Artículo de Revisión
Doi: https://doi.org/10.19053/01227238.17053
Los
colegios mayores del Perú: pasado y presente
Colegios mayores of Peru: past and present
Os colégios
do Peru: passado
e presente
Elmer Robles Ortiz[1]*
https://orcid.org/0000-0001-9737-9472
*Investigador RENACYT
P0001073
Resumen
Objetivo:
Comparar las características de los colegios mayores del período de dominación
hispana y de la república decimonónica con las de su nueva versión del siglo
XXI, en el cuadro de la historia y de los procesos sociales del Perú
contemporáneo en busca de su desarrollo integral.
Originalidad/aporte:
El presente estudio es una contribución sustantiva al esclarecimiento del
proceso histórico de los colegios mayores en el Perú, para cuyo efecto se
sistematiza la información, incluyendo datos relevantes —su origen,
trascendencia y los roles que cumplieron sus principales egresados— hasta
alcanzar las conclusiones.
Método:
El material de investigación es dual. Comprende, por un lado, ideas y
realizaciones del pasado, y en parte se refiere a hechos actuales. En ambos
casos, está presente el análisis diacrónico. Se utiliza la investigación
cualitativa, y con ella la interpretación de la problemática que nos ocupa.
Estrategias/recolección
de información: La
búsqueda de información se realizó en fuentes primarias y secundarias, así como
en sitios web; algunas de ellas datan de la época de su fundación, durante la
Colonia. Todos los datos fueron sometidos a su análisis e interpretación.
Conclusiones:
En estos colegios distinguimos tres momentos. Primero, los colegios de los
siglos XVI al XVIII (San Pablo, San
Martín, y San Felipe y San Marcos), luego los que surgieron en el siglo XVIII y
se adentraron en el siglo XIX (Convictorio de San Carlos y Colegio de San
Fernando), y los colegios de alto rendimiento (COAR)
del siglo XXI, una forma ventajosa de la
educación secundaria común. Pero hay otros casos, de colegios de secundaria,
que en algún tiempo ofrecieron asignaturas del nivel universitario. Entre el
conjunto de sus estudiantes surgieron figuras notables del derecho, la
educación, la literatura, la economía, la política y las ciencias. El sistema
educativo peruano, acusado de diferentes carencias, tiene en los COAR una experiencia de la cual puede proyectar
alternativas orientadas hacia la calidad.
Palabras
clave: Educación
intermedia; colegios mayores; colegios de alto rendimiento.
Abstract
Objective:
To compare the characteristics of the colegios mayores from the period of Hispanic domination and the
nineteenth century republic with their new version of the 21st century, in the
context of the history and social processes of contemporary Peru in search of
its integral development.
Originality/support:
This study makes a significant contribution to
the clarification of the historical process of the colegios mayores
in Peru. For this purpose, the information was systematized, including relevant
data such as their origin, importance and the roles played by their most
outstanding graduates.
Method:
The research material has a dual approach. It comprises, on the one hand, ideas and achievements of the past, and on the other hand,
it refers to current events. In both cases, a diachronic analysis is carried
out. Both the research and the interpretation of the data are qualitative in
nature.
Strategies/Data
collection: The search for information was carried out in
primary and secondary sources, as well as on websites. Some of the sources date
back to the time when the colegios mayores were
founded during the colonial period. All data were subjected to analysis and
interpretation.
Conclusions:
We
can distinguish three moments of historical relevance. First, colegios mayores of the 16th to 18th
centuries (San Pablo, San Martin, and San Felipe and San Marcos), then those
that emerged in the 18th century and moved into the 19th century (Convictorio de San Carlos and Colegio de San Fernando), and the high
performance
ones (COAR -for the spelling in Spanish-) of the 21st century,
an advantageous modality with respect to common secondary education. But there
are other cases, of high schools, which at one point offered university level
subjects. Among their students, notable figures in law, education, literature,
economics, politics and science have emerged. The
Peruvian educational system, accused of various shortcomings, has in the COARs the potential to project quality-oriented
alternatives.
Keywords: Intermediate education; colegios mayores; high-performance schools.
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Resumo
Objetivo: Comparar as características dos colégios mayores da época da dominação hispânica e da república do
século XIX com as da sua nova versão do século XXI, no contexto da história e
dos processos sociais do Peru contemporâneo, em busca do seu desenvolvimento
integral.
Originalidade/contribuição: O presente estudo é uma contribuição substantiva
para o esclarecimento do processo histórico dos colégios mayores
no Peru, para o qual se sistematiza a informação, incluindo dados relevantes –
a sua origem, transcendência e os papéis desempenhados pelos seus principais
licenciados - até se chegar às conclusões.
Método: O material de investigação é duplo. Por um lado, inclui ideias e
realizações do passado e, por outro, refere-se parcialmente à atualidade. Em
ambos os casos, a análise diacrónica está presente. É utilizada a investigação
qualitativa e, com ela, a interpretação dos problemas em causa.
Estratégias/ coleta de datos:
A pesquisa de informação foi
realizada em fontes primárias e secundárias, bem como em sítios Web; alguns
deles remontam ao tempo da sua fundação, durante a Colónia. Todos os dados
foram submetidos a análise e interpretação.
Conclusões: Nestes colégios distinguimos três momentos.
Primeiro, os colégios dos séculos XVI a XVIII (San Pablo, San Martín e San
Felipe e San Marcos), depois os que surgiram no século XVIII e passaram para o
século XIX (Convictorio de San Carlos e Colégio de
San Fernando), e os colégios de alto rendimento (COAR) do século XXI, uma forma
vantajosa de ensino secundário comum. Mas há outros casos, de escolas
secundárias, que em tempos ofereceram disciplinas de nível universitário. Entre
o seu corpo discente encontravam-se figuras notáveis do direito, da educação,
da literatura, da economia, da política e da ciência. O sistema educativo
peruano, que sofre de várias carências, tem nos COAR uma experiência a partir
da qual pode projetar alternativas orientadas para a qualidade.
Palavras-chave: Ensino intermédio; escolas secundárias; escolas de
alto rendimento.
Recibido:15/06/2023
Evaluado: 26/07/2023
Aprobado:19/08/2023
Durante la dominación hispana no existieron
niveles educativos como ahora. Muchas familias adineradas pagaban ayos para que
les enseñasen a sus hijos en sus propios domicilios. Y hubo casos de
estudiantes que, conscientes de la calidad de su formación, solicitaban ser
evaluados por la Universidad de San Marcos, para obtener sus grados doctorales
cuando aún eran niños o adolescentes. A su precoz inteligencia se unía el
esmero de sus ayos y la educación en el seno familiar.
Primero surgió la educación elemental, en escuelas de
primeras letras. Después se fundó la Universidad de San Marcos (Lima, 1551), es
decir, de un plano elemental se dio un salto al superior. No era
requisito haber cursado estudios en grados anteriores. Más tarde se crearon los
colegios mayores, que ofrecieron educación intermedia parecida a la educación
superior actual.
La educación colonial tuvo sentido elitista y aristocrático,
un
privilegio del que solo gozaban los españoles,
seguidos de los criollos.
Después tuvieron acceso los mestizos. Los indios únicamente podían acudir a la
escuela elemental, aunque en los últimos
tiempos se les permitió cursar estudios superiores.
Propició la imitación y repetición de la cultura española
y europea en general; se estudiaban contenidos extranjerizantes: literatura,
filosofía, historia, derecho y arte. Fomentó el servilismo frente a la
monarquía española. El dogmatismo religioso estuvo unido al sectarismo
político. La sumisión cultural y política ahoga la aspiración a la libertad,
pues todo sectarismo oscurece y entorpece la expresión del pensamiento. El
Tribunal de la Santa Inquisición elaboró un índex de libros prohibidos. El colonialismo
mental que todavía subsiste data de entonces.
Dentro de este panorama general, se ubican los colegios
mayores que funcionaron durante la etapa colonial y se adentraron en la
república durante el siglo XIX. Y en el XXI reaparecen, aunque con una
orientación completamente distinta.
Los
colegios mayores
Después de la educación universitaria, surgió la
educación intermedia, a mediados del siglo XVI, cuyo prototipo fueron los
colegios mayores o máximos. La formación que ofrecían era una especie de mezcla
de la secundaria y la universitaria de nuestro tiempo, aunque su ubicación
correspondía a la educación superior, pues, sus egresados acudían a la
universidad para solicitar se les concedieran los grados
doctorales porque ellos no estaban facultados para hacerlo; y su propia
denominación de colegios mayores los diferencia de las
escuelas elementales. En tales colegios los jóvenes eran educados a la manera
europea.
Pero la falta de creatividad y la orientación dogmática
de los estudios eran también, como en todas las instituciones educativas de la
época, características de los colegios mayores.
Los sacerdotes de la Orden de Santo Domingo fueron los
principales impulsores de la educación elemental y tuvieron bajo su control,
por
un tiempo, la Universidad de San Marcos. Pero fueron los jesuitas
los pioneros
en la fundación y conducción de colegios mayores, a los que,
en
diversos momentos, entre los siglos XVI y XVII, por la calidad de su enseñanza,
asistían alumnos de la universidad que abandonaban ciertas cátedras. Durante
doscientos años, los miembros de la Compañía de Jesús realizaron intensa labor
educacional; pasaron a ser los principales
educadores del Perú de entonces.
Colegio
de San Pablo
En Lima funcionaron hasta nueve de estos colegios, en
diferentes tiempos. El Colegio de San Pablo fue fundado en 1568 por los
jesuitas, el mismo año de su arribo al Perú enviados por el padre general de la
orden, san Francisco de Botja[2]. Aquí constituyeron la primera
provincia jesuítica de América. Y su colegio adquirió tal prestigio que a él
acudían jóvenes de diversos lugares de Indias: Chile, Tierra Firme y otros. Su
primer rector fue el padre Diego de Bracamonte. Estuvo destinado a la formación
de los jesuitas, pero también se abría a quienes no serían religiosos. Sus
primeros estudiantes fueron cuarenta, matriculados en los cursos de
Humanidades.
Fuente:
http://arquitecturalimavirreinal.blogspot.com/2012/01/148.html (10 de abril,
2023).
Imagen
1. Fachada del Colegio de San Pablo
Las experiencias de aprendizaje comprendían en el campo
de las Letras el estudio de la Gramática Latina (dos años), Literatura Clásica
(un año, centrada en los poetas y oradores greco-romanos), y un año de
Retórica. A media mañana todos asistían a los servicios religiosos en la
capilla. Y después los alumnos participaban en diversas actividades
intelectuales y recreativas. Las clases se reiniciaban por la tarde hasta las
cinco.
La Filosofía era estudiada durante tres años y comprendía
las asignaturas de Lógica, Física, Metafísica, Teodicea y Ética. Por lo
general, su desarrollo estaba a cargo de tres profesores, que seguían el
pensamiento aristotélico y de la Escolástica.
Los estudios de Teología abarcaban cuatro años. Allí se
ubicaban la Teología Fundamental (o Propedéutica), Teología Dogmática (que
incluía contenidos de Cristología), Teología Moral y Sagrada Escritura[3].
El colegio organizaba periódicamente presentaciones
públicas de sus estudiantes más aprovechados, a las que concurrían autoridades,
profesores de otros colegios y los propios miembros de la Compañía de Jesús. En
estos eventos, los ponentes sustentaban sus proposiciones de Filosofía o
Teología, y realizaban monografías.
Eran actos académicos solemnes, de proyección social —no
solo internos— a los que podían acudir los ciudadanos en general.
La biblioteca
El colegio contó con una
rica biblioteca que comprendía una sección general y otra menor de autores
grecolatinos y obras de filosofía y teología de consulta más frecuente por los
estudiantes. Entre las obras generales reunía textos de historia, geografía, derecho,
astronomía, matemáticas y otras disciplinas. Fue la más importante del continente. Según
Luis Martín[4], hacia
1750 contaba con cuarenta y tres mil volúmenes, suma inmensamente superior a la
que entonces tenía la Universidad de Harvard
(fundada en 1636),
pues solo reunía cuatro mil títulos. Esta biblioteca fue la más voluminosa que
lograron los jesuitas en todo el ámbito hispano. Cuando se preparaban para su
viaje al Perú, los jesuitas evidenciaron su preocupación por formar una gran
biblioteca en Lima destinada a la educación de sus estudiantes. El sacerdote Jerónimo
Ruiz de Portillo, primer provincial de la orden en el Perú,
refiere que cuando se hallaba en Sevilla esperando el barco que lo conduciría
al Callao, le remitió una carta al
padre general san Francisco de Borja donde relata que por orden del rey le
proporcionaban con largueza todo lo necesario para su viaje y que satisfechas
sus necesidades, destinaba el dinero sobrante para comprar libros[5]. Ese sería el origen del primer paquete de libros
que formaron la espléndida biblioteca de los jesuitas de Lima.
Con su expulsión, en 1767, sus colegios fueron cerrados y
en consecuencia la biblioteca de San Pablo pasó a la Universidad de San Marcos,
pero
permaneció en las instalacionesoriginales. Al
fundarse la Biblioteca Nacional del Perú, el 28 de agosto de 1821, por el
Libertador José de San Martín, inició sus funciones en el antiguo local del
Colegio de San Pablo, y recibió libros que habían pertenecido a los jesuitas.
Tan magnífica biblioteca, formada mediante compras,
obsequios y legados hereditarios, reunió un repositorio de las disciplinas
entonces cultivadas en Europa. Además, fue un centro distribuidor de libros a
otros colegios jesuíticos del virreinato peruano y de América del Sur. Hacia
Chuquisaca remitieron en 1627, más de cien obras.
Pero también, la Compañía de Jesús está vinculada con la
producción de libros puesto que contribuyó a la introducción de la imprenta en
el Perú, cuando alojó en el local del colegio mencionado al impresor Antonio
Ricardo, de origen italiano, que allí instaló su taller, donde imprimió el
primer libro de la América del Sur: Doctrina Cristiana y
catecismo para la instrucción de indios y demás personas, con traducción al
quechua y aymara.
Los profesores
Muchos de sus profesores
alcanzaron renombre por la calidad de su enseñanza y por ser autores de
diversas obras. Entre ellos destacan José
de Acosta con su Historia
natural y moral de las Indias, De procuranda indorum salute y
otros escritos; Diego de Avendaño,
con su Thesaurus indicus;
Pablo José de Arriaga, autor del Arte retórica (texto usado por largo tiempo
en los colegios jesuíticos); Pedro de Oñate,
con su De Contractibus;
también Francisco del Castillo
y el limeño José Rodríguez (en
el siglo XVIII), cuya Gramática ilustrada se usó incluso como texto en España, y
alcanzó hasta diez ediciones; otros peruanos fueron Nicolás de Olea, José de Aguilar (insigne orador) y Juan
Pérez de Menacho, el teólogo más profundo hasta entonces nacido en el Perú. A
todos ellos se suman los hermanos Alonso y Leonardo de Peñafiel, oriundos de la
jurisdicción de la audiencia de Quito.
Exigencias y exámenes
Fieles a los principios rectores establecidos por el
fundador de la orden, san Ignacio de Loyola, para la preparación de los futuros
sacerdotes, los jesuitas fueron muy exigentes en la formación de sus alumnos en
todos sus colegios. Uno de los medios para la preparación fue precisamente su
notabilísima biblioteca.
Para aprobar el curso de Filosofía, los estudiantes
rendían examen oral ante un jurado de tres profesores. Incluso los alumnos que
habían estudiado en el Colegio de San Martín —también de los jesuitas— y
deseaban seguir el sacerdocio en la compañía, después de dos años del noviciado
debían cursar otros dos años en San Pablo.
Los cursos de Artes —donde se ubicaba la Filosofía— y de
Teología eran denominados facultades mayores. Para su
desarrollo había cinco o seis profesores sacerdotes, que explicaban (leían, según el lenguaje de la época) la
doctrina de santo Tomás de Aquino. El Colegio de
San Pablo se adhería a
las doctrinas teológicas del
Doctor Angélico o
Doctor Communis (santo Tomás).
Pero también para
ciertos temas específicos,
especialmente en caso de discrepancias con el tomismo,
los jesuitas acudían a la doctrina del Doctor Eximius, Francisco Suárez.
Este había sido condiscípulo en España de jesuitas que después fueron
profesores del Colegio de San Pablo, Atienza y Juan Sebastián de la Parra, y de
otros había sido su profesor que también enseñaron en el colegio limeño: Pedro
de Oñate y Diego de Torres Bollo, este
último fundador de la provincia jesuítica del Paraguay. Francisco Suárez, por
aquellos tiempos, gozó de mucho prestigio en los predios académicos, al punto
que la Universidad de San Marcos creó en 1725 una cátedra específica a cargo de
los mercedarios,
a cuyo pensamiento adherían.
El examen final de Teología también era oral y para los
aspirantes a sacerdotes jesuitas duraba dos horas. Recibía el nombre de examen ad gradum, porque
de él dependía el otorgamiento del grado o profesión solemne en el campo
religioso. La votación del jurado era individual y secreta de los cuatro
profesores examinadores.
Estudiantes de San Pablo ganarían honra en universidades
de España
El padre provincial José de Acosta, en su Carta Annua
de
1576, informa a sus superiores que en el Colegio de San Pablo: “Los estudios
han ido creciendo en número y aprovechamiento. Oyen doscientos cincuenta
[alumnos] en tres clases de Humanidad y dos cursos de Artes [...]
los más de ellos son muy hábiles y van aprovechando notablemente”[6]. Reitera sus
comentarios sobre el rendimiento de los estudiantes, así como su participación
en eventos literarios. Sin regatear elogios, los compara con
los de España, donde saldrían airosos y alcanzarían reconocimiento nada menos
que en las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca:
[...] van
aprovechando en sus exámenes de tal manera que en Alcalá y Salamanca pudieran
ganar honra [...]
Vanse aprovechando en virtud nuestros estudiantes [...] que
para ser mozos de desta tierra no es pequeña
edificación. Sus ejercicios, composiciones y disputas han hecho ordinariamente,
y como son ingeniosos y vivos, es gusto particular oillos
[...] parece
que este ejercicio de letras se va despertando más de cada día,
que para la necesidad desta tierra no es pequeño
beneficio.[7]
Y en su Carta Annua de
1578 se ocupa nuevamente de este colegio. Allí expresa que se ha puesto mayor
cuidado y orden en los cursos de Gramática, Teología, Arte y Humanidad,
desarrollados “con mucha satisfacción”, tan es así que,
además
de los estudiantes propios, acuden, como ocurre desde años anteriores, otros
“porque tenían opinión de las lecciones que los nuestros leían”, empleando una
metodología en la “que había continuo ejercicio de
repetición cada día y conclusiones cada semana”. De modo expreso, en lo
atinente al curso de Artes informa que:
[...] se
concluyó con mucho gusto y reputación de nuestros estudiantes, porque habiendo
los de la Universidad puesto gran rigor en los exámenes de los que se habían de
graduar, se examinaron y graduaron de bachilleres veinticinco estudiantes del
curso, y en sus exámenes lo hicieron tan bien, que sin duda pudieran ganar
honra en las universidades de España. Acabado este curso se comenzó luego otro,
al cual acudieron todos los estudiantes que habíasuficientes
para él, sin que fuese alguno a oír el curso que en la Universidad se
comenzaba, porque del maestro y del modo de leer de la Compañía tenían entera
satisfacción.[8]
Los juicios de Acosta son sinceros, los emite un
sacerdote y profesor español que en diversos escritos no dudó en criticar
acerbamente a sus propios compatriotas, tanto religiosos como laicos, en lo
atinente al trato inhumano a los indígenas, a los que estos consideraban seres
inferiores.
La
botica de San Pablo
Los jesuitas no solo se dedicaron a sus funciones
religiosas y educativas, y al estudio de la realidad natural, social y
cultural, que plasmaron en diversos libros, sino también a la atención de la
salud de la población donde se asentaban, para cuyo efecto establecían
hospitales. En Lima, el Colegio de San Pablo también cumplió labor a favor de
la salud. Durante largo tiempo, en diversas ciudades fundadas por los
españoles, ciertas calles eran designadas con alguna alusión a las actividades
que en ellas se realizaba durante la colonia, o a un templo o convento u otra
característica peculiar, y algunas cuadras tenían nombre específico, como calle
de Plateros (Lima), calle del Cabildo (Trujillo), calle
de Santa Catalina (Arequipa). Los primeros jesuitas, junto a sus libros,
empacaron al embarcarse en Sevilla, algunos medicamentos para usarlos en casos
de emergencia en su larga travesía marina y para formar su propia botica en la
capital del virreinato. En efecto, instalaron la botica de San Pablo y junto a
ella un dispensario y enfermería, cuya labor social alcanzó fama en toda la
América del Sur. De allí el nombre de calle de la Botica, donde funcionó este
colegio. Incluso cuando se formó la Biblioteca Nacional, a
la cuadra donde esta funcionó se le llamaba calle de la Cascarilla, en alusión
a la quinina extraída del árbol de la quina o cascarilla (chinchona calisaya), pues fue un sacerdote
jesuita el que curó del paludismo a la esposa del virrey Conde de Chinchón con
el brebaje preparado de esta planta, aprendido de un indígena procedente del
norte del Perú. De allí los nombres que recibió este remedio: “cascarilla de la
condesa”, “cascarilla del Perú” y otros semejantes.
Enfrentamiento
con el virrey Toledo
El visitador de la Compañía de Jesús, p. Juan de la
Plaza, arribó a Lima en 1575, y entre las decisiones que tomó figuran el
nombramiento de José de Acosta, primero como rector del Colegio de San Pablo en
dicho año, y después padre provincial de la orden (1576), para lo cual había
considerado las cualidades de este personaje como lector (desarrollo de lecciones o
enseñanza) y predicador, ya demostradas en España, vale decir, su desempeño en
la cátedra y el púlpito. Tan admirables fueron
las funciones de Acosta en sus clases de Teología que el propio virrey
Francisco de Toledo le pidió al padre provincial Jerónimo Ruiz de Portillo que
“aquella lección pasase a la Universidad, por haberla él mismo fundado pocos
años antes, y así deseaba autorizarla con una persona tan eminente como el P
José de Acosta”[9].
La compañía fue adquiriendo peso
y
admiración entre indígenas, mestizos, criollos y españoles por su labor
apostólica y educacional. De diferentes lugares recibía solicitudes para el
establecimiento de casas de jesuitas, al tiempo que le
hacían donaciones a sus colegios. Sin embargo, la
importancia adquirida por la compañía motivó el recelo del virrey Toledo,
después
de haber sido muy amigo de ella y de haberla apoyado en diversas acciones. En
efecto, se disgustó con los jesuitas porque estos evangelizaban según sus
propios criterios, mas no con las directivas impartidas por él, y porque pensó
que la compañía podría lograr hegemonía en el campo educativo, centralizándola,
separada del poder civil. El padre provincial José de Acosta, en uno de los
informes a sus superiores, comenta que los alumnos aprovechan tan notablemente
sus estudios al punto que en las universidades de Alcalá y Salamanca
alcanzarían reputación. En cierto momento, por la calidad de la enseñanza en
este colegio, muchos alumnos de la Universidad de San Marcos preferían acudir a
él para las clases de Latinidad, Retórica, Artes, Teología y Casos de
Conciencia, hecho que motivó la queja de las autoridades universitarias ante el
virrey Toledo, quien respondió dictando una norma prohibitiva a los alumnos
sanmarquinos de concurrir a las cátedras de los jesuitas, e imponía severas
sanciones a los contraventores.
En medio de su intolerancia, Toledo rompió relaciones con
los jesuitas, ordenó el cierre de sus colegios de Potosí y Arequipa, y negó
permiso para la apertura del colegio de La Paz. Asimismo, a través de
artificios, puso a Acosta y a la compañía en dificultades con el Tribunal de la
Inquisición. El poder político entró en pugna abierta con el poder espiritual
de los jesuitas.
Aparte de estos hechos, concurrieron otros. Los jesuitas
y Toledo tenían ideas distintas respecto a la problemática de Indias,
particularmente del Perú, que partían de la justificación de la invasión y la
conquista. Toledo esgrimía un argumento político, la tiranía de los incas; en
cambio Acosta, fiel a su formación religiosa y sus principios humanistas,
consideró
que eso era una invención para ejercer dominio en el país; sentía simpatía por
el aborigen peruano y su cultura, reprobó a las autoridades hispanas por las
injusticias cometidas en el trato con la población sojuzgada. Igualmente,
criticó al clero que desvirtuaba el verdadero sentido de la religión cristiana.
Trató ser objetivo y se sintió libre de las influencias del poder político[10].
Los problemas terminaron cuando Toledo fue reemplazado
por el virrey Martín Enríquez de Almanza, quien
dejó trabajar con tranquilidad a los jesuitas.
Colegio
de San Martín
El padre provincial de los jesuitas, José de Acota, tuvo
ideas claras sobre la influencia social de la educación. Fue constante y
entusiasta su preocupación por el funcionamiento de los centros educativos de
su orden, incluidos los de educación elemental en Cusco,
Arequipa,
Juli y Potosí. Él mismo realizó una ejemplar labor docente en el Colegio de San
Pablo, conforme lo testimonia el cronista anónimo de 1600:
[...] no
dejaba las lecciones de teología y predicaba ordinariamente como si estuviese
dedicado a sólo este oficio, y escribía algunos libros que dejó impresos de
cosas del Perú [...] tenía
particular cuidado de la escuelas de latín y artes, conociendo a cada
estudiante por su nombre, y se ocupaba de componer oraciones y diálogos en
latín y romance, que representaban los estudiantes con gran concurso del pueblo
[...] lo
cual procedía de la gran facilidad que tenía en todo, como se echaba de ver en
su cátedra, donde todo lo que leía era de memoria y sin llevar cosa escrita, y
con todo salía la lectura con mas alto y mas elegante estilo que suele ser el escolástico.[11]
Gracias la solidez de su formación y a su cuidadosa
observación de la realidad peruana, los aportes de Acosta sobre la sociedad, la
cultura y la educación fueron adelantados para su tiempo. Se ubican dentro de
la actual área de las ciencias sociales con acento diacrónico, en especial de
la antropología. Sostuvo que debían practicarse diversos procedimientos de
enseñar, según los patrones culturales de las comunidades, y por ello propuso
estrategias de evangelización de las poblaciones aborígenes diferenciadas de
acuerdo con sus modos de vida. Valoró la obra educativa realizada por el
Colegio de San Pablo y ante el creciente número de estudiantes foráneos, se
propuso fundar otro colegio, para lo cual el virrey Martín Enríquez le concedió la licencia respectiva a los jesuitas en 1582.
Este colegio fue puesto bajo la advocación de san Martín. Acosta dirigió dos
memoriales al Consejo de Indias para informar sobre la fundación y la necesidad
de rentas para esta institución. En uno de ellos escribe:
Que
a instancia mía el virrey don Martín Enríquez quiso dar principio a un Colegio
de estudiantes en la ciudad de Los Reyes de los reinos del Pirú, por entender
el mucho fruto que dello se podía esperar Y así
anduve en compañía de un oidor buscando limosnas para dar principio a esta
obra,
y se allegó cierta cantidad con la cual se compró un sitio muy capaz junto a la
Compañía, y en él se edificó luego un cuarto, en el cual hay por ahora mediana
habitación para poder estar en él hasta dos
docenas de colegiales. Y por no haber tenido ni tener renta con que se poder
sustentar, hasta ahora solamente se han
criado y crían en el dicho Colegio estudiantes a los cuales sustentan sus
padres o deudos. Y yo hice aplicar al dicho Colegio una capellanía con que se
sustentase un sacerdote, que asiste en él y tiene cuidado de los colegiales, cuyo
cargo y gobierno encomendó el
dicho virrey a los Padres de la Compañía, los cuales han tenido y tienen mucho
cuidado, procurando que esta obra vaya adelante como cosa de tanta importancia.[12]
En el mismo memorial, explicita los
objetivos de la fundación del colegio: a) “que en él se criasen estudiantes
virtuosos, hijos de personas que habían servido y servían” a la Corona; y b)
“que fuese seminario de ministros y obreros para las iglesias y doctrinas de
estos reinos”[13].
Y en el segundo memorial reitera el pedido de rentas
“para que con ella se puedan criar y sustentar algunos colegiales virtuosos y
hábiles”, hijos y descendientes de conquistadores y de otros que han servicio a
la Corona, pero carentes de recursos económicos[14].
Los estudiantes ingresaban a la
edad de doce años y dejaban las aulas a los veinticuatro. “Esta institución
normó minuciosamente la vida cotidiana de sus estudiantes, y ninguna mujer
podía ser admitida, por ningún motivo, a sus aulas”[15].
Acosta emitió juicios favorables sobre el nivel académico
de este colegio, antecedentes de las opiniones de diversos miembros de las
expediciones científicas del siglo XVIII, cuya visita a los principales
colegios de Lima les dejó impresiones favorables.
El colegio alcanzó prestancia y por gestión del
mencionado Acosta, cuando este regresó a España, recibió confirmación real y
pontificia. Muchos de sus egresados sobresalieron en diversas áreas; en sus
aulas se formaron Bernabé Cobo, en el siglo XVII y José Baquíjano y Carrillo en
el siglo XVIII. El primero llegó a ser un notable y sabio cronista y sacerdote
jesuita. Y el otro, un famoso jurista y catedrático de la Universidad de San
Marcos.
Fuente:
“La Independencia del Perú: Plataforma interactiva”. https://inde-
pendenciaperu.bicentenario.gob.pe/capitulo.php?chapter=2
Imagen
2. José Baquíjano y Carrillo (1751-1817)
Cobo, un andaluz, nacido en Lopera (Jaén) que arribó a
América cuando aún era un adolescente de dieciséis
años, desde el principio evidenció sus cualidades de observación del medio
ambiente, lo cual le permitió escribir su Historia del Nuevo Mundo, donde resalta su
vocación de gran naturalista; obra reconocida por numerosos investigadores,
particularmente en la esfera de la botánica, consultada hasta en nuestros días
por sus importantes alcances.
Baquíjano es un caso extraordinario de una precoz
inteligencia que le permitió aprovechar las clases de sus excelentes profesores
jesuitas. Cuando apenas tenía trece años se graduó de doctor en Cánones y
Leyes. Y pronto ejerció la docencia en el Seminario de Santo Toribio,donde también había
estudiado y recibido las órdenes religiosas. Igualmente, siendo muy joven,
obtuvo su título de abogado ante la Real Audiencia de Lima. Después fue
catedrático de la Universidad de San Marcos. En su biografía, Riva-Agüero, cita
sucesivamente de Francisco Valdivieso y Pradas y de
Cipriano Jerónimo Calatayud estas palabras: “Cuando los hombres apenas se
hallan capaces de aprender estaba cansado de enseñar. Trece años tenía, y ya
lograba contemporizar con los sabios ancianos”. “Sin llegar al tercer lustro de
sus años, ya coronaba con la borda doctoral sus sienes, ya tiene discípulos
aprovechados
y les preside conclusiones públicas”[16]. Baquíjano abrazó el
pensamiento de la Ilustración, fue un liberal y realizó satisfactoriamente su
labor como defensor de indígenas. La universidad lo designó para pronunciar el
discurso de recepción al virrey Agustín de Jáuregui en 1781, pero no fue un
“elogio” como el que se estilaba en esos tiempos, sino una valiente crítica al
régimen hispano, conforme se lee en ciertos párrafos: “Un pueblo es un resorte
que, forzado más de lo que sufre su elasticidad, revienta destrozando la mano
imprudente que oprime y sujeta”. Además se refiere a
“la humillación y al menosprecio” por el indio que está “siempre trabajando y
nunca poseyendo”; fustiga la “sangrienta política” y el “ultraje” convertidos
en norma de conducta, que “Se complace viendo al indio abatido luchar con los
horrores de su suerte”[17]. Fue la
primera voz libre alzada desde la academia, dominada
por el servilismo frente a la metrópoli. Este hecho le costará la derrota,
frente al conservadurismo de los catedráticos, en su aspiración al sillón
rectoral. Baquíjano fue cabeza de un movimiento de reforma de San Marcos, en el
cual figuraron distinguidos académicos: Juan
Egaña,
Hipólito Unanue, Tomás Méndez Lachica, Diego
Cisneros, Vicente Morales Duarez, José de Arriz, Francisco González Laguna, Francisco Romero y
Gerónimo Calatayud. Pero años después, cuando en España se respiraban aires de
liberalismo, fue nombrado consejero de Estado. Fue miembro de la Sociedad
Amantes del País, cuyo vocero, el Mercurio Peruano,
acogió textos con temas del Perú, más interesado en la identidad de lo
nuestro que en los sucesos foráneos. Sus páginas contribuyeron a preparar el
camino de la independencia.
Todo esto denota no solo sus habilidades personales, sino
la calidad de la educación recibida en el Colegio de San Martín.
Colegio
de San Felipe y San Marcos
Este otro colegio mayor, surgido durante el gobierno del
virrey García Hurtado de Mendoza (1592), en el que enseñaban también los
jesuitas, tuvo doble advocación, de san Felipe y san Marcos, lo cual a veces
crea confusión con la universidad cuyo rector era de ambas instituciones. A
este colegio ingresaban descendientes de los conquistadores, pero virtuosos y
de condición pobre.
Uno de sus alumnos notables fue Pablo de Olavide, doctor
a los diecisiete años y oidor a los veinte. Fue abogado, poeta y escritor. En
España desempeñó diversos cargos públicos como el de gobernador de Andalucía y
otros relacionados con la colonización de tierras
eriazas de Sierra Moreno. Planteó la primera reforma
universitaria de España y elaboró un plan de estudios para la Universidad
Hispalense. Entre sus obras figura Evangelio en triunfo. En
Francia fue admirado por Diderot y
Voltaire. Por sus reconocidos aportes
a la educación española, una de las universidades de Sevilla lleva su nombre,
único caso de un extranjero en toda Europa.
Fuente:
Pablo de Olavide. Retrato anónimo. Museo de La Carolina. Wikipedia,
La enciclopedialibre. <https://es.wikipedia.org/w/mdex.php?title=Pablo_de_Olavide&oldid=157958557>
Imagen 3. Pablo de Olavide y Jáuregui (1725-1803)
Allí también estudio el poeta Pedro de Oña, oriundo de
Chile, autor de Arauco domado.
Otros
colegios
En el Cusco, los jesuitas dieron vida al Colegio de la
Transfiguración (1568) y años más tarde al de San Bernardo (1619). En la
educación intermedia también figuran los colegios seminarios, destinados
principalmente a la formación del clero, pero abiertos para laicos; el primero
fue el de Lima, Seminario de Santo Toribio de Mogrovejo (1590); en otras
ciudades también los hubo; en Cusco, San Antonio Abad; en Huamanga, San
Cristóbal; en Trujillo, San Carlos y San
Marcelo; y en Arequipa, San Jerónimo. Todos ellos cumplieron importante
función, especialmente donde no funcionaban universidades.
Las autoridades españolas aprovecharon la organización
política indígena, de los jefes de ayllus o
comunidades, en el manejo administrativo de la población sometida que obedecía
ciegamente a sus curacas o caciques. El cacicazgo fue “una institución política
de singular importancia, pues funciona a manera de un puente entre la tradición
prehispánica, a la que sus jerarcas representan por un misterioso derecho de
sangre, y la aculturación europeo-española”[18]. Entonces, la monarquía
hispana se propuso usar a estos personajes para cobrar el tributo indígena y
entregarlo a los encomenderos, asimismo, encargarse de recolectar “los salarios
de los sacerdotes; de la construcción de iglesias; del cumplimiento de las
mitas; de m
la captura de omisos o fugitivos, etc.”[19]. Y a cambio recibían algunos
beneficios personales: usar vestuario y menaje de los españoles, sus armas,
cabalgadura, calzado y otros. En una sociedad caracterizada por la oblicuidad
de la población, la elite intrusa buscó
establecer las mejores relaciones con la elite
sometida.
Un entendimiento interesado con la nobleza indígena, que incluyó la esfera
educativa. Es así como se crearon los llamados colegios de caciques destinados
exclusivamente a la educación de los hijos de estos jefes locales. En Lima se
fundó el Colegio del Príncipe (1620) y en el Cusco el Colegio de San Francisco
de Botja (1621),
ambos a cargo de los jesuitas. En este colegio estudió José Gabriel
Condorcanqui o Túpac Amaru II,
que encabezó la gran rebelión de 1780, un personaje que conocía el quechua,
español y latín, y adquirió una amplia base cultural.
En Trujillo los
jesuitas también tuvieron el Colegio del Salvador, fundado por el obispo Carlos
Marcelo Corne
(1627).
Contenidos
de aprendizaje
El aprendizaje de asuntos religiosos fue transversal en
todas las instituciones educativas de estos tiempos, por ende, en las del nivel
intermedio. En los colegios mayores no podían faltar los estudios de Artes —que
incluía la Filosofía—, Cánones, Teología y Latinidad. En los seminarios, por su
naturaleza, predominaban los contenidos destinados a la formación de clérigos.
En los colegios de caciques, los estudiantes permanecían siete u ocho años,
tiempo durante el que la religión católica era central; otros contenidos fueron
sobre aritmética, gramática, retórica, latín y modos de vida españoles.
Permanencia
y vida del escolar
Los locales de estos colegios eran amplios; además de
aulas, bibliotecas, áreas de servicios y habitaciones, tenían patios con
piletas, jardines y árboles. Se encontraban en el centro histórico de Lima y
ahora algunos de ellos han sido puestos en valor y se utilizan para
exposiciones de arte y otras actividades culturales.
En los colegios mayores, la permanencia de los
estudiantes difería de una institución a otra y según la época. En ciertos
casos los estudiantes permanecían doce años, en otros, ocho. Eran internos; se
levantaban a las cinco de la mañana en verano y a las seis en invierno. Su
uniforme, entre otros elementos, incluía un manto de paño de color azul
oscuro
y beca (banda sobre el pecho con los
terminales hacia la espalda). Unos colegios contaban con
personal de servicio para atender a los alumnos, y algunos tenían capellán,
médico y barbero. Su alimentación incluía pan, carne de vacuno u ovino, frutas,
vino; en días festivos, consumían cabrito, aves y pasteles.
Trascendencia
Los colegios máximos fueron famosos más allá de las
fronteras del virreinato. Entre sus profesores hubo hombres de recto proceder,
como también destacados intelectuales. Por eso un historiador jesuita del siglo
XX anota: “No fue menos fecunda la Provincia del Perú en varones doctos y
escritores notables que lo había sido en sujetos eminentes por sus virtudes”[20]. Sus
profesores y sus egresados han dejado huella perdurable con sus publicaciones y
su actuación en diversos campos, en América y Europa. Allí están sus libros
sobre historia, literatura, lingüística, teología, retórica, ciencias naturales
y otros campos. En sus aulas se formaron personajes de actuación notable dentro
y fuera del Perú, que a su vez contribuyeron a la educación de otras
generaciones.
Con la biblioteca y la botica, el Colegio de San Pablo,
igualmente, salía de sus muros para atender a la comunidad. La botica difundió
ampliamente el uso de la cascarilla para curar a los enfermos de paludismo. La
iglesia que edificaron los jesuitas, hoy llamada Iglesia de San Pedro, en el
centro histórico de Lima, entonces ubicada junto
al
colegio, es considerada una joya arquitectónica[21], igualmente, realizaba
importante labor pastoral.
Convictorio
de San Carlos
Los jesuitas fueron expulsados de España y de todas sus
colonias por orden del rey Carlos III en 1767; al quedar sus colegios
clausurados, el virrey Manuel Amat y Juniet, ejecutor
de dicha orden en el Perú, dispuso la fusión de los colegios de San Martín, de
San Felipe y San Marcos en un nuevo colegio, el Convictorio de San Carlos en
1770.
Fuente:
R. Augustin Burneo,
Orígenes y evolución del conjunto
arquitectónico Convictorio de San Carlos . bit.ly/3ypbBig
(10 de abril, 2023).
Imagen
4. Fachada principal de la Casona de San Marcos en el centro
de Lima, a finales del siglo XIX
Alcanzó notoriedad cuando fue dirigido por el sacerdote
Toribio Rodríguez de Mendoza, quien reformó los estudios con
materias
actualizadas e introdujo métodos que facilitaban el debate entre los
estudiantes en un régimen de libertad. Su rectorado abrió paso a materias como
lógica, física, ética, geografía del Perú y derecho de gentes. Los alumnos estudiaban,por ejemplo, los
aportes de Kepler, Copémico,
Galileo, Newton, Leibniz, Bacon, Heinsius
y
Grocio. El
colegio viró del escolasticismo al
racionalismo, la experimentación sustituyó al silogismo, el
derecho de gentes al derecho canónico, la razón al dogma.
[Este
colegio] fue el alma animadora del movimiento reformista de San Marcos [...]
Los estudiantes llegaban a él de todas partes de América. El prestigio de sus
maestros y la obra renovadora de Rodríguez de Mendoza, habían logrado trasponer
las fronteras del Perú. Algunos viajeros importantes declararon que el
Convictorio podía rivalizar con ventaja con cualquier centro educativo de
Europa.[22]
Con el correr del tiempo de allí saldrán varios
personajes de actuación distinguida en el proceso emancipador.
En
el Convictorio de San Carlos, fundado como Real Convictorio de San Carlos, se
formaron los intelectuales y protagonistas políticos que encaminaron el proceso
de Independencia del Perú a la luz del pensamiento ilustrado. A través de la
educación se fue preparando el escenario para el despertar de las ideas
independentistas, por medio de una institución que fue el claro reflejo de los
cambios y continuidades que el contexto poseía. Toribio Rodríguez de Mendoza
hizo del Convictorio una escuela de intelectuales donde se forjaron las ideas
de patria y libertad.[23]
Precisamente, por abrir este camino de pensamiento, el
virrey Joaquín de la Pezuela dispuso su clausura.
Allí estudiaron futuros próceres de la independencia,
entre ellos, José Faustino Sánchez Carrión, Manuel Lorenzo de Vidaurre,
Francisco Javier Mariátegui, Manuel Pérez de Tudela, Justo Figuerola, José Luis
de Orbegoso, José de Torre Tagle, José Joaquín Olmedo y Juan Antonio Andueza.
De esas aulas salieron juristas, catedráticos, presidentes,
congresistas,
ministros de Estado, diplomáticos. Sánchez Carrión fue catedrático de San
Marcos, abogado y periodista que integró el primer Congreso del Perú y fue el
principal redactor de la Constitución de 1823, la primera de la república,
forma de gobierno de la que fue máximo defensor; el
Libertador Simón Bolívar lo designó Ministro General de los Negocios de la República y como tal
preparó la campaña final por la independencia.
Fuente: https://unjfsc.edu.pe/team/jose-faustino-sanchez-camon/
Imagen 5. José Faustino Sánchez Carrión (1787-1825)
Cuán emocionado estaría el maestro al verse rodeado de carolinos y
discípulos suyos, la mayoría de los diputados, cuando él presidió laJunta Preparatoria del Congreso Constituyente de 1822. En
gratitud al centro donde se formaron, los diputados logaron la aprobación de
una moción por parte del Congreso en la que se lee:
El
Congreso Constituyente del Perú: Teniendo presente la antigua adhesión del
Colegio de San Carlos de esta ciudad a la causa de la Libertad, por cuyo motivo
fueron tenazmente perseguidos varios de sus alumnos baj
o el gobierno español, que miró esta casa como semillero de los principios
revolucionarios.[24]
Establecida la república,
este colegio siguió funcionando y como en la colonia, los estudiantes obtenían
sus grados en la Universidad de San Marcos. A partir de 1826, prácticamente, se
convierte en un centro dedicado a la enseñanza de las diferentes ramas del
Derecho. No siempre mantuvo su espíritu liberal, pues el rector Bartolomé
Herrera lo condujo por el ® camino conservador. Hacia la década 1840 su rol en
la vida política fue notoria, por los debates de carácter doctrinario con el
Colegio de Guadalupe, defensor de la soberanía popular, con lo cual no
simpatizaba Herrera. Defensores de las ideas liberales fueron los hermanos José
y Pedro Gálvez Egúsquiza, formados en el Convictorio de San Carlos y profesores
del Colegio de Guadalupe, de incuestionable presencia en la política decimonónica.
Feneció con el Reglamento de Instrucción de 1866, al
disponer que abriera paso a tres facultades de la Universidad de San Marcos:
Filosofía y Letras, Jurisprudencia, y Ciencias, cada una a cargo de un decano.
Durante un corto tiempo, bajo el furor de las ideas
independentistas y republicanas (1825), San Carlos recibió el nombre de
Convictorio Bolívar, pero no prosperó; siguió el nombre de Colegio o
Convictorio de San Carlos hasta su fenecimiento.
El catedrático de San Marcos, médico de profesión,
Hipólito Unanue, propuso la creación de un colegio de medicina; eran tiempos en
los que esta profesión no tenía la consideración de ahora. El virrey Fernando
de Abascal aceptó la idea y dispuso la adquisición de los predios para el
levantamiento del edificio correspondiente. Corría el año de 1811, cuando el
virreinato declinaba. La nueva institución tomó el nombre de San Fernando. Las
asignaturas iniciales fueron: Matemáticas, Medicina Clínica, Botánica, Química
y Mineralogía. Este colegio asumió el desarrollo de las clases de medicina que
tenía la universidad, pero independiente de ella; sin
embargo, las graduaciones se harían en dicha institución.
San Fernando formó médicos de actuación sobresaliente.
Sus profesores —y sus estudiantes— se inclinaron por la libertad, de modo que
estuvieron entre los primeros en jurar la independencia del Perú, en 1821,
encabezados por Unanue; uno de ellos fue Cayetano Heredia. Las primeras
autoridades del periodo independiente le cambiaron el nombre por el de Colegio
de la Independencia, que siguió formando médicos hasta que en 1855 se convirtió
en una facultad de la Universidad de San Marcos.
Colegio
de Guadalupe
El Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe fue fundado en
1840 por Domingo Elías y Nicolás Rodrigo. En 1843 fue incorporado al
profesorado el educador español Sebastián Lorente, que en 1844 se hizo cargo de
la dirección. Pronto convirtió al Guadalupe en un notable colegio de educación
secundaria, que también introdujo algunas asignaturas del nivel universitario.
En este plantel se enseñaba Cálculo Infinitesimal, Mecánica, Derecho Natural,
Derecho
Público, Derecho Penal, entre otras experiencias novedosas de aprendizaje. Y
gracias
[...] a
un informe del rector de San Marcos, el Gobierno confirió valor oficial a los
estudios de nivel superior realizados en Guadalupe, lo que permitió a muchos
estudiantes guadalupanos ser admitidos en la Universidad de San Marcos y
algunas del continente, reconociendo que los estudios cursados en Guadalupe
eran suficientes para otorgárseles el grado de bachiller.[25]
Aunque no fue denominado colegio mayor, sus funciones
eran semejantes a una institución educativa superior. En el campo ideo-político
rivalizó, en cierto momento, con el Convictorio de San Carlos, pues Guadalupe
se ubicaba en el lado liberal, principalmente por obra de los hermanos José y
Pedro Gálvez, opuestos a las ideas conservadoras de Bartolomé Herrera. Ahora es
un colegio emblemático de educación secundaria, en cuyas aulas fueron
estudiantes o profesores figuras insignes de la cultura peruana. José Gálvez,
abogado y profesor, alcanzó notoria participación política y tuvo a su cargo la
defensa del puerto del Callao en el conflicto con España de 1866, cuando este
país pretendió intervenir en los asuntos internos de los países del Pacífico
sur. Gálvez se inmoló y se convirtió en el primer héroe civil de la república.
Fuente: Colegio de Abogados de Lima. https://twitter.com/bicentenariocr/status/1123995847853785092
Imagen
6. José Gálvez Egúsquiza
(1819-1866)
Colegios mayores en la
república
Hasta el año de 1850 la educación era amorfa, semejante a
la de los tiempos coloniales, es decir, no se distinguían niveles. En dicho
año, el gobierno de Ramón Castilla dictó un reglamento que clasificó la
educación en tres grados, primer grado en las escuelas (primaria), segundo en
los colegios menores (secundaria) y tercero en los colegios mayores y
universidades (superior). En los colegios mayores era indispensable el estudio
de filosofía, matemáticas y física. Contaban con un rector y un vicerrector. Dispuso
esta norma que, en la capital de la república, así como en las de los
departamentos y provincias, en donde fuere posible, funcione un colegio mayor.
Y creó la figura de colegios mayores especiales para la enseñanza de
disciplinas particulares, tal el caso del colegio de ciencias médicas y colegio
militar en la ciudad de Lima.
Los pretendientes a grados académicos eran examinados y
aprobados en la universidad. La sustentación la hacían en latín y la discusión
en español.
Por este tiempo la actividad universitaria de San Marcos
se reducía a la recepción de grados académicos y su participación en algunas
ceremonias oficiales. El año de 1855, Ramón Castilla dictó otro reglamento por
el cual quedaron incorporados los colegios mayores a la autoridad de San Marcos
agrupados en facultades, pero diversos problemas impidieron el cumplimiento de
esta norma; entonces, el mismo gobierno promulgó una ley en 1861, que permitía
a las facultades seguir funcionando en los locales de los colegios mayores como
entes administrativos, sujetos a la autoridad del rector
de
San Marcos. Pero estos colegios mantuvieron algunos de sus antiguos usos, sin
limitarse al nivel secundario, pues abarcaban también el universitario. Además,
las autoridades de los colegios mayores eran llamadas indistintamente rectores
o decanos, hasta que el Reglamento de Instrucción de 1866, dado por el gobierno
de Mariano Ignacio Prado, estableció que el cargo de rector era de exclusivo
uso para la autoridad máxima de cada universidad y el de decano para el de cada
facultad.
En estas circunstancias, el Colegio o Convictorio de San
Carlos se extinguió al surgir de él tres facultades ubicadas dentro de la
estructura administrativa de San Marcos, cada una al mando de un decano.
Hubo en el siglo XIX colegios en otras ciudades que,
sin
ostentar
el
nombre de colegios mayores, funcionaban en cierta forma como tales, por cuanto
desarrollaban asignaturas propias de las universidades. Así ocurrió en Trujillo
con
el Colegio Seminario de San Carlos y San Marcelo, que tenía dos secciones, una
para formar religiosos y otra para laicos. Al surgir de esta última el Colegio
Nacional de San Juan (1854), las clases para laicos donde se encontraban
Matemáticas y Derecho pasaron a la universidad con sus respectivas rentas del
presupuesto general de la república[26]. Pero el seminario continuó
vinculado a la universidad, a donde se presentan sus exalumnos para graduarse,
y en el flamante colegio secundario se abrieron las cátedras de diferentes
ramas del Derecho. Ciertamente, durante muchos años, la universidad de esta
ciudad tuvo una vida lánguida, dedicada solo a otorgar los grados de bachiller,
licenciado y doctor “a los estudiantes egresados del Seminario Conciliar de San
Carlos y San Marcelo y del Colegio Nacional de San Juan de Trujillo,
que
eran las únicas instituciones de su género en el norte peruano”[27]. Con sus
cátedras de Derecho, el Colegio Nacional de San Juan realmente era una facultad
de la universidad, de la cual dependía en el aspecto científico y a donde
acudían los estudiantes para graduarse.
Colegios
mayores del siglo XXI
Al finalizar el siglo XIX ya no funcionaban colegios
mayores; tampoco los hubo durante el siglo XX. Entre las décadas de 1980 y 1990
surge la idea de constituir colegios para superdotados, mas
no prosperó. Por aquellos años los proponentes pensaban que, así como se
atendía a estudiantes con dificultades de aprendizaje, también sería pertinente
dar un trato
diferenciado
a quienes se ubicaban en el lado opuesto, a los talentosos. Tal idea quedó a la
espera de otros tiempos, hasta que durante el segundo gobierno del presidente
Alan García Pérez se tomó la decisión de fundar colegios mayores del nivel
secundario destinados a los estudiantes más avanzados.
Colegio
Mayor Secundario Presidente del Perú
El primer colegio se creó el año 2009 con el nombre de
Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú, y
comenzó a funcionar en Lima en 2010. Evocaba el nombre de los colegios mayores
surgidos durante la colonia, pero su concepción era diferente; se trataba de un
modelo educativo también diferente a la educación secundaria regular. La
palabra “mayor”, precisamente, indicaba que se atendían estudiantes de elevado
rendimiento. No se trataba de una institución educativa del nivel superior,
sino de una educación secundaria mejorada. Uno de los
considerandos de la Resolución Suprema n.°
034-2009-ED que dispone su creación, se refiere a “un nuevo proceso formativo de gran rigor intelectual
y elevado nivel académico, con la intención de que los estudiantes más
talentosos del segundo grado de la educación secundaria puedan desarrollar su
potencial y realizar sus proyectos de vida transformándose en los líderes de mañana”.
Y en otro párrafo, la citada resolución dice:
[El]
Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú, se constituirá en un foco de la
nueva educación, en el centro hacia el cual converjan las instituciones
educativas públicas y hacia las cuales transfiera sus experiencias y contenidos
de manera progresiva de modo tal que dichas instituciones sean, a su vez,
centro y foco de sus respectivas zonas de influencia, generando de este modo un
círculo virtuoso de calidad creciente que devuelva a la Educación Pública el
liderazgo que le corresponde en la educación de calidad con equidad para todos
los peruanos.[28]
Era intención del
Gobierno, luego de este proyecto en la capital de la república, abrir otros
colegios mayores secundarios en distintas ciudades. No era una expresión del
centralismo sino el inicio de una nueva experiencia. Junto a las opiniones
favorables, no faltaron algunas voces aisladas que, justamente, aludían a
un supuesto centralismo. Esta nota discrepante la dio un candidato presidencial opositor al gobierno, que instalado en él fue
rebatido en sus pretensiones de cerrar el colegio; entonces, anunció el
establecimiento de nuevos colegios de este tipo.
El Colegio Mayor
Secundario Presidente del Perú continúa funcionando en sus
amplias instalaciones del sector Huampaní, en
Chaclacayo, Lima. Fue el primer colegio del país en recibir la acreditación del
Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad
Educativa. Por sus exitosos resultados, este modelo se replica actualmente en
todas las regiones.
¿Qué
dicen los egresados?
“El
Colegio Mayor fue un centro académico muy bueno, pero, más que ello, nos daba alas,
nos enseñaba a soñar mucho, a soñar en grande y a comprometernos con el país y sobre todo, a entenderlo porque convivíamos con
estudiantes de todas las regiones. La diversidad era interesante y rica”,
expresa Bryan Andrés Caro García, que actualmente cursa estudios
universitarios en Europa.
“Una de
las cosas que más rescato de mi formación en el Colegio Mayor fue la disciplina
y cumplir un horario. Todos teníamos claro que estábamos allí para estudiar y mej orar como
personas”, declara Víctor
Núñez Romero, ingeniero civil egresado de la Pontificia Universidad Católica
del Perú, donde estudió con una beca integral de una empresa privada[29].
Por su parte, Madai Urteaga,
graduada en Ciencia Política en la PUCP, sigue un
doctorado en la Universidad de Harvard, Estados Unidos, y afirma que este tipo
de colegios cumplen una gran labor y brindan oportunidades a jóvenes talentosos
“que solo tendrían si fueran de familias adineradas”[30].En diversos medios de
comunicación, exalumnos han declarado que recibieron una educación de calidad,
gracias a la cual avanzaron en diversas profesiones y ocupaciones.
Colegios
de Alto Rendimiento
Tratando de disimular su fallida intención, y como si
fuese una novedad, el gobierno utilizó el nombre de Colegios de Alto
Rendimiento (COAR), para evitar el nombre original de
colegio mayor secundario del año 2009. Se trata de colegios destinados a
estudiantes de elevado nivel de aprendizaje que provienen de colegios
estatales. Precisamente, su principal objetivo es formar jóvenes sobresalientes.
En todo el país funcionan actualmente veinticinco de estas instituciones, una
en cada región. En Lima, el nombre de Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú se mantiene incólume.
Los estudios comienzan en el tercer año secundaria. Es
decir, ingresan alumnos que ya han cursado los dos primeros años de este nivel
educativo. Para acceder deben aprobar una evaluación de selección. La
permanencia en estos colegios es de tres años y lo hacen en la modalidad de
internado, lo cual les permite vivir la experiencia de fraternizar diariamente.
En las instalaciones de estos colegios existen dormitorios para los alumnos y
comedores donde desayunan, almuerzan y cenan. Los jóvenes, cuyos padres los
autorizan, pueden salir los fines de semana a sus casas, pero si sus familias
viven en otras localidades, permanecen en las instalaciones del colegio, para
cuyo efecto se han previsto actividades recreativas.
El sistema educativo peruano padece de múltiples
falencias que repercuten en la formación de los estudiantes, principalmente en
la educación primaria, secundaria y superior. Solo basta con aludir al
deficiente desempeño docente, al currículo defectuoso, a la burocratización de
su gestión, al obsoleto equipamiento, al descuido de la escuela rural. No
cultiva la creatividad ni el espíritu de identidad, tampoco el pensamiento
crítico, es repetitivo. En medio de tal problemática este nuevo modelo de
colegio escapa en gran parte a ello y se presenta como una alternativa
orientada hacia la calidad. Una experiencia que amerita tenerla en cuenta en la
búsqueda de alternativas de solución.
Modelo
educativo
Según su portal institucional, estas instituciones se
orientan por el siguiente modelo:
El
Modelo de Servicio Educativo de los Colegios de Alto Rendimiento (COAR), brinda a los estudiantes con habilidades
sobresalientes un servicio educativo pertinente, con calidad y equidad,
orientado a potenciar esas habilidades y desarrollar su compromiso con el
desarrollo local, regional y nacional.
La
formación en el COAR promueve que los estudiantes
ejerzan una ciudadanía activa, democrática e intercultural; y diseñen su
proyecto de vida, enfatizando su compromiso con el desarrollo de sus
comunidades, regiones y país.
El Estado asume el costo del
modelo del servicio educativo de los COAR, mientras
dure la etapa formativa (3°, 4° y 5° de secundaria).[31]
Misión y visión Misión
Brindar
a los estudiantes de educación básica regular de todas las regiones del país,
con habilidades sobresalientes, un servicio educativo con altos estándares de
calidad nacional e internacional, que permita fortalecer sus competencias
personales, académicas, artísticas y/o deportivas, a partir del diálogo
respetuoso, crítico e intercultural.
Visión
Ser un modelo educativo referente de calidad
académica e innovación educativa, organizacional y
de gestión, que contribuya a mejorar la educación pública, formando una
comunidad de líderes capaces de contribuir al desarrollo local, regional,
nacional y mundial.[32] Qué
se proponen
Oficialmente
la institución sostiene lo siguiente:
Proponemos
un servicio educativo retador, exigente e invitamos a crear conocimiento de
manera activa e indagativa.
Los
docentes planifican para promover la construcción activa y reflexiva de
conocimiento a través de la indagación, la reflexión, y la deliberación..
Gestión de competencias transversales.[33]
Nivelación y bachillerato
No obstante tratarse de alumnos destacados, durante el
primer año desarrollan experiencias de refuerzo en su aprendizaje, según las
competencias del currículo nacional de la
educación básica, a través de un plan de estudios que combina cursos, asesorías
académicas, espacios de autoestudio, y talleres recreativos, deportivos,
artísticos y tecnológicos.
Y los estudiantes de 4.° y 5.°
de secundaria desarrollan el programa del diploma del bachillerato
internacional que les permite alcanzar un sólido avance académico,
social
y emocional, para formarse como ciudadanos del mundo y afrontar con éxito los
estudios superiores. En 5.° de secundaria los
estudiantes tienen la oportunidad de postularse para obtener el diploma del
bachillerato internacional[34].
Este diploma es válido en más de ciento cincuenta países del mundo.
Asignaturas
En parte, las asignaturas difieren de las que
corresponden a la educación secundaria regular, como es el caso de Teoría del
Conocimiento, igualmente la que se refieren al deporte, el ejercicio y la
salud. Y cuentan con programas recreativos, artísticos y de trabajo
cooperativo.
Se le
asigna mayor importancia a los idiomas extranjeros que en la secundaria
regular, especialmente al inglés como una forma de conocimiento que contribuye
a obtener información de diversas fuentes internacionales y comunicar sus
hallazgos y puntos de vista al mundo. Asimismo, cuentan con un programa de
estudios del idioma francés que, además de ampliar el dominio de lenguas
extranjeras, les da la oportunidad de alcanzar la Certificación Diploma DELF, otorgada por la Alianza Francesa.
Los estudiantes reciben los materiales y útiles escolares
necesarios para su proceso educativo, laptop y
uniforme escolar.
Los egresados tienen expedido el camino para proseguir estudios
en el nivel superior.
Certificaciones ISO
Los colegios de alto rendimiento de Tacna y La Libertad
cuentan con certificaciones ISO (21001:2018) que acreditan la calidad de sus
procesos de enseñanza-aprendizaje y del Sistema de Gestión para Organizaciones
Educativas del COAR, después de pasar por una
rigurosa evaluación de auditoría a cargo de la empresa certificadora Bureau
Veritas del Perú. Próximamente, nuevos COAR contarán con esa certificación[35].
Requisitos
para
el acceso
Los documentos institucionales indican lo siguiente:
Haber ocupado uno de los diez primeros puestos en primer
grado de secundaria o haberse ubicado en los tres primeros puestos de algún
concurso reconocido por el Ministerio de Educación durante el primero o segundo
grados de secundaria.
Haber cursado los dos primeros grados de educación
secundaria en una institución educativa pública de educación básica regular.
Tener nacionalidad peruana o, de
ser de nacionalidad extranjera,
contar con los documentos
exigidos por la autoridad competente.
Además, contar con la autorización escrita de los padres,
tutor o apoderado.
Los estudiantes
El 58 % de estudiantes son mujeres, los varones alcanzan
el 42 %. El 50 % procede de los estratos sociales pobre y de pobreza extrema,
el 39 % no es pobre y el 11 % no es definido. La mayoría vive en el medio
urbano, 75 %, y el 25 % en el medio rural.
El año 2022 ingresaron a los COAR
siete
mil quinientos estudiantes, y hasta ese año egresaron en total diez mil
seiscientos once. Un elevado porcentaje sigue estudios en universidades
peruanas y extranjeras. En algunos años, los ingresantes a las universidades
han llegado al 75 %. El nivel de deserción es apenas del 2%, lo cual contrasta
con el 6,3 % de la educación básica regular.
Para el 2023 se fijaron dos mil seiscientas setenta y
siete vacantes para la red de los COAR.
De modo semejante a los egresados del Colegio Mayor
Secundario Presidente del Perú, los actuales alumnos
manifiestan, en general, estar satisfechos con
la
formación que están recibiendo, como lo revela el hecho de lograr ubicaciones
meritorias cuando presentan sus proyectos a concursos internacionales.
Los profesores
Todos los profesores tienen título profesional, y
para su admisión se evalúa su curriculum vitae, se
les aplica una prueba de conocimientos sobre su especialidad y además se
someten a una entrevista personal.
En algunas regiones de selva y sierra surgen problemas
para conseguir los profesores con el perfil adecuado a las especialidades. Un
punto crítico es la plaza de Teoría del Conocimiento, igualmente el curso de
Gestión Empresarial. Sin embargo, los docentes se dan cuenta de queel trabajo en estos colegios les permite crecer
profesionalmente, pues aprenden contenidos que no están al corriente en la
secundaria común[36].
Imagen
7. Puerta de ingreso del Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú
En los colegios mayores del Perú distinguimos tres
momentos. Primero, los colegios que funcionaron de los siglos XVI al XVIII
(representados por San Pablo, San Martín, y San Felipe y San Marcos); luego
corresponde a los que surgieron en el siglo XVIII y se adentraron en [E el
republicano siglo XIX (Convictorio de San Carlos y Colegio de San Fernando), y
los del siglo XXI, una versión mejorada de la secundaria común. Pero hay otros
casos, de colegios de secundaria, que en algún tiempo ofrecieron asignaturas
del nivel universitario.
Durante el período de
dominio hispano, gracias a la calidad de sus profesores y el ansia de aprender
de sus estudiantes apoyados por sus familias, los colegios mayores lograron
formar jóvenes con sólidos conocimientos y arraigados valores humanos. Entre el
conjunto de esos estudiantes, con el correr el tiempo, emergieron figuras
notables del derecho, la educación, la literatura, la política y las ciencias.
La calidad de los profesores es fundamental para lograr
igualmente una educación de calidad entre los estudiantes. Y estos en el
desempeño de sus actividades llevan la impronta de su aprendizaje. Surge una
cadena educativa cuyos resultados son de largo alcance en el desarrollo del
país.
La educación es un instrumento clave en la formación de
los seres humanos. No obstante, su carácter colonialista, en un régimen
absolutista y de sometimiento, la educación, tarde o temprano, fue la
herramienta que abrió las conciencias ante un abanico de posibilidades y produjo
una suerte de fiat lux
entre los jóvenes que, tomando conciencia de la situación del país, optaron por
el camino de la independencia. De los colegios mayores salieron muchos
constructores del Perú, particularmente del Convictorio de San Carlos, cuando
se convirtió en una escuela que abrazó el pensamiento liberal, lejos del
servilismo monárquico.
Asimismo, en los tiempos republicanos del siglo XIX,
destacados estudiantes de esos colegios asumieron importantes roles en la
sociedad. Y ahora, con la experiencia reciente del siglo XXI, ya se vislumbra
que los egresados de la nueva versión de colegios mayores —colegios secundarios
mejorados— cumplirán también funciones de liderazgo en sus respectivas
actividades y en el país.
El sistema educativo peruano, acusado de diferentes
carencias, tiene en estos colegios una experiencia de la cual puede proyectar
alternativas orientadas hacia la calidad.
Sin Financiación.
El autor declara no tener conflicto de interés.
El autor declara que este articulo no tiene implicaciones
éticas en la escritura o publicación.
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Cómo
citar este artículo: Robles Ortiz, Elmer.
“Los colegios mayores del Perú: pasado y presente” Revista Historia de la
Educación Latinoamericana vol.25 no. 41 (2023).
[1]
Doctor en Ciencias de la Educación. Profesor Emérito Vitalicio de la Universidad
Nacional de Trujillo, integrante del Grupo
de investigación HISULA, ero_2502@hotmail.com
[2] Rubén Vargas Ugarte, Historia de la Compañía de Jesús en el
Perú (Burgos: Imprenta Aldecoa,
1963).
[4] Luis
Martín, S. J., La
conquista intelectual del Perú. El Colegio Jesuíta de San Pablo 1568-1767
(Barcelona: Editorial Casio- pea, 2021).
[5] Jerónimo Ruiz de Portillo,
"Cartas", Monumenta
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Societatis Iesu, ed. Antonio de Egaña y Enrique Fernández (Roma:
MHSI, 1954-1970), 75, 82, 88, 95, 102.
[6] José de Acosta, "Carta Annua
de
1576 al P. Everardo Mercuriano, Prepósito General de la Compañía de Jesús.
Lima, 15 de febrero de 1577", en Obras completas, ed. P.
Francisco Mateos, Biblioteca de Autores Españoles (Madrid: Ediciones Atlas,
1954), 261.
[7] Ibid., 261-162.
[8] Ibid., 92.
[9] Historia general de la Compañía de Jesús en
la provincia del Perú. Crónica anónima de 1600. Tomo 1: Historia
General y del Colegio de Lima, ed. P. F. Mateos, S. J. (Madrid: Consejo
Superior de Investigaciones Científicas. Inst. Gonzalo Fernández de Oviedo,
1944), 264.
[10] Véase, al respecto, Elmer
Robles
Ortiz, Educación
y ciencias sociales en el pensamiento de José de Acosta
(Trujillo, Perú: Editorial Libertad, CONCYTEC, 1990).
[11] Historia general de
la Compañía de Jesús op. cit., 283-284.
[12] Dichos memoriales están fechados en Lima en
1586 y 1588. Con el segundo documento alcanza las Reglas y Estatutos del
Colegio. Acosta, "Dos Memoriales al Consejo de Indias sobre la fundación
del Colegio de San Martín de Lima", en Obras completas, op. cit.,
303-304.
[13] Ibid.
[14] Ibid., 304.
[15] González Carré, Enrique y Virgilio Galdo
Gutiérrez, "Historia de la educación en el Perú", en Historia del Perú.
Tomo X. Procesos e instituciones, ed. Juan Mejía B. (Lima:
Editorial Juan Mejía Baca, 1981), 66.
[16] José de la Riva-Agüero. "Don José
Baquíjano y Carrillo" El Ateneo. Órgano del Ateneo de Lima
tomo VII, n.° 34 (1905): 1949.
[17] José de la Riva-Agüero. "José Baquíjano y
Carrillo", en Precursores
de la emancipación, ed. J. de la Riva-Agüero y R. Porras
Barrenechea (Lima: Patronato del Libro Peruano, 1957), 24 y 25.
[18] Jorge Zevallos Quiñones, (Los cacicazgos de Trujillo
(Trujillo, Perú: Gráfica Cuatro, 1992), 10.
[19] Virgilio Galdo Gutiérrez, (Colegios de curacas:
Frente a dos mundos. (Ayacucho, Perú: Producciones Estratégicas
de Edgar Hugo Cano, 2021), 41.
[20] Vargas Ugarte, op. cit.,
374.
[21] José E. Rodríguez, S. J. et al., San Pedro de
Lima. Iglesia del antiguo Colegio Máximo de San Pablo (Lima:
Banco de Crédito del Perú), 2017. https://estudiosindianos.up.edu.pe/biblioteca-indiana/san-pedro-de-hma-antiguo-colegio-maximo-de- san-pablo/
(10 de mayo, 2023).
[22] Luis Antonio Eguiguren, La
Universidad Nacional de San Marcos. IV Centenario de la fundación de la
Universidad Real y Pontificia y de su vigorosa continuidad histórica (Lima:
Imprenta Santa María, 1950), 131,135.
[23] "Convictorio de San Carlos: Patria y
libertad (1770-1825)" (Líneas de tiempo de la Independencia del
Perú, Pontificia Universidad Católica del Perú-PUCP 2024) investigacion-lineasdetieiTipo.pucp.edu.pe/2021/02/convictorio-de-san-car-
los-entre-la-tradicion-y-la-innovacion-con-miras-a-la-independencia-1770-1825/
(10 de octubre, 2023).
[24]
Eguiguren, op.
cit., 139.
[25] Alberto Rubio Fataccioli, Sebastián Lorente y
la educación en el Perú del siglo XIX (Lima: Editorial Allamada,
1990), 120.
[26] Aurelio M. Gamarra Hernández, Datos
históricos acerca de los establecimientos de segunda enseñanza (Trujillo:
Ministerio
de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia. Dirección General de
Instrucción Pública. Anexo a la Memoria del Ministro,
correspondiente al año 1919).
[27] Héctor Centurión Vallejo,
(Historia de la Universidad
Nacional de Trujillo
(1824-1876)
(Trujillo, Perú: Universidad Nacional
de Trujillo, 1981), 53.
[28] El Peruano,
Lima, 10 de setiembre, 2009.
[29] https://andina.pe/agencia/noticia-suenos-hechos-realidad-exalumnos-del-coar-vuelan-alto-dentro-y-fuera-del-pe-ru-656122.aspx#:~:text=Hace%20cinco%20a%C3%B1os%2C
(15 de octubre, 2023).
[30] https://larepublica.pe/sociedad/2019/12/01/coar-pasaron-por-el-colegio-mayor-y-hoy-son-lideres-estudiantes-mine-du-educacion
(15 de octubre, 2023).
[31] https://www.minedu.gob.pe/colegios-de-alto-rendimiento/ (1
de octubre, 2023).
[32] https://www.minedu.gob.pe/colegios-de-alto-rendimiento/ (1 de
octubre, 2023)
[33]
https://www.minedu.gob.pe/colegios-de-alto-rendimiento/
(1 de
octubre, 2023).
[34] https://www.minedu.gob.pe/colegios-de-alto-rendimiento/ (1 de
octubre, 2023).
[35] https://www.minedu.gob.pe/colegios-de-alto-rendimiento/ (1
de octubre, 2023)
[36] Lorena Alcázar y María Balarín, Evaluación del diseño
e implementación de los Colegios de Alto Rendimiento-COAR: Informe final
(Lima: Unesco-Oficina Perú, Ministerio de Educación, GRADE, 2021).