DOI: https://doi.org/10.19053/01227238.8024
Artículo de
investigación - Reflexión
La reforma
universitaria desde el Estado y el radicalismo estudiantil nicolaita,
1926-1935[1]
The university reform from the State and the Nicolaita
student radicalism, 1926-1935
A reforma universitária desde o Estado e
o radicalismo estudantil
Nicolaita, 1926-1935
Miguel Ángel
Gutiérrez López[2]
Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (México)
RESUMEN
El artículo hace referencia a un
proceso de reforma universitaria que tuvo lugar en los años veinte y treinta en
Michoacán. En particular, se abordan los rectorados de Jesús Díaz Barriga y
Enrique Arreguín Vélez, dos de los dirigentes
socialistas más importantes de la época. También se hace alusión a otros
personajes como Natalio Vázquez Pallares, quien al igual que Arre- guín transitó rápidamente del liderazgo estudiantil al
gobierno universitario. Una característica de estos universitarios fue su
cercanía con el general Lázaro Cárdenas, gobernador de Michoacán y presidente
de la República en esos años. Uno de los propósitos del texto es mostrar la participación de las organizaciones
estudiantiles en un proceso de reforma universitaria que planteó el establecimiento
de una Universidad de Estado. En esta labor coincidieron agrupaciones
estudiantiles y autoridades universitarias, con el apoyo de los gobiernos
estatal y federal. Las primeras desempeñaron un papel relevante como instrumentos de propaganda
ideológica y de control social. El grado de radicalización política e
ideológica de las organizaciones estudiantiles socialistas ayudó a acelerar y
profundizar la implementación de la política educativa oficial en Michoacán y
otros lugares del país. Agrupaciones como el Consejo Estudiantil Nicolaita y el Bloque de Jóvenes Revolucionarios de
Michoacán combatieron sistemáticamente a los adversarios políticos e
ideológicos del cardenismo, lo que les dio un lugar privilegiado dentro de la
estructura universitaria.
Palabras clave: Revista
Historia de la Educación Latinoamericana; Reforma de la educación; movimiento
estudiantil; organización de estudiantes; participación estudiantil;
Universidad, México.
ABSTRACT
The article refers to a process of university
reform that took place in the 1920s and 1930s in Michoacán.
We
specially focus on the rectorates of Jesús Díaz Barriga and Enrique Arreguín Vélez, two of the most important socialist leaders of that
time. Other characters such as Natalio Vázquez Pallares, who, as well as Arre- guín, ascended quickly from the student
leadership to the university leadership. A common characteristic among these
university students was their closeness to General Lázaro
Cárdenas, Governor
of Michoacán and President of the Republic in those years. One of
the purposes of this paper is to show the participation of student
organizations in a process of the university reform that proposed the
establishment of a State University. For this purpose, student groups and
university authorities joined forces with the support of the state and federal
governments. The former played an important role as instruments of ideological
propaganda and social control. The degree of political and ideological
radicalization of the socialist student organizations helped to accelerate and
deepen the implementation of the official educational policy in Michoacán
and other places in the country. Groups such as the Nicolaita
Student Council and the young revolutionaries block of Michoacan
systematically fought against the political and ideological opponents of Cardenismo, which gave them a privileged place
within the university structure.
Keywords: Journal History of
Latin American Education; education reform; student movement; student
organization; student participation; University; Mexico.
RESUMO
O artigo faz referência a um processo de reforma universitária que teve lugar nos anos
vinte e trinta em Michoacán. Específicamente, se abordam os reitorados de Jesús Díaz Barriga e Enrique Arreguín Vélez, dois dos
dirigentes socialistas mais importantes da época. Também fazemos alusão a outras personagens, como Natalio Vázquez Pallares, quem, da mesma forma que Arreguín, transitou rapidamente da
liderança estudantil ao governo universitário. Uma característica desses
universitários foi a proximidade com o general Lázaro Cárdenas, governador de Michoacán e presidente da
República nesse período. Um dos propósitos do texto é mostrar a participação
das organizações estudantis em um processo de reforma
universitária que planejou o estabelecimento de uma universidade de Estado. Neste esforço, coincidiram grupos de estudantes e autoridades universitárias, com o apoio dos governos estatal e federal.
As primeiras desempenharam um papel relevante como instrumentos de propaganda
ideológica e de controle social. O grau de radicalização política e ideológica
das organizações estudantis socialistas contribuiu para acelerar e
aprofundar a implementação da política oficial em Michoacán e outros lugares do
país. Agrupamentos como o Conselho Estudantil Nicolaíta e o Bloco de Jovens Revolucionários de Michoacán combateram sistematicamente os
adversários políticos
e ideológicos do cardenismo, o que lhes
garantiu um lugar privilegiado dentro da estrutura universitária.
Palavras-chave: Revista
História da Educação Latino-americana, Reforma da educação, movimento
estudantil, organização de estudantes, Participação estudantil, Universidade,
México.
Recepción: 20/05/2017
Evaluación: 13/09/2017
INTRODUCCIÓN
Entre 1926 y 1935 es
posible ver el crecimiento y consolidación de un proceso de reforma
universitaria en Michoacán. Los límites de este proyecto van más allá de este
marco temporal, pero en esos años ocurrieron acontecimientos que hicieron
visibles algunas de sus características más importantes. En 1926 inició el
rectorado de Jesús Díaz Barriga y en 1935 ocupó ese cargo Enrique Arreguín Vélez, dos de los principales líderes socialistas
de la época. Junto a estas figuras también destacó Natalio Vázquez Pallares
quien encabezó el gobierno universitario algunos años después. Estos
dirigentes, junto a otros nicolaitas, colaboraron
estrechamente con las administraciones estatal y federal de Lázaro Cárdenas.
Ideológicamente se asumieron como cardenistas y socialistas y estuvieron
integrados al partido oficial.
En el proyecto de
reforma universitaria socialista, que planteó el establecimiento de una
Universidad de Estado, confluyeron organizaciones estudiantiles y autoridades
universitarias que apoyaron la política educativa pública. Las organizaciones
estudiantiles socialistas promovieron la política anticlerical de los gobiernos
de la época. También desempeñaron un papel importante como instrumentos de propaganda
ideológica y control social, por medio de misiones culturales y campañas
antialcohólicas y desfanatizadoras. En el terreno
político, se propusieron como estrategia garantizar el control del estudiantado
a partir de los principios del "socialismo" oficial.
El radicalismo
socialista fue atemperado por las líneas de acción marcadas por el proyecto
político cardenista. Los nicolaitas asumieron el
laicismo, el anticlericalismo,
la socialización de la educación y de las profesiones, como parte de un programa
que reconoció el papel rector del Gobierno de la República. El radicalismo de
los universitarios cardenistas nunca puso en entredicho el poder del Estado. En
la práctica, cumplieron una función estratégica al combatir sistemáticamente
a sus adversarios ideológicos y políticos. Las purgas ideológicas y el control
de las organizaciones estudiantiles fueron muestra de ello.
Este artículo ha sido
construido a partir de fuentes de primera mano en las que están expuestas las
ideas y posturas de los universitarios michoacanos. Esta documentación fue
complementada con otra de carácter oficial que contiene la posición
institucional, tanto de la Universidad Michoacana como del Estado mexicano en
los años veinte y treinta. De manera paralela, fueron utilizados los resultados
de investigaciones que en los años recientes han propuesto claves para la
interpretación del tema expuesto.
El médico Jesús Díaz
Barriga asumió la rectoría de la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo en julio de 1926. Se mantuvo en el cargo hasta 1932, lo que constituyó
un caso excepcional de estabilidad en la administración universitaria,
caracterizada por los constantes cambios en su conducción. Los últimos cuatro
años de su rectorado coincidieron con la administración estatal de Lázaro
Cárdenas (1928-1932), un gobernante con el que se identificó un gran número de
universitarios.[3]
Esta relación continuó cuando este asumió la Presidencia de la República en
1934 e incorporó a algunos nicolaitas a su equipo de
trabajo.
Lázaro Cárdenas
estableció mecanismos de comunicación directa con la Universidad Michoacana y
sus miembros. En reciprocidad, profesores y alumnos de la institución apoyaron
el programa educativo gubernamental y constituyeron una base social de apoyo
para el mandatario michoacano. Fue en esos momentos en que un amplio sector de
los universitarios que se asumían como revolucionarios y socialistas terminaron
por definirse como cardenistas, con lo que en la práctica los términos
"cardenista" y "socialista" terminaron siendo casi
sinónimos.
La propuesta de una
reforma educativa, que formaba parte del programa político cardenista, fue
apoyada y enriquecida por los universitarios michoacanos. De esta colaboración
surgieron proyectos y acciones que tuvieron como finalidad la aplicación de un
modelo educativo que, bajo la guía del Estado, buscaría "socializar"
la enseñanza. Las autoridades universitarias y las principales organizaciones
estudiantiles se plegaron a la línea política e ideológica sostenida por el
Ejecutivo estatal y compartieron sus postulados.
Las propuestas de
"socializar" la enseñanza promovidas por los universitarios
michoacanos durante la gubernatura de Lázaro Cárdenas habían tenido un
antecedente en el inicio de los años veinte. Durante el rectorado de Ignacio
Chávez, que coincidió con la gestión de Francisco J. Múgica como gobernador del
estado (1920-1922), se realizaron importantes modificaciones en la estructura y
legislación universitarias. El Ejecutivo estatal aumentó sus atribuciones en lo
referente a la conducción de la casa de estudios y se reforzó el carácter laico
de la enseñanza. También debe considerarse que Múgica llegó a la gubernatura
postulado por el Partido Socialista Michoacano.[4]
Durante la gestión
cardenista, el interés del Ejecutivo estatal por la enseñanza superior se
expresó de manera directa en sus esfuerzos por ampliar la oferta educativa de
la Universidad Michoacana. El 31 de diciembre de 1929, en una reunión de
directores de planteles universitarios con representantes gubernamentales, se
informó que el Gobierno del estado estaba dispuesto a patrocinar la creación de
una Escuela de Ingeniería, sostenida por las autoridades estatales, para que no
se afectaran los recursos destinados a las demás dependencias universitarias.
La propuesta fue discutida y aprobada por los miembros del Consejo
Universitario en enero de 1930; ese mismo año fue establecido el plantel.[5]
Al hacer un balance de
su administración, Lázaro Cárdenas expuso planteamientos en los que coincidió
con los universitarios. En el informe de labores correspondiente a su periodo
gubernamental hizo una crítica al laicismo por considerar que dejaba a los
padres la libertad de inculcar a sus hijos "las modalidades
espirituales" de mayor arraigo en los hogares e impedía la posibilidad de
"unificar las conciencias hacia el fin por el cual [luchaba] la
Revolución". El Ejecutivo también propuso la unidad en los programas
escolares y atacó la existencia de planteles educativos privados por considerar
que debido a su "espíritu conservador o retardatario" neutralizaban
la acción del Estado. En lo que respecta
a la educación superior, el gobernador Lázaro Cárdenas señaló que era la
Universidad la institución a la que correspondía la formación de los individuos
directores del Estado.[6]
2. El interludio serratista
La salida de Jesús Díaz
Barriga de la rectoría de la Universidad Michoacana y la llegada a la
gubernatura del estado del general Benigno Serrato,[7] enemigo político del
cardenismo, alteraron las relaciones de cooperación que se habían establecido
entre un amplio sector de universitarios y las autoridades estatales. La
designación de Gustavo Corona como rector de la casa de estudios dividió a los
universitarios. Por un lado, se colocaron aquellos identificados con el
cardenismo y que se asumían a sí mismos como "socialistas" y, por
otro, las nuevas autoridades universitarias, apoyadas por el Ejecutivo estatal.
Esta situación generó una serie de movilizaciones y manifestaciones de rechazo
a la labor del Consejo Universitario y llevó a la Universidad Michoacana a
enfrentar, en 1933, la primera huelga de grandes dimensiones de su historia.
La llegada de Gustavo
Corona a la rectoría de la Universidad Michoacana rompió la hegemonía que los
socialistas habían ejercido en la institución. La administración serratista, a través del secretario general de Gobierno,
Victoriano Anguiano, terminó con el control socialista y promovió la llegada de
una nueva dirigencia universitaria. Anguiano invitó a colaborar con la
Universidad Michoacana a antiguos compañeros suyos, provenientes de la máxima
casa de estudios del país y formados políticamente en las filas del vasconcelismo, entre los que se encontraban Manuel Moreno
Sánchez, Rubén Salazar Mallén y Ernesto Carpy Manzano.[8]
Las actividades de este
grupo no se limitaron a la administración y las aulas
universitarias, sino que se extendieron al gobierno del estado. Las nuevas
autoridades trajeron consigo su propio proyecto de institución. El rector y sus
colaboradores, con el apoyo del Ejecutivo estatal, buscaron cambiar el rumbo de
la Universidad, modificando su normatividad y transformando las prácticas
administrativas, políticas y académicas que regían en su interior. Para lograr
este objetivo plantearon la necesidad de redefinir
las
relaciones de la Universidad con el poder público, otorgando a los
universitarios un mayor poder de decisión, e impulsaron la promulgación de una
nueva ley orgánica. Estas medidas serían la causa del enfrentamiento con los
universitarios "socialistas", quienes buscaron recuperar el control
de la institución. Estas pugnas fueron potenciadas por la campaña que en 1933
emprendió Lázaro Cárdenas por alcanzar la presidencia de la República y que animó
a sus simpatizantes a desafiar a los grupos adictos al gobernador Serrato.
Durante 1933 tuvieron
lugar diversos enfrentamientos y un movimiento de huelga sin que los
socialistas lograran recuperar el control de la Universidad. Estos conflictos
mostraron las profundas diferencias en torno a la idea de Universidad que
tenían los grupos antagónicos. Finalmente, la aparente derrota del movimiento
huelguista de 1933 se transformó en victoria un año después. La trágica muerte
del gobernador Benigno Serrato y el ascenso a la Presidencia de la República
del general Lázaro Cárdenas modificaron el panorama político estatal. En el
nuevo escenario, los "socialistas" michoacanos tomarían el control de
la Universidad y renovarían su compromiso con el poder.
3. El estudiantado socialista organizado
En la segunda mitad de
los años veinte, las agrupaciones estudiantiles más
importantes
dentro de la Universidad Michoacana eran el Consejo Estudiantil Nicolaita (CEN) y la Federación de Estudiantes Michoacanos
(FEM). Ambas organizaciones, creadas durante el rectorado de Ignacio Chávez y
la gubernatura de Francisco J. Múgica, aglutinaban a la mayoría del
estudiantado organizado en la institución. En el Comité Ejecutivo de la FEM en
1926 se encontraban figuras que destacarían en la
política estatal y nacional en los años
siguientes como, Gabino Vázquez y Enrique Arreguín
Vélez.
A lo largo de los años
veinte, los estudiantes consolidaron su posición dentro de la Universidad a
través del fortalecimiento de la estructura de sus agrupaciones, pero fue hacia
el final de la década que se empezó a perfilar la posibilidad de agrupar a todo
el alumnado universitario en una sola organización. Con este objetivo, el 27 de
mayo de 1930 se realizó, en el Colegio de San Nicolás, el Primer Congreso Local
de Estudiantes Universitarios, en el que se discutió la formación de una
federación estudiantil de alcance estatal.[9] En el congreso participaron el
CEN y las sociedades de alumnos de la Escuela de Comercio, la Facultad de
Medicina, la Escuela de Bellas Artes, la Escuela de Ingeniería y la Sociedad
Revolucionaria de Estudiantes Michoacanos de Jurisprudencia.[10]
Tras casi una década de
existencia, el CEN se había consolidado como la organización estudiantil mejor
estructurada y con mayor peso y proyección políticos. Como cuadros dirigentes
empezaron a figurar elementos que destacaron por sus dotes de líderes
estudiantiles. Rápidamente, la agrupación se convirtió en la instancia
formadora y promotora de los principales cuadros políticos dentro
del ámbito universitario. El proyecto de crear una federación de estudiantes
universitarios de Michoacán no se concretó en 1930, por lo que el CEN mantuvo e
incrementó su preeminencia. En ese momento ocupaba su presidencia Natalio
Vázquez Pallares, quien destacaría como dirigente estudiantil a nivel nacional
en los años posteriores y llegaría a ser rector de la Universidad Michoacana en
1939. Vázquez Pallares fue electo presidente definitivo del CEN el 2 de junio
de 1930. Hasta ese momento desempeñaba el cargo de manera interina.[11]
Como una muestra del poder que iba adquiriendo la organización, puede señalarse
que, en noviembre de 1930, su dirigencia pidió a las autoridades del Colegio de
San Nicolás que se permitiera a la agrupación la designación de los profesores
que a su juicio deberían hacerse cargo de las clases en el plantel.[12]
En algunas dependencias
universitarias se formaron agrupaciones estudiantiles autocalificadas como
"revolucionarias". Entre estas destacaron la anteriormente
mencionada Sociedad Revolucionaria de Estudiantes Michoacanos de
Jurisprudencia, así como la Asociación Revolucionaria de Alumnos de la Escuela
de Comercio, creada en agosto de 1931. De acuerdo con sus integrantes, esta
agrupación tendría como objetivo contrarrestar la acción de la sociedad de
alumnos del plantel, por considerar que no correspondía a las "tendencias
revolucionarias" que requería el momento. Los miembros de la organización
se plantearon llevar a cabo la localización y sanción de los estudiantes considerados
"retardatarios". A los miembros de la asociación se les exigiría
"cierto grado de actividad física y mental debajo de la cual se
[consideraría] nocivo cualquier individuo". Además, se señaló que sería
estimado dañino cualquier estudiante que mostrara normas de conducta opuestas a
las "tendencias revolucionarias" que sustentaban el programa de la
asociación, en especial las inspiradas en "doctrinas confesionales".
También serían considerados peligrosos los alumnos afectados por padecimientos
contagiosos, los cuales serían segregados de la Escuela de Comercio por el
tiempo en que permanecieran enfermos.[13]
En agosto de 1932, se
hizo un nuevo intento por unificar al estudiantado michoacano. El 22 de ese
mismo mes inició sus actividades una convención estudiantil convocada por el
CEN, en la que se presentaron propuestas para constituir y poner en funciones
la Unión Estudiantil Michoacana. Con ese fin se nombró una comisión especial
para redactar los estatutos de la organización, pero en las discusiones sobre
el asunto se enfrentaron dos posturas sobre el carácter de la misma. Un sector
proponía que la organización tuviera un carácter clasista, mientras que otro
abogaba por dar cabida al colaboracionismo.[14] Los miembros del primer grupo
hicieron valer su posición y presentaron un proyecto de estatutos para crear la
Unión de Estudiantes Socialistas de Michoacán (UESM), la cual sería una
agrupación exclusivamente estudiantil, con sede en el Colegio de San Nicolás.[15]
Otra organización
relevante en esa época fue el Partido Nacional Estudiantil Pro Cárdenas (PNEC).
Su creación tuvo lugar en julio de 1933, en Morelia, con la fusión de 25
organizaciones estudiantiles del país. Natalio Vázquez Pallares fue el
coordinador de la reunión, Carlos Madrazo fue el secretario general y Lauro
Ortega fue nombrado secretario general del partido. Siguiendo con esta línea
política y una vez que se cumplió con el objetivo de promover la candidatura
presidencial de Lázaro Cárdenas, en agosto del año siguiente, se conformó la Confederación
de Estudiantes Socialistas de México (CESM). Carlos Madrazo fue el presidente
del comité organizador que se reunió en julio con la asistencia de 226
delegados. La junta directiva de la reunión estuvo integrada por Madrazo, como
presidente, y Natalio Vázquez Pallares, como primer secretario. Una de las
tareas de la CESM fue la creación de entidades similares por todo el país. Como
parte de esta estrategia surgió en diciembre de 1934, el Frente de Estudiantes
Socialistas de Occidente, en Guadalajara, bajo la dirección de Natalio Vázquez
Pallares y Rodolfo González.[16]
El Segundo Congreso de
la CESM se realizó en Uruapan, Michoacán. En este lugar se reunieron algunos de
los jóvenes dirigentes socialistas más destacados y con mayor futuro político:
Natalio Vázquez Pallares, Carlos Madrazo, Jesús Robles Martínez, Enrique
Ramírez y Ramírez, Juan Gil Preciado, L. Darío Vasconcelos, Fernando Román
Lugo, Ángel Veraza, entre otros. Las conclusiones de
la reunión fueron, luchar por la reforma del artículo tercero constitucional y
por la implantación de la educación socialista en todos los niveles de
enseñanza.[17]
Natalio Vázquez
Pallares fue parte de un grupo de jóvenes que, en la política nacional, se
formó más allá de las movilizaciones estudiantiles, integrándose a la
estructura del Partido Nacional Revolucionario (PNR) como parte del cardenismo
en los momentos en los que estaba por definirse el Primer Plan Sexenal y la
postulación de Cárdenas a la Presidencia de la República. En ese grupo de
jóvenes políticos en ascenso estaban Carlos Madrazo, Gilberto Suárez Torres y
Norberto Aguirre Palancares.[18]
El PNEC tuvo una larga
vida, aunque con otras denominaciones. Al concluir la campaña presidencial y
hasta su segunda convención en 1935, se transformó en Juventudes Socialistas de
México. Después de ese congreso pasó a denominarse Juventudes Socialistas
Unificadas de México. Con esa denominación se mantuvo hasta la creación de la
Confederación de Jóvenes Mexicanos en 1939.[19]
En mayo 1934 se
conformó el Bloque de Jóvenes Revolucionarios de Michoacán (BJRM), una
organización que sería determinante para la Universidad en los años siguientes.
El Bloque se creó a instancias de la CRMDT con el propósito de reunir a la
"juventud radical revolucionaria" de la capital del estado para que
actuara en toda la entidad realizando una labor de preparación de los
trabajadores.[20]
Su creación estuvo inspirada en el programa de acción del Bloque de Jóvenes
Revolucionarios de Tabasco (BJRT). Tras un viaje a Tabasco, en el que
acompañaron a Lázaro Cárdenas, Jesús Díaz Barriga y Enrique Arreguín
expresaron en la prensa, en abril de 1934, su admiración por Tomás Garrido
Canabal. Los visitantes quedaron impresionados por el Bloque por lo que
decidieron replicar la experiencia en
Michoacán.[21]
En Tabasco se crearon
organizaciones que apoyaron las campañas de desfanatización.
Entre estas destacaron la Liga de Maestros Ateos, La Liga Anticlerical y el
BJRT. Las actividades de este grupo trascendieron las fronteras del estado y
persiguieron sacerdotes en Chiapas. También tuvieron presencia en la Ciudad de
México en actos antirreligiosos. El BJRT fue el resultado de algunos ensayos
anteriores para la conformación de grupos de choque. En 1924 ya existían
cuerpos selectos de las ligas de resistencia, llamados Voluntarios de Tabasco,
que más tarde pasaron a denominarse Vanguardia Revolucionaria.[22]
El BJRT fue organizado
en 1931 por el gobernador de Tabasco, Tomás Garrido Canabal. Esta agrupación
sirvió como guardia personal, así como vehículo de difusión de medidas
radicales contra la religión y el alcoholismo. El BJRT fue conocido como los
"Camisas Rojas", por la indumentaria que utilizaban: pantalón negro,
camisa roja, corbata negra. Este grupo fue organizado por el Partido Radical
Socialista Tabasqueño y auspiciado por el gobierno del estado. El Bloque
fue creado como resultado de las labores de un Congreso Anticlerical que se
realizó en 1931 en la Ciudad de México. Entre ese año y 1934 sus miembros
actuaron casi exclusivamente en Tabasco. Posteriormente, llegaron a la capital
del país cuando Tomás Garrido Canabal se integró al primer gabinete cardenista
como Secretario de Agricultura. En diciembre de 1934 comenzaron a realizar los
denominados Sábados Rojos en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.
Estas actividades incluían actos culturales diversos y discursos radicalmente
anticlericales. Ese mismo mes, el extremismo de los Camisas Rojas llegó a un
límite intolerable para el gobierno federal y empezó su declive. El destino de
los
Camisas Rojas se selló
con la salida de Garrido del primer gabinete cardenista en junio de 1935. Ese
año cesaron las actividades de la agrupación, coincidiendo con el declive
político del exmandatario tabasqueño.[23]
En Michoacán, el BJRM
no se condujo con la violencia de su similar tabasqueño, pero compartió
características como el anticlericalismo y la intolerancia hacia otras
corrientes ideológicas. En el ámbito educativo, los lineamientos generales que
el BJRM estimaba que deberían regir en la universidad fueron presentados en
1934 por Jesús Díaz Barriga y Enrique Arreguín a
través de un documento titulado, Proyecto sobre la nueva organización
educativa universitaria de acuerdo con la tesis del socialismo científico.[24]
El Proyecto
fue dado a conocer profusamente por el BJRM. La propuesta recibió la atención
de la prensa nacional y fue enviada, en septiembre, a manera de memorial, a la
Cámara de Diputados federal.[25]
Ese mismo mes, la iniciativa fue dada a conocer al Consejo Universitario
bajo la premisa de que la Universidad Michoacana, como sus similares del país,
tenía una estructura "anticuada liberalista"
que no había tomado en cuenta el cambio económico y social
generado
por la Revolución, por lo que se hacía imperativo imprimir un nuevo carácter a
la educación superior.[26]
De manera paralela
a
la propuesta de dar un carácter socialista
a
la Universidad Michoacana, promovida por el BJRM, las autoridades de la
institución empezaron a discutir el tema, pero a partir de una premisa
diferente. En este caso, fue la inminente reforma del artículo 3a
constitucional lo que llevó a que el 23 de octubre de 1934 la Universidad
Michoacana fuera declarada socialista por acuerdo del Consejo Universitario.[27]
4. El radicalismo nicolaita
Los universitarios
michoacanos participaron en la política anticlerical implementada
por los gobiernos federal y estatal. Los nicolaitas
asumieron las campañas desfanatizadoras y el
enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado como parte esencial de su programa
político y de su esfuerzo por implantar su
ideal educativo
en la Universidad Michoacana. Las purgas ideológicas y la persecución en contra
de los detractores de la educación laica y socialista
se
volvieron una constante como forma de
garantizar el control sobre el estudiantado.
En mayo de 1926 un
grupo de estudiantes, integrantes del CEN, solicitó, a través del Ejecutivo del
estado, que el Templo de la Compañía de Jesús les fuera cedido para utilizarlo
como biblioteca pública y sala de conferencias para la instrucción de grupos
obreros.[28]
La propuesta fue apoyada por algunos universitarios de la Facultad de
Jurisprudencia, entre quienes se encontraba Alberto Bremauntz.[29]
Las gestiones tuvieron éxito y el Templo de la Compañía fue cedido a la
Universidad Michoacana por el presidente de la República, Plutarco Elías
Calles, por medio de un acuerdo expedido el 31 de mayo de 1926.[30]
Algunos universitarios
católicos externaron públicamente su oposición a la decisión del Ejecutivo
federal. Esta situación llevó a que, el 11 de agosto de 1926, se presentara a
la consideración del Consejo Universitario un oficio de la dirigencia del CEN
en el que se pedía la expulsión definitiva de un grupo de 19 alumnos acusados
de haber incitado, mediante una hoja volante, a los maestros y estudiantes a
mostrar su desacuerdo con que el Templo de la Compañía pasara al dominio de la
Universidad. Se aseguró que los acusados obraban influenciados
por sacerdotes católicos y desarrollaban actividades anticonstitucionales y antiestudiantiles; también se les imputó haber desconocido
públicamente a las autoridades del Gobierno de la República y de la Universidad
Michoacana.[31]
El regente del Colegio
de San Nicolás, Porfirio García de León, se mostró partidario de la expulsión
definitiva de los estudiantes acusados; sin embargo, el rector Jesús Díaz
Barriga propuso que esta medida tuviera carácter temporal por no sentirse con
el derecho de tener en sus manos el destino de una persona. Alberto Bremauntz pidió que se les expulsara por tres años, debido
a que tenía la impresión de que los alumnos señalados difícilmente cambiarían
su manera de pensar, sin importar el tipo de castigo que se les impusiera. Bremauntz destacó la necesidad de aplicar un castigo
ejemplar que sentará un precedente para casos posteriores, ante el temor de que
alumnos de otras escuelas siguieran el ejemplo de los estudiantes del Colegio
de San Nicolás. Para apoyar esta propuesta informó que en la Escuela de
Comercio un grupo de alumnos, pertenecientes a la Asociación Católica de la
Juventud Mexicana, se había organizado para redactar un documento en apoyo de
los estudiantes que se trataba de castigar. Por estas razones, pidió la
expulsión de los inculpados al considerar que su actitud formaba parte de la
labor desarrollada por los defensores de la libertad religiosa con el objetivo
de iniciar un movimiento contrario a la posición del Gobierno.[32]
La
asamblea sometió a votación el castigo que debía imponerse a los acusados. Por
un lado, estaba la propuesta de expulsión definitiva y por el otro la idea de
que una suspensión temporal era más que suficiente para sentar un precedente.
Tras dos rondas, la votación estaba empatada por lo que el rector intervino con
su voto de calidad decretándose la expulsión definitiva de un grupo de once
alumnos.[33]
Un par de años después,
en junio de 1932, un grupo de estudiantes, entre los que se encontraba Natalio
Vázquez Pallares, dio a conocer un manifiesto en el que expresaron su apoyo a
la reglamentación del número de ministros de culto. En esta ocasión, los
firmantes del documento, que concluía con la frase "por la liberación
espiritual de las masas", contaron con el apoyo de un Comité de Salud
Pública de Michoacán.[34]
En enero de 1934, un
Comité de Depuración Estudiantil hizo pública una acusación contra los alumnos
del segundo año de secundaria, de quienes se decía estaban constituidos en su
mayoría por fanáticos católicos y algunos protestantes. El comité hizo notar
que un grupo de estudiantes de ese grado de secundaria hacía profesión de fe
católica y estaba desarrollando una labor de propaganda dentro del Colegio para
engrosar las filas de una asociación de estudiantes católicos
dependiente del Seminario de Morelia. Se señaló que esos elementos se habían
infiltrado en la Universidad provenientes del Seminario y de la Escuela Libre.
Esta institución se había convertido en la principal institución antagonista de
la Universidad Michoacana, por ser un plantel que defendía los intereses de
sectores católicos que impugnaban la política educativa oficial. A su vez, a
los grupos protestantes se les acusó de promover sus doctrinas y de ser
individuos provenientes de escuelas dirigidas por pastores extranjeros.[35]
El 4 de enero de 1935,
el agente del Ministerio Público Federal, Alberto Cano, informó al presidente
de la República, Lázaro Cárdenas, haber tomado posesión del edificio donde
había funcionado la Escuela Libre, al tiempo que pidió que el edificio fuera
cedido a la Universidad Michoacana.[36] Esta acción fue realizada a
instancias del Ejecutivo del estado y ratificada por el presidente de la
República mediante un decreto expropiatorio.[37] La Universidad cerró este
ciclo con el simbólico acto de establecer un Centro Cultural Obrero en el
edificio en el que había funcionado la desaparecida escuela.
5. La Universidad socialista en 1935
La muerte del
gobernador Benigno Serrato, el 3 de diciembre de 1934, y la llegada a la
primera magistratura estatal del general Rafael Sánchez Tapia abrieron la
posibilidad de un cambio en la administración universitaria. El deceso de Serrato
y la renuncia del rector Gustavo Corona generaron la movilización los sectores
"socialistas" que habían quedado marginados de la conducción de la
Universidad desde 1932.
El 7 de diciembre de
1934, un grupo denominado Comité de Estudiantes Socialistas Pro Reorganización
Universitaria expuso al nuevo gobernador del estado su posición ante el relevo
en la rectoría. Enterados de la renuncia presentada por Corona manifestaron al
mandatario la necesidad de que el nombramiento del nuevo rector se hiciera de
manera democrática, tomando en cuenta la opinión del sector estudiantil. Por
esta razón, externaron la decisión de apoyar la designación de Enrique Arreguín Vélez como candidato a la rectoría universitaria.[38]
El Comité de
Estudiantes Socialistas Pro Reorganización Universitaria fue creado con el fin
único de designar al candidato de la organización a la rectoría. El comité se
ostentaba como la agrupación que había logrado unificar el criterio de un
conjunto de organizaciones que decían luchar por la implantación de una
Universidad de Estado. Estas agrupaciones eran el BJRM, el Sindicato de Obreros
Intelectuales de Michoacán, la Federación Agraria del Norte, organizaciones
ligadas a la Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo (CRMDT), así
como estudiantes independientes.[39]
Enrique Arreguín fue nombrado rector y asumió el cargo el 15 de
diciembre de 1934,[40]
con el compromiso de llevar a la práctica los planes del BJRM de dar carácter
socialista a la Universidad Michoacana.[41] En enero del año siguiente, en
el discurso que dio al inaugurar el año lectivo, Arreguín
ratificó lo expuesto en el Proyecto sobre la nueva organización
educativa universitaria de acuerdo con la tesis del socialismo científico,
que meses atrás había presentado en colaboración con Jesús Díaz Barriga. La
ceremonia de inicio de cursos, efectuada el 15 de enero, devino en un acto
proselitista en el que se dio a conocer la posición ideológica de las nuevas
autoridades universitarias y sus aliados políticos. Participaron oradores en
representación de los sectores estudiantil y de profesores. También hubo
intervención del magisterio michoacano, del BJRM, de la CRMDT y del secretario
general de Gobierno, en representación del gobernador del estado.[42]
En su discurso, Enrique
Arreguín dejó ver la necesidad de impulsar una
selección y depuración del personal docente, llevando a las aulas a profesores
comprometidos con el "movimiento socialista", al que se consideraba
que aspiraba la Revolución Mexicana. Con relación al plan de trabajo de la
Universidad para el año de 1935, destacó de manera especial la labor que
desarrollaría la institución con los núcleos organizados de obreros y
campesinos.[43]
La educación de los
trabajadores fue, en el discurso y en la práctica, uno de los elementos más
importantes del proyecto de Universidad socialista. En los hechos, esta idea se
tradujo en la organización de actividades y campañas instructivas y
moralizantes dirigidas a los trabajadores del campo y la ciudad. Misiones
culturales, campañas antialcohólicas, actividades de desfanatización,
festivales artísticos, conferencias, competencias deportivas, fueron algunos de
los medios por los que los universitarios se propusieron extender el alcance de
sus actividades más allá de los límites de la institución. Estas labores
estuvieron acompañadas de la creación de una dependencia universitaria
especializada en la educación de los trabajadores: el Centro Cultural Obrero.
El Centro Cultural
Obrero, creado con el objetivo de atender a obreros, campesinos y empleados
públicos, abrió sus inscripciones el 5 de enero de 1935 y fue inaugurado un mes
después.[44]
Los recursos para su funcionamiento, pago de profesores y gastos diversos,
fueron suministrados a la Universidad Michoacana gracias a un acuerdo con el
presidente de la República, mediante una aportación mensual de 346 pesos. Este
apoyo permitió a la Universidad realizar actividades de extensión universitaria
sin desviar recursos de su presupuesto.[45]
Para 1935, la propuesta
de asignaturas a impartir y los profesores estuvo conformada por: Enrique Arreguín, educación sexual; Jesús Díaz Barriga, historia
general; Alberto Oviedo Mota, historia de la Revolución Mexicana; Luis Marín
Pérez, economía política; José Zavala Alcaraz, historia de los sistemas
sociales; Jesús Ortega C., legislación obrera y agraria; Jesús Ramírez M.,
derecho usual y organización social; J. Jesús Múgica, cooperativismo y
organización de cooperativas.[46]
Sin embargo, este plan no se aplicó en su totalidad debido a diversas
circunstancias, como el retraso en la asignación de recursos económicos y al
poco interés que despertaron algunas de las materias. En septiembre de 1935 se
suprimieron las clases de legislación agraria, economía política e historia de
la Revolución Mexicana debido a la escasa o nula asistencia a las mismas. En
contraparte, se señaló que los trabajadores preferían las clases prácticas como
taquigrafía, electricidad, mecanografía y educación primaria.[47]
En 1935 el Centro Cultural Obrero contó con una inscripción de 268 alumnos,
pero el promedio de asistencia fue de 173. Además de las actividades docentes,
en el centro se realizaron 56 festivales, 31 conferencias sobre temas
científicos, 42 conferencias sobre temas sociales, 19 proyecciones
cinematográficas, 3 exposiciones de carteles revolucionarios. Los festivales
tuvieron una asistencia promedio de cerca de 200 personas.[48]
En lo que a los
estudios profesionales respecta, el proyecto de Universidad socialista se
ajustó a los planteamientos del Plan Sexenal en la materia, que estableció la
intención de no aumentar el número de profesionistas liberales, ya que se
consideró más urgente el fortalecimiento del sistema educativo rural y la
ampliación y perfeccionamiento de las escuelas técnicas.[49] Las autoridades
universitarias, en conjunto con las autoridades estatales y federales,
propusieron el fortalecimiento y la creación de estudios dirigidos a satisfacer
necesidades concretas. Entre éstas
destacaron las relacionadas con el fomento de la educación primaria, con la
planeación económica y social, y con las actividades derivadas de las reformas
de carácter agrario. En este esfuerzo, los estudios médicos, la enseñanza
normal y la formación de ingenieros recibieron una atención especial por medio
de la reorganización de las dependencias encargadas de esas labores, así como
por la adquisición de instrumentos y material de trabajo mediante compras y
donaciones de las autoridades estatales y federales.
Como parte de la
reorganización de los estudios profesionales, en febrero de 1935, el rector Arreguín propuso en el Consejo Universitario la creación de
las carreras de licenciado en economía y en ciencias sociales. Sin embargo,
esta propuesta lejos de significar un crecimiento en la oferta educativa de la
Universidad implicaba la apertura de los estudios de economía a costa de la
clausura de los cursos de Derecho, por considerarse que no respondían a las
necesidades sociales del momento.[50]
El proyecto maduró y,
en agosto de 1935, Arreguín informó al presidente de
la República la apertura, en el próximo ciclo escolar, de la carrera de
economista. Para sustentar la decisión se destacó la importancia que podrían
tener estos estudios en la planeación y organización social.[51]
En respuesta y atendiendo a la petición de las autoridades universitarias, la
Secretaría de Economía Nacional designó a dos profesores para impartir cursos
sobre economía y organizar el plan de estudios respectivo.[52] Como resultado de estos
trabajos, el 6 de octubre de 1935 fue discutido y aprobado, por el Consejo
Universitario, el proyecto de plan de estudios para la Escuela de Economía.[53]
Los estudios
normalistas también recibieron atención especial por parte de las autoridades
universitarias. La Escuela Normal volvió al seno de la Universidad Michoacana,
en 1935, después de haber permanecido fuera de su control y presupuesto desde
1930. Esta situación generó cambios tanto en la legislación educativa en el
estado, como en la orientación docente y en la estructura de la propia escuela.
En el aspecto
presupuestario, la Universidad Michoacana inició 1935 con un grave problema
económico que obligó a sus autoridades a gestionar una mayor aportación de
recursos por parte de los gobiernos estatal y federal. Con esta finalidad, una
comisión especial se trasladó a la Ciudad de México para solicitar al presidente
de la República la asignación de fondos extraordinarios. De manera paralela,
Enrique Arreguín logró, a través del Ejecutivo
estatal, que el Museo Michoacano, el Laboratorio Biológico y la Biblioteca
Pública pasaran a depender económicamente del municipio de Morelia, pero
siguieran bajo la administración universitaria.[54]
El apoyo económico
concedido por los gobiernos estatal y federal a la Universidad Michoacana fue
una muestra de la relación que se había establecido entre los universitarios
michoacanos y el poder público. A partir de 1935, el presupuesto universitario
fue complementado con una partida especial proveniente del Gobierno federal, la
cual representó ese año un subsidio de 35 mil pesos.[55] Además, en varias
ocasiones y con diferentes motivos, los universitarios se dirigieron al
presidente de la República para solicitar apoyo para llevar a cabo sus
actividades, encontrando respuestas favorables a sus peticiones.
La Universidad
Michoacana también se involucró en la realización de actividades que aglutinaron
a diversos sectores de la izquierda a nivel estatal y nacional.
En octubre de 1935 se efectuó en Uruapan el Segundo Congreso Nacional de
Estudiantes Socialistas, con una participación destacada de los universitarios
michoacanos, tanto en la organización como en el desarrollo de los trabajos. El
acto inaugural, realizado el 8 de octubre, fue presidido por Jesús Díaz
Barriga, en representación del presidente de la República, y contó con la
presencia del rector Enrique Arreguín, en calidad de
invitado de honor por parte del Comité Ejecutivo Nacional de la CESM.[56]
El congreso contó con la asistencia de representaciones de todos los estados
del país, con excepción de los estudiantes de San Luis Potosí. El rector Arreguín presentó la ponencia, "Bases para la creación
de la Universidad Socialista de Estado".[57]
6. La oposición radical al socialismo
universitario
La gestión de Enrique Arreguín al frente de la Universidad Michoacana duraría un
año, pero en este periodo trataría de poner en práctica el proyecto de
Universidad socialista esbozado desde principios de la década. La actividad, en
este sentido, sería intensa en algunos rubros y provocaría cambios en la
organización y actividades universitarias.
Las medidas adoptadas
por la nueva administración universitaria estuvieron sustentadas en el peso
político de las organizaciones partidarias del rector Arreguín
y en el apoyo directo del Ejecutivo estatal y de la Presidencia de la
República. No obstante, a pesar de su aparente fortaleza, la Universidad
socialista enfrentó las críticas de algunos sectores universitarios, incluidos
aquéllos identificados con las posturas más radicales dentro de la izquierda
del momento.
Desde su llegada a la
rectoría, Enrique Arreguín tuvo que enfrentar
constantes muestras de indisciplina por parte de estudiantes que ostentaban
abiertamente su desacuerdo con la gestión de la nueva administración
universitaria. Una de esas manifestaciones de descontento tuvo lugar en
febrero, cuando un grupo de alumnos denunció la negativa de las autoridades
para comprar algunos libros que consideraban necesarios para su formación. Los
inconformes señalaron que las autoridades universitarias realizaban gastos
superfluos, mientras se negaban a erogar 100 pesos en la adquisición de
materiales indispensables para la educación de los universitarios. Entre los
libros demandados estaban El
Capital, de Carlos Marx, El Anti Düring,
de Federico Engels y Materialismo
Histórico, de Bujarin.[58]
En mayo de 1935
tuvieron lugar una serie de hechos que despertaron alarma entre las autoridades
universitarias. El día 12, durante los actos conmemorativos de la muerte de
Isaac Arriaga, un grupo de estudiantes lanzó ataques contra las autoridades
universitarias. Días después, un grupo de estudiantes de la Escuela Secundaria
número 7, "Josefa Ortiz de Domínguez", de la Ciudad de México, fue
recibido a pedradas en la estación de ferrocarril de Morelia. Estos hechos se
repitieron el 21 de mayo, durante un encuentro deportivo entre los estudiantes
invitados y alumnos del Colegio de San Nicolás, con saldo de varios estudiantes
y profesores heridos. En los disturbios, el prefecto del Colegio de San Nicolás
fue agredido y lanzado a una de las fuentes de la Plaza de Armas. Los ataques
provocaron la retirada de los profesores y estudiantes invitados, quienes se
entrevistaron con el gobernador del estado para informarle lo ocurrido. Posteriormente,
antes de partir hacia la Ciudad de México, los afectados se reunieron con el
rector Arreguín quien en nombre de la Universidad les
ofreció una disculpa.[59]
El 22 de mayo, ante el
Consejo Universitario, Arreguín señaló que los
acontecimientos habían tenido su origen en la labor de agitación de algunos
elementos "pseudocomunistas", a los que
calificó de disolventes, que aprovechaban cualquier ocasión para causar
desórdenes. Los elementos señalados también fueron acusados de atacar a los
gobiernos estatal y federal, y de publicar algunos panfletos anónimos en los
que insultaban a profesores y autoridades universitarias.[60]
Las autoridades
universitarias estuvieron de acuerdo en castigar a los alumnos señalados como
agitadores, pero las posiciones se dividieron entre los que proponían la
expulsión temporal y los que pensaban que debería ser definitiva; finalmente,
se decidió expulsarlos por el resto del año escolar y el siguiente. Al anunciar
esta decisión, el rector Arreguín declaró haber
recibido el apoyo expreso del gobernador del
estado a las medidas que las autoridades universitarias consideraran pertinente
tomar para resolver el asunto.[61]
Tras conocerse la
noticia de la expulsión, los alumnos afectados realizaron una reunión en uno de
los salones del Colegio de San Nicolás, en la que desconocieron al CEN y
nombraron una comisión, integrada por ocho alumnos, para que gestionara le
fuera levantada la pena a los acusados. Esta comisión, atendiendo a sus
funciones, dirigió un pliego petitorio al rector. En la reunión, en la que
participaron casi un centenar de estudiantes, se constituyó el Frente Único de
Solidaridad Estudiantil. Esta acción respondió a la consideración de que los
estudiantes formaban una clase definida y que como tal estaban obligados a
asumir una actitud de solidaridad en defensa de sus intereses. El Frente
rechazó la expulsión de los acusados por considerarla una medida unilateral y
señalaron que lo acontecido era el resultado de la inconformidad de los
estudiantes con la organización universitaria.[62]
Por su parte, el rector
se entrevistó con el presidente de la República y con el gobernador del estado
a quienes informó sobre los acontecimientos y las decisiones tomadas,
recibiendo de estos funcionarios la aprobación de las medidas dictadas y el
ofrecimiento de ayudar a las autoridades universitarias en el caso en cuestión.[63]
Organizaciones de
diverso tipo se expresaron a favor y en contra de las expulsiones decretadas.
El Bloque Obrero y Campesino y el Bloque Sindical Unitario, de Morelia, ligados
al Partido Comunista, el Comité contra el Fachismo y
la Guerra; así como el Sindicato de Panaderos "Isaac Arriaga" y el
Bloque Obrero y Campesino, de Puruándiro, Michoacán,
enviaron notas de protesta por la expulsión de los acusados. Sin embargo, las
autoridades universitarias desestimaron la validez de estos documentos al
sospechar que habían sido redactados por los propios estudiantes. Las alumnas
de la escuela secundaria anexa a la Normal también pidieron fuera cancelada la
sanción a los acusados.
Los alumnos expulsados
se reunieron con el rector para exponer su versión de los hechos y para
solicitar fueran recibidos por el Consejo Universitario para ejercer su defensa
y solicitar la revocación del acuerdo de expulsión. Por su parte,
la dirigencia del CEN, al tiempo que apoyó las medidas adoptadas por las
autoridades universitarias, pidió que las sanciones contra los acusados fueran
reducidas al mínimo, para no dañarlos materialmente. El CEN propuso que se levantara
provisionalmente la sanción a los acusados a reserva de ratificarla el 20 de
septiembre, de acuerdo con su conducta.[64]
Ante el Consejo
Universitario, los acusados pidieron que se les hicieran cargos concretos y que
se demostrara su culpabilidad en los actos cometidos. Los afectados pusieron en
duda la capacidad legal de las autoridades universitarias para decretar las expulsiones,
alegando que estas solamente constituían una medida represiva; asimismo,
denunciaron que las investigaciones de los hechos habían sido violentas y que
la lista de acusados no incluía a todos los participantes en los desórdenes.[65]
La expulsión de los
estudiantes acusados de agitación derivó en problemas mayores para las
autoridades universitarias. Los inconformes se dividieron en dos bandos.
Algunos de los expulsados pidieron que se reconsiderara su sanción y alegaron
no tener nexos con los comunistas; estos, por su parte, radicalizaron su
posición. Entre los principales críticos de la administración universitaria se
señaló a los estudiantes Millán y Bravo Baquero, quien a raíz de los hechos
viajó a la Ciudad de México para buscar apoyo entre estudiantes y funcionarios
de la Universidad Autónoma de México.[66]
Jesús Bravo Baquero fue
un crítico de las administraciones universitarias de Jesús Díaz Barriga y
Enrique Arreguín, a las que acusó de haber mezclado a
la Universidad con la política y por haber utilizado a los estudiantes como
elemento de presión política. En especial, criticó la "alumnocracia"
generada por la Ley Orgánica universitaria de 1933 y su uso por parte de
Enrique Arreguín con fines políticos. Sobre la
actuación de Arreguín como secretario general de las
Juventudes Socialistas de Michoacán, denunció que la organización estaba
constituida por "camisas rojas" locales. En el campo doctrinario,
Bravo Baquero fue uno de los principales críticos de la educación y la
Universidad socialistas. Posteriormente señalaría que la base filosófica de la
educación socialista no estuvo en el materialismo dialéctico, enemigo
irreconciliable de todo idealismo, sino en una transacción ecléctica entre el
materialismo y el idealismo de tipo positivista; esto en referencia a la
necesidad, señalada en el artículo 3a constitucional, de "crear
en la juventud un concepto racional y exacto del universo".[67]
Poco tiempo después
tuvieron lugar nuevas muestras de indisciplina. El 14 de agosto, un grupo de
estudiantes realizó una manifestación en el Colegio de San Nicolás en la que
intentaron quemar un "judas" con la figura del rector. Este objeto
les fue arrebatado por el estudiante Alfonso Capilla, partidario de Arreguín, quien recibió una paliza que lo dejó inconsciente.[68]
En esta ocasión, los
partidarios del rector Arreguín se movilizaron
rápidamente. En los días siguientes, profesores y alumnos de las diferentes
dependencias universitarias se dirigieron al presidente de la República para
protestar por los hechos y para pedir apoyo para las autoridades universitarias
y las medidas que estas tomaran contra los causantes de los desórdenes.
Estudiantes y profesores denunciaron que un grupo de universitarios, haciéndose
pasar por comunistas, se habían dedicado a insultar al Gobierno de la República
y a sus funcionarios; además, ese mismo grupo de estudiantes se había dedicado
a promover actos de indisciplina y a atacar sistemáticamente a las autoridades
universitarias. Los disidentes fueron acusados de "anturevolucionarios",
de intentar cambiar el orden universitario para seguir el ejemplo de la
Universidad Autónoma de México y de criticar la posición de la Universidad
Michoacana en sus relaciones con el Estado.[69]
A pesar de las muestras
de desaprobación hacia su gestión, Enrique Arreguín
se mantuvo al frente de la Universidad hasta finalizar el año de 1935. Durante
este lapso, la institución creció al amparo de las autoridades estatales y
federales que vieron en los universitarios michoacanos un aliado en la puesta
en práctica de sus proyectos educativos. La labor de Enrique Arreguín al frente de la Universidad Michoacana fue
distinguida con una invitación a integrarse al recién formado Consejo Nacional
de la Educación Superior y la Investigación Científica, organismo del que fue
nombrado miembro el 1a de enero de 1936.[70]
A su salida de la
Universidad Michoacana, Enrique Arreguín dejaría una
honda impresión entre los partidarios de la Universidad socialista. Al igual
que Jesús Díaz Barriga, Arreguín se convertiría en un
punto de referencia para muchos de los universitarios en los años posteriores
y, desde la Ciudad de México, seguiría trabajando como enlace entre la
Universidad Michoacana y las autoridades
educativas federales y la Presidencia de la República.
Por otra parte, a la
par de la simpatía que despertó el proyecto de Universidad socialista entre las
autoridades estatales y federales, las pretensiones socializantes de los
universitarios michoacanos motivaron críticas en puntos opuestos del espectro
político. Los socialistas más radicales y los comunistas no ocultaron sus dudas
sobre el verdadero alcance y naturaleza de un "socialismo" promovido
por el Estado. Comunistas y católicos coincidieron en criticar a Arreguín por sus antecedentes "típicamente
burgueses" y lo acusaron de vivir en la opulencia al tiempo que hablaba de
trabajar en beneficio del proletariado. Para algunos, los errores de la
administración universitaria, así como sus alardes de radicalismo, fueron los
elementos que motivaron las desordenadas manifestaciones de protesta
de sus detractores.[71]
De acuerdo con los
impugnadores del rector Arreguín, la Universidad
estaba en manos de personas incapaces de satisfacer las exigencias de la nueva
enseñanza; la institución estaba controlada por una camarilla de privilegiados
y se carecía de un programa de acción universitaria. También se denunció la
división existente entre el estudiantado y se acusó a los dirigentes
universitarios de utilizar a la institución como escalón para alcanzar puestos
públicos; a todo esto, se sumaron las quejas por la injusta distribución de las
becas y por la incapacidad de algunos maestros.[72] Incluso entre los
universitarios y autoridades del gobierno del estado, la gestión de Enrique Arreguín fue señalada, como en su momento sucedió con la de
Jesús Díaz Barriga, como un periodo de relajación de la disciplina, reflejada
en los tumultos estudiantiles y en las manifestaciones de hostilidad en contra
de la autoridad de los profesores. Según algunas opiniones, los alumnos se
dedicaban más a hacer política que a atender sus deberes estudiantiles.[73]
El proyecto de
socializar la educación superior en Michoacán coincidió con un marco general de
ideas que estaba presente en diferentes ámbitos de la vida nacional. Las
alusiones a la "doctrina socialista", con todo lo que esta idea podía
implicar, fueron una constante en el debate político e ideológico que acompañó
a la redacción del Plan Sexenal de 1933, a la campaña presidencial de Lázaro
Cárdenas y a la reforma del artículo 3a constitucional de 1934.[74]
Durante la campaña presidencial, el Partido Nacional Estudiantil Pro Cárdenas y
otras organizaciones del estudiantado nicolaita
realizaron una labor de difusión de la "doctrina socialista", que se
decía encauzaría la obra social de régimen cardenista. Los difusores de estas
ideas coincidieron en señalar al socialismo como la única vía para que la
Revolución cumpliera con su programa y objetivos; al tiempo que hacían una
crítica al liberalismo por su carácter individualista y trataban de establecer
las diferencias entre el movimiento socialista mexicano y las posturas
comunistas, en especial las que representaba la Unión Soviética.[75]
Enrique Arreguín Vélez, con el apoyo del presidente de la
República, dio continuidad, radicalizándolo, al proyecto universitario
promovido por Jesús Díaz Barriga una década antes. El joven rector, que pasó de
ser un líder estudiantil a la rectoría universitaria, siguió como plan de
trabajo uno que había esbozado desde sus años de dirigente en el CEN y el BJRM.
Estas, como otras organizaciones similares, fueron las principales promotoras
del reformismo universitario
socialista. Sus vínculos con las principales fuerzas políticas del país,
principalmente el partido oficial, les garantizaron un amplio margen de acción
y prerrogativas para imponer su dominio sobre el estudiantado nicolaita y extenderlo hacia el gobierno de la Universidad.
El radicalismo socialista fue
moderado por las líneas de acción
marcadas por el proyecto político cardenista. El laicismo, el anticlericalismo,
la socialización de la educación y de las profesiones, el papel rector del
Estado, fueron postulados asumidos y
defendidos por los universitarios michoacanos. En el contexto político de los
años veinte y treinta cumplieron satisfactoriamente con esta tarea, lo que
reportó beneficios para su propio proyecto universitario. El radicalismo de los universitarios
cardenistas nunca puso en entredicho el poder del Estado. Su función fue la de
profundizar y acelerar la implementación de un proyecto político. Además,
cumplieron una función estratégica al combatir sistemáticamente a sus
adversarios ideológicos y políticos. Las purgas ideológicas y el control de las
organizaciones estudiantiles fueron muestra de ello.
Los vínculos establecidos
entre los universitarios
socialistas y el cardenismo permitieron a los primeros
participar del poder, pero también los convirtió
en objeto de críticas por parte de
sectores de diferente signo ideológico que
impugnaban la política educativa oficial. El proyecto de Universidad socialista
fue criticado tanto por católicos como por comunistas y socialistas radicales
que no veían satisfechos sus intereses en el proceso de reforma que estaba experimentando
la institución.
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[1] Artículo de investigación científica y tecnológica.
Resultado del proyecto de investigación, Control
y disidencia. Movilizaciones y organizaciones estudiantiles en la Universidad
Michoacana, 1917-1963, realizado con el apoyo de la Coordinación
de la Investigación Científica de la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo.
[2] Doctor en Historia por El Colegio de Michoacán. Profesor e
investigador de la Facultad de Historia de la Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo. Miembro del Cuerpo Académico de Historia de México, CA-48.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 2. Correo electronico: manglar21@gmail.com
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Universidad Michoacana (Morelia: UMSNH,
2005).
[4] Véase: Pablo G. Macías, Aula
Nobilis (México: Ediciones Vanguardia Nicolaita, 1940), 399-427.
[5] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 4 de enero de
1930), Archivo Histórico de la Universidad Michoacana (AHUM), Consejo Universitario, Secretaría, Actas.
Lázaro Cárdenas, Palabras y documentos
públicos de Lázaro Cárdenas, 1928-1970. Informes de gobierno y mensajes
presidenciales de año nuevo, 1928-1940 (México: Siglo XXI
Editores, 1978), 15.
[6] Lázaro Cárdenas, óp.
cit., 27-28, 30.
[7] El general Benigno Serrato fungió como gobernador de la
entidad entre el 16 de septiembre de 1932 y el 3 de diciembre de 1934, fecha en
que falleció en un accidente de aviación. La administración de Serrato se
distinguió por su enfrentamiento con los sectores identificados con el
cardenismo.
[8] Victoriano Anguiano Equihua, Lázaro Cárdenas. Su feudo y la política nacional
(México: Editorial Referencias, 1989), 78. Verónica Oikión
Solano, Los hombres del poder en Michoacán,
1924-1962 (Zamora: El Colegio de Michoacán, UMSNH, 2004), 150.
[9] "Educación Preparatoria" (AHUM), UMSNH, CEN, libro 137.
[10] Adrián
Luna Flores, La Universidad Michoacana: 1926-1932. El rectorado de Jesús Díaz Barriga (Morelia: UMSNH, 2002), 56.
[11] "Educación Preparatoria" (AHUM), UMSNH, CEN, libro 137, f. 1031.
[12] Información posterior sugiere que recibieron una respuesta
favorable por parte de las autoridades universitarias. "Educación Preparatoria",
AHUM, UMSNH, CEN, libro
137, f. 1095.
[13] "Programa de acción de la Asociación Revolucionaria de
Alumnos de la Facultad de Comercio", (AHUM), UMSNH,
Educación Profesional, Escuela de Comercio, caja 112.
[14] Anónimo, "La convención estudiantil empezó sus labores", Juventud (Morelia, 26 de agosto de
1932): 1.
[15] Anónimo, "Proyecto de Estatutos de la Unión de Estudiantes
Socialistas de Michoacán presentada por la Comisión de Estatutos de la
Convención Estudiantil", Juventud
(Morelia, 26 de agosto de 1932), 5-6.
[16] Rogelio Hernández Rodríguez, La
formación del político mexicano. El caso de Carlos A. Madrazo
(México: El Colegio de México, UJAT, 1997), 28, 36-37.
[17] Íbid., 37-38.
[18] Íbid., 34-35.
[19] Íbid., 28.
[20] Anónimo, "Estatutos y programa de acción del Bloque de
Jóvenes Revolucionarios de Michoacán", Gremio
(Morelia, 20 de diciembre de 1934), 3-4. Anónimo, "Congreso de estudiantes. El
Bloque de Jóvenes Revolucionarios Michoacanos lo celebra en Morelia", El Nacional (México, 26 de abril de
1935).
[21] Véase: Ma. de la Paz Hernández Aragón, Juan Hernández Luna. Humanista nicolaita
del siglo XX (Morelia: UMSNH, 2001), 29-30. Carlos Domingo Méndez
Moreno, "El Bloque de Jóvenes Revolucionarios de Michoacán y la política social
cardenista" (Tesis de maestría. Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo. Michoacán, 2008), 101-110.
[22] Rogelio Hernández Rodríguez, La
formación del político mexicano. El caso de Carlos A. Madrazo
(México: El Colegio de México, UJAT, 1997), 21. Carlos Domingo Méndez Moreno, El anticlericalismo en Tabasco: entre prácticas,
símbolos y representaciones (Morelia: UMSNH, 2016), 86.
[23] Íbid., (1997)18-19, 39, 41.
[24] Enrique Arreguín Vélez y Jesús Díaz
Barriga, "Proyecto sobre la nueva organización educativa universitaria de
acuerdo con la tesis del socialismo científico", en Enrique Arreguín Vélez: su
pensamiento y acción en la ciencia y en la cultura (Morelia:
UMSNH, 1968), 183-213.
[25] Anónimo, "Michoacán inicia la educación socialista", Excelsior, 22 de septiembre, 1934. Anónimo, "El
deber de la Universidad", El Nacional,
23 de septiembre, 1934. Anónimo, "La Universidad debe dar sus frutos para el
pueblo y no para la clase parasitaria. Memorial del Bloque de Jóvenes
Revolucionarios Michoacanos a la Cámara", El
Nacional, 22 de septiembre, 1934.
[26] "Comunicación del BJRM al rector y a los miembros del Consejo
Universitario de la Universidad Michoacana", (Morelia, 14 de septiembre de
1934), Archivo Particular de Enrique Arreguín Vélez
(APEAV), caja 44.
[27] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 23 de octubre de
1934), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas.
[28] Anónimo, "Solicitud de los estudiantes nicolaitas",
Ariel, Morelia, 15 de mayo, 1926, 1-3.
[29] Alberto Bremauntz (1897-1978)
egresó de la Escuela de Jurisprudencia de la Universidad Michoacana en 1929.
Como diputado federal participó activamente en la reforma del artículo 3°
constitucional de diciembre de 1934 que dio sustento a la educación socialista.
Fue rector de la Universidad Michoacana de agosto de 1963 a agosto de 1966.
Hilda Díaz Aldama, Los estudios de
jurisprudencia en la Universidad Michoacana, 1917-1932 (Morelia:
UMSNH, 2000), 121-123.
[30] Adrián Luna
Flores, La
Universidad Michoacana: 1926-1932. El rectorado de Jesús Díaz Barriga (Morelia: UMSNH, 2002), 66-69.
[31] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia 11 de agosto de
1926), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas.
[32] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia 11 de agosto de
1926), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas.
[33] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia 11 de agosto de
1926), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas.
[34] "Manifiesto de los estudiantes nicolaitas
al pueblo de Michoacán" (Morelia, 19 de junio de 1932), (APNVP), caja 1.
[35] "La lacra social encarnada en los alumnos del segundo año de
secundaria del Colegio de San Nicolás de Hidalgo" (Morelia, 30 de enero de
1934), (APEAV), caja 38.
[36] "Telegrama de Cano al presidente de la República" (Morelia, 4
de enero de 1935), Archivo General de la Nación (AGN), Lázaro Cárdenas del Río (LCR), caja 745,
exp. 534.8/3.
[37] "Telegrama del gobernador del Estado de Michoacán al
presidente de la República" (Morelia, 5 de enero de 1935), (AGN), LCR, caja 687, exp.
534/10. Anónimo, "Decreto por el que se destina al servicio del Gobierno del
Estado, el predio número 580 de la Avenida Madero, en Morelia, Michoacán", Diario Oficial, México, 1° de febrero,
1935, 2.
[38] "Memorial dirigido al gobernador del estado, Rafael Sánchez
Tapia, por el Comité de Estudiantes Socialistas Pro Reorganización
Universitaria" (Morelia, 7 de diciembre de 1934), (AGN), LCR, caja 745, exp.
534.8/3.
[39] "Acta constitutiva del Comité de Estudiantes Socialistas Pro
Reorganización Universitaria", (AGN), LCR,
caja 745, exp. 534.8/3.
[40] Anónimo, "Nuevo rector", Gremio,
Morelia, 20 de diciembre, 1934, 1.
[41] "Oficio del BJRM al presidente de la República, Lázaro
Cárdenas", (AGN), LCR, caja 745,
exp. 534.8/3.
[42] Anónimo, "Solemne inauguración de cursos en la Universidad.
Fue delineado el programa a los trabajadores", brecha,
Morelia, jueves 17 de enero, 1935, 1, 4.
[43] Enrique Arreguín Vélez, Enrique Arreguín
Vélez: su pensamiento y acción en la ciencia y en la cultura (Morelia: UMSNH, 1968), 225226.
[44] Anónimo, "Un centro cultural para obreros. Ha sido fundado
por el rector de la Universidad Michoacana", Brecha,
Morelia, miércoles 9 de enero, 1935, 1-4. Anónimo, "El ‘Centro Cultural
Obrero’ fue inaugurado en la ex Escuela Libre de Michoacán", El Nacional, México, 10 de febrero,
1935.
[45] "Corte de caja que practica la Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo, por los ingresos y egresos habidos durante el mes de abril
[y mayo] del presente año [1935], con relación a los fondos que ministra el C.
Presidente de la República, para sostenimiento del Centro Cultural Obrero
Nocturno, dependiente de dicha institución" (Morelia, 4 de mayo de 1935),
(AGN), LCR, caja 692, exp. 534.1/92.
[46] "Nóminas del personal del Centro Cultural Obrero" (México,
febrero y marzo de 1935), (AGN), LCR,
caja 692, exp. 534.1/92.
[47] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 10 de septiembre de
1935), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas.
[48] Anónimo, "Labor de la Universidad en 1935. La acción
organizadora del Centro Cultural Obrero", El
Nacional, México, 18 de enero,
1936.
[49] Lázaro Cárdenas, Plan
Sexenal del PNR (México: PNR, 1934), 89.
[50] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 1 de febrero de
1935), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas.
[51] "Comunicación del rector de la Universidad Michoacana, Enrique
Arreguín Jr., al presidente de la República, Lázaro
Cárdenas" (Morelia, 17 de agosto de 1935), (AGN), LCR,
caja 681; exp. 533/28.
[52] "Comunicación del rector de la Universidad Michoacana, Enrique
Arreguín Jr., al presidente de la República, Lázaro
Cárdenas" (Morelia, 20 de septiembre de 1935), (AGN), LCR, caja 681; exp.
533/28.
[53] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 6 de octubre de
1935), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas. Aunque todo parecía marchar bien en los planes
para establecer la nueva escuela, las cosas cambiaron con la salida de Enrique Arreguín de la rectoría. Las autoridades universitarias
dieron marcha atrás en el proyecto y el Consejo Universitario tomó el acuerdo
de mantener los estudios de Jurisprudencia y limitar los estudios de Economía
al establecimiento de algunos cursos y conferencias sobre el tema dentro de la
Facultad de Derecho. "Comunicación de un grupo de alumnos de la Facultad de
Derecho de la Universidad Michoacana al presidente de la República, Lázaro
Cárdenas" (Morelia, 9 de diciembre de 1935), Archivo del Centro de Estudios
sobre la Revolución Mexicana "Lázaro Cárdenas" (ACERMLC), Francisco J. Mágica (FJM), caja 2, exp. 121, doc. 3. "Acta de Consejo Universitario" (Morelia,
8 y 20 de enero de 1936), (AHUM), Consejo
Universitario, Secretaría, Actas.
[54] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 1 de febrero de
1935), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas.
[55] En 1935 la cantidad otorgada por las autoridades federales a
la Universidad Michoacana fue de 35 mil pesos, aumentando hasta llegar a 50 mil
en 1937. María Teresa Vizcaíno López, Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo: panorama jurídico, 19171939 (Morelia: UMSNH, 2000),
122-124.
[56] "Oficio del Comité Ejecutivo Nacional de la CESM al rector de
la Universidad Michoacana, Enrique Arreguín Vélez"
(México, 19 de septiembre de 1935), (APEAV), caja 18, exp.
1, f. 134.
[57] Anónimo, "Se inauguró el II Congreso de Estudiantes
Socialistas", El Nacional,
México, 10 de octubre, 1935, 1- 10.
[58] Anónimo, "Las autoridades universitarias dicen que no hay
dinero", Atalaya, Morelia, 1° de marzo, 1935, 1. Anónimo, "Ya llegaron los libros
a la Biblioteca del Colegio de San Nicolás", Atalaya,
Morelia, 1° de abril, 1935, 1.
[59] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 22 de mayo de 1935), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas.
[60] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 22 de mayo de 1935), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas.
[61] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 22 de mayo de 1935), AHUM, Consejo Universitario, Secretaría, Actas.
[62] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 6 de junio de 1935), (AHUM), Consejo Universitario, Secretaría, Actas.
[63] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 6 de junio de 1935), (AHUM), Consejo Universitario, Secretaría, Actas.
[64] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 6 de junio de 1935), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas.
[65] "Acta de Consejo Universitario" (Morelia, 6 de junio de 1935), (AHUM), Consejo Universitario,
Secretaría, Actas.
[66] "Misiva de Enrique Arreguín a Jesús
Díaz Barriga" (Morelia, 12 de junio de 1935),
(APEAV), caja 28, exp. 2, ff.
472-473.
[67] Jesús
Bravo Baquero, El Movimiento Latinoamericano de Reforma Universitaria en Michoacán. La
Universidad Michoacana en su primer cincuentenario, 1917-1967 (Morelia: UMSNH, 1978), 33, 39, 51.
[68] Anónimo, "¿Qué hay en el bajo fondo del conflicto estudiantil
en Morelia, Michoacán?", Hombre Libre, México, 4 de septiembre,
1935, 2-3.
[69] "Telegrama de un grupo de alumnos de la Facultad de Medicina
de la Universidad Michoacana al presidente de la República" (Morelia, 15 de agosto de 1935). "Memorial de profesores de la
Escuela de Comercio y Administración al presidente de la República" (Morelia,
15 de agosto de 1935). "Telegrama de la Sociedad de Alumnos de la Casa del
Estudiante Nicolaita al presidente de la República"
(Morelia, 16 de agosto de 1935). "Comunicación de un grupo de profesores del
Colegio de San Nicolás al presidente de la República" (Morelia, 17 de agosto de
1935), (AGN), LCR, caja 745, exp. 534.8/3. "Telegrama
de un grupo de alumnos del Colegio de San Nicolás al presidente de la
República" (Morelia, 16 de agosto de 1935), (AGN), LCR, caja 692, exp.
534.1/92.
[70] "Nombramiento de Enrique Arreguín
como miembro del CNESIC", (APEAV), caja 18, exp. 2,
f. 150.
[71] Anónimo, "Qué hay en el bajo fondo del conflicto estudiantil
en Morelia, Michoacán", Hombre Libre,
México, 4 de septiembre, 1935, 2-3.
[72] Miguel Estrada Iturbide, "Un comentario", Reconstrucción, Morelia, 14 de
diciembre, 1935, 2-3.
[73] "Informe de gobierno que rinde el general de división
Gildardo Magaña, en el año de 1937" (Morelia, 16 de septiembre de 1937),
Archivo Histórico del Congreso del Estado de Michoacán de Ocampo (AHCEMO), XLVILegislatura, varios, caja 3, exp.
5.
[74] La falta de precisión del término "socialista" en el artículo
3° reformado, así como las declaraciones de algunos funcionarios y autoridades
del PNR y del Gobierno de la República que se refirieron con frecuencia al
"socialismo de la Revolución Mexicana", causaron confusión sobre el sentido del
vocablo. Sin embargo, tanto las organizaciones estudiantiles, obreras y
magisteriales que propusieron la reforma, como las deliberaciones en el PNR y
las asambleas de la Cámara, dejaron claro que se trataba de un "socialismo
científico". Véase: Alberto Bremauntz, La educación socialista en México
(México: Imprenta Rivadeneyra, 1943), 228-229, 356.
Engracia Loyo, "La difusión del marxismo y la educación socialista en México,
1930-1940", en Cincuenta años de historia
en México, vol. 2, eds. Alicia Hernández Chávez y Manuel Miño
(México: El Colegio de México, 1991), 175.
[75] Adolfo Gilly, "Los dos socialismos
mexicanos", en El nacionalismo en México,
eds. Cecilia Noriega Elío (Zamora: El Colegio de
Michoacán, 1992), 358-359.