Desarrollo del lenguaje y sus factores de riesgo en niños y niñas

Ángela Julieth Santamaría Méndez1

1.Hogar Infantil Paipa

angela.santamaria@uptc.edu.co

Como citar: Santamaría, Á. (2023). Desarrollo del lenguaje y sus factores de riesgo en

niños y niñas. Educación y Ciencia, 27.

https://doi.org/10.19053/0120-7105.eyc.2023.27.e15986

Resumen

El estudio analizó el funcionamiento del lenguaje en relación con factores de riesgo y mediación en niños(as) pequeños, teniendo presente los factores de riesgo biológicos (edad gestacional), capacidades de atención de los niños y sensibilidad materna. Con base en investigaciones previas, se analizó si una mayor edad gestacional se relaciona con un mejor lenguaje a los 24 meses, con la atención de los niños y la sensibilidad materna como mediadores. El enfoque metodológico es cualitativo de revisión bibliográfica con alcance descriptivo. Se destacó el error de asumir que los niños con retrasos en el desarrollo del lenguaje o del habla, incluyendo niños de hogares bilingües, nacidos más tarde, o con otitis media crónica, alcanzarán a sus pares sin intervención. En todos estos casos, se resaltó la importancia de la vigilancia del desarrollo por parte de padres y docentes, junto con una evaluación pediátrica integral; se deberán utilizar umbrales de diagnóstico para definir retrasos y trastornos, por ende, se deben seguir los procedimientos clínicos que permitan establecer y aplicar estrategias basadas en manejo, tratamientos y terapias según las necesidades individuales.

Palabras clave: lenguaje hablado, desarrollo del lenguaje, habla, ortofonía, infancia, primera infancia.

Recibido: 23/05/2023 | Revisado: 05/06/2023

Aprobado: 18/10/2023 | Publicado: 08/12/2023

EDUCACIÓN Y CIENCIA |ISSN 0120-7105 | 2805-6655 (en línea) | Vol. 27 | 2023 |e15986|

Language development and its risk factors on children

Abstract

The study has analysed the language functioning in relation with risk factors and mediation in children, bearing in mind the biological risk factors (gestational age), children attention capacities and maternal sensibility as mediators. Based on previous research, it was analysed if a higher gestational age is related to a better language at 24 months, having the children attention and maternal sensibility as mediators. The methodological approach is a qualitative literature review with descriptive scope. The error of assuming that children with language or speech development delays, including children from bilingual homes, born later, or with chronic otitis media, will catch up their pairs without intervention was highlighted. In all these cases the importance of monitoring the development by the parents and teachers was highlighted, including a paediatric integral examination, in order to define delays and disorders the diagnostic thresholds should be used, thus, the clinical procedure that allows establish and apply strategies based on management, treatment and therapy, according to individual needs, should be followed.

Keywords: spoken language, language development, speech, orthophony, childhood, first childhood.

Introducción

El lenguaje constituye el medio para comprender y comunicarse con los demás, es clave para la interacción social; además, el desarrollo temprano del lenguaje forma la base para el funcionamiento del lenguaje a lo largo de la niñez. Investigaciones anteriores indican una estabilidad considerable en el desarrollo del lenguaje de los niños desde los 20 meses hasta los 8 años. Varios académicos como Cassany (2005) Argudín y Luna (2005) sugieren lo anterior, ya que la calidad del desarrollo del lenguaje durante los dos primeros años de vida predice el desarrollo del funcionamiento del lenguaje a lo largo de la infancia. Para fomentar un desarrollo saludable del lenguaje, es clave comprender qué factores promueven este proceso de desarrollo del lenguaje; la detección temprana de dificultades y posibles factores de riesgo de problemas en el desarrollo del lenguaje puede permitir un diseño e implementación de programas de intervención destinados a prevenir problemas adicionales en el desarrollo del lenguaje.

Como marco general para estudiar el desarrollo infantil, se utilizó la Teoría Unificada del Desarrollo de Sameroff (como se cita en Departament of Health and Environment Kansas, 2016), establece que el desarrollo humano se puede entender a partir de al menos cuatro modelos: el cambio personal, la regulación, contextual (Simeonsson, 1991), y el modelo representacional. Sameroff (como se cita en Departament of Health and Environment Kansas, 2016) unifica estos cuatro modelos en un marco integrado. En el presente estudio, el funcionamiento del lenguaje se analiza en relación con una combinación de factores de riesgo y mediación potencialmente importantes, que reflejan diferentes partes de este marco: la prematuridad como factor de riesgo biológico en el modelo de cambio personal, las capacidades de atención de los niños, que muestran características personales; la capacidad de atención de la madre y la calidad de la interacción infantil, mostrando aspectos contextuales y de regulación.

La prematuridad es un factor de riesgo biológico para el funcionamiento subóptimo del lenguaje. Los niños prematuros (<37 semanas de gestación) corren el riesgo de tener problemas tanto en el funcionamiento del lenguaje simple como en el complejo, incluso en ausencia de discapacidades importantes (Encuesta GH, 2011), porque tienen menos tiempo para la maduración del cerebro dentro del útero y un mayor riesgo de complicaciones neonatales en comparación con los niños nacidos a término (Azafrán, 2001; Joanisse y McClelland, 2015).

Estas experiencias tempranas pueden afectar el desarrollo del cerebro del niño prematuro y, en consecuencia, influir en el desarrollo de competencias como el lenguaje (Kidd, 2012). De hecho, demuestran que los niños nacidos moderadamente prematuros tienen más problemas en el funcionamiento del lenguaje que los niños nacidos a término a la edad de los primeros años, tanto en el lenguaje receptivo como en el expresivo (Casserly y Pisoni, 2010; Consejo de Medios de Comunicación, 2016; Prensa de las Academias Nacionales, 2016; Pujol et al., 2006; Smith et al., 2014; Thiessen et al., 2016; Weisleder y Fernald, 2013). Incluso los niños nacidos a término temprano (37–38 + 6 semanas de gestación) tienen una puntuación más baja en el funcionamiento del lenguaje (Consejo de Medios de Comunicación, 2016).

También se encontró que la edad gestacional (de 25 a 42 semanas) muestra un efecto gradual en el funcionamiento del lenguaje infantil (Prensa de las Academias Nacionales, 2016). Además, las evaluaciones cognitivas basadas en la edad cronológica subestiman profundamente el estado de desarrollo del niño en los primeros años de vida. Mediante el uso de puntajes de edad corregidos, se eliminan las diferencias entre los niños nacidos a término y prematuros en desarrollo inmaduro (Consejo de Niños con Discapacidades, 2006).

Si se comprende qué factores pueden explicar por qué los niños nacidos a una edad gestacional más baja tienen un mayor riesgo de experimentar problemas en el funcionamiento del lenguaje, también se deben considerar las habilidades cognitivas elementales de los niños, como la capacidad de atención. La atención es un constructo multidimensional que se puede separar en tres dominios: orientación, alerta y atención ejecutiva (Ertem et al., 2008; Workgroup Bright Futures, 2014).

Las habilidades cognitivas elementales, como las capacidades de atención, son habilidades básicas para aprender a comprender y producir el lenguaje (Moro, 2021; Khan et al., 2013; Robins et al., 2014). Los niños pequeños que tienen mejores capacidades de atención también suelen tener mejores habilidades lingüísticas, tanto para los niños prematuros (Barbu y otros, 2015; Hoff y Core, 2013) como para los nacidos a término (Bird et al., 2005; Hoff y Core, 2015). Además, se demostró un mayor riesgo de déficit de orientación, alerta y atención ejecutiva en niños prematuros a los 18 meses (Oshima et al., 1996; Paradise et al., 2007), lo que subraya la importancia de las capacidades de atención en el desarrollo del lenguaje de los niños nacidos a una edad gestacional más baja.

Hasta la fecha, pocos estudios evalúan si las capacidades de atención median la relación entre la edad gestacional y el funcionamiento del lenguaje en muestras de nacidos prematuros. Una excepción a esto es el estudio de Paradise et al., (2001), el cual demostró que los déficits en la obtención de atención y la atención conjunta a los 14 meses se relacionaron con el lenguaje receptivo y expresivo a los 30 meses en niños nacidos muy prematuros. Este estudio indica que el compromiso y la atención en la interacción con un cuidador son una parte esencial para desarrollar un funcionamiento saludable del lenguaje.

Además, Paradise et al., (1997) mostraron que la edad gestacional se asoció con las capacidades de atención a los 7 años, y estas se relacionaron con el funcionamiento del lenguaje a los 10 años, en niños nacidos muy prematuros y a término. En ambos estudios, la edad gestacional también se relacionó con el funcionamiento del lenguaje además del efecto indirecto (Paradise et al., 2001; Paradise et al., 1997), indicando que la atención no es el único mecanismo que media la relación entre la edad gestacional y el funcionamiento del lenguaje.

Los factores socioambientales, como parte del modelo contextual (Departament of Health and Environment Kansas, 2016), también apoyan el funcionamiento del lenguaje; la forma en que la madre se comporta en la interacción con su hijo, el contenido y la calidad de las experiencias comunicativas que ofrece son factores socioambientales que afectan el desarrollo del lenguaje del niño (Carvalho, Lemos, y Goulart, 2016). Específicamente, investigaciones previas demostraron que los niños pequeños cuyas madres eran más sensibles en la interacción tenían mejores habilidades de lenguaje expresivo y receptivo (Adams et al., 2017; Dale et al., 2015; Hart y Risley, 1995). Esto demuestra que la sensibilidad materna es un factor importante para promover el desarrollo saludable del lenguaje de los niños prematuros.

Barbu et al., (2015) y Windsor et al., (2007), no encontraron diferencias en la sensibilidad entre madres de niños prematuros y madres de niños nacidos a término, mientras que otros estudios encontraron que las madres de niños prematuros eran más sensibles (Windsor y otros, 2011) o menos sensibles (Wallace et al., 2015; Windsor et al., 2007) que las madres de niños nacidos a término. Barbu y otros (2015) encontraron que los niños nacidos muy prematuros, y extremadamente prematuros, tenían un mayor riesgo de retraso del lenguaje cuando sus madres eran menos sensibles durante la interacción.

Los factores ambientales son importantes para las habilidades cognitivas de los niños, según el modelo de regulación (como se cita en Departament of Health and Environment Kansas, 2016), también se debe considerar la relación entre la sensibilidad materna y las capacidades de atención. La sensibilidad materna se relaciona con las capacidades de atención, al ser más baja se relacionó con un control atencional más deficiente a los 6 y 8 años (Challis et al., 2013), y atención sostenida a los 2 años en niños nacidos a término (Geschwind y Galaburda, 1985); la sensibilidad materna apoya el desarrollo de la atención en la primera infancia.

Prevención primaria

El lenguaje es la forma distintivamente humana de comunicación que une a los grupos sociales humanos; el lenguaje usa señales arbitrarias, pero socialmente acordadas (palabras y oraciones). Los conocimientos sobre cómo los niños pequeños aprenden el lenguaje se derivan de modelos de simulación por computadora basados en procesamiento distribuido en paralelo o marcos conexionistas, diseñados para imitar las características de la estructura y función del cerebro humano (Encuesta GH, 2011; Joanisse y McClelland, 2015).

Un desafío para el bebé es segmentar el flujo de sonido en unidades significativas, como palabras, sirven como entradas para el aprendizaje. Los niños usan el aprendizaje estadístico para este propósito; las propiedades estadísticas de las secuencias de sonido varían, por ejemplo, los sonidos dentro de las palabras tienen una mayor frecuencia de coocurrencia que los sonidos entre palabras. Los bebés, a partir de los 8 meses, detectan inconscientemente estas propiedades estadísticas de distribución y las utilizan para segmentar el flujo de sonido continuo en unidades similares a palabras (Azafrán, 2001).

El aprendizaje estadístico secuencial le permite al niño detectar el orden secuencial y la concurrencia de palabras dentro de las oraciones para explicar la adquisición de la sintaxis (Kidd, 2012). Los bebés y los niños pueden aprovechar las estadísticas de las coocurrencias de referencias para aprender el significado de las palabras (Smith et al., 2014). El aprendizaje estadístico se facilita cuando los padres usan un lenguaje dirigido a los niños, el lenguaje infantil; caracterizado por vocabulario limitado, oraciones cortas, múltiples repeticiones, pocos errores y entonación exagerada. Para el aprendizaje temprano de idiomas es importante el contexto social, requiere interacciones humanas y la participación activa del niño; hablar sobre lo que un niño hace o ampliar lo que un niño acaba de decir facilita la participación activa del niño (Thiessen y otros, 2016). Otro desafío para el bebé es aprender a relacionar la percepción con la producción del habla, la mayoría de las estructuras que generan los sonidos del habla en el tracto vocal están ocultas a la vista (Casserly y Pisoni, 2010).

La prevención primaria de los retrasos o trastornos del lenguaje y el habla se puede lograr proporcionando a los niños un entorno rico en lenguaje dentro de relaciones sociales positivas. Las recomendaciones de los médicos de atención primaria (como se cita en Casserly y Pisoni, 2010; Consejo de Medios de Comunicación, 2016; Weisleder y Fernald, 2013) pueden dar a los padres son: