Doi: https://doi.org/10.19053/01227238.U919
Artículos
Mediación en conflictos armados. La experiencia de
la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC)[1]
Mediation
in armed conflicts. The experience of the association of
rural workers of carare (ATCC)
Mediaçaõ de conflitos
armados. A experiência da Associação
de Trabalhadores do Campo de Carare (ATCC)
Esperanza Hernández Delgado*[2]
https://orcid.org/0000-0001-9816-4086
*Universidad de
La Salle, Colombia
RESUMEN
Este
artículo, producto de investigación
para la paz[3], tiene por objeto
analizar desde la teoría de los Estudios de Paz[4] la
experiencia de mediación de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare
(ATCC) en el conflicto armado interno colombiano. Su originalidad
consiste en abordar una mediación realizada por una comunidad campesina
involucrada en este conflicto, dada su afectación por el mismo; y recoger un
modelo genuino de mediación generado por la ATCC. El método
aplicado fue el de la Investigación Acción Participante (IAP)[5]
y se soportó enla estrategia
de un trabajo de campo que permitió una observación in situ y entrevistas semiestructuradas
a actores relevantes. Conclusión: la ATCC enseña un
método innovador de mediación comunitaria, la importancia de mediadores
internos e involucrados y los alcances de esta mediación en los conflictos
armados internos.
Palabras clave:
mediación
comunitaria; conflicto armado interno; paces; Carare, Colombia.
ABSTRACT
This article is a research product for peace, it aims at
analyzing from the theory of Peace Studies the mediation experience of the Carare Peasant Workers Association (ATCC from Spanish
version) in the Colombian internal armed conflict. Its novelty
rests in approaching a mediation carried out by a
peasant community, involved in this conflict, given its involvement by it; and
collect a genuine mediation model generated by the ATCC. The Participant Action
Research (PAR) was the method implemented and it was
supported by a fieldwork strategy that allowed for in situ
observation and semi-structured interviews with relevant participants. Conclusion
ATCC teaches an innovative method of community mediation, the importance of
internal and involved mediators and the scope of this mediation in internal
armed conflicts.
Key
words: Community mediation;
internal armed conflict; peace; Carare; Colombia.
RESUMO
Este artigo, produto
de pesquisa para a paz, tem
por objeto analisar a teoria dos Estudos da Paz à experiência de mediação da Associação de Trabalhadores do
Campo de Carare (ATCC) no conflito armado interno da Colômbia. Sua originalidade
consiste em abordar uma
mediação realizada por uma comunidade campesina, envolvida neste conflito, considerando o
fato de ser afetada pelo mesmo;
e recorrer a um modelo genuíno
de mediação gerado pela
ATCC. O método aplicado foi a Pesquisa
da Ação Participante, e se apoiou
na estratégia
de um trabalho de
campo que permitiu uma observação in situ e entrevistas semiestruturadas
a atores relevantes. Conclusão: a ATCC ensina um método inovador de mediação comunitária, a importância de
mediadores internos e envolvidos e a abrangência desta mediação nos conflitos armados
internos.
Palavras-chave: mediação comunitária; conflito armado interno; paz;
Carare; Colômbia.
Recepción:
19/01/2020
Evaluación:
16/05/2020
Aceptación:
28/05/2020
INTRODUCCIÓN
En
forma tradicional, Colombia ha sido reconocida por sus históricas y recurrentes
violencias, desde las estructurales de la exclusión y la marginalidad, hasta la
directa del conflicto interno armado[6]. No obstante, hallazgos de
investigación para la paz evidencian que, en los últimos cincuenta años, este
país ha registrado también un universo significativo y creciente de escenarios
de construcción de paz[7], dentro del
cual se identifican experiencias de resistencia noviolenta[8], mediaciones
en el conflicto interno armado, procesos de paz[9], y un activo y persistente
movimiento por la paz[10]. Sus logros
son palpables y perfectibles, al igual que las paces que construyen.
En diversos lugares de Colombia, al mismo tiempo que
se dinamiza y agudiza el conflicto armado interno, los sectores más impactados[11]
han desarrollado métodos y estrategias para contactar, dialogar y facilitar
acuerdos con los actores armados. Estas intervenciones han sido reconocidas por
ellos mismos como prácticas de mediación y, en términos de Lederach,
estos mediadores podrían calificarse como "Incider
Partial"[12], o
mediadores involucrados en el conflicto o de confianza, por su condición de
afectados por el mismo. El objetivo de estas intervenciones comunitarias ha
estado relacionado con la búsqueda de alternativas que permitan proteger
mínimos vitales violentados o amenazados en el marco del conflicto en mención:
la vida, el territorio, las culturas y la autonomía o autodeterminación[13].
Algunas de estas experiencias de mediación
comunitaria han alcanzado una larga duración, todas otorgan significados a la
mediación que practican, sus métodos y estrategias son propios y muy creativos,
y sus alcances visibles y significativos. Además, surgen de actores sociales
que han ejercido la resistencia noviolenta, pero al
mismo tiempo han estado abiertos a la solución dialogada de los conflictos que
los afectan[14].
En este contexto se ubica la experiencia de mediación de la ATCC.
Estas realidades de Colombia permiten afirmar que
los colombianos no están atados irremediablemente a las violencias. En este
país, una paz empoderada y perfectible se construye en medio y a pesar de las
violencias. También evidencian las posibilidades del diálogo y los alcances de
los métodos noviolentos en la resolución y
transformación de los conflictos armados.
La mediación ha estado presente a lo largo de la
historia. Dan cuenta de ello los "consejos del pueblo" en Sri Lanka,
en el año 425 a. C., integrados por los más ancianos, quienes escuchaban las
quejas y resolvían conflictos entre vecinos[15]; y el caso
de la antigua China, dado que allí la mediación representaba el principal
mecanismo para solucionar diferencias. Confucio afirmaba que la mejor forma de
preservar la armonía natural en las relaciones humanas y resolver disputas era
mediante la persuasión moral y los acuerdos, y no a través de la fuerza y la
coacción[16].
La intervención de terceros para resolver conflictos también ha representado
una práctica ancestral de pueblos indígenas y comunidades negras[17].
Asimismo se ha hecho visible en la regulación de conflictos generada desde
leyes o políticas públicas, siendo el caso por ejemplo de la que surgió a
partir de la Ley de las XII tablas en la antigua Roma, y de los avenidores o
amigables componedores del siglo XII, en Portugal. De igual manera, ha
representado un mecanismo al que han acudido de manera recurrente los Estados
para resolver conflictos armados de carácter internacional[18].
La mediación y otros mecanismos alternativos de
resolución pacífica de conflictos se fue generalizando y profesionalizando en
la historia reciente de la humanidad, y con mayor énfasis en las décadas de los
setenta y ochenta del siglo XX[19],
muy especialmente en EE. UU., Inglaterra y Francia.
La mediación es considerada como la más exitosa de
las técnicas alternativas de resolución de conflictos[20]. Esta
afirmación se soporta en diversos hechos y en factores de la propia naturaleza
de esta modalidad de intervención de terceros: su aplicación se ha extendido a
conflictos de ámbitos privados y públicos, desde la familia y la escuela hasta
los conflictos armados[21];
el ochenta por ciento de conflictos sometidos a mediación han terminado en
acuerdos, según hallazgos de investigación[22]; y por
permitir la participación de las partes en la búsqueda de soluciones del
conflicto, otorgándoles voz, facilitando que se reconozcan y posibilitando que
legitimen su actuación y las decisiones que adoptan.
Son diversos los significados atribuidos a la mediación, aunque no
existe en la actualidad una definición universalmente aceptada sobre la misma.
En forma generalizada coinciden algunos analistas al considerarla como una
técnica de gestión, conducción, transformación y resolución de conflictos[23];
y otros, desde una mirada más amplia, la identifican como mecanismo de
construcción de paz[24].
La mediación no es solo una construcción teórica, es
al mismo tiempo una práctica social. En el marco de la misma se pueden restablecer vínculos entre las partes en conflicto y romper
círculos viciosos de conflicto y violencia. A su vez, las partes involucradas
pueden ver los conflictos desde otra perspectiva, que no solo es útil a su
presente sino a su futuro. Además, favorece una "cultura de vinculación"
en su significación de reparación, restablecimiento y reforzamiento de vínculos
consigo mismo, con el prójimo, con el entorno material, social y ecológico. La
mediación es conocida como "la tercera vía" en la solución de
conflictos, ya que en ella, quienes están en conflicto, se encuentran a través
de un mediador que les ayuda a comunicarse para que puedan encontrar una
solución mutuamente satisfactoria en el conflicto que los vincula[25].
En este artículo se entiende la mediación, en términos generales, en la
significación que le atribuye el concepto que se relaciona a continuación:
La mediación es la intervención de un tercero
aceptable, imparcial y neutral, carente de poder de decisión, en una disputa o
negociación, con el fin de ayudar a las partes en conflicto a llegar
voluntariamente a un acuerdo propio y mutuamente aceptable alrededor de los
puntos en disputa.[26]
2. Sobre la mediación
en conflictos armados
La mediación en conflictos armados es reciente y por
ello novedosa[27].
Hasta el momento no se cuenta con un concepto único sobre esta modalidad de
mediación. Existen comprensiones clásicas o tradicionales y otras más amplias y
jóvenes. En las primeras, la mediación se concibe como la intervención de un
tercero en un proceso formal de negociación directa cara a cara, para ayudar a
las partes a encontrar soluciones mutuamente satisfactorias para resolver su
conflicto[28].
En esta concepción, el mediador es generalmente un experto, externo o ajeno al
conflicto, que cuenta con un margen de disponibilidad para actuar a modo
propio, que ha sido aceptado previamente por las partes y goza de prestigio[29].
Dentro de las comprensiones más amplias se
identifican dos enfoques. El primero, que considera la mediación como la
intervención de diversos terceros con distintos roles, en las etapas de pre
negociación, negociación y pos negociación de un proceso de paz[30].
El segundo, que la define como la intervención de terceros involucrados en el
conflicto, que por esta condición son terceros de confianza, es decir, conocedores
del conflicto, de los actores del mismo y de su accionar, y que gozan de
autoridad y credibilidad[31].
La intencionalidad de este tipo de mediación es ayudar a encontrar alternativas
de solución relacionadas con la protección de mínimos vitales violentados o
amenazados en el marco de conflictos armados: la vida, las culturas, los
territorios y la autonomía o autodeterminación. En este caso, la mediación la
realiza un colectivo, que reúne unas características especiales, y que ha
recibido un mandato comunitario para mediar[32].
Estas tendencias, al definir la mediación en
conflictos armados, hacen visible la complejidad de esta mediación, que también
es propia de los conflictos que intenta resolver o transformar. De igual
manera, evidencian los plurales perfiles de quienes median, los escenarios en
los que actúan y las intencionalidades presentes en esta mediación.
Se destaca la incidencia de factores propios de los
conflictos armados en esta mediación. Dentro de los mismos, la especificidad de
cada uno de estos conflictos, su carácter dinámico y cambiante, la complejidad
de los contextos en los que surgen, la imposibilidad de replicar experiencias y
aprendizajes de manera generalizada, y que solo las partes involucradas tienen
el poder para resolver estos conflictos, independientemente de la labor de
quienes median[33].
La mediación en conflictos armados cuenta con un
significativo desarrollo teórico. No obstante, es necesario avanzar más, desde
ejercicios aplicados de investigación para la paz, que ofrezcan elementos
teóricos y prácticos que soporten aspectos relevantes sobre la misma. En este
sentido, cobra importancia el análisis de casos o experiencias, el perfil de
los terceros mediadores, sus alcances y las lecciones aprendidas sobre esta
mediación. En Colombia son incipientes los esfuerzos investigativos sobre
mediación en conflictos armados.
Estudios de caso como la experiencia campesina de
mediación de la ATCC, objeto de este artículo, contribuyen a este propósito de
ofrecer elementos que permitan avanzar en la comprensión y caracterización de
la mediación en conflictos armados internos. Ellos enseñan que, en este tipo de
conflictos, la mediación exige modelos y perfiles especiales de mediación. De
igual manera, que en su ejercicio se compromete la vida y están muy presentes
la paciencia, la humildad y el compromiso de quienes median[34]. Además, que
como dice Lederach: "la necesidad de reconstruir
el tejido social de relaciones desgarradas por décadas y generaciones de odio
continúa siendo un reto importante (...) ¿Cómo trascendemos los ciclos de
violencia?"[35].
3. La Asociación de
Trabajadores Campesinos del Carare
En Colombia, mucho antes de la expedición de la
Constitución Política de 1991, que consagró el derecho y el deber de la paz,
pueblos indígenas y afrodescendientes, y comunidades
campesinas, mediaban en el conflicto armado colombiano[36].
La Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare,
en adelante ATCC, es un proceso con una importante trayectoria en construcción
de paz. Se destacan dentro de sus principales rasgos: su larga duración y la
perfectible consolidación que ha alcanzado; sus dimensiones como resistencia noviolenta y mediación en el conflicto armado, los logros
que ha alcanzado en sus 32 años de existencia, y el reconocimiento que ha obtenido,
especialmente el premio Nobel Alternativo de Paz que les otorgaron en 1991.
Esta experiencia campesina surgió en 1987, como
ejercicio de resistencia civil frente al conflicto armado y todos sus actores.
A partir de esta postura, desarrollaron una labor de mediación en dicho
conflicto, que se ha mantenido hasta la actualidad. La integran aproximadamente
doce mil campesinos, treinta y tres veredas de seis municipios[37]
que colindan con el río Carare o Minero, en el Magdalena Medio santandereano, y
que constituye su área de influencia[38].
En 1987, los campesinos que generaron la ATCC y se
organizaron en ella no sabían de pacifismo, noviolencia,
ni de mecanismos de resolución de conflictos; muchos de ellos apenas sabían
leer y escribir y vivían inmersos, desde 1975, en una realidad de violencia
extrema: eran víctimas de un conflicto armado que se expresaba en dimensiones
de barbarie y terror[39].
Sin embargo, en forma extraordinaria, desde sus capacidades y potencialidades para
construir la paz crearon una propuesta auténtica, creativa y con alcances
reales y perfectibles, que ellos identifican como mediación en ese conflicto
armado.
Entre 1975 y 1987, la población campesina asentada
en el territorio, que después integraría el área de influencia de la ATCC, fue
objeto indiscriminado del accionar degradado de todos los actores del conflicto
armado, por entonces escalado como consecuencia de la confrontación y el fuego
cruzado[40].
En un primer momento, que se extiende hasta 1982, enfrentó al Ejército con la
insurgencia de las FARC, y en una segunda fase, que va desde 1982 hasta 1987,
al Ejército y los Paramilitares contra las FARC. Durante este largo periodo, el
conflicto en mención cobró aproximadamente quinientas víctimas directas, sin
contar dentro de este estimativo a los familiares de las mismas y las
comunidades de las que hacían parte; y evidenció dimensiones de barbarie y
terror. En este contexto, la desaparición forzada, la tortura, el tiro de
gracia, el asesinato selectivo, el bombardeo, el desplazamiento forzado, la
mutilación de los cuerpos y segar la vida, materializaron las violaciones de
Derechos Humanos y las infracciones al Derecho Internacional Humanitario
perpetradas en contra de esta población. Ellas quedaron por siempre registradas
en su memoria y generaron heridas que aún no han podido cicatrizar[41].
Por esos años, en muchos momentos el río Carare
perdió su condición para convertirse en testigo mudo de la barbarie,
depositario de los cuerpos mutilados y sin vida, y dejó de transportar
embarcaciones, productos agrícolas y madera, para arrastrar cadáveres —que era
prohibido recoger—, algunas veces hasta quince en un día, que endurecían el
miedo y daban cuenta del horror[42].
La chispa detonante del conflicto fue un ultimátum
que les dio un miembro del Ejército a los campesinos del Carare. Al cierre del
periodo mencionado de violencia y escalamiento del conflicto armado, el 17 de
febrero de 1987 se presentó en la India[43] un capitán
del Ejército en compañía de algunos comandantes de los paramilitares, como el Mojao, convocó a los campesinos a un sitio público y les
manifestó que les daba el plazo perentorio de diez días para que decidieran
entre cuatro alternativas, todas ellas inmersas en la violencia: vincularse a
la insurgencia, unirse a los paramilitares, desplazarse del territorio o
permanecer en él y morir en las lógicas del conflicto armado[44].
En el contexto descrito, surgió la experiencia de
resistencia civil de la ATCC, y a partir de la misma, la de mediación en el
conflicto armado interno. Es necesario destacar que esta intervención de la
ATCC en el conflicto en mención no encontró su origen en una teoría académica o
en influencias externas. Surgió como iniciativa de estos campesinos y en su
desarrollo se convirtió en proceso. Por ese motivo tiene un carácter propio y
auténtico. Se identifican como causas generadoras de la misma las necesidades
impuestas por la expresión del conflicto armado en su territorio, la opción de
los campesinos por el ejercicio de resistencia civil frente a esta modalidad de
violencia y todos sus actores; el liderazgo de quienes orientaron a la
comunidad y contribuyeron a su opción por la resistencia noviolenta
y la práctica de mediación, y en el poder pacífico transformador de las
comunidades que han integrado esta experiencia campesina[45].
Los campesinos de la ATCC comprenden la mediación
como un proceso inacabado, que se construye en el día a día, cuya
intencionalidad está directamente asociada con la defensa de la vida, de la
autonomía y de los derechos al trabajo y a la paz. Se media
desde un modelo y unas estrategias propias y con todos los actores del
conflicto armado[46].
En sus propias palabras:
Mediar en el conflicto armado significa respeto por
la vida y por la autonomía comunitaria, humanizar personas violentas, y
solución propia de los problemas. También conocer el poder transformador que
tiene el diálogo abierto y el consenso, crear nuestro propio proyecto de vida,
ser un ejemplo de que sí hay salidas al conflicto cuando hay unión y superando
el miedo, romper con la indiferencia, hacer trabajo conjunto sin importar el
credo, la cultura o el pensamiento.[47]
Si le quitamos la mediación a la ATCC, yo creo que perderíamos la razón
de ser porque la mediación es la que ha permitido que muchas cosas en el área
de influencia se logren y que la gente pueda convivir en paz, tranquilamente.
Que algunas personas, a pesar de que hayan tenido algún problema, no se les
ajusticie por eso que hicieron, sino que puedan permanecer en el territorio,
ser perdonados, rectificarse, que haya entendimiento, y que también la región
se siga desarrollando.[48]
Para la ATCC, mediar es un proceso, generado y
validado por la historia de estas comunidades campesinas y por su pensamiento
político. También, un mecanismo de gestión pacífica de los conflictos que se
materializa en la palabra, el diálogo y los acuerdos. Un ejercicio difícil, que
ha implicado valor, asumir altos riesgos, como la probabilidad de perder la
vida o ser estigmatizado, y que ha comprometido plurales esfuerzos. Desde
buscar contacto con quienes les permitan contactar a los actores del conflicto
armado para "interlocutar" con ellos, hasta
las largas travesías que han tenido que realizar para encontrarse con ellos,
muchas veces caminando y durmiendo por varios días bajo el ardiente sol o la
persistente lluvia[49].
En consideración de quienes han generado y
dinamizado esta experiencia, y desde hallazgos de investigación para la paz, es
posible afirmar que este proceso de mediación ha sido exitoso. Soportan esta
afirmación sus diversos e inimaginables logros, su práctica generalizada y reiterada, la
cultura de la mediación que ha generado en el interior de sus comunidades, su
larga duración, y porque desde sus orígenes ha hecho ruptura perfectible en el
conflicto armado, sus lógicas y su intensidad, alcanzando incluso largos
periodos[50]
en los que no se registraron muertes violentas por su causa en el área de
influencia de la ATCC[51].
Los logros de esta experiencia de mediación han sido
diversos, significativos y palpables. Han protegido vidas, culturas y territorios
en medio del escalamiento del conflicto armado, han prevenido el desplazamiento
forzado, y por momentos han disminuido su intensidad. A su vez, han fortalecido
la unidad y los procesos comunitarios, han evidenciado los alcances de métodos
más inteligentes y menos costosos, como los noviolentos
en la resolución de conflictos, y han transformado la realidad.
4. Modelo, método y
estrategias
El método y las estrategias empleadas por la ATCC
para mediar en el conflicto armado han sido auténticos, inteligentes, sendllos y, a la vez, extraordinarios. A su vez, han sido
probados a lo largo de un periodo que supera tres décadas y han evidenciado su
eficacia.
Desde los estudios de paz, el método utilizado por
la ATCC para mediar en el conflicto armado puede identificarse como el de la Noviolencia, en el que el valor de la vida, en su
comprensión más amplia, representa la esencia, el fundamento y la intencionalidad
del ejercicio de mediación. A su vez, privilegia el diálogo y el entendimiento
como mecanismos para resolver los conflictos generados por el impacto del
conflicto armado en las comunidades campesinas. Además, se destaca la
percepción del adversario dentro del mismo, pues estos campesinos asumen a los
actores del conflicto armado, no como sus enemigos, sino como personas que han
tomado opciones y métodos distintos a los de ellos, que incluso les han causado
daño; pero a quienes les reconocen la condición de seres humanos, susceptibles
de cambio. Desde esa perspectiva, la mediación también busca transformar a
estos actores[52].
En algunos casos han mediado para facilitar su desvinculación del movimiento
armado o, cuando han asumido la condición de excombatientes, para posibilitar
su reconciliación con las comunidades y con excombatientes de otros grupos
armados[53].
El modelo de mediación de la ATCC tiene
características propias[54].
Ellas se relacionan a continuación:
•
La mediación es un proceso. Para los campesinos que integran la ATCC, la
mediación es un proceso inacabado y perfectible. Por consiguiente, no se agota
en sesiones. Además está estrechamente vinculado a la protección de la vida y
de otros mínimos vitales, factor que explica su carácter procesual e inacabado.
•
Mediación comunitaria. Esta mediación la realiza un colectivo integrado
por la junta directiva de la ATCC, los delegados de las veredas o la comisión
de conciliadores, según el caso, quienes por sus condiciones y experiencia han
sido elegidos para dicha labor. Se destaca que constituye una prohibición
asumir esta labor de forma individual.
•
Mediación con mandato comunitario. Quienes median no lo hacen a título personal, sino
en cumplimiento de un mandato de sus comunidades o de la asamblea comunitaria
de la ATCC. De igual manera, rinden cuentas de su ejercicio a las comunidades y
sus espacios deliberativos y por lo tanto no se pueden extralimitar en sus
funciones. Este mandato comunitario es el que da poder a quienes median y los
colocan en posición de equilibrio frente a los actores armados.
•
El perfil de quienes median. Quienes median en la ATCC deben tener unas
condiciones especiales de carácter personal, organizativo y del ámbito de
resolución pacífica de los conflictos. Dentro de las condiciones personales se
destacan: el amor a la vida, la sencillez, la prudencia, la seriedad, la
flexibilidad y gozar de reconocimiento dentro de su comunidad, como persona
correcta, confiable y sin tacha. Respecto de las condiciones organizativas: su
trayectoria en la organización y el conocimiento de la postura política de la
organización frente al conflicto armado. En cuanto al campo de la resolución
pacífica de los conflictos: contar con facilidad de expresión y comunicación,
reconocimiento comunitario de su capacidad para resolver problemas y
diferencias, conocimiento profundo del conflicto armado, sus actores y su
accionar, y contar con experiencia en mediación. Se destaca que en este modelo
la formación académica o la experticia académica no representan una exigencia
para poder mediar.
•
La intencionalidad de la mediación. Como ya se había manifestado antes, la finalidad es
proteger mínimos vitales, afectados o amenazados por el conflicto armado. Entre
estos: la vida en su consideración más amplia, es decir, no solo la vida
humana, sino la de otras especies y la de la naturaleza, las culturas, los
territorios, la autonomía o autodeterminación, y derechos fundamentales como
los del trabajo y la paz. Esta mediación no tiene la finalidad de resolver
pacíficamente el conflicto armado interno de Colombia, y carece de condiciones
para ello. En este sentido, aboga por su resolución pacífica y solo media para
encontrar alternativas de solución frente a la conflictividad generada entre
los actores del mismo y las comunidades.
•
Las estrategias empleadas. Son diversas, propias, inteligentes y aprovechan
los recursos disponibles en el interior de sus comunidades y contextos. Se
identifican entre ellas: a. Los diálogos públicos y de cara a las comunidades.
En muchas ocasiones, las comunidades se desplazaron por el río acompañando a
sus directivos, encargados de la mediación, hasta el lugar convenido para el
encuentro, como muestra de respaldo y apoyo comunitario.
En otras ocasiones, cuando los mediadores iban solos, grababan los diálogos y
al regresar a los cascos urbanos, los retransmitían en sitios públicos mediante
parlantes de gran potencia para que pudieran ser conocidos por todos; b.
Manifestar a cada actor armado que su postura frente a ellos era igual a la que
sostenían frente a los demás actores armados. Este criterio evidenciaba
imparcialidad y ayudaba a generar confianza; c. Establecer como regla, con cada
actor armado, que lo acordado con ellos sería dado a conocer a los otros
actores del conflicto armado; d. Contar con el respaldo de sus comunidades que,
como se mencionó antes, les otorgaba poder y permitía un mayor equilibrio en la
relación de poder frente a los actores armados; e. Colocar vallas enormes a la
entrada de las veredas con la frase: "Conmigo no cuente para la
guerra"; e. Iniciar cada sesión de diálogo pidiéndoles a los actores armados
dejar a un lado sus armas por un momento para disponerse a la oración como
práctica de fortalecimiento espiritual; f. Humanizar al actor armado
reconociendo su dignidad y tocando su corazón; g. Lograr acuerdos históricos
firmados por los actores armados, que sentaron la base fundamental para
protegerlos en el futuro y frente a nuevos comandantes y otras dinámicas del
conflicto armado.
•
La planeación o preparación de la mediación. Los mediadores de la ATCC preparan cuidadosamente
su ejercicio de mediación, desde el contacto inicial hasta el desarrollo de las
sesiones. Ellos estudian las características de sus interlocutores, preparan
las intervenciones, la agenda de diálogo y los argumentos que expondrán,
tratando de no dejar nada al azar.
•
Elección de quienes median. Los mediadores son elegidos por las comunidades,
otorgándoles, a su vez, un mandato para mediar.
•
Calidad de terceros. Quienes median se consideran terceros entre los
actores armados y sus comunidades. Se sienten con derecho a mediar en su
condición de afectados directos por el conflicto armado interno y por la
autoridad que les otorga conocer de primera mano la expresión de este
conflicto, sus actores y su accionar. Por estas mismas razones no piden
autorización a ningún actor armado para mediar.
•
Colombia cuenta con un
valioso, creciente e insuficientemente explorado universo de escenarios de
construcción de paz. Por este motivo, no corresponde a su realidad percibirla
solo por las violencias que se expresan en su territorio.
•
La mediación en los
conflictos armados representa una modalidad novedosa y en construcción,
compleja como los conflictos que intenta resolver o transformar; pero valiosa,
necesaria y muchas veces la única y más idónea vía para intervenir en
conflictos armados prolongados y arraigados.
•
No existe un concepto
universalmente aceptado sobre esta modalidad de mediación. Se cuenta con un
desarrollo teórico importante, pero es necesario avanzar en ejercicios
aplicados de investigación para la paz, que ofrezcan elementos teóricos y
prácticos, relacionados con experiencias, perfiles de mediadores, métodos,
logros y lecciones aprendidas.
•
Las experiencias
comunitarias de mediación en conflictos armados, como la ATCC, representan un
mecanismo valioso de resolución de la conflictividad generada por los actores
de estos conflictos con comunidades que reciben su múltiple impacto.
•
La intervención de la
ATCC en el conflicto mencionado representa una experiencia auténtica, dado que
emerge de los campesinos que la generaron y quienes, a su vez, adoptaron un
método noviolento y crearon un modelo genuino y unas
estrategias propias.
•
La noviolencia
es su método, aunque estos campesinos carecían de una formación en Estudios de
paz, ni conocían la figura de Gandhi cuando generaron esta experiencia. En este
sentido, la protección de la vida está en el origen y la finalidad de esta
mediación comunitaria. A su vez, se materializa en diálogos y acuerdos; y
humaniza al adversario, a quien no perciben como enemigo sino como un ser
humano que ha tomado una opción de vida y de lucha distinta a la de la ATCC,
que incluso les ha causado daño, pero que tiene capacidad para cambiar.
•
Es una experiencia
exitosa por sus significativos logros, su práctica generalizada y reiterada, su
larga duración, por generar una cultura de la mediación dentro de sus
comunidades, y porque ha hecho ruptura en las lógicas del conflicto armado,
empoderando a las comunidades e incidiendo en la resolución pacífica de la
conflictividad generada por este conflicto.
•
Esta experiencia enseña
la importancia de los mediadores involucrados en los conflictos que se busca
mediar, en su condición de víctimas de los mismos. Su conocimiento y su
experiencia los convierte en mediadores autorizados.
•
El modelo de mediación
de la ATCC posibilita la participación comunitaria, factor que la fortalece
como proceso y la legitima. A su vez, les otorga poder a quienes median y los
sitúa en un punto de mayor equilibrio frente a los actores armados.
•
Al poner en diálogo el
modelo de mediación tradicional en conflictos armados con el generado y
desarrollado por la ATCC, se hace evidente la necesidad de incorporar nuevos
elementos teóricos y prácticos sobre esta modalidad de mediación. Dentro de los
mismos, el perfil de los mediadores, su naturaleza interna o involucrada en los
conflictos, las modalidades de esta mediación, los métodos y estrategias
aplicadas y los logros alcanzados.
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87-101 https://doi.org/10.19053/01227238.11919.
Esta
obra está bajo una licencia Creative Commons. Reconocimiento-No Comercial-Sin Obra Derivada 2.5
Colombia.
[1] Este artículo es fruto de investigación para la paz
y está centrado en experiencias de mediación en el conflicto armado colombiano.
La investigación se llevó a cabo entre 2010 y 2012, en desarrollo de una
alianza entre la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB)-Instituto de
Estudios Políticos, la Unión Europea y Pensamiento y Acción Social (PAS), con
el auspicio de la Unión Europea.
[2] PhD en Paz, Conflictos y Democracias de la
Universidad de Granada, España, y magíster en Estudios Políticos de la
Pontificia Universidad Javeriana. Académica e investigadora para la paz.
Actualmente está vinculada a la Universidad de La Salle en el Doctorado en
Educación y Sociedad, correo electronico: eehernandez@unisalle.edu.co.
[3] La investigación
para la paz es una modalidad de investigación propia de los
Estudios de Paz. Puede ser comprendida como la indagación en el pasado y el
presente para conocer lo que se requiere para construir paz. Véase a Johan Galtung, Investigaciones
teóricas. Sociedad y culturas contemporáneas (Madrid: Tecnos, 1995), 347.
[4] Los Estudios de Paz surgieron en 1945, en
tiempos de post Segunda Guerra Mundial. Representan un ámbito de conocimiento
centrado en la paz y generado a partir de categorías analíticas, enfoques y
modalidades de investigación que lo soportan y le dan contenidos, como la
historia de la paz, la investigación para la paz, la educación para la paz, la
cultura de paz, y la construcción de la paz. Véase a Francisco A. Muñoz et al., Investigación de la Paz y los
Derechos Humanos desde Andalucía (Granada: Universidad de
Granada, 2005), 29.
[5] La Investigación Acción Participante (IAP)
encontró su origen a mediados de la década de los cuarenta, en la búsqueda de
enfoques alternativos de investigación y trabajo comunitario que lograran un
mayor impacto en términos de transformación social. Hizo presencia en Colombia
a partir de 1977. Ha sido considerada como metodología de investigación y
aprendizaje y se caracteriza por estar ligada al cambio social. Devuelve o
fortalece la condición de sujetos sociales a quienes participan en ella, busca
la unidad entre la teoría y la práctica, estimula el desarrollo del pensamiento
creativo mediante la aplicación de principios como "aprender haciendo",
articula saberes académicos con otros saberes, y plantea que la generación de
conocimiento no solo es posible a través de expertos sino como producto de
saberes integrados de investigadores e investigados. Véase a María Cristina
Salazar, ed., La
investigación-acción participativa. Inicios y desarrollos (Santafé
de Bogotá, D. C.: Editora Géminis, 1992), 137.
[6] Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda, comps., Pasado
y presente de la Violencia en Colombia (Bogotá: Cerec, 1986).
7
Esperanza Hernández Delgado, Resistencia
civil, artesana de paz. Experiencias indígenas, afrodescendientes
y campesinas (Bogotá:
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Universidad Javeriana, 2004), 316-326.
[8] Cécile Mouly y María Belén Garrido, "No a la guerra. Resistencia
civil en dos comunidades periféricas de Colombia", Desafíos vol. 30, n.° 1
(2018).
[9] Vicen$ Fisas, Negociar la paz
con las FARC. Una experiencia innovadora (Barcelona: Icaria / Más
Madera, 2017).
[10] Mauricio García-Durán, S.J., Movimiento por la paz en Colombia.
1978-2003 (Bogotá: UNDP / Cinep /
Colciencias, 2006).
[11] Como pueblos indígenas y afrodescendientes,
comunidades campesinas, mujeres, jóvenes, maestros y víctimas, entre otros.
[12] John Paul Lederach,
"¿Quién media en los países en desarrollo?", Resolución
de conflictos. Notes vol. 6, mo 4 (1989): 82, 83.
[13] Christopher
Mitchel y Sara Ramírez, "Local Peace Communities in
Colombia: An Initial Comparison of Three Cases", en Colombia:
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[14] Esperanza Hernández Delgado, Intervenir antes que anochezca. Mediaciones,
intermediaciones y diplomacias noviolentas de base
social en el conflicto armado colombiano
(Bucaramanga: Universidad Autónoma de Bucaramanga, 2012).
[15] Marco Gerardo Monroy Cabra, Métodos alternativos de solución de
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[16] Jay Folberg y Alison Taylor, Mediación.
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[17] Hernández Delgado, Intervenir.
[18] Esperanza Hernández Delgado, "Aproximación
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[19] Vicen$ Fisas, Procesos
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(Barcelona: Paidós, 2004); Marinés Suares, Mediación.
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(México: Paidós / SAICF, 1996).
[20] Suares, Mediación.
[21] Beatriz Martínez de Murguía, Mediación y resolución de conflictos. Una guía introductoria (México: Paidós, 1999).
[22] Kenneth Kressel y Dean G. Pruitt, Mediation Research: The
Process and Effectiveness of Third-Party Intervention (San Francisco: Wiley, 1989).
[23] John Paul Lederach,
Enredos, pleitos y
problemas. Una guía práctica para ayudar a resolver conflictos
(Akron: Comité Central Menonita, 1985); Suares, Mediación.
[24] Vicen$ Fisas, Cultura de paz y
gestión de conflictos (Barcelona: Icaria / Unesco, 1998); Fisas, Procesos de
paz); John Paul, Lederach, La imaginación moral. El arte y el alma
de construir la paz (Bogotá: Editorial Norma, 2008).
[25] Hernández Delgado, Intervenir.
[26] Christopher Moore, El Proceso de Mediación. Métodos prácticos para la
resolución de conflictos (Buenos Aires: Granica, 1995).
[27] Laura Wills Otero, La mediación como herramienta parar la resolución de
conflictos armados internos (Bogotá: Alfaomega,
2003), 4.
[28] Moore, El
proceso de mediación.
[29] Esperanza Hernández Delgado, "Modelos propios
de mediación de pueblos y comunidades en Colombia", Perpektive mediation,
vol. 6, n.° 4 (2019).
[30] Fisas, Procesos de paz.
[31] Lederach, "¿Quién
media...?", 82, 83.
[32] Hernández Delgado, "Modelos propios de
mediación", 234-239.
[33] Hernández Delgado, Intervenir, 487.
[34] Ibíd.
[36] Hernández Delgado, Intervenir.
[37] Cimitarra, Landázury,
Bolívar, Sucre, La Belleza y el Peñón.
[38] Esperanza
Hernández Delgado y Claudia Patricia Roa Monsalve, "Civil Resistance
and Peacebuilding: The Experience of the Peasant
Worker Association of the Carare River", en Civil Resistance and Violent Conflict in Latin
America. Mobilizing for Rights, eds. Cécile Mouly y Esperanza Hernández Delgado (Switzerland: Palgrave Macmillan, 2019), 137-156.
[39] Hernández
Delgado, Resistencia
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316-326; Pedro Valenzuela Gruesso, "Construcción de paz desde la base: la experiencia
de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC)", en Las prácticas de resolución de
conflictos en América Latina, coord. Manuel Ernesto Salamanca (Bilbao: Universidad de
Deusto, 2008), 119-136; Centro Nacional de Memoria Histórica, El orden desarmado. La resistencia de la
Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC) (Bogotá:
Taurus, 2011).
[40] Esperanza Hernández Delgado y Claudia
Patricia Roa Mendoza, "Resistencia civil al conflicto armado interno
colombiano. El caso de la ATCC", en Resistencias
noviolentas en América Latina. Experiencias en
Brasil, Colombia y México, coords.
Esperanza Hernández Delgado y Cécile Mouly (Bogotá: FLACSO
Ecuador / Universidad de La Salle, 2020), 125-152.
[41] Hernández Delgado y Roa Mendoza, "Resistencia
civil", 135.
[42] Hernández Delgado, Resistencia civil, artesana, 323-326.
[43] La India es un corregimiento del municipio de
Landázury y el centro poblacional más grande del área
de influencia de la ATCC.
[44] Alejandro García, Hijos de la violencia. Campesinos de
Colombia sobreviven a "golpes" de paz (Madrid: Los Libros de la
Catarata, 1996); Hernández Delgado, Resistencia
civil, artesana; Valenzuela Gruesso,
"Construcción de paz", 119-136; Centro Nacional de Memoria Histórica, El orden desarmado.
[45] Hernández Delgado, Intervenir, 208, 213, 217,
218.
[46] Ibíd.
[47] Entrevista a Quiroga Rueda, Donaldo, La
India, 7 de julio de 2010.
[48] Entrevista a Hernández, Mauricio, La India,
10 de julio de 2010.
[49] Hernández Delgado, Intervenir.
[50] Como el comprendido entre 1991 y 1999.
[51] Hernández Delgado, Intervenir.
[52] Ibíd.
[53] Cécile Mouly, Esperanza Hernández Delgado y Jaime Giménez,
"Experiencias de reintegración social de excombatientes en comunidades de paz
en Colombia", Análisis
político, vol. 32, n.° 95 (2019).
[54] Hernández Delgado, Intervenir.