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Pensamiento pedagógico colombiano: Martín Restrepo Mejía.
Una mirada a sus conceptos de pedagogía, infancia, maestro y escuela
Rev. hist.edu.latinoam - Vol. 19 No. 29, julio - diciembre 2017 - ISSN: 0122-7238 - pp. 245 - 269
El concepto de educación en Elementos de pedagogía, se basó en un alto porcentaje
conformidad con las leyes del desarrollo humano, y si no se empleaban todos
y el último de la voluntad en la vida presente. Como ya se había evidenciado,
para los hermanos Restrepo Mejía, en Elementos de Pedagogía, la virtud no la
podía alcanzar una educación excesivamente racionalista, objetivista y apartada
de Dios. El iusnaturalismo de Rousseau,
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debía situarse en un contexto nacional
en el que este tipo de pedagogos precursores de la escuela nueva y las misiones
religiosas, cuestionaron la doctrina sobre la naturaleza infantil, vista como
peligrosa.
La educación se dividía, en primer lugar, en consiente e inconsciente: la educación
consciente se daba intencionalmente, acompañada de un conjunto de medios e
la pedagogía, era establecer los principios y reglas de la educación. Para los
la pedagogía era una ciencia antropológica, que abordaba al hombre. Ella se
distinguía sobre las demás ciencias, porque las ponía a su servicio, colocando
conducción.
Para los hermanos Restrepo Mejía, debía existir una relación directa entre la
educación doméstica y la educación escolar, entre la educación inconsciente y la
educación consciente. La educación doméstica tenía como ventajas el conservar
y fortalecer los afectos de familia; el niño daba alegría, unión y felicidad a sus
padres y desterraba del hogar los vicios, porque su presencia exigía cuidados
y ejemplo. El niño educado en su casa comprendía la importancia de la familia
y debía aprender cómo debía gobernarse la casa, administrarse los intereses
lado de los padres; por lo tanto, de ellos recibía el principal ejemplo con las
familiares, y en la educación doméstica, el niño recibía principios de moral
profundos que no podía garantizar la escuela. Inclusive, la educación doméstica
bien estructurada, podía ofrecer una educación intelectual más práctica y una
33 La tensión entre los pedagogos y educadores católicos colombianos, frente a la obra de J.J. Rousseau, como lo da a conocer Sáenz,
Saldarriaga y Ospina, en Mirar la Infancia, se mantuvo hasta los años cuarenta del siglo XX. En buena medida, los jesuitas, quienes
eran muy cercanos a Martín Restrepo Mejía, por medio de la Revista Razón y Fe, descalificaron continuamente la obra de Rousseau y
de paso varios preceptos epistemológicos y conceptuales de la escuela activa (Consultar: Javier Sáenz, Oscar Saldarriaga y Armando
Ospina, Mirar la infancia. Pedagogía, moral y modernidad en Colombia, 1903-1946, Bogotá, D.C., Colciencias, Vol. 1, 1997, 111). Una
tensión similar, para esa época, se vive en el Departamento de Antioquia, cuando Luis Carlos Tejada Cano (1898-1924), sustentó su
trabajo de grado en la Escuela Normal de Medellín, en 1916, defendiendo los preceptos educativos de Rousseau y la escuela activa,
terminado expulsado por parte de los Hermanos Cristianos, viendo así frustrada su formación como maestro, que era su proyecto
de vida inicial, para dedicarse, luego, a la crónica periodista moderna en el diario El Espectador, empresa en la que tuvo gran éxito
(Consultar: Lino Gil Jaramillo, Tripulantes de un barco de papel, Medellín, Editorial Beta, 1975).