Doi: https://doi.org/10.19053/01227238.U958
Artículos
El desarrollo alternativo: misión
de la Universidad de Nariño para la vida y la paz[1]
The alternative development:
misión of the Nariño University for the life and peace
O
desenvolvimento alternativo: missão da universidade de Narinho para a vida e
para a Paz
María Elena
Erazo Coral[2] https://orcid.org/0000-0002-2295-4564
Universidad de
Nariño, Colombia
RESUMEN
El objetivo: Reflexionar sobre el desarrollo
alternativo que contribuye a la vida ya la paz de la región como proyecto
misional de la Universidad de Nariño en el escenario de la Asamblea
Universitaria. La originalidad de la
investigación radica en abordar el tema desde la lógica regional para pensar
sus singularidades, pues de las múltiples misiones institucionales, unas
pretenden aportar y resolver los problemas del capital y del mercado, y otras,
como es el caso de la UDENAR,buscan contribuir al buen
vivir y a la paz de la región a través del desarrollo alternativo. Método: Esta investigación se aborda
desde la metodología de la no simultaneidad de lo
simultáneo, por tanto, la estrategia utilizada es el análisis de las
fuentes bibliográficas y de archivo a través de una matriz que establece las
particularidades regionales y locales que descentren la mirada de los análisis homogeneizantes
y universales, lo cual permite concluir: la Universidad de Nariño, a través
de la Asamblea Universitaria, construye bajo los principios de autonomía y
democracia una misión y una visión para el desarrollo alternativo que conlleva
un compromiso por y para la vida y la paz.
Palabras
clave: Autonomía universitaria;
desarrollo alternativo; paz, región.
ABSTRACT
The objective Reflect on the alternative development that
contributes to life and peace in the Region as a missionary project of the
University of Narino on the stage of the University Assembly. The originality of the research lies on approaching the issue from
the regional logic to reflect upon its singularities, because there are
multiple institutional missions, some of them look for contributing and solving
the problems of capital and the market, and others, as the UDENAR case, they
seek to contribute to the quality of life and peace of the region through the
alternative development. Method: This research focused from the methodology of the non-simultaneity of the simultaneous, therefore the strategy applied is the bibliographic and archive sources analysis through a
matrix that establishes the regional and local particularities that focus the
gaze of the homogenizing and universal inquiries, which allows to conclude: The University of Narino, through the University Assembly, builds a
mission and vision for alternative development under the principles of autonomy
and democracy that entails a commitment to and for life and peace.
Key words: University autonomy; alternative
development; peace; region; University of Narino.
RESUMO
O objetivo: refletir
sobre o desenvolvimento alternativo que contribui para a vida e para a paz da
Região como projeto e missão da Universidade de Narinho no cenário da
Assembleia Universitária. A originalidade da pesquisa se encontra
na abordagem do tema a partir da lógica regional para pensar suas
singularidades, pois há múltiplas missões institucionais, umas pretendem
contribuir e resolver os problemas do capital e do mercado, e outras, como é o
caso da UDENAR, buscam contribuir para o bem viver e para a paz da região
através do desenvolvimento alternativo. Método: esta pesquisa se
constrói a partir da metodologia da simultaneidade do simultâneo, portanto a estratégia
utilizada é a análise das fontes bibliográficas e de arquivo por meio de
uma matriz que estabelece as particularidades regionais e locais que descentram
a perspectiva da análise homogeneizantes e universais, o que permite concluir: a Universidade de
Narinho, através da Assembleia Universitária constrói sob os princípios de autonomia
e democracia uma missão e visão para o desenvolvimento alternativo que envolve
um compromisso com a vida e com a paz.
Palavras-chave: Autonomia universitária; desenvolvimento alternativo; Paz; Região; Universidade de Narinho.
Recepción: 20/02/2020
Evaluación: 18/05/2020
Aceptación: 28/05/2020
La Universidad de Nariño, desde su autonomía y
concepción democrática y en convivencia con la región sur de Colombia, forma
seres Humanos, ciudadanos y profesionales en las diferentes áreas del saber y
del conocimiento con fundamentos éticos y espíritu crítico para el desarrollo
alternativo en el acontecimiento mundo.[3]
Misión, Universidad de
Nariño
La Universidad de Nariño, entendida como un
acontecimiento en la cultura, es reconocida por su contribución, desde la
creación de valores humanos, a la paz, la convivencia, la justicia social y a
la formación académica e investigativa, comprometida con el desarrollo regional
en la dimensión intercultural.[4]
Visión, Universidad de Nariño
Pensada como el ingreso a un orden establecido por
el sistema capitalista, la modernidad integra en ese orden a los miembros de la
sociedad creando diversas instituciones, entre ellas la universitaria, que
produce, a través de los códigos de cada una de las ciencias y disciplinas,
nuevas subjetividades, valores, perspectivas de vida; la educación
universitaria es, por esa razón, tan preponderante para un país; hace parte de
su proyecto de sociedad.
En este sentido, desde los centros de poder se ha
marcado un proyecto claro para la educación universitaria, consignado en
documentos como el Plan París (1998), el Plan Bolonia (1999), los lineamientos
del Banco Mundial para la educación en América Latina o los de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), que pretenden hacer de la educación
una mercancía, además de estar al servicio del gran capital, políticas que han
sido asumidas por el Estado colombiano[5].
Para el neoliberalismo, si bien la educación pública
es vista como una necesidad, lo es por ser un dispositivo que permite la
formación de sujetos que aportan a la acumulación de capital; por ello se
pretende que la universidad sea reglamentada por la ley de la oferta y la
demanda, es decir, que se asuma como parte del mercado. Este propósito se hace
evidente cuando el Estado genera políticas que llevan a la desfinandadón
y posterior mercantilizadón
de la universidad.
Así, al verse enfrentadas a tal situación, las
universidades públicas de Colombia tienen la opción de seguir los lineamientos
descritos o la de asumir una posición crítica y pensar en una misión y visión
distintas, ejerciendo su derecho a la democracia y a la autonomía universitaria
consagrada en la Constitución.
La Universidad de Nariño opta por esto último. En
efecto, en ejercicio de este derecho de rango constitucional, crea un espacio
de participación democrática denominado Asamblea Universitaria, en el cual se
encuentran profesores, estudiantes y trabajadores para discutir, pensar y
construir la misión y visión de la institución. En los debates se plantean
múltiples formas de concebir la universidad y, teniendo en cuenta las
condiciones locales y regionales dentro de las cuales actúa esta alma máter se
llega a establecer que desde este lugar se debe crear una universidad alternativa
para aportar a la construcción de una región
alternativa y, el camino para lograrlo es proponer y asumir una
misión que posibilite procesos que lleven al desarrollo alternativo,
una de las claves para la construcción del buen vivir y la paz.
El artículo se desarrolla a partir de tres
temáticas: en la primera, se pone de manifiesto cómo la modernidad y el logo
eurocéntrico y estadocéntrico se impone frente a formas diversas de habitar el
mundo, hecho que excluye e invisibiliza todo aquello que no esté dentro de sus
fronteras, lo cual favorece los procesos de violencias vividos en Colombia. La
segunda, aborda la posición de la Universidad de Nariño en el espacio de la
Asamblea Universitaria frente a las posturas epistemológicas occidentales y
propone el debate, la reflexión y la creación de nuevos lugares de pensamiento
que permitan ejercer las funciones misionales desde una perspectiva que
favorezca el desarrollo
alternativo, elemento fundamental para aportar al buen vivir y a
la paz. La tercera, hace un análisis sobre la relación universidad y región en
función de pensarse como universidad alternativa y región alternativa; de allí
la construcción de una misión y visión institucional que plantean el desarrollo
alternativo por y para la vida y la paz.
La metodología de trabajo se realiza desde los
presupuestos conceptuales expuestos por Carlos Rincón Bolívar en su libro La no simultaneidad de lo
simultáneo. Posmodernidad, globalización y culturas en América Latina:
Lo no simultáneo son las diversas respuestas a esa
necesidad, dentro de la heterogeneidad y diversidad de las sociedades
latinoamericanas. La ficción latinoamericana es determinante dentro del debate
posmoderno internacional. Hoy por hoy, el análisis y la teorización de los
nuevos procesos culturales y la teoría cultural son el terreno por excelencia
del debate sobre lo posmoderno en Latinoamérica, o para ser más preciso: la
forma más actual de enfrentar la discusión y el diagnóstico sobre la
contemporaneidad. En la tensión entre simultaneidades y no simultaneidad, el
grado de dificultad de autopercepción y determinación de una posición propia
para quienes buscan estructurar procesos dentro de los que se hallan inscritos
resulta redoblado. Ese el hecho real del que se trata de dar cuenta dentro del
debate latinoamericano sobre el posmodernismo, con el cumplimiento de
rituales de proclamar el atraso informativo, la condición periférica y la
babeización de los lenguajes.[6]
Estos postulados permiten construir una metodología
que piensa las particularidades, la heterogeneidad, la diversidad de los
procesos culturales que se suceden en los ámbitos local y regional,
descentrando así la mirada del análisis hegemónico y universal que propone la
episteme moderna. Bajo los planteamientos de la no simultaneidad de lo simultáneo
se abordan las lecturas y análisis de los documentos de archivo que reposan en
la Universidad de Nariño sobre el proceso de reflexión, debate y construcción
de la misión y visión institucional. Trabajos como este aportan a los estudios
regionales, línea de investigación en la cual se inscribe este trabajo.
1. La modernidad, la universidad, la exclusión y la
violencia
La universidad, aunque fue creada en el siglo XII,
se reinventa entre los siglos XX y XXI pues nuevas realidades como la división
del trabajo, nuevos niveles de enseñanza, emergencia del libro como fenómeno
social, las comunicaciones, proceso de globalización, el aumento poblacional y
por tanto el incremento en los márgenes de consumo exigen de la universidad
cambios[7]
que respondan a la propuesta de sociedad moderna.
Así, es necesario entender el concepto de modernidad
para comprender el papel que dentro del sistema capitalista se le asigna a las
universidades, pues la modernidad no es otra cosa que el ingreso a un orden y
en ese nuevo orden se coloca a la ciencia como elemento fundamental para
transformar la realidad social; y en ese sentido impone la racionalidad
occidental como la única forma de ver, de pensar, de existir en el mundo; las
otras racionalidades entran en la categoría de incivilizadas, irracionales,
bárbaras, es decir, la complejidad que existe en la sociedad se reduce a una
sola manera de existencia y esa es la que cabe en las categorías creadas por la
ciencia social occidental: "civilizado", "ciudadano",
"hombre", "blanco" y el mismo concepto de
"ciencia" cierra sus puertas a saberes distintos a los occidentales.
La universidad se constituye, entonces, en una
institución fundamental para la creación de ese nuevo orden, de ese nuevo ser
humano, de las nuevas subjetividades que requiere el mundo capitalista, pues a
partir de allí se construye modernidad, es decir. se crea un sistema
ideológico, una episteme, un orden encaminado a fortalecer ese mundo para la
acumulación de riquezas, y en eso la universidad juega un papel fundamental
porque esos postulados que se inventan desde ese lugar se reconocen como
"ciencia", es decir, como "verdaderos",
"objetivos", "científicos", "neutrales", razón
por la cual se cierra toda posibilidad de incluir allí otros saberes, tales
como los ancestrales de comunidades como la indígena, la campesina, la afro,
generando por tanto, desde esta institución, una violencia que Aníbal Quijano
ha denominado la violencia simbólica[8], o Pierre
Bourdieu y Loi'c Wacquant llaman "imperialismo cultural", a partir de
lo cual es posible las otras violencias, de género, económicas, ideológicas,
políticas, sociales[9].
¿Qué tiene que ver esto con la paz?, ¡mucho!, pues
esta forma de ver y pensar el mundo desde la lógica occidental o moderna hizo
que se invalidara, que se invisibilizara, que se violentara a los hombres y
mujeres reales, de carne y hueso, que habitan esta nación llamada Colombia,
este sur occidente del país donde existen comunidades que ocupan un territorio
y tienen otros saberes, otras cosmovisiones, otras lógicas de ver, hablar y
habitar el mundo que en las lógicas y en el orden mundial y nacional se niegan
y, por tanto, no tienen lugar en la universidad, pues el orden cultural y
científico occidental desacreditó y suprimió "todas las prácticas sociales
de conocimiento que contrariasen los intereses a los que servía"[10],
hecho conocido como un "epistemicidio".
En esto consistió el espistemicidio, es decir, la
supresión de los conocimientos locales perpetrada por un conocimiento alienígena. Bajo el pretexto de la "misión
colonizadora" el proyecto de colonización procuró homogenizar el mundo,
obliterando las diferencias culturales. La consecuencia fue el desperdicio de
mucha experiencia social y la reducción de la diversidad epistemológica,
cultural y política del mundo. En la medida en que sobrevivieron esas
experiencias y esa diversidad fueron sometidas a la norma epistemológica
dominante: fueron definidas —y muchas veces acabaron autodefiniéndose— como
saberes locales y contextuales utilizables en apenas dos circunstancias: como
materia prima para el avance del conocimiento científico y como instrumentos de
gobierno indirecto, inculcando en los pueblos y prácticas dominados la ilusión
creíble de que se gobernaban por sí mismos. La pérdida de una autorreferencia
genuina no sólo fue una pérdida gnoseológica sino también y sobre todo, una
pérdida ontológica: la de saberes inferiores propios de seres inferiores.[11]
Así, el proyecto de nación sobre el cual se levanta
Colombia es un proyecto de la modernidad que excluye; de este modo era
imposible no enfrentarse a la guerra que se vivió por más de medio siglo en el
país, pues indígenas, campesinos, afros, hombres y mujeres que pensaban
distinto, que creían y soñaban con la construcción de una sociedad diferente a
la que les proponían los centros de poder y el Estado colombiano no tuvieron
cabida en ese proyecto de nación, en ese proyecto de Estado-moderno y, de este
modo, como dice Hernán Henao, era imposible no vivir una, dos y las múltiples
violencias que ha vivido Colombia.
Un país ha insistido en convertirse en nación,
durante 100 años de gestión política centralista, pero que ni en los años 30 ni
en los 60 logró reconocerse país de regiones y país de complejos culturales
regionales; con unas clases sociales en el poder que se han negado a reconocer
la heterogeneidad social y cultural del colombiano, tiene que estar condenado a
sufrir una y dos y quizá más violencias "fratricidas". Nunca, o casi
nunca, en tiempos presentes, el reconocimiento del otro como diferente y su
consiguiente aceptación, ha estado en la mentalidad intolerante —en términos
económicos, sociales, políticos, ideológicos y religiosos— de los colombianos.[12]
El antropólogo Hernán Henao (1945-1999) fue
asesinado por pensar, por decir cosas como estas, y es que el "ideal"
de modernidad propuesto por los centros de poder lleva a principios del siglo
XX a proponer el concepto de progreso,
y a mediados del siglo la teoría
de desarrollo, que no es otra cosa que la de plantear una sola
fórmula mediante la cual la sociedad puede ser feliz, y es la de seguir los
lineamientos que señalen los centros de poder en el marco de los Estados
nacionales modernos. Esta fue la construcción de una nación que nunca reconoció
la heterogeneidad social y cultural de Colombia, que no supo reconocer al otro
y se volvió intolerante frente a la diferencia. Esta visión de nación moderna,
excluyente, no podía esperar cosa distinta a la violencia, esa violencia o
violencias que nos acompañan con mayor severidad hace más de cincuenta años,
mostrándonos con hechos ciertos y crueles dejados por la guerra que la fe de
los científicos sociales en el progreso era imposible de consolidar justamente
porque excluye, violenta e invisibiliza realidades locales y regionales.
Entonces, el conocimiento cierto que nos habían
prometido los científicos sociales apareció como una consecuencia de su fe en
el progreso: hallaba expresión en la creencia en constantes mejoras, que serían
obra de expertos, proceso en el cual el estado que las "permitía"
desempeñaría un papel clave en el esfuerzo por reformar la sociedad. Se
esperaba que las ciencias sociales acompañaran ese proceso de mejora racional y
gradual, y de ahí parecía seguirse que las fronteras del estado fueran vistas
como el marco natural dentro del cual se darían tales mejoras.[13]
Y es que esta forma de concebir la nación desde un
logo estadocéntrico, se sustenta en las teorías de la modernidad, del progreso y el desarrollo; este
último se inaugura con el discurso de Harry S. Truman en el seno de las
Naciones Unidas en el año de 1945, reunidas con el objetivo de diseñar
políticas y medidas concretas "para el desarrollo económico de los países
subdesarrollados"[14],
de tal forma que esto fue lo que plantearon:
Hay un sentido en el que el progreso económico
acelerado es imposible sin ajustes dolorosos. Las filosofías ancestrales deben
ser erradicadas; las viejas instituciones sociales tienen que desintegrarse;
los lazos de casta, credo y raza deben romperse; y grandes masas de personas
incapaces de seguir el ritmo del progreso deberán ver frustradas sus
expectativas de una vida cómoda. Muy pocas comunidades están dispuestas a pagar
el precio del progreso económico (United Nations, 1951).[15]
Estos discursos que niegan las diferencias
culturales e históricas de los pueblos latinoamericanos necesitan ser
incorporados en las mentalidades de los pueblos, requieren que los hombres y
mujeres de carne y hueso crean que el desarrollo
es la única opción de existencia, pretenden que se convenzan de la necesidad de
acabar con las tradiciones, con las culturas ancestrales, con las cosmovisiones
distintas a las propuestas por los poderosos del mundo, por eso "[...] las
filosofías ancestrales deben ser erradicadas; las viejas instituciones sociales
tienen que desintegrarse; los lazos de casta, credo y raza deben
romperse". ¿Qué es esto? La puesta en marcha de una violencia
institucionalizada.
La pregunta en este momento es ¿qué papel juega la
universidad en ese proyecto de sociedad, de nación? Como se dijo anteriormente,
es el de crear ese nuevo hombre que ame la modernidad, que ame el desarrollo,
que menosprecie todo lo que sea diferente, distinto, vale decir, que
menosprecie a quienes conserven sus lazos sociales ancestrales, sus filosofías,
pues estos deben ser catalogados y categorizados como
"subdesarrollados"; la academia, la universidad ayudó mucho a
instalar esta doctrina, especialmente las ciencias sociales que acompañaron a
este discurso creando "conceptos científicos" y binarios como
civilizado/incivilizado, cultura/barbarie, hombre/mujer,
desarrollo/subdesarrollo.
El sistema capitalista necesita instituciones que
aporten a la construcción de ese nuevo orden, por eso la universidad se
moderniza a partir del siglo XIX, porque a esta se le asigna el poder de crear,
re-crear, sustentar y difundir las nuevas prácticas discursivas que lo
sustentan. Hoy el discurso neoliberal en apariencia cambia, pero en esencia
busca: universalizar, globalizar, crear capital y volver mercado y mercancía
aquello que en el siglo XX aún no lo era: salud, educación, cultura; por eso,
en el plan Bolonia se dice: [...]
que la validez y eficacia de una civilización se puede medir a través del
atractivo que tenga su cultura para otros países. necesitamos
asegurarnos de que el sistema de educación superior europeo adquiera un grado
de atracción mundial igual al de nuestras extraordinarias tradiciones
culturales y científicas[16].
De tal suerte que el dominio y estructura del
sistema fundamentado en el mercado y el capital se levanta sobre la base de
imponer un solo referente cultural y científico como el europeo; por eso, Pierre
Bourdieu y Loi'c
Wacquant afirman que este es el "poder de universalizar los
particularismos vinculados a una tradición histórica", pero, con la
argucia de presentar estas singularidades como si fueran universales, utilizan
mecanismos tendientes a convencer que la realidad es única gracias a los
"coloquios universitarios, a los libros de éxito, a las revistas semi
especializadas, a los informes de expertos, de los balances de comisiones a las
portadas de revistas.", porque "[.] están
presentes en todas partes simultáneamente, desde Berlín a Tokio y desde Milán a
México, y cuentan con poderoso apoyo y el refugio de esos lugares supuestamente
neutros que son los organismos internacionales."[17] como el Banco Mundial o la OCDE.
En estos términos, es imperioso decir claramente que
la universidad que actúa desde la lógica eurocéntrica y estadocéntrica le sirve
a los propósitos de los centros de poder, al mercado y al capital. Por eso la
pregunta que hoy debe hacerse la universidad es ¿al servicio de quién va a desarrollar
sus funciones misionales? ¿Hay posibilidad de generar propuesta de universidad
distinta a la que proponen los centros de poder a través del Banco Mundial y la
OCDE y el Estado colombiano? ¿Es posible crear elementos para que la
universidad aporte a la solución de problemas reales de las regiones en las
cuales ejerce su tarea? ¿Es posible que la Universidad de Nariño encuentre
rutas distintas para aportar a la construcción de los tejidos sociales
resquebrajados en las últimas décadas por la guerra? ¿Es posible pensar en una
universidad cuya misión y visión aporten a desarrollos alternativos para y por
la vida y la paz?
Un
proyecto de universidad para desarrollos alternativos por y para la vida y la
paz
Los conceptos de modernidad, progreso o desarrollo
no solo son cuerpos teóricos de las ciencias sociales, son propuestas que
generan realidades concretas, por eso es necesario que los profesores y
estudiantes que habitan la universidad pública colombiana reflexionen sobre el
papel que la universidad cumplirá en este tiempo que se ha firmado el
"Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una
paz estable y duradera"[18],
que pretende poner fin a un conflicto armado de más de medio siglo en Colombia;
en este documento se concibe la paz como un proceso que se construye a través
de la puesta en marcha de una serie de acciones, políticas y reformas que
involucran no solo al Estado sino a la sociedad civil.
Las situaciones de violencia que se viven en el
mundo, y concretamente en Colombia, han motivado una serie de estudios que
dotan a la paz de un marco teórico con categorías de análisis para entender las
violencias y los posibles caminos que conducen a la paz. Justamente una de esas
categorías clasifica a la paz como negativa, positiva e imperfecta y
trasformadora. La paz negativa "se refiere a la relación directa de esta
con la ausencia de enfrentamientos armados"; en tal sentido, "es
válido decir que, paradójicamente, desde la concepción que define la paz como
antítesis a la guerra es posible justificar, legitimar y asumir principios y
lógicas propias de la guerra en aras de la paz"[19]. La paz
positiva lleva a la resolución de conflictos desde la sinergia. "De ese
modo, la justicia social se manifiesta como elemento fundamental para la paz".
La paz imperfecta y trasformadora concibe la paz como un proceso inacabado por
tanto en constante construcción[20];
es en esta última categoría que se inscribe el acuerdo de paz firmado entre el
gobierno colombiano y las Farc.
En ese camino por construir una sociedad en paz se
asigna papel preponderante a la educación, pues la paz también se entiende
como una construcción colectiva que está directamente relacionada con la
democracia, hecho que indica madurez de una sociedad lo cual garantiza el
respeto de los derechos humanos. El logro de una sociedad que vive la
democracia debe ser respaldada por el trabajo formativo de la educación como
política social[21].
En tal sentido, en la Universidad de Nariño, la democracia se constituye como
uno de los principios institucionales porque es "la forma de habitar la
Universidad y en el mundo de manera participativa, responsable, solidaria y sin
discriminación alguna"[22].
Es decir, los procesos misionales de docencia,
investigación e interacción social deben desarrollarse bajo el principio de la
democracia, y desde luego, bajo el principio de autonomía pues es deber de la
universidad reflexionar de manera autónoma sobre su misión para asumir el papel
que le corresponde en ese camino que conduzca al país a vivir en paz.
La democracia y la autonomía posibilitan pensar la
ciencia desde lugares distintos a los propuestos por el logo estadocéntrico que
"construían el marco, supuestamente evidente, dentro del cual tenían lugar
los procesos analizados por las ciencias sociales, [en tal sentido] ...se daba por sentado que
las estructuras sociales modernas estaban en los estados modernos. [por eso] El concepto de 'desarrollo', que fue el concepto
clave después de 1945, se refería ante todo, y sobre todo, al desarrollo de
cada estado tomado como unidad individual"[23].
Esa "unidad individual", que avala un
cuerpo discursivo llamado "ciencia" no permite incorporar al sistema
científico, y por tanto al sistema universitario, los saberes de hombres,
mujeres, campesinos, indígenas, comunidad afro del país y, en concreto, del sur
occidente colombiano, saberes que la ciencia moderna asume como bárbaros e
incivilizados, pero que sí ha tenido la astucia, en tiempos neoliberales, de
convertir el patrimonio cultural forjado durante siglos, en mercancía y capital
y hacer del derecho a la salud, a la educación, a una cultura propia, elementos
que se compran y se venden[24].
Fuente:
https://www.las2orillas.co/wayuu-bag-asi-se-roban-nuestro-patrimonio-cultural
Imagen 1. Patrimonio wayuu convertido en mercancía[25]
Fuente:
https://www.pinterest.de/pin/459507968216318725/?nic_v2=1a2kjo2lo
Imagen 2. Las marcas multinacionales usufructúan los diseños
ancestrales[26]
Frente a la venta de la educación como mercancía hay
serios documentos y estudios[27]
que dan cuenta de cómo ese proceso se realiza de manera indirecta, vía
desfinandadón de la universidad pública y venta de servicios; por eso, hoy más
que nunca, necesitamos hacer acopio de la autonomía universitaria, derecho
consagrado en la Constitución Colombiana, "[...] para contrarrestar
críticamente las presiones de la economía de mercado y las ideologías que
pretendan desviar su función o actuar a favor de terceros"[28].
El concepto de autonomía universitaria es una
reivindicación del movimiento estudiantil de Córdoba, en Argentina (1918), que
busca cambios en:
El Régimen administrativo, el método docente y el
concepto de autoridad; por ello exigen calidad en la enseñanza relacionada
directamente con la calidad de los docentes y piden el concurso docente y la
libertad de cátedra; reclaman autonomía y democracia universitaria manifiesta
en la eliminación de los cargos vitalicios y en la recomposición de los órganos
de gobierno con participación de docentes y estudiantes.[29]
Según la investigación de Olmedo Vargas, estas ideas
se expanden en Colombia en la década de los veinte del siglo pasado, difundidas
por, en aquellos años, el estudiante Germán Arciniegas en la revista Universidad[30].
Sin embargo, es en las décadas de los sesenta a ochenta cuando la lucha por la
autonomía universitaria toma fuerza y logra elevar este derecho a mandato
constitucional en el año de 1991, consagrado en los artículos 68 y 69 y
refrendado en la Ley General de Educación de 1992, en su artículo 28[31].
En el año 2008, en la Universidad de Nariño, el
principio de autonomía:
Se erige como condición necesaria para la creación
de ciencia, la comprensión de los saberes como conocimiento humano, el
ejercicio de la libertad como esencia de la búsqueda incesante de respuestas a
las incertidumbres y, para la confluencia de los propósitos misionales:
docencia, investigación e interacción social.
La Universidad de Nariño, en la dinámica de su
función misional, tiene la facultad de definir y trazar sus políticas para
incentivar la investigación como el ejercicio libre de creación de
conocimiento. La autonomía preservará la naturaleza de la interacción social
para contrarrestar críticamente las presiones de la economía de mercado y las
ideologías que pretendan desviar su función o actuar a favor de terceros.[32]
Haciendo uso de este derecho, a través del Acuerdo
079 de noviembre del 2010[33],
el Honorable Consejo Superior de esta institución crea la Asamblea
Universitaria:
ARTICULO 34. Asamblea Universitaria. La Asamblea
Universitaria es un espacio de participación y deliberación de los estamentos
universitarios con reconocimiento Institucional. Funciona en ejercicio de los
principios constitucionales de democracia participativa y autonomía
universitaria; manifiesta las más altas aspiraciones de la sociedad por la
defensa y adecuada financiación de la universidad pública. El rector expedirá
el correspondiente reglamento para su composición y funcionamiento.[34]
Fue justamente en el seno de este organismo, y
haciendo uso de los principios de autonomía y democracia participativa, que se
estudiaron y debatieron distintos paradigmas, misiones, visiones, objetivos y
principios para luego establecer cuál es la universidad que quieren profesores,
trabajadores y estudiantes, al servicio de quién y para qué se enseña, se
investiga y, por tanto, quién sacará provecho de esos saberes. Es evidente
entonces que la Universidad de Nariño no asume de manera pasiva las teorías y
políticas que impone el pensamiento eurocéntrico ni estadocéntrico; todo lo
contrario, la propuesta de universidad que se gesta es distinta a la visión
moderna, globalizada, desarrollista.
Fuente:
Universidad de Nariño. Archivo de la Reforma Universitaria, 2009-2016.
Imagen 3. Reuniones de la Asamblea Universitaria[35]
Quienes habitan la Universidad de Nariño no se
quedan en la crítica y en la denuncia de las políticas para la educación
superior en los ámbitos nacional e internacional, sino que logran construir una
contrapropuesta a esa mirada que se expresa en la Misión Institucional a través
de proponer el concepto de desarrollo
alternativo: "La Universidad de Nariño, desde su autonomía y
concepción democrática y en convivencia con la región sur de Colombia, forma
seres Humanos, ciudadanos y profesionales en las diferentes áreas del saber y
del conocimiento con fundamentos éticos y espíritu crítico para el desarrollo
alternativo en el acontecimiento mundo"[36].
Pues uno de los grandes objetivos de la Reforma
Universitaria y del proceso asambleario es pensar una universidad para la
región, para los hombres y mujeres que la habitan, que reconozca sus saberes,
sus cosmovisiones, su pensamiento, razón por la cual el concepto de desarrollo
alternativo es vital en la propuesta misional:
El propósito fundamental de la reforma es contribuir
a la reflexión teórica sobre desarrollo alternativo, entendido como un mejor
vivir de toda la comunidad. Esto implica un modelo de organización social donde
la lógica de los medios, de más productos y más construcciones, se cambie por
la lógica de los fines, de tal manera que en el centro de todos los propósitos
se sitúe el ser humano, entendido como comunidad no como individuo. Una
condición sine qua non para tales logros es pensar con cabeza propia, como
dijera Simón Rodríguez: creamos o erramos. Se trataría de construir pensamiento
propio, entendido como una construcción compleja e hibridada que no rechace los
aportes de la ciencia europea, leída críticamente, y que integre de manera
creativa, los aportes de los ancestros, tanto indígenas como afro
descendientes.[37]
En tal sentido, pensar la región a partir de la
categoría del desarrollo alternativo no significa rechazar los aportes de la
ciencia europea, lo que rechaza categóricamente es la violencia que esta genera
cuando invalida y excluye los saberes producidos en este sur occidente de
Colombia, saberes que durante siglos han producido los indígenas y los
afrodescendientes, los campesinos, en fin, los hombres y las mujeres de esta
región. Exclusión que, se dijo, fue uno de los factores generadores de esas
violencias que sumergieron al país en un conflicto armado por más de medio
siglo.
Pero ¿qué es lo alternativo y por qué es un camino
hacia el buen vivir y la paz? Según Enrique Luengo González, lo alternativo
son:
[...] las acciones y procesos impulsados por una
pluralidad de colectivos ciudadanos, movimientos sociales o grupos étnicos que
promueven posibles modos de vida y formas diversas de organización, diferentes
a las impuestas por el sistema dominante neoliberal.
Las alternativas no son la solución de los
problemas, sino vías posibles, caminos tentativos o exploraciones decididas por
colectivos ciudadanos que pretenden respuestas para paliar o superar
situaciones que les son adversas. En otras palabras, las alternativas son
potencialidades, oportunidades, nuevas capacidades colectivas, o bien,
propuestas emergentes de reorganización social.[38]
Fruto de las reflexiones sobre el tema, en la
Universidad de Nariño se establece que lo alternativo es una apuesta diferente
al modelo neoliberal que puso al ser humano en condición de objeto:
Lo alternativo: Frente al modelo actual centrado en
la producción de medios, el crecimiento en la producción de los medios, el
crecimiento de la producción de las cosas, proceso en el cual el ser humano
adquiere también condiciones de objeto, se pasa a un nuevo modelo donde el fin
absoluto de todos los procesos es el ser humano: su buen vivir. Esto implica su
complejidad, el crecimiento integral: físico, mental, espiritual. No se trata
de una propuesta para otros, sino para la propia Universidad. Es una
Universidad Alternativa que, en su convivencia responsable, va contribuyendo a
la construcción de la región alternativa.[39]
Es decir, lo alternativo está referido a un proyecto
de universidad y región distinto al que propone el modelo neoliberal centrado
en el capital y el mercado. La universidad entraña "un modelo donde el fin
absoluto de todos los procesos es el ser humano: su buen vivir"; en suma,
una universidad alterativa
para la construcción de una región
alternativa, pues "la Universidad se funde con la
región", "Comparte con la región su saber y su producción científica
y tecnológica y recibe el talento de su población, los saberes ancestrales, la
solidaridad. La Universidad y la región se retroalimentan y crecen
simultáneamente"[40].
Pensar en desarrollo
alternativo es un ejercicio de autonomía que aporta y
potencializa el desarrollo social, cultural, científico, el buen vivir de los
seres humanos, de las personas que viven en la región del sur occidente
colombiano, dando así un giro y descentrando el concepto del plano económico y
utilitarista.
El planteamiento de desarrollo alternativo propuesto
en la misión de la Universidad de Nariño entraña un diálogo directo con la
región, con lo local, es decir, con los seres humanos que la habitan, dialogar
con sus saberes, reconocer y poner en valor sus cosmovisiones, conocer, apoyar
y aportar a los proyectos de comunidad y sociedad que existan en este sur de
Colombia, es por esto que una misión institucional que pretenda constituirse en
una Universidad Alternativa para aportar a la construcción de una región
alternativa es una ruta que conduce a la vida y a la paz.
He aquí un punto de quiebre frente a las propuestas
eurocéntricas y estadocéntricas de modernidad, desarrollo, globalización.
Pensar, investigar y enunciar que hay una región, que los desarrollos no se dan
solo en sentido económico y de acumulación de capital, que por tanto pueden
gestarse y desde el ejercicio misional de la universidad es factible apoyarse y
aportar a "desarrollos alternativos", elemento fundamental para
visibilizar aquello que desde el centro se ignoró deliberadamente hasta la
década de los 90 del siglo XX y, que en el siglo XXI se pone en valor en
función de volverlo mercancía y capital. La misión propuesta por la Universidad
de Nariño es empezar a pensar en la posibilidad de construir una sociedad desde
otros valores, desde otros símbolos, desde otras miradas, es aportar al tejido
de lazos sociales que se destruyeron con el conflicto; en este sentido, el
proponer en la Misión: "[...] formar seres Humanos, ciudadanos y
profesionales en las diferentes áreas del saber y del conocimiento con
fundamentos éticos y espíritu crítico para el desarrollo alternativo
en el acontecimiento mundo", es formular una apuesta para el buen vivir y
para la paz.
2. Una universidad para la región, para la vida y la
paz
Pensar la región es una alternativa al modelo
neoliberal, pues ésta no tiene lugar en la ciencia, en la educación, en la
historia; la región no tiene derecho a hablar, a pensar, a proponer sus propias
rutas de existencia; es decir, la región tiene sentido en función del orden
nacional y global, en orden a una ciencia y epistemología que se otorgan a sí
mismas el poder para definir y asumir lo que es verdadero y falso, pues:
Por un lado, la epistemología pretendió configurar
un lugar exterior respecto a todas las formas de conocimiento y prácticas de
producción de conocimiento que le permitiese evaluarlas de manera independiente
desde "fuera" o "por encima", reservándose para sí el derecho de
juzgar su capacidad de distinguir entre la verdad y el error, así como el de
definir los criterios de demarcación entre enunciados verdaderos y falsos...
Sin embargo, por otra parte, mientras la epistemología postulaba la soberanía
epistémica, tomaba como modelo una de las formas de conocimiento que se
proponía evaluar: la ciencia.[41]
Frente a esta soberanía epistémica, en la
Universidad de Nariño se levantan voces que desde el escenario de la Asamblea
Universitaria se proponen pensar, debatir y, si es del caso, poner en cuestión
el sistema de verdades planteado por la ciencia, especialmente, aquellas
construcciones que tienen que ver con las teorías —mejor, doctrinas— del
progreso, desarrollo, neoliberalismo, globalización, ciencia, conocimiento, con
lo científico, para decirle a la nación y al mundo que aquí, en Nariño, se
ejerce el derecho a pensar, a existir, a crear pensamiento respecto a la
ciencia, la sociedad, la cultura, el desarrollo, o sobre las políticas del Estado
colombiano en materia de educación superior.
El proceso de Reforma Universitaria llevado a cabo
en el seno de la Asamblea Universitaria desde el año 2008[42], con
profundos debates, reflexiones y análisis que devienen en la construcción de
este proyecto universitario, significa para los tecnócratas internos y externos
a la Universidad de Nariño "un escándalo" y una "pérdida de
tiempo"; pero para quienes, inmersos en el proceso, es apenas el inicio de
un largo camino que busca emancipar el pensamiento, el conocimiento, la
universidad de siglos del dominio epistémico occidental. Las bases puestas en
el Proyecto Educativo Institucional, en el Plan de Desarrollo 20082020, "Pensar la Universidad y la Región" o en
el Estatuto General, son algunos pasos dados en aras de construir una
universidad que reconozca otras epistemologías y otras forma de habitar en la
institución, para cumplir las funciones misionales de la docencia, la
investigación y la interacción social, para que en su ejercicio reconozca no
solo los saberes propuestos por la ciencia moderna sino también aquellos que se
producen en la región del sur de Colombia, es decir incorpore los saberes
alternativos, saberes propios que aporten a la construcción y existencia de una
región alternativa.
El concepto de desarrollo alternativo que se
estableció en la Misión Institucional y que inspirara el paradigma de
"Universidad y Región" expuesto en el Plan de Desarrollo 2008-2020,
"Pensar la Universidad y Región", entraña la necesidad de poner la
mirada en lo local y regional para pensar en un mundo más justo, equitativo y
plural:
El acontecimiento del mundo contemporáneo muestra la
necesidad de afirmación de lo local y regional para que lo universal tenga
sentido en la tarea de pensar un mundo justo, equitativo, plural y para que sea
habitado más allá de la tecnofascinación en el ejercicio del poder, de la
locura consumista en la producción material, de la precariedad significativa en
la comunicación y lejos de la pretensión que idolatra una historia sin sujetos.
Nos entendemos menos en el relato universal porque
desde pequeñas historias cubrimos los olvidos de la pretensión de totalidad.
Hoy fracasa la dictadura del mercado y acude a pedirle una mano al Estado que
amparó esa racionalidad económica entendida como desarrollo cuando en el siglo
XVIII empieza a tomar forma la modernidad.[43]
De este modo, pensar en una universidad que dé
respuesta a los problemas de región contraviene el proyecto de educación
superior pensado en los centros de poder del Estado colombiano, más cuando esa
mirada hegemónica y homogenizaste generada hasta la década de los 90 del siglo
XX ocultó la diversidad cultural, social, económica, política, religiosa que
existe en nuestro país y en la misma región sur occidental colombiana,
integrada por subregiones como la pacífica, la andina y la amazónica —¡cuánta
diversidad entraña esta región!—, diversidad que en el siglo XXI, tiempo de
neoliberalismo, se pretende valorizarla en función del capital y el mercado;
ocultamiento y visibilización de la región desde los centros de poder, son dos
caras de una misma moneda.
Fuente:
Iván Darío Tobar, archivo personal.
Imagen 4. Una región diversa[44]
Reconocer la dignidad y validez de todos los saberes
implica que ninguno podrá ser descalificado sin poner a prueba su pertinencia y
validez en condiciones situadas. Por el contrario, no debe concederse a ninguna
forma de saber o conocimiento el privilegio de ser considerada más adecuada o
válida que otras sin someterla
a esas condiciones y ser evaluada por sus consecuencias o efectos. De este
modo, ningún saber podrá ser elevado a la categoría de norma para evaluar la
validez de otros saberes sin tener en cuenta las condiciones situadas de su
producción y movilización, así como sus consecuencias. Las operaciones de
validación de los saberes derivan, por tanto, de la consideración situada en la
relación entre ellos configurando una ecología de saberes. Dado que la
"ecología de saberes" no concibe los conocimientos en abstracto, sino
como prácticas de saberes que permiten o impiden ciertas intervenciones en el
mundo real, Santos caracteriza su posición como un "pragmatismo
epistemológico", "justificado [ante todo] porque las experiencias
vitales de los oprimidos son primariamente hechas inteligibles para ellos como
una epistemología de las consecuencias", ya que, "en el mundo en que
viven las consecuencias son primero, las causas después".[45]
El paradigma Universidad y Región indica que la
universidad no está por fuera de la región, sino que hace parte de esta; en
otras palabras, que la Universidad de Nariño es región.
Hemos entendido la Institución en convivencia
responsable con la región, lo cual significa compartir con la comunidad sus
saberes en los diferentes campos y, al tiempo, aprender de ésta, de sus
diferentes cosmovisiones, de su multiculturalidad. Se trata de la construcción
conjunta de un desarrollo regional alternativo.[46]
Conocer los contextos en los que la Universidad de
Nariño ejerce su tarea, es fundamental; por eso, una de las reflexiones
profundas que se dan en el seno de la Asamblea Universitaria es pensar el
contexto en el que actúa:
La Universidad de Nariño está ubicada en un lugar
estratégico del sur de Colombia, lo cual representa ventajas que posibilitan
establecer la relación Universidad-Región. Una región multicultural, donde
confluyen el Pacífico bio-geográfico, la Amazonia y los Andes, que la sitúan
como frontera internacional de Colombia con Suramérica. Además, la riqueza
natural del Departamento, representada en la hidrografía, la vegetación, la fauna,
la mineralogía y el paisaje,
características del complejo montañoso, de las costas, de las planicies, hacen
de éste un lugar privilegiado frente a otros del mundo.[47]
Es decir, observa la diversidad como
una potencialidad, no como
un problema; esa diversidad que
justifica el sueño de aportar como formadora de seres humanos, ciudadanos y
profesionales; a pensar que otras formas de existencia, de proyectos de vida,
otras racionalidades distintas a
las planteadas por los centros de poder son posibles. Por eso, propone en su
misión que esos hombres y mujeres formados en la Universidad de Nariño deben
aportar a la creación de desarrollo
alternativo, pues justamente la propuesta del Estado de plantear
una sola vía del desarrollo, la económica, la del mercado, la del capital, es
una de las mayores causantes de esas múltiples violencias que se viven en
Colombia y que en las últimas décadas se siente con mayor rigor en el Sur de
Colombia.
En Colombia existen varios factores que han
contribuido a la profundización de las desigualdades sociales, a los
desequilibrios ambientales, al aumento de la brecha tecnológica, al auge de la
violencia y al conflicto social armado. Desde una visión alternativa, la
academia, los avances científicos y tecnológicos y su internacionalización
contribuyen a enfrentar la problemática ambiental, la búsqueda de soberanía
alimentaria, el fortalecimiento de las identidades culturales, la solución
negociada y razonada de los conflictos, la creación y la adopción de
tecnologías limpias para impulsar la conservación y el uso sostenible de los
recursos naturales.[48]
Es decir, frente a esas desigualdades sociales,
desequilibrios ambientales, aumento de la brecha tecnológica, al auge de la
violencia y al conflicto social armado, la universidad puede cumplir su papel
desde una "visión alternativa", aportando, entre otras, a la
"solución negociada y razonada de los conflictos"; por eso, en
concordancia con lo planteado en su Misión, su Visión, manifiesta:
La Universidad de Nariño, entendida como un
acontecimiento en la cultura, es reconocida por su contribución, desde la
creación de valores humanos, a la paz, la convivencia, la justicia social y a
la formación académica e investigativa, comprometida con el desarrollo regional
en la dimensión intercultural.[49]
Como se puede ver, la contribución a la paz es uno
de sus compromisos. En un país donde el Estado pretendió construir una nación homogénea,
pensar en la pluralidad y responsabilidad
social como principios es fundamental para tejer caminos que
puedan, un día no muy lejano, permitir vivir a los colombianos, y a los
nariñenses, en una sociedad con equidad y justicia social, elementos
fundamentales para la vida y para generar tejidos de paz. En tal sentido, uno
de los principios de la universidad es actuar con "pertinencia y
responsabilidad social", entendidos:
[...] desde la perspectiva del conocimiento y el
mejoramiento constantes, para estudiar la realidad, proponer planes de
prevención y alternativas de solución a las problemáticas, en retroalimentación
mutua, en pro de la vida; para la construcción social de las ciencias y para el
ejercicio de acciones que promuevan al ser humano y a la sociedad en armonía
con la naturaleza.
La Universidad, a través de la investigación, tiene
la responsabilidad de promover la innovación, la creación y la apropiación
social del conocimiento al servicio de la vida. En el ejercicio de su
interacción social, tiene el compromiso de realizar acciones académicas de articulación
sustentables con el entorno natural, dentro del contexto social y general,
conducentes a mejorar las condiciones de vida en todas sus manifestaciones y
potenciar las oportunidades, las fortalezas y los aspectos positivos que poseen
las comunidades.[50]
Es decir, la docencia, la investigación y la
interacción social tienen un propósito: la vida, esa que la violencia arrebata con tanto cinismo,
esa que por más de cincuenta años de guerra vividos en medio de la zozobra, de
la angustia, del odio, del miedo, ha sido menoscabada en su posibilidad de
disfrute; violencia que a su paso deja huérfanos, viudas, desterrados, que
permitió, y permite, justificar las injusticias, la corrupción, la violencia de
Estado, esa que no permite expresar con libertad diferencias políticas,
religiosas e ideológicas, que acabó incluso con expresiones culturales. Por eso
el compromiso de la Universidad de Nariño es con la paz, es decir, con una
educación por y para la vida.
La lectura de los documentos producidos en el proceso
de Reforma Profunda y de los que ya fueron elevados a normas institucionales a
través de Acuerdos del Honorable Consejo Superior[51] permiten
evidenciar que, cuando la universidad se refiere a "la vida", lo hace no solo desde la mera existencia
biológica, ni articulándola con la visión mercantilista y consumista. El
concepto de vida está
planteado como el derecho a existir desde el mundo simbólico, cultural,
ideológico, político, espiritual, en proyectos de relación hombre-naturaleza.
También la vida se la entiende como el derecho a la autodeterminación, es
decir, al derecho del pensamiento propio, a la construcción de múltiples
proyectos de existencia, al derecho a construir utopías; la vida también se articula a la justicia social; la vida, igualmente, queda vinculada al derecho del
buen-vivir, concepto que se retoma de las cosmovisiones ancestrales de pueblos
que habitan no solo este sur de Colombia, sino de América Latina.
[...] es el Buen vivir el que permite consolidar ese
ejercicio, como una práctica heredada de los ancestros de América, edificando y
proponiendo una nueva alternativa de los modelos sociales, políticos y
culturales que dan lugar al cuidado del ser y el estar, y no solo del
sobrevivir que es una hostilidad que desde Europa se plantea. Por tal motivo,
es adecuado articular dichos procedimientos para que los componentes de la
educación y la educabilidad aporten para que la cultura de paz crezca en sana
convivencia, en pro de una buena comunidad educativa [...].[52]
Por su parte, la Universidad de Nariño define su
propia visión sobre lo que es el buen vivir, y la articula con la
autoderminación, con la justicia social, con la relación hombre-naturaleza, con
una cosmovisión compleja y propia, propia de seres humanos solidarios y
respetuosos del otro, de la diferencia que aporte para crear condiciones de
equidad e igualdad.
En un proceso de pensamiento e imaginación complejo
y democrático se han dado pasos importantes hacia la construcción teórica de un
sueño de bienvivir en una región con autodeterminación y justicia social,
entendida como un espacio humano-natural, que posee una cosmovisión compleja
que se comprende, se reconoce y se autorregula, que está en permanente cambio,
en interacción con otros ámbitos de realidad; con seres humanos solidarios
capaces de entender y respetar al otro como igual y diferente, que genera
condiciones de equidad y libertad.
La Universidad está llamada a encontrar en el
convulsionado mundo de hoy, de múltiples crisis interrelacionadas, las
oportunidades para construir futuros mejores. Ya podemos afirmar que contamos
con atisbos de espacios que se abren hacia la construcción del sueño.[53]
Este planteamiento en el Plan de Desarrollo
2008-2020, "Pensar la Universidad y la Región", ratificado en la
misión y visión institucional, le dice a Colombia y al mundo que esta
universidad se aleja de los propósitos eurocéntricos de poner esta institución
al servicio del capital y el mercado. Esta universidad se piensa, existe para
responder a las necesidades de la región; esta universidad existe para
establecer un diálogo directo con esos seres humanos, hombres y mujeres que en
ella habitan: existe para valorar sus saberes, para aprender de ellos, para
poner aquello que el occidente llama "ciencia" al servicio de la
resolución de los problemas que aquejan al sur occidente colombiano; esta
universidad existe para aportar al "sueño de bienvivir en una región con
autodeterminación y justicia social",
así está escrito, con mayúsculas, en el Plan de Desarrollo. Esta Universidad de
Nariño entonces es una apuesta por y para la vida y la paz de la región sur y
de Colombia.
La universidad como institución tiene sus
fundamentos epistemológicos y científicos en la lógica eurocéntrica y
estadocéntrica, y desde esta episteme sirve a los propósitos de los centros de
poder, al mercado y al capital, aspecto que es una de las causas de las
violencias que por más de medio siglo se viven en Colombia. Por tal razón,
entre las tareas que debe asumir la comunidad universitaria están las de reflexionar,
debatir y construir nuevas lógicas para habitar la universidad, más en regiones
como la nariñense que actúa en un contexto de diversidades culturales,
sociales, ambientales, geográficas, que son invisibilizadas por la soberanía
epistémica occidental. El reto se asume en el espacio de la Asamblea
Universitaria de la Universidad de Nariño, lugar desde donde se plantea un
proyecto de universidad que le sirva y aporte a la resolución de los problemas
regionales de los hombres y mujeres que habitan este sur de Colombia.
Se propone entonces un nuevo paradigma: el de
Universidad y Región, y nuevas categorías de pensamiento como la de desarrollo
alternativo que sitúa a la región como centro de análisis y acción de la
institución, entendiendo de este modo que la universidad es región; a partir de
allí busca hacer visible todo aquello que desde los centros de poder se
excluyó, se negó e invisibilizó, se asume la diferencia como un potencial para
nuevos proyectos de desarrollo regional alternativos, aspecto fundamental para
reconstruir tejidos sociales que las violencias destruyeron.
El planteamiento de desarrollo alternativo propuesto
en la misión de la universidad entraña poner a la universidad en un diálogo
directo con la región, con lo local, es decir, con los seres humanos que la
habitan, dialogar con sus saberes, reconocer y poner en valor sus
cosmovisiones, conocer, apoyar y aportar a los proyectos de comunidad y
sociedad que existan en este sur de Colombia; es por esto que una misión
institucional que pretenda constituirse en una Universidad Alternativa para
aportar a la construcción de una Región Alternativa es una ruta que conduce a
la vida y a la paz.
La vida, desde la perspectiva de la institución de
educación superior, no está referida a la mera existencia biológica. La vida a la que se refiere el proyecto universitario se
inscribe en la perspectiva del "Buen Vivir", que entraña lo
simbólico, cultural, social, político, la relación hombre-naturaleza, la visión
milenaria de las culturas ancestrales de este sur de Colombia y de América
Latina.
Pensar en desarrollo
alternativo es un ejercicio de autonomía que aporta y
potencializa el desarrollo social, cultural, científico, el buen vivir de los
seres humanos, de las personas que viven en la región del sur occidente
colombiano, dando así un giro y descentrando el concepto "desarrollo"
del plano económico y utilitarista.
Este proyecto de universidad se expresa en la misión
y visión de manera contundente: esta universidad no estará al servicio del
capital y el mercado, sino para aportar a los campesinos, indígenas,
afrodescendientes, a los hombres y mujeres que habitan esta región sur
occidente de Colombia, la institución existe para valorar y conversar con los
saberes construidos centenariamente por sus habitantes y por tanto para
aprender de ellos; está para producir ciencia al servicio de la región; en fin,
la Universidad de Nariño ejerce sus funciones misionales para aportar al bien
vivir, a la autodeterminación de esta región, a la justicia social; es por todo
esto que la Universidad de Nariño construye una misión y visión que es una
apuesta por y para la vida y la paz.
Acuerdo 079 de 30 de noviembre de 2010. Por el cual
se adopta la Reforma Universitaria como una política académicoadministrativa
institucional, para dar cumplimiento al Plan de Desarrollo de la Universidad de
Nariño 2008-2020, "Pensar la Universidad y la Región". San Juan de
Pasto: Universidad de Nariño, 2010.
Acuerdo n.° 035 de 15 de marzo de 2013. Por el cual
se adopta el Proyecto Educativo Institucional(PEI) de
la Universidad de Nariño. San Juan de Pasto: Universidad de Nariño, 2013.
Acuerdo 080 del 23 de diciembre de 2019. Por el cual
se adopta el Estatuto General de la Universidad de Nariño. San Juan de Pasto:
Universidad de Nariño, 2019.
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Vigilancia de 2015, Decreto 2450 de 2015. Políticas de COLCIENCIAS para la
Investigación y Evaluación de Investigadores, Libros y revistas. Políticas del
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Wallerstein,
Immanuel, coordinador. Abrir las
ciencias sociales. Informe de la Comisión Gulbenkian para la restructuración de
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/ UNAM, 2007.
Cómo
citar: Erazo Coral, María
Elena. "El desarrollo alternativo: misión de la Universidad de Nariño para
la vida y la paz". Revista Historia de la Educación
Latinoamericana. 22 No. 35 (2020): 229-252 DOI: https://doi.org/10.19053/01227238.11958.
Esta obra está bajo una licencia Creative
Commons. Reconocimiento-No
Comercial-Sin Obra Derivada 2.5 Colombia.
[1] Este
artículo es de reflexión y presenta el resultado de la investigación "Las
Reformas de la Universidad de Nariño, 1972 y 2009", financiada por la
Universidad de Nariño.
[2] Doctora en
Ciencias de la Educación de la Universidad de Nariño. Pertenece al Grupo de
Investigación Edu-Multiverso, y actualmente es docente de la Universidad de
Nariño, línea de investigación estudios regionales. Correo electrónico:
merazocoral@gmail. com.
[3] Acuerdo
n.° 035 de 15 de marzo de 2013 por el cual se adopta el Proyecto Educativo
Institucional (PEI) de la Universidad de Nariño.
[4] Ibíd., 20.
[5] Acuerdo
n.° 2034 de 2014 o Ley de Inspección y Vigilancia de 2015, Decreto 2450 de
2015. Políticas de COLCIENCIAS para la Investigación y Evaluación de
Investigadores, libros y revistas. Políticas del Consejo Nacional de
Acreditación, https://www.minedu- cacion.gov.co/1621/artides-344500_archivopdf_sintesi_doc_acuerdosuperior.pdf
[6] Carlos Rincón Bolívar, La no simultaneidad de lo simultáneo. Posmodernidad,
globalización y culturas en América Latina
(Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1995), 226.
[7] Jorge
Eliécer Ruiz, "Crítica de la universidad", ECO.
Revista de la cultura de Occidente vol. 12-3, n.0 69
(1966).
[8] Aníbal
Quijano, "Colonialidad del poder y clasificación social", en Epistemologías del Sur (Perspectivas), eds. Boaventura de Sousa
Santos y María Paula Meneses (España: Akal, 2014), 67-107.
[9] Pierre
Bourdieu y Loïc Wacquant, Las
argucias de la razón imperialista (Barcelona: Paidós, 2001), 7-9.
[10] Boaventura
de Sousa Santos y María Paula Meneses, "Introducción", en Epistemologías del Sur (Perspectivas), 8.
[11] Ibíd.
[12] Hernán
Henao, "La dimensión cultural en los estudios de las localidades", en La restructuración de las ciencias
sociales en América Latina, ed. Santiago Castro Gómez (Bogotá:
Centro Editorial Javeriano, 2000), 71.
[13] Immanuel Wallerstein,
coord., Abrir
las ciencias sociales. Informe de la Comisión Gulbenkian para la
restructuración de las ciencias sociales
(México: Siglo Veintiuno Editores / UNAM, 2007), 88-89.
[14] Arturo Escobar V., La invención del Tercer Mundo. Construcción y deconstrucción
del desarrollo (Bogotá: Grupo Editorial Norma, 1998), 20.
[15] Citado en
Escobar, La invención.
[16] "Declaración
de Bolonia", Declaración conjunta de los ministros europeos de Educación
(Bolonia, 1999), http://eees.umh.es/conte-
nidos/Documentos/DeclaracionBolonia.pdf. (3
de junio, 2020).
[17] Bourdieu y
Wacquant, Las argucias,
7-9.
[18] Presidencia
de la República de Colombia, "Acuerdo final para la terminación del conflicto y
la construcción de una paz estable y duradera" (La Habana, 2016) https://www.cancilleria.gov.co/sites/default/files/Fotos2016/12.11_1.2016nuevoacuerdofinal.pdf.
(10 de octubre, 2018).
[19] Esteban A.
Ramos, Paz transformadora (y
participativa), citado en Eddy Javier Paz Maldonado y Wilmer
Nahán Díaz Pérez, "Educación para la paz: Una mirada desde la Universidad
Nacional Autónoma de Honduras", Innovación
educativa 19, n.° 79 (2019)
177.
[20] Paz y Díaz,
"Educación para la paz", 177.
[21] Ibíd.
[22] Acuerdo n^
035 de 15 de marzo de 2013.
[23] Wallerstein, Abrir las ciencias sociales,
87-88.
[24] "Creamos una
empresa para comercializar artesanías". Frase de los hermanos Tomás y Jerónimo
Uribe, sobre su negocio en las Islas Vírgenes. "http://www.lapatria.com/politica/creamos-una-empresa-para-comercializar-artesanias-30306 (6 de octubre, 2017).
[25] Karmen
Ramírez Boscán, "Wayuu Bag: un negocio redondo a costa del patrimonio
cultural", Las 2 Orillas
(25 de marzo, 2015). https://www.las2orillas.co/wayuu-bag-asi-se-roban-nuestro-patrimonio-cultural/.
[26] "Nike se
piratea el diseño de los indígenas huicholes, según para ayudarlos a ‘promocionar’
su cultura". http://www.denunciasmx.com/2016/05/nike-se-piratea-el-diseno-de-los.html (10 de junio,
2017). .
[27] Boaventura de Sousa Santos, La Universidad en el siglo XXI. Para una reforma
democrática y emancipatoria de la universidad
(Bolivia: Plural Editores, 2007).
[28] Acuerdo n.°
035 de 15 de marzo de 2013.
[29] María Elena
Erazo Coral, "Nuevos sentidos de la Reforma de Córdoba: El caso de la
Universidad de Nariño", Revista Historia
de la Educación Latinoamericana 20, n^ 30 (2018).
[30] Gabriel
David Samacá y Álvaro Acevedo Tarazona, "De la reforma de Córdoba al Cordobazo.
La universidad como escenario de las luchas por la democracia en Argentina
1918-1969 y su impacto en Colombia", Memorias,
n.o 15 (2011): 185.
[31] Erazo Coral,
"Nuevos sentidos", 74-75.
[32] Plan de
Desarrollo 2008-2020, "Pensar la Universidad y la Región" (San Juan de Pasto:
Universidad de Nariño, 2008).
[33] Acuerdo 079
de noviembre de 2010 por el cual se adopta la Reforma Universitaria como una
política académico-administrativa institucional, para dar cumplimiento al Plan
de Desarrollo de la Universidad de Nariño 2008-2020, "Pensar la Universidad y
la Región" (San Juan de Pasto, 2010).
[34] Ibíd.
[35] Porción
media superior: Sesión plenaria en el auditorio Luis Santander Benavides.
Arriba a la izquierda: Taller con Leopoldo Múnera como invitado especial. En el
centro, a la derecha: Julián Sabogal Tamayo y Juan Pablo Córdoba, miembros de
la Mesa Directiva de la Asamblea Universitaria. Abajo: Toma de juramento en
posesión de asambleístas (San Juan de Pasto: Universidad de Nariño, 2013-2017).
[36] Acuerdo n.°
035 de 15 de marzo de 2013 por el cual se adopta el Proyecto Educativo
Institucional (PEI) de la Universidad de Nariño (San Juan de Pasto, 2013).
[37] Plan de
Desarrollo 2008-2020, "Pensar la Universidad y la Región" .
[38] Enrique
Luengo González, "Diversidad y dinamismo de las alternativas ciudadanas", en Las alternativas ciudadanas para otros
mundos posibles: Pensamiento y experiencias, coord. E. Luengo
González (Jalisco: ITESO, 2014), 13.
[39] Universidad de Nariño, Cuadernos Universitarios de la Reforma No. 1.
Principios y Agenda 2009 (San Juan de Pasto: Universidad
de
Nariño,
2009).
[40] Ibíd., 11.
[41] Joao
Arriscado Nunes, "El rescate de la Epistemología" en Epistemologías del Sur (Perspectivas), eds. Boaventura de
Sousa Santos y María Paula Meneses (España: Akal, 2014), 221-222.
[42] Erazo Coral,
"Nuevos sentidos".
[43] Plan de
Desarrollo 2008-2020, "Pensar la Universidad y la Región".
[44] Collage fotográfico de
Nariño: El Encano - Aldana - Pasto - Tumaco.
[45] Arriscado
Nunes, "El rescate de la Epistemología", 25.
[46] Plan de
Desarrollo 2008-2020, "Pensar la Universidad y la Región".
[47] Acuerdo n.°
035 de 15 de marzo de 2013.
[48] Ibíd.
[49] Ibíd., 20.
[50] Ibíd.,
21-22.
[51] Acuerdos
emanados por el Honorable Consejo Superior: Proyecto Educativo Institucional
PEI, Acuerdo n.0 035 de 15 de marzo de 2013; Plan de Desarrollo
2008-2020, "Pensar la Universidad y la Región", Acuerdo n.° 108 de 17 de
diciembre de 2008 y Estatuto General de la Universidad de Nariño, Acuerdo mo
080 de 23 de diciembre 2019.
[52] Víctor
Javier Erazo Pantoja y César Eliécer Villota Eraso, Por los caminos del Buen Vivir. El andar
de la paz en el desandar de la violencia: Cátedra de la paz y el Buen Vivir
(San Juan de Pasto: IEM Luis Eduardo Mora Osejo, 2019), 165.
[53] Plan de Desarrollo 2008-2020, "Pensar la
Universidad y la Región".