspectos que ejercen un papel preciso en el desarrollo personal y social, siendo la construcción de la identidad un eje central en el proceso educativo? Por ende, la escuela es un espacio que contribuye a formar la identidad de una manera natural, al permitir al sujeto interactuar con el otro y establecer relaciones sociales y con el entorno, en especial en las primeras etapas de la vida.

    A lo anterior cabe señalar la postura de Rabadan (2015), quien, en su investigación Media Literacy through photography and participation. A conceptual approach, destaca la trascendencia de los procesos educativos más allá que los productos finales. En esta línea Rabadan propone que

    Donde el proceso es más importante que el producto. Fortalecer los procesos colectivos que anteceden a la elaboración de mensajes y prevalecen sobre las actividades de diseño, producción y difusión. El proceso se extiende a lo largo de un período que tiene un comienzo, pero no un final inmediato porque ni comienza ni termina con los mensajes. Fortalecimiento organizacional, la recuperación de la memoria y la identidad colectiva” (p. ٣٥).

    Lo que permite asumir la escuela como espacio de desarrollo académico y personal, que debe propender por los procesos que permitan a los estudiantes construir su identidad y personalidad a través de diferentes vivencias e interacciones, no solo con sus pares, sino con su entorno. Así, se hacen más notables los procesos en la formación que el resultado final.

    Ahora bien, es fundamental ahondar en los aportes educativos directamente en la construcción de la identidad de los sujetos. En primer lugar, se precisa la influencia de la escuela en el desarrollo de la identidad, de la mano de Pozzo y Segura (2013) se puede establecer una relación directa entre la identidad cultural y la práctica educativa. De acuerdo con Poveda et al. (2012) “Muchos estudios tienden a centrarse principalmente en las “voces”, las de estudiantes y docentes, en la construcción de identidades educativas y privilegian el aula como el lugar clave para observar estos procesos.” (p 40-41). De aquí que la escuela toma relevancia en la configuración de la identidad en espacios académicos, dado que es el lugar donde los estudiantes interactúan con la sociedad, lo que les permite modelar su carácter y personalidad. Morata García et al. (2016) consideran que, en la interacción social que permite la institución educativa, los estudiantes pueden configurar su personalidad en cuanto a su modo de pensar y actuar en relación con la ciudadanía.

    Por último, cabe señalar que la escuela, entendida como institución social, les permite a los estudiantes relacionarse entre sí, reconocerse como seres únicos con diferencias y similitudes culturales para fortalecer los procesos de desarrollo de su personalidad e identidad. La escuela es el lugar en el que los niños, niñas y adolescentes concretan sus relaciones sociales, desarrollan y producen una cultura específica, escolarizada; se podría decir que es la primera institución social, después de la familia, en la que los sujetos aprenden el rol de ciudadanos, en este espacio se condicionan formas de convivencia, comportamiento, ideas, creencias, entre otros aspectos sociales que ayudan a formar la identidad. Por lo tanto, al ser un espacio de configuración de carácter y personalidad, en el que cada sujeto desarrolla su propia identidad y se genera una identidad colectiva, se debe propiciar no solo el desarrollo académico y cognitivo, sino que también debe contribuir en el desarrollo personal y social, orientando los procesos a la formación del ser.

    Conclusiones

    En primer lugar, se puede declarar que la sociología visual como metodología de las ciencias sociales es pertinente en el estudio de la representación de la realidad de los infantes, dado que, a través del análisis de las narrativas visuales, el investigador puede entender los recursos visuales desde la mirada de los niños y las niñas, para comprender su contexto, historias, emociones, entre otros elementos que le permitan interpretar la representación de las realidades de los menores. Por tanto, las imágenes se pueden establecer como un documento de representación y análisis discursivo, que permita construir conocimiento a través de la interpretación del sujeto, su relación con el mundo y sus realidades en contextos educativos.

    Dado que las imágenes se han posicionado en el mundo actual y han adquirido un protagonismo por su influencia en la sociedad, los recursos visuales y audiovisuales son capaces de incidir en los pensamientos, decisiones, gustos y las formas en las que se relacionan los individuos. Las imágenes aportan un mensaje especial que no es dicho con palabras o textos, es decir, que se complementa con el lenguaje tradicional. Por lo tanto, el estudio de fenómenos visuales desde las ciencias sociales le permite a la investigación profundizar en la interpretación del mundo, las percepciones de los sujetos y sus realidades. En tal sentido, las habilidades del observador en la investigación social y educativa deben entenderse que implica ver más allá de la simple imagen, lo que requiere un esfuerzo para interpretar las realidades y relaciones de los sujetos en la interacción social. 

    A partir de lo anterior, es necesario destacar la función de la narración visual, en cuanto esta permite crear una comunicación sin la mediación de las palabras y contar historias con detalles visuales, que pueden ser analizados desde la historia, el contexto y las emociones, generando una interpretación de la realidad de forma individual o grupal para identificar las percepciones de los sujetos a partir de fenómenos visuales. 

    En cuanto a la representación social, esta hace referencia a un saber específico sobre sí mismo constituido por experiencias propias y sociales que aportan significado a las percepciones de los sujetos en la interpretación del mundo, las representaciones implican la interacción con la comunidad y están enmarcadas en el devenir social e histórico, en el caso particular de los niños y las niñas, la representación está influenciada por la imaginación y fantasía, las cuales les permiten conocer y entender el mundo y sus realidades. 

    Seguidamente, es sustancial entender la identidad como el concepto que tiene cada persona sobre sí mismo en relación con otros, son rasgos característicos, individuales y colectivos producidos a partir de vivencias propias y en interacción con la sociedad. La configuración de la identidad se da en un proceso evolutivo y cambiante, que dura toda la vida y está permeado por la relación del sujeto con los otros y con su entorno a partir de la influencia de factores internos (psicológicos, físicos y emocionales) y externos (sociales, culturales, creencias, etc.), recreado de forma individual y colectiva. La identidad individual es el resultado del constructo de experiencias vividas y la identidad colectiva es la construcción de características o rasgos específicos de un grupo social al cual se pertenece. Cada actor tiene una identidad propia y, a la vez, comparte rasgos colectivos con una comunidad, dado que la identidad se construye a través de las vivencias de cada persona y desde su interacción con el otro, y que la escuela es entendida como la primera institución social después de la familia. 

    Los niños, las niñas y los adolescentes viven su cotidianidad y realizan su socialización en la escuela, espacio que favorece el desarrollo de habilidades personales y sociales que aportan en la construcción de la identidad individual y colectiva. Razón por la cual, se hace notable incluir el desarrollo del ser en el plan de estudios o currículo, con el fin de promover en los estudiantes la constitución de su personalidad e identidad de una manera natural en contraste con los otros y, a la vez, favorecer las vivencias y el aprendizaje de la participación. La educación necesita enfocarse no solo en los resultados, sino también en los procesos que contribuyen en la formación del sujeto y el desarrollo de habilidades sociales, especialmente en la etapa de la infancia.

    Por último, cabe destacar que el papel de la escuela, entendida como institución social, les permite a los estudiantes relacionarse entre sí, reconocerse como seres únicos con diferencias y similitudes culturales para fortalecer los procesos de desarrollo de su personalidad y de su identidad. La escuela es el lugar en el que los niños, niñas y adolescentes concretan sus relaciones sociales, desarrollan y producen una cultura específica escolarizada, se podría decir que es la primera institución, social después de la familia, en la que los sujetos aprenden el rol de ciudadanos, en este espacio se condicionan formas de convivencia, comportamiento, ideas, creencias entre otros aspectos sociales que ayudan a formar la identidad. Por lo tanto, al ser un espacio de configuración de carácter y personalidad, en la que cada sujeto desarrolla su propia identidad y se genera una identidad colectiva, se debe propiciar no solo el desarrollo académico y cognitivo, sino que también debe contribuir en el desarrollo personal y social, orientando los procesos a la formación del ser. 

    Referencias

    Aguilar Idáñez, M. J. (2011). Usos y aplicaciones de la Sociología visual en el ámbito de las migraciones y la construcción de una ciudadanía intercultural. Didáctica de la Lengua y la Literatura. Educación, ágs.. 100-135.  ISSN-e ١٩٨٨-٨٤٣٠, Nº. 12, 2011.

    Balduzzi, M, & Egle Corrado, R. (2010). Representaciones sociales e ideología en la construcción de la identidad profesional de estudiantes universitarios avanzados. Revista Intercontinental de Psicología y Educación. Revista Intercontinental de Psicología y Educación, 12(2), 63–83. https://doi.org/https://www.redalyc.org/pdf/802/80218376004.pdf.

    Bericat Alastuey, E. (2011). Imagen y conocimiento: Retos epistemológicos de la sociología visual. Empiria. Revista de Metodología de Ciencias Sociales, 0(22), 113. https://doi.org/10.5944/empiria.22.2011.87.

    Bertoli, A. (2019). Etnografía en colaboración y representaciones sociales sobre infancia: Entre lo dicho y lo hecho. Diálogos Sobre Educación, 20. https://doi.org/10.32870/dse.v0i20.594.

    Chamseddine Habib Allah, M. (2015). La construcción de identidad compartida en un aula intercultural. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación Del Profesorado, 18(3), 69. https://doi.org/10.6018/reifop.18.3.238841.

    Covarrubias Papahiu, P. (2013). Imagen social e identidad profesional de la psicología desde la perspectiva de sus estudiantes. Revista Iberoamericana de Educación Superior, 4(10). https://doi.org/10.22201/iisue.20072872e.2013.10.93.

    Dunham, Nicola. (2018). Multiple Identities of Field-Based Early Childhood Education Student Teachers. New Zealand Journal of Educational Studies, 53. 10.1007/s40841-018-0116-5.

    Echavarren, J. M. (2010). Sociología visual la construcción de la realidad social a través de la imagen. Documentos de trabajo (Centro de Estudios Andaluces), 2(2,2010), 1–13. https://doi.org/https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5708184.

    Farquhar, S. (2017). Narrative identity and early childhood education. In Troubling the Changing Paradigms, pp. 63– 76. Routledge. http://dx.doi.org/10.4324/9781315105314-649.

    Forero, F (2015). La identidad juvenil en la escuela.: Dramatización tácticas y estrategias, Colombia. SED.

    Francescutti, P. (2019). La narración audiovisual como documento social e histórico: Enfoques teóricos y métodos analíticos. Empiria. Revista de Metodología de Ciencias Sociales, 42, 137. https://doi.org/10.5944/empiria.42.2019.23255.

    Garma Navarro, Carlos (2016). Ver y creer. Ensayo de sociología visual en la colonia El Ajusco. Alteridades, 26(51),131-133. [fecha de Consulta 3 de mayo de 2022]. ISSN: 0188-7017. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=74747921011.

    Garcia Vera, A. B. (2013). Indagación Narrativa visual en la práctica educativa Visual. Educación y Futuro Revista de Investigación Aplicada y Experiencias Educativas, 29(2013), 69–79.

    González García, J. (2011). Desarrollo de la identidad a partir de experiencias narrativas. Revista Iberoamericana de Educación, 54(5), 1–13. https://doi.org/10.35362/rie5451652.

    Guaman, L. V. J. (2012, September). EFL teenage students’ social identity representation in a virtual learning community on Facebook. 2012 International Conference on E-Learning and E-Technologies in Education (ICEEE). http://dx.doi.org/10.1109/icelete.2012.6333377.

    Quiroga, F., Capella, C., Sepúlveda, G., Conca, B., & Miranda, J. (2021). Identidad personal en niños y adolescentes: Estudio cualitativo. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales Niñez y Juventud, 19(2), 1–25. https://doi.org/10.11600/rlcsnj.19.2.4448.

    Mannay, D., Staples, E., & Edwards, V. (2017). Visual methodologies, sand and psychoanalysis: Employing creative participatory techniques to explore the educational experiences of mature students and children in care. Visual Studies, 32(4), 345–358. https://doi.org/10.1080/1472586x.2017.1363636.

    Mora Muñoz, J. M., & Osses Bustingorry, S. (2012). Educación Artística para la Formación Integral: Complementariedad entre Cultura Visual e Identidad Juvenil. Estudios Pedagógicos (Valdivia), 38(2), 321– 335. https://doi.org/10.4067/s0718-07052012000200020.

    Morata García, T., Gómez, M., & Trilla, J. (2016). Participación infantil y construcción de la identidad del sujeto. Búsqueda, 3(16), 126–127. https://doi.org/10.21892/01239813.206.

    Peñalva Vélez, A., & Aguilar Idáñez, M. J. (2011). Reflexiones sobre la interculturalidad en las aulas. Aportaciones desde la sociología visual. Revista Inter-Universitaria de Investigación Sobre Discapacidad e Interculturalidad, 5(1,2001), 73–83. https://doi.org/https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3618852.

    Pizzinato, A., Cé, J. P., & De Oliveira-Machado, R. (2012). Apuntes metodológicos para el análisis narrativo de datos visuales en psicología. Diversitas, 8(1), 13. https://doi.org/10.15332/s1794-9998.2012.0001.01.

    Porta, A. (2014). La construcción de la identidad en la infancia y su relación con la música. Un acercamiento a través del análisis cualitativo de los MEDIA. DEDiCA Revista de Educação e Humanidades (Dreh), 5, 61–76. https://doi.org/10.30827/dreh.v0i5.7000.

    Poveda, D., Jociles, M. I., Franzé, A., Moscoso, M. F., & Calvo, A. (2012). The role of institutional, family and peer based discourses and practices in the construction of students’ socio-academic trajectories. Ethnography and Education, 7(1), 39–57. https://doi.org/10.1080/17457823.2012.661587.

    Pozzo, M. I., & Segura, M. L. (2013). Construcción de identidad en los niños migrantes en las escuelas primarias de la ciudad de Rosario, Argentina. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, XLIII4,2013(4,2013), 67– 93. https://doi.org/https://www.redalyc.org/pdf/270/27029787007.pdf.

    Quiroga, F., Capella, C., Sepúlveda, G., Conca, B., & Miranda, J. (2021). Identidad personal en niños y adolescentes: Estudio cualitativo. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales Niñez y Juventud, 19(2), 1–25. https://doi.org/10.11600/rlcsnj.19.2.4448.

    Rabadán, A. V. (2015). Media Literacy through photography and participation. A conceptual approach. Journal of New Approaches in Educational Research, 4(1), 32–39. https://doi.org/10.7821/naer.2015.1.96.

    Rayón Rumayor, L., de las Heras Cuenca, A.-M., & Rodríguez-Sánchez, C. J. (2020). La ciudad como experiencia de aprendizaje a través de narraciones visuales. Studios Pedagogics (Valdivia), 46(1), 339–361. https://doi.org/10.4067/s0718-07052020000100339.

    Rodríguez-Arocho, W. C. (2020). Funds of knowledge and funds of identity in dialogue with the theory of subjectivity: Their relevance for the education of socially disadvantaged populations (Fondos de conocimiento y fondos de identidad en diálogo con la teoría de la subjetividad: Su pertinencia para la educación de poblaciones en desventaja social.Studies in Psychology, 41(1), 95–114. https://doi.org/10.1080/02109395.2019.1711348.

    Salzmann, T. (2012). El desarrollo de la identidad en niños y las interrelaciones con lenguaje y comunicación. Cultura y Representaciones Sociales, 101–132. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-81102017000200101.

    Sánchez Castellanos, A. (2018). Propuesta de análisis para la construcción estratégica del discurso: la representación de la identidad. 159–174. https://doi.org/http://scielo.sld.cu/pdf/uh/n285/uh09285.pdf.

    Toledo, M. (2012). Sobre la construcción identitaria. Atenea (Concepción), (506), 43-56. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-04622012000200004.

    Vera Noriega, José Ángel, & Valenzuela Medina, Jesús Ernesto (2012). El concepto de identidad como recurso para el estudio de transiciones. Psicologia & Sociedade, 24(2),272-282. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=309326586004.