El Centro de Historia de Santander y la gestión de la memoria regional entre 1934 y 1944: Conmemoraciones centenarias de Eloy Valenzuela, Solón Wilches y Vicente Azuero*

The Santander History Center and the Management of Local Memory from 1934 to 1944: Centennial Celebrations of Eloy Valenzuela, Solón Wilches and Vicente Azuero

Le Centre d’Histoire de Santander et la gestion de la mémoire régionale entre 1934 et 1944: Commémorations centenaires d’Eloy Valenzuela, Solón Wilches et Vicente Azuero

Gabriel David Samacá Alonso1
Sol Alejandra Calderón Patiño2
Universidad Industrial de Santander-Colombia

* Este artículo es producto del proyecto de investigación titulado: El Centro de Historia de Historia de Santander: Historia de una sociabilidad formal 1929-1946, financiado por el programa Jóvenes Investigadores Colciencias-2013 de la Universidad Industrial de Santander.

1 Estudiante del Doctorado en Historia, El Colegio de México. Historiador y Magíster en Historia, Universidad Industrial de Santander. Grupo de investigación: Políticas, sociabilidades y representaciones histórico-educativas. Líneas de investigación: Proyectos educativos y Construcción de memoria nacional. davidsalon16@gmail.com.

2 Historiadora y candidata a Magíster en Historia, Universidad Industrial de Santander. Grupo de investigación: Políticas, sociabilidades y representaciones histórico-educativas. Líneas de investigación: Proyectos educativos y Construcción de memoria nacional. solalejandracalderon@gmail.com.

Recepción: 15/02/2014 Evaluación: 24/02/2014 Aceptación: 01/06/2014
Artículo de investigación e Innovación.


Resumen

Este artículo parte de la construcción de la memoria social y las políticas de la memoria para mostrar cómo las regiones y sus élites letradas acudieron a personajes egregios con el fin de crear y fortalecer sus proyectos identitarios. Se pretende mostrar cómo el Centro de Historia de Santander, en cumplimiento de su misión de creación y difusión del pasado regional, utilizó las efemérides de tres hombres destacados en la historia regional con el propósito de posicionarlos en la memoria como ejemplos de orgullo santandereano. En esta medida el artículo se estructura a partir de tres conmemoraciones: Eloy Valenzuela 1934, Solón Wilches 1935 y Vicente Azuero 1944. El trabajo concluye que las referencias a estos personajes fueron asociadas a un conjunto de virtudes cívicas como hidalguía, herencia castellana, sencillez, sabiduría, adhesión a principios democráticos, espíritu industrial y de progreso.

Palabras clave: Centro de Historia de Santander, conmemoración, Eloy Valenzuela, Solón Wilches, Vicente Azuero, memoria regional.


Summary

This article begins with the construction of social memory and the politics of memory in order to demonstrate how the regions and their intellectual elite turned to eminent regional characters in order to create and strengthen their projects of identity. We seek to demonstrate how the Santander History Center, in compliance with its mission of establishing and disseminating knowledge about the regional past, celebrated the lives of these three prominent men in regional history in order to position them in the memory of Santander´s citizens as examples of regional pride. The article is structured around the three commemorations: Eloy Valenzuela in 1934, Solón Wilches in 1935 and Vicente Azuero in 1944. The study concludes that references to these individuals were associated with a set of civic virtues that included: honor, Castilian heritage, modesty, wisdom, adherence to democratic principles, and a progressive, industrial spirit.

Key Words: Santander History Center, celebrations, Eloy Valenzuela, Solón Wilches, Vicente Azuero, regional memory.


Résumé

Cet article commence avec la construction de la mémoire sociale et les politiques de la mémoire pour montrer comment les régions et leurs élites lettrées ont eu recours à des personnages éminents afin de créer et renforcer leurs projets identitaires. On prétend montrer comment le Centre d’Histoire de Santander, conformément à sa mission de créer et diffuser le passé régional, a utilisé les anniversaires de trois hommes renommés de l’histoire régionale dans le but de les placer dans la mémoire comme des exemples de ierté pour les habitants de Santander. C’est la raison pour laquelle cet article est organisé à partir de trois commémorations: Eloy Valenzuela 1934, Solón Wilches 1935 et Vicente Azuero 1944. Le travail conclut que les références à ces personnages ont été associées à un ensemble de vertus civiques comme l’hidalguía, l’héritage castillan, la simplicité, la sagesse, l’adhésion à des principes démocratiques, l’esprit industriel et de progrès.

Mots clés: Centre d’Histoire de Santander, commémoration, Eloy Valenzuela, Solón Wilches, Vicente Azuero, mémoire régionale.


1. Introducción

Desde que la reflexión en torno al nacionalismo y a la nación puso en el centro del debate la importancia de la memoria y la historia en la constitución de las "comunidades imaginadas", los estudios sobre las conmemoraciones han ido en aumento. Uno de los autores más reconocidos en esta materia, Anthony Smith, señaló cómo las naciones, y por extensión otras formas de identidad colectiva en la modernidad como las regiones, se fundaban en la identidad de los vivos y muertos, de tal forma que estos terminaban por inspirar las acciones de aquellos a través de una serie de moralejas y lecciones. Para que los exempla virtutis inspiren a los vivos deben estar formulados de tal manera que se tornen inteligibles a las nuevas circunstancias históricas, actualizando la idea de sacrificio y abnegación por el colectivo a lo largo del tiempo. Entre los valores más importantes que Smith reconoce al respecto están: el celo de la santidad y la virtud de los héroes y prohombres; el valor ante la adversidad; la sabiduría del dominio de sí mismo y, el más importante, la abnegación heroica por la comunidad. Desde luego, el uso del pasado por parte de las élites en el presente no se agota en estos valores, puesto que lo más importante es la inspiración que se busca en el pasado –ojalá remoto– para las acciones en el presente3.

Al respecto, Tomás Pérez Vejo señaló que la relación entre historia e invención de la nación constituye uno de los nudos más fuertes que existen, siendo las conmemoraciones una de las principales expresiones de como la historia erudita puede llegar efectivamente al grueso de la población4. Ahora bien, las conmemoraciones se pueden entender como aquellas puestas en escena de parte de las élites letradas que, con apoyo o no de las autoridades políticas, buscaban erigir la vida y obra de ciertos personajes –o acontecimientos– para legitimar un proyecto político en el respectivo momento o para inspirar a las generaciones presentes y futuras en el ejemplo de individuos considerados hijos egregios. Como bien lo han advertido autores como Peter Burke, la conmemoración entraña un alto contenido pedagógico que finalmente simplifica los contenidos históricos para hacerlos asequibles a la mayoría de la población5.

A ello habría que agregar que las conmemoraciones de héroes o de acontecimientos trascendentales han sido la ocasión precisa para estimular la producción escrita en torno al pasado, así como la creación de "lugares de la memoria" como plazas, parques y monumentos para movilizar políticamente a las masas en torno a lealtad al Estado6. Al hablar de los lugares de memoria nos referimos a las estructuras de recuerdo para la identidad de los grupos, en las que generalmente el discurso patrimonial se basa en un llamado a la supervivencia de una identidad local, en otras palabras, el estudio de los lugares de memoria que "nacen y viven del sentimiento de que no hay memoria espontánea, que hay que crear archivos, que hay que mantener los aniversarios, organizar celebraciones, pronunciar elogios fúnebres, levantar actas, porque estas operaciones no son naturales"7. Por lo que además se puede afirmar que ciertas acciones de patrimonialización son al mismo tiempo constructoras de memorias y de identidades, pues, según Nora y Hartog, la característica principal de la conmemoración contemporánea es su carácter "patrimonial"8.

Este trabajo hace parte de un impulso investigativo en torno a la construcción de la memoria social y de las políticas de la memoria que recientemente ha visto aparecer dos números centrales de importantes publicaciones periódicas, así como bibliografía especializada. Precisamente fue el tema del bicentenario de las independencias americanas el que estimuló esta producción, tal y como sucedió para México en donde el primer número de la revista Historia Mexicana de El Colegio de México en el año 2010, se dedicó a las conmemoraciones en varias naciones latinoamericanas. Como bien comentó el editor invitado, Tomás Pérez Vejo, la representación –histórica y artística– está en la base de las conmemoraciones, en tanto se juega allí la dimensión narrativa de las identidades nacionales con profundas implicaciones ideológicas, políticas e historiográficas. Los estudios incluidos en este número monográfico se dedicaron particularmente al primer centenario de independencia9. Con motivo de la doble conmemoración de la revolución de independencia de 1810 y la revolución mexicana de 1910, el Colegio de México también impulsó un evento en el que varios historiadores mexicanos reflexionaron sobre dichas efemérides, en clave crítica respecto a la noción de historia oficial que atraviesa los estudios sobre historiografía y conmemoraciones10. Finalmente, la Pontificia Universidad Javeriana en el último número de su revista Memoria y Sociedad se ocupó por posicionar la categoría de políticas de la memoria para apuntalar, no sólo los proyectos de memoria oficial desde el Estado, sino para mostrar las disputas en el contexto iberoamericano11.

En este artículo, se procura mostrar cómo más allá de los eventos y héroes nacionales, las regiones y sus respectivas élites letradas también acudieron a personajes egregios para apuntalar sus proyectos identitarios. Élites como las que conformaban el Centro de Historia de Santander, creado en 1928 y puesto en marcha un año más tarde, el cual ejerció un liderazgo importante en Santander para rescatar y posicionar algunos de sus orgullos como Departamento. Uno de los objetivos que debía cumplir el Centro era el de rescatar, cuando no crear, el pasado regional y difundirlo entre los santandereanos. La conmemoración del nacimiento y muerte de personajes catalogados como egregios que habitaron el territorio del departamento de Santander fue una ocasión inmejorable para cumplir con ese objetivo misional. De esta forma se presenta una mirada al proyecto de este importante grupo dentro de la sociedad santandereana y se abre el camino a futuras investigaciones que puedan abordar la conmemoración desde otros ángulos y con otros protagonistas.

En esta medida, el presente artículo se estructura a partir del abordaje de tres conmemoraciones acaecidas en 1934, 1935 y 1944, relacionadas con tres hombres de prestigio regional, los cuales fueron objeto de interés por parte de los socios del Centro por el orgullo que representaban como antecesores de la "raza santandereana". En un primer momento, se aluden algunas de las referencias a los personajes que se encontraron en las fuentes institucionales previamente a las fechas conmemorativas. Luego se describe cada uno de los procesos conmemorativos correspondientes a los "grandes hombres": Eloy Valenzuela, Solón Wilches y Vicente Azuero. Finalmente, se concluye al tratar de responder el por qué del tipo de conmemoraciones evidenciadas así como su relación con algunas virtudes cívicas.

2. Primeras referencias sobre los grandes hijos de Santander

La primera mención que sobre Eloy Valenzuela hubo en la vida del Centro de Historia, estuvo relacionada con el hallazgo en la Notaría Primera de su testamento, encontrado por el socio y primer director de la revista Estudio, Carlos Valencia Estrada, quien propuso su publicación en el órgano de la institución12. En efecto, el documento fue publicado en el primer número de Estudio con una presentación de Manuel Barrera Parra, en la que destacó varios rasgos biográficos del cura de Bucaramanga, entre ellos, las dotes científicas que lo llevaron a ser uno de los líderes de la Expedición Botánica, su carrera eclesiástica y la particular relación que sostuvo con Bolívar13.

A principios del año 1932, el interés de los socios del Centro por los vestigios del cura Valenzuela se reiteró. En dicha oportunidad, el historiógrafo más importante de Girón, don Francisco Serrano Muñoz, remitió la partida de bautizo del doctor Valenzuela14. De esta forma el Centro se fue haciendo a una serie de documentos históricos de relevancia sobre este personaje que luego emplearía para rendirle tributo. En junio de ese mismo año, el reconocido historiador santandereano publicó un par de escritos sobre la vida de Valenzuela, en los que contaba sus orígenes en Girón, la vida que llevó como científico en la Expedición Botánica, la vida política en tiempos de la Independencia y su cruel muerte15. De su trabajo, el mismo Otero D’Costa señaló: "Queden, pues, estas líneas a guisa de base para que, andando los tiempos, otro autor más afortunado y competente pueda escribir una verdadera biografía del Padre Valenzuela, en la cual se hagan resaltar, con toda propiedad, sus méritos como gloria científica y sus cualidades eximias de justo varón"16.

Por su parte, Solón Wilches no fue muy comentado antes del centenario de su nacimiento en 1935. Los primeros pasos por los que el Centro se inquietó por esta figura fueron similares a los que se dio con Valenzuela. El socio Ernesto Valderrama Benítez manifestó la importancia que tendría para el departamento que se hicieran todas las gestiones posibles con los familiares del histórico General, para conseguir sus documentos militares y políticos. Consideraba que su publicación "vendría a enriquecer lo histórico no sólo de esta sección sino de la República en general", razón por la que él mismo se ofreció a conseguir la documentación y dirigir su edición. La proposición de Valderrama contó con el apoyo de Gustavo Otero Muñoz, quien complementó los elogios proferidos por aquel sobre Wilches al destacar que había puesto en práctica cincuenta años atrás el sistema político de concentración17.

Por último, la memoria de don Vicente Azuero estuvo presente durante las primeras sesiones del Centro para luego esfumarse y reaparecer en la primera mitad de los años cuarenta. La razón fundamental para que emergiera tan temprano fue la inclusión de su nombre en la primera lista de los próceres santandereanos que harían parte del homenaje que el Centro quería tributar a Bolívar en el centenario de su muerte. La alusión concreta tenía que ver con una carta del Concejo de Oiba para que el Centro adquiriera un retrato del prócer con destino a la Quinta de San Pedro18. Días después, la biografía de este personaje fue encomendada al doctor Manuel Enrique Puyana como parte del folleto que preparó para la conmemoración citada19. El texto finalmente fue escrito por Benicio Collazos, quien transcribió una breve semblanza de la Historia Contemporánea de Gustavo Arboleda20.

Ocupados en otros menesteres como las conmemoraciones de héroes nacionales, tales como Bolívar y Santander, las alusiones a estos tres hijos egregios del "solar nativo" sólo resurgieron cuando se aproximaron sus respectivos centenarios. Los procedimientos seguidos por los miembros del Centro fueron similares en los tres casos que trataremos: durante las sesiones y con un tiempo prudente de antelación, un socio ponía el tema de presente y sugería la importancia de realizar alguna actividad especial para conmemorar el nacimiento o la muerte del prohombre. Acto seguido, se iniciaba el movimiento del Centro en función de la actividad y se ponía en marcha un plan de trabajo. Llegado el día, los socios concurrían a los actos especiales y se presentaba el resultado de las labores emprendidas tanto al Centro como a la ciudadanía bumanguesa. A continuación se explorará la labor del CHS en los centenarios de la muerte de Eloy Valenzuela (1 de noviembre de 1934), el nacimiento de Solón Wilches (7 de abril de 1935) y la muerte de Vicente Azuero (28 de septiembre de 1944).

3. El centenario del cura Eloy Valenzuela (1 de noviembre de 1834 - 1 de noviembre de 1934)

El 4 de mayo de 1934 se expidió por parte de la Asamblea de Santander una ordenanza con la que se honraba la memoria del ilustre naturalista, subdirector de la Expedición Botánica y cura de Bucaramanga por medio siglo, don Eloy Valenzuela. Los méritos que los diputados querían relievar de este prestigioso gironés tenían que ver con su estatura científica, que no tenía nada que envidiarle a la del mismo sabio Mutis, además de ser poseedor de un "genio vasto y profundo (…) nobilísimo carácter y (…) espíritu público". De este modo la Asamblea se asoció a la importante fecha del 1º de noviembre recomendando "su memoria al respeto de sus conciudadanos", con el traslado del Centro de Historia a la ciudad de Girón para que en el salón de sesiones del Concejo se dictara una conferencia "alusiva a la vida de tan eminente ciudadano"21.

Aunque paralelamente la Asamblea expidió otra ordenanza relacionada con la memoria del doctor Teófilo Forero, al parecer este homenaje no se desarrolló más allá de la citada norma. En su lugar, el director de educación, Pablo Emilio Jurado, remitió una carta al Centro en la que comunicaba a mediados de mayo los nombres de los diputados que representarían a la Asamblea en los actos del 1º de noviembre. Los nombres eran: diputados Miguel A. Galán, Roberto Serpa y Abdón Espinosa. A su vez preguntó si el Centro iba a desarrollar algún acto especial con motivo de la conmemoración22. Así a principios del mes de junio, el Centro decidió nombrar como conferencista central para el acto especial al presbítero Adolfo García Cadena, además de solicitar al señor Pedro Elías Novoa una información relacionada con el cura Valenzuela, recogida de los libros parroquiales, que pretendían publicar en Estudio23.

Un día después de la designación por parte del Centro, el reconocido sacerdote declinó el ofrecimiento para pronunciar la conferencia en honor al "ilustre levita", debido a las múltiples ocupaciones que el ministerio le acarreaba, que no le dejaban tiempo para realizar un trabajo digno de dicha ocasión. Un agravante era la condición de llevar la doble representación de la iglesia y del CHS en el acto especial. En su lugar, envió una información del cura Valenzuela para su publicación y se puso a las órdenes del Centro de manera "entusiasta y desinteresada"24. Cuando la carta fue leída por los miembros del Centro, no cayó muy bien, al punto que el presidente expresó su molestia, pues él mismo había cedido el honor al presbítero García Cadena. Para componer la situación, los socios decidieron nombrar a don Martín Carvajal, luego de insistirle al presidente que aceptara la vocería y representación del Centro, a lo que arguyó que posiblemente para esas fechas no estaría en la ciudad25.

El elegido decidió en la siguiente sesión proponer que en ningún momento él fuera a desconocer el legítimo derecho del presidente Navas Prada a representar al Centro en eventos especiales como el proyecto para noviembre. Por esta razón y reconociendo las calidades y la posición del presidente, se aprobó una proposición en que se designó como vocero y conferencista central al doctor Luis Enrique Navas Prada26. Sin embargo, el mismo presidente recién reelegido en su cargo, también declinó la elección que hiciera el Centro para llevar la palabra en honor al "ilustre sacerdote y naturalista". En esa misma ocasión se decidió publicar un número especial de Estudio, para lo que solicitarían la participación de letrados como Simón L. Harker, Adolfo García Cadena, Enrique Otero D’costa y Pedro Elías Novoa27.

Tras reiterar el compromiso del Centro por darle a la conmemoración del dilecto hijo de Girón la solemnidad que exigía, los socios del Centro volcaron su atención a la preparación del número especial de Estudio que esperaban entregar el 1º de noviembre que ya se aproximaba28. El 9 de octubre por iniciativa del presidente y representante del Centro en los actos conmemorativos, se decidió solicitar al alcalde de Girón el programa y, con base en él, ajustar la participación del CHS en una junta extraordinaria29. La sesión extraordinaria del Centro se llevó a cabo una semana después. Allí se definió que la actuación del Centro consistiría en: escribir al alcalde de Girón para informarle que la reunión especial del Centro sería a las 3:00 pm, exhortar al cura párroco de Girón que como consocio participase de la reunión especial e incluso disertara sobre los méritos de Valenzuela, distribuir en Girón el número especial de Estudio y pasar a través de la presidencia una nota a los socios para confirmar el número de asistentes al desfile a Girón para instalar la sesión ordenada por la Asamblea30.

En efecto, el 17 de octubre el gobernador Pedro Gómez Naranjo y el subdirector de Educación Pública, Laurentino Torres, firmaron el decreto por el que se conmemoraba el centenario de la muerte de don Eloy Valenzuela. Reconociendo la obligación de las autoridades políticas de rendir homenaje a los "hombres ilustres que nos precedieron", el gobernador explicitó la importancia del cura para el pueblo santandereano. De esta manera, se decretó por parte del poder político departamental que el ejemplo del cura Valenzuela era digno de imitar por las generaciones presentes y venideras, las cuales estaban en la obligación de rendir veneración a su memoria.

Para los actos preparados por la Asamblea, la gobernación asistiría con una representación y llevaría a la banda departamental para que amenizara la sesión programada. Finalmente, se propuso contribuir a la difusión masiva del número especial de Estudio dedicado a la "vida y hechos" del padre Eloy31. El programa definido por la alcaldía de Francisco Reyes Duarte no fue más allá de lo conversado: misa a las ocho de la mañana con asistencia de autoridades municipales, conferencia del Centro de Historia a las dos de la tarde y una retreta a cargo de la banda del departamento en las horas de la noche. Antes de la conferencia, el alcalde presentaría a los socios del CHS al Concejo Municipal y se izaría el pabellón nacional a media asta durante todo el día32.

A falta de la conferencia del doctor Navas Prada, el consocio José Fulgencio Gutiérrez, en representación del CHS, pronunció unas palabras que dan cuenta del significado de don Eloy Valenzuela para la época de la conmemoración. Su intervención fue dedicada no sólo a resaltar las conocidas virtudes del "rector de almas y factor de progreso" sino que también elogió las bondades de Girón que produjo a un personaje como el homenajeado. Las loas para la ciudad que vio nacer a Valenzuela se refirieron a las bondades que como ciudad colonial tuvo en contraste con Santafé, puesto que la hidalguía y la herencia propiamente castellana que poseía supuestamente Girón, marcaron a uno de sus hijos predilectos. Las dotes extraordinarias en el caso del padre Eloy se vieron beneficiadas por haber sido hijo de una de las principales matronas de la villa, heredera de don Francisco Mantilla de los Ríos, fundador insigne del poblado. La imagen que Gutiérrez compartió de Valenzuela el día de su conmemoración centenaria, enfatizó en el ser piadoso que, como religioso, era el médico, naturalista, hombre de progreso y orgullo santandereano33.

Rodolfo García, comisionado por el alcalde de Girón para hablar en nombre de la municipalidad en el fausto día, expresó el significado que para la élite local tenía el personaje homenajeado. Sencillez, sabiduría y espíritu industrioso, fueron tres elementos fundamentales del legado de Valenzuela para los gironeses y santandereanos de los años treinta. Al igual que Gutiérrez, resaltó las virtudes castellanas de la villa que había producido otros prohombres, quienes habían dado forma a hogares modelo para todos los santandereanos. Por estas razones, el doctor García estaba confiado en que las nuevas generaciones venerarían, congregadas, la figura del "varón ilustre, sabio discreto y compasivo sacerdote." En sus propias palabras, la conmemoración era la oportunidad para que los hombres y mujeres de aquel entonces hallaran en la historia "todas las virtudes que han de ser las luces vivificantes del porvenir"34.

Por su parte, el diputado a la Asamblea Departamental, Miguel Galán expresó claramente el uso de la memoria del cura, a propósito de los tiempos que vivía el país y el departamento en cuanto a su modernización económica.

Conocedor de la tradición especulativa de los hombres de letras colombianos, Galán admiraba que Valenzuela, cien años atrás, fuese un religioso proclive al pensamiento práctico, y más aún, emprendedor de varios proyectos que buscaban incrementar la productividad del suelo patrio, incluso con recursos de su propio peculio. A esta imagen, asoció un rasgo considerado propio del ser santandereano como era el de la "altivez" a partir de la relación particular que entabló el cura con el mismo Bolívar35.

El Centro de Historia, además de publicar en el número especial de Estudio, retomó algunos documentos relacionados directamente con la vida de don Eloy Valenzuela: Las partidas de bautizo, defunción y testamento36. Así mismo, se incluyó una breve relación de hechos relacionados con la memoria del cura, escrita por don José Joaquín García y publicada en la obra canónica Crónicas de Bucaramanga de 189637. Del trabajo de don Enrique Otero D’Costa publicado en 1932 en la misma Estudio, extractaron una cronología de la vida de Valenzuela como recurso didáctico para afianzar los hechos más importantes de su vida38. El número fue complementado con un par de artículos de los socios Adolfo García Cadena, Simón S. Harker, José Fulgencio Gutiérrez y Pedro Elías Novoa, así como con unas cartas del mismo Eloy Valenzuela, presentadas por Otero D’Costa39.

A pesar de la sencillez de la conmemoración ésta no pasó desapercibida por la prensa conservadora, quizá por la misma condición de religioso del personaje evocado y por tanto, por la simpatía ideológica que despertaba. La noticia se limitó a contar lo sucedido el 1º de noviembre y a describir la situación vivida en el pueblo gironés: "La Bandera nacional fue izada en los edificios públicos, iglesias y residencias particulares atadas con cintas negras. El Templo estaba vestido con festones de luto riguroso." De la conferencia de José Fulgencio Gutiérrez, las palabras del alcalde Reyes Duarte y de Miguel Galán no dijeron nada nuevo, a diferencia del discurso de Rodolfo García, del que destacaron su "estilo y erudición" así como de la "fama del distinguido orador", quien habría hablado en representación de todo el pueblo gironés40.

La conmemoración arrojó para el Centro importantes resultados en cuanto al posicionamiento en la región y, desde luego, el estrechamiento de los lazos con las autoridades políticas de la histórica ciudad de Girón. Quince días después de la jornada, el Concejo Municipal envió una nota de agradecimiento al CHS por su labor durante el 1º de noviembre. El uso del pasado estaba consumado y legitimado:

El Concejo que presido, en sesión del 14 de los corrientes, tuvo
para esa H. Corporación voces de sincero agradecimiento y
de eterna gratitud, por la manera tan gentil y fraternal como
contribuyó a darle honor a la ciudad haciendo derroche de
merecimientos de uno de sus hijos, y colmando a la legendaria
villa de recuerdos históricos que enorgullecen a sus hijos y
los estimulan al sostenimiento de su glorioso pasado y a la
imitación ejemplarizante de aquéllas existencias que sólo
vivieron para servir a la humanidad.41

4. El centenario del nacimiento de Solón Wilches (7 de abril de 1835-7 de abril de 1935)

La segunda conmemoración regional que marcó las labores del Centro de Historia fue la del nacimiento de uno de los gobernantes más importantes para los santandereanos: el General Solón Wilches. Retomando el interés por algunos de sus documentos, el notario de Concepción expidió una copia de la partida de bautismo de José Pacífico Solón Wilches42. El procedimiento de acopio de piezas documentales sobre el personaje a homenajear era muy común en aquellos días. Cuatro días después de la carta del notario con la copia de la partida de bautizo, se recibió en una de las sesiones del Centro al doctor José Antonio Escandón, quien fue el primero en poner sobre la mesa la necesidad de rendir un tributo a la memoria de Wilches "quien prestó importantes servicios al departamento de Santander". La decisión en ese momento fue el compromiso que adquirió la presidencia para estudiar la manera como se daría tal homenaje, previa acogida por parte de todos los socios de la propuesta43.

La preparación de la conmemoración ya se había iniciado entre finales de abril e inicios de mayo de 1934. El gobierno departamental decidió que el primer paso era confirmar la fecha de nacimiento del prohombre santandereano. Para ello, acudió al CHS para obtener la verdad sobre el natalicio de Wilches, petición que fue resuelta a través de la conformación de una comisión compuesta de los señores Guillermo Otero Wilches, Simón L. Harker, y José Fulgencio Gutiérrez44. Después de dos semanas, los comisionados respondieron que el egregio santandereano nació el 7 de abril de 1835 en la población de Cerrito, respuesta que fue transcrita a la Dirección de Educación Pública para los efectos particulares45. Casi al mes de haber enviado la comisión su informe, el director de Educación, don Pablo Emilio Jurado, acusó recibo del mismo y agradeció la colaboración del Centro por haber dilucidado tal asunto, fundamental para iniciar en firme la organización de la conmemoración46.

En las cartas de la comisión, conformada por Guillermo Otero Wilches, Simón Harker y José Fulgencio Gutiérrez, se advierte cuáles eran los equívocos que reinaban sobre la fecha de nacimiento del estadista y el procedimiento empleado por los socios del Centro para dilucidar este asunto. Para resolver la duda de la gobernación, el socio Otero Wilches acudió al testimonio del hijo del mismo general, de nombre Solón Wilches Otero, además adjuntó la copia de la partida de bautizo que reposaba en la Notaría de Concepción. Por inferencia que no justificó, el mismo socio aseguró que el nacimiento se había dado el día 7 y no el 8 como rezaba la copia de la partida47.

El 30 de junio fue expedido el decreto por el que se convocó a la conmemoración del centenario del "ilustre varón" Solón Wilches. El gobierno Departamental sintetizó el significado de este prócer santandereano en los considerandos del citado decreto: hombre abnegado que dedicó su vida al progreso regional en busca de prosperidad y portador de un espíritu de conciliación y tolerancia. Catalogado como "estadista de lejana visión", debía ser reconocido, admirado y recordado por los santandereanos de los años treinta por haberse adelantado a su tiempo y proyectar obras como el ferrocarril y el puerto, promocionado la educación técnica y la comunicación de Santander con los llanos orientales. Los méritos de Wilches como gobernante del Estado de Santander, militar de alto rango y parlamentario, generalmente vinculados al territorio santandereano, eran más que suficientes para brindarle un homenaje a su memoria.

En cuanto a las medidas tomadas por la gobernación de Humberto Gómez Naranjo para celebrar el nacimiento de Wilches, se destaca la promesa de erección de una estatua en bronce en la población de Puerto Wilches con fondos exclusivos del gobierno departamental. Para Cerrito, se dispuso la colocación de un retrato al óleo en el salón de sesiones del concejo municipal. En el artículo tres, se abrió oficialmente el concurso para premiar la mejor obra sobre la vida del personaje, cuyo título sería El general Solón Wilches y su época. La organización y adjudicación del premio correrían por cuenta del Centro de Historia de Santander. Finalmente, se declaró fiesta cívica el 7 de abril de 1935, quedando pendiente la forma como se llevaría a cabo la conmemoración48. Los demás comisionados acompañaron el concepto de Otero con base en principios historiográficos:

En todo caso, un artículo periodístico o necrológico como los
aludidos no puede infirmar en caso alguno lo respaldado
con documentos fehacientes como el que acogemos. Esto no
obsta, sin embargo, para que tales documentos fehacientes
se les aplique la piedra de contraste de la crítica, y se los
esclarezca y complemente cuandoquiera que presenten
algunas imprecisiones o inexactitudes […] Creen [Los
comisionados junto con Otero], en efecto, que el testimonio
de la tradición debidamente conservada no es menos firme
que el del documento escrito.49

Para el 30 de marzo, el Centro debía pronunciarse sobre el ganador del concurso para que la gobernación procediera a nombrar oficialmente al triunfador. En caso de que no hubiese ningún reparo por parte del poder departamental, el Centro agradeció se comunicara para hacer la respectiva difusión en la prensa local50.

Por su parte, algunos letrados manifestaron su interés por la figura de don Solón Wilches, y al enterarse del concurso pretendieron acercarse al Centro para participar en él. El primero de ellos fue Camilo Forero Reyes, quien además de haber escrito un trabajo titulado: "Solón Wilches, el hombre incomprendido", conoció al personaje directamente. Debido al interés del Centro por Wilches a propósito de los cien años de su nacimiento, Forero envió el trabajo aspirando a su publicación en Estudio, a pesar de ser un manuscrito por falta de una "modesta" máquina de escribir51. Hernando Muñoz, un joven santandereano residenciado en Bogotá y estudiante de la Facultad de Educación en la especialidad de Historia y Geografía, se enteró del concurso y escribió a su amiga, doña Margarita Díaz Otero para que le ayudara a recabar información sobre el prohombre a homenajear, pues en la capital le había sido muy difícil. Esperaba en diciembre viajar a Bucaramanga para recoger la documentación y así iniciar, junto con otro compañero, la escritura del texto52.

La conmemoración del nacimiento de Wilches estuvo ligada a la situación que se vivía respecto al ferrocarril que llevaba su nombre. El personero de Puerto Wilches se comunicó con el Centro de Historia para solicitar una biografía del General "iniciado del Ferrocarril" con el fin de difundir en unos folletos los aspectos más importantes de la vida "del nunca bien lamentado hombre público". La idea era distribuir tal folleto en las escuelas del puerto con miras a rendir un tributo en el marco del centenario de su nacimiento53. Aunque el señor Arboleda había rogado que su petición fuese atendida en el menor tiempo posible, debido al poco tiempo que tendría para poner en marcha la edición de los folletos, el Centro solamente conoció la carta al volver de las vacaciones reglamentarias en el mes de febrero de 1935. Probablemente la solicitud no fue atendida, pues no encontramos la decisión tomada en la respectiva sesión o la carta de respuesta54.

A menos de dos meses de celebrarse el centenario de Wilches, el Centro aceleró su participación no ya como jurado del concurso, actividad más importante de esta efeméride, sino en cuanto a su colaboración con los actos que se iban a desarrollar el 7 de abril. En primer lugar, el presidente Navas Prada hizo entrega del retrato de Wilches para tomar el petrograbado que se utilizaría en la revista. Acto seguido, nombró una comisión compuesta por los doctores Emilio Pradilla, Luis Enrique Navas Prada, Humberto Gómez Naranjo y Luis González Mutis, para que organizaran el número con que el Centro haría presencia en la fecha citada. Así como con el centenario de Valenzuela, se decidió publicar un número de Estudio dedicado enteramente a resaltar la figura del ilustre gobernante y militar santandereano, que sería repartido en dicha ocasión55.

Iniciando el mes de marzo, el Centro ya había escogido el ganador de la obra en honor a Solón Wilches, tal y como se puede observar en el informe que la junta calificadora envió al presidente. Bajo el seudónimo de "Rubén Silva", el ganador de este concurso fue el consocio y reconocido historiador de talla nacional, don Gustavo Otero Muñoz, de quien dijeron era un "escritor santandereano bien conocido, erudito de renombre nacional y literato reputado. "La alegría de los comisionados porque el premio quedase en manos de un hombre de la tierra y, mas aún, de un consocio y admirado hombre de letras como era Otero Muñoz, no pudo ocultarse:

Nuestra congratulación es doble, por tratarse de un trabajo
verdaderamente notable en su línea, y luego por ser autor
de él un valiosísimo escritor e intelectual santandereano,
miembro de número de la academia de historia, miembro
de número del centro de historia de Santander, entidad que
se honró en contarlo como su presidente, y hombre, en fin,
benemérito de la intelectualidad colombiana.56

Mientras se cumplía la fecha contemplada en las bases del concurso para dar a conocer el concepto de la comisión, el resto del Centro se ocupó por definir su participación en el centenario. En esta ocasión, el diseño del plan de actividades a emprender corrió por cuenta de Luis González Mutis, encargado de "solemnizar" la fecha y posicionar al Centro como la entidad líder. En primer lugar, recomendó que el Centro trabara comunicación con las autoridades políticas desde la Presidencia de la República, pasando por la Gobernación de Norte de Santander hasta las alcaldías de Concepción, Cerrito y Puerto Wilches para conseguir apoyo simbólico y material al homenaje.

Sugirió además que se invitara a los familiares del político santandereano a los actos que se organizaran, se pusiera la primera piedra del busto que se había ordenado por decreto el año anterior y se realizara una sesión especial del Centro en el salón de la Asamblea Departamental. A este listado de acciones, el presidente y los socios asistentes a la sesión sumaron la idea de conversar con el gerente de Fomento Urbano de Santander para "que una de las plazas y uno de los locales de las escuelas del barrio Sotomayor lleven el nombre de Solón Wilches"57. Dos días después, se enviaron las cartas solicitando lo planteado por González Mutis a la empresa encargada de las obras en el barrio Sotomayor como al responsable del ferrocarril de Puerto Wilches58.

El 13 de marzo, los gerentes de Fomento de Santander y del ferrocarril central del norte respondieron positivamente a los pedidos del Centro. El doctor Montoya dejó en manos del Centro la decisión de qué plaza en el barrio Sotomayor llevaría el nombre de Wilches, pues para principios de abril sólo estaría lista una plazoleta que podría ser bautizada, aunque si era del gusto del Centro podrían nombrar otra más grande pero tiempo después. En el mismo sentido, prometió gestionar con la Dirección de Educación Pública lo relacionado con la escuela que se esperaba construir en el mismo sector de Sotomayor59. Por su parte, el señor Luis García Cadena respondió que tanto el ferrocarril como sus empleados estaban a las órdenes del Centro para tal evento60.

Tal y como se había presupuestado, el 20 de marzo los miembros de la junta calificadora del concurso enviaron al presidente el concepto oficial sobre la obra ganadora en el que dejaron constancia que a pesar de haber recibido solamente una obra, ello no podía ser causal para declarar "baldío" el concurso, pues el criterio fundamental era la calidad "intrínseca" del trabajo presentado. Hecha esta salvedad, el jurado reconoció que la obra de Otero "estudia (…) con juicio y concepto altamente históricos la vida y las actividades del general santandereano". Por otro lado, valoraron en alto grado el trabajo con fuentes a partir del archivo particular de Wilches "lo que da al trabajo un valor extraordinario de originalidad histórica". Al valor documental, de por sí mérito suficiente para haber sido el ganador, los socios del Centro estimaron el orden y método de la exposición, así como la utilización "discreta y oportuna" del abundante arsenal de documentos y referencias históricas en que se apoyó61.

A medida que se acercaba la fecha exacta de la conmemoración, las autoridades y personajes invitados por el Centro a que se asociaran a los actos fueron respondiendo positivamente62. Por ejemplo, las autoridades de la gobernación de Norte de Santander atendieron el llamado del Centro aceptando la participación a través del consocio del CHS, el señor Daniel Peralta, quien representaría al gobierno seccional en los actos del 7 de abril. En vista que la gobernación se quería hacer presente con una placa conmemorativa, se autorizó a Peralta para que se hiciera cargo de ello, para lo cual debía avisar de los gastos necesarios63. Al parecer, ni el Gobierno Nacional ni las alcaldías de Cerrito, Concepción y Puerto Wilches respondieron al llamado del Centro, así como el Legislativo habría expedido una ley en la última legislatura en honor a la memoria de Wilches64.

La Academia Colombiana de Historia (ACH) expidió un acuerdo del 1º de abril a propósito del centenario del nacimiento de Wilches, en el que además reconocieron las labores desarrolladas en la "patria del General". El homenaje de la Academia reiteró los tópicos que el gobierno departamental ya había difundido sobre el prócer regional, además de prometer la publicación de una biografía del General en las páginas del Boletín de Historia y Antigüedades65.

Faltando cinco días para la celebración, el premio no se podía entregar a Otero Muñoz sin la autorización formal del Centro, razón por la cual el gobernador Gómez Naranjo devolvió el informe de la junta calificadora al Centro, para dictar la providencia oficial66. El 6 de abril, la gobernación expidió el Decreto No. 338 a través del que se adjudicaron oficialmente los premios al doctor Otero Muñoz por su obra "Wilches y su época" que presentó como "homenaje a la memoria del grande hombre cuyo centenario se conmemora". En el mismo acto administrativo, se comisionó al CHS para coordinar la publicación de la obra y para entregar la medalla directamente o por comisionados al ganador. Los recursos para pagar los doscientos pesos se obtendrían de un préstamo extraordinario con cargo al presupuesto de la vigencia actual67.

Ocho puntos constituían el programa con que el CHS desarrollaría su sesión solemne en honor al General santandereano Solón Wilches el 7 de abril de 1935. La sesión empezaría con el himno nacional, interpretado por la Banda Departamental. Luego se leería una proposición de homenaje a la memoria de Wilches y se escucharía alguna pieza musical antes de la lectura por parte del presidente del Centro, de un trabajo publicado en Estudio, seguido de la entrega del número especial de la revista institucional y otra tonada. Finalmente se daría lectura del informe de la comisión evaluadora del trabajo presentado al concurso; en el mismo acto se adjudicaría el premio y se cerraría con el homenaje del Ejército a la memoria del General Wilches. El acto iniciaría a las 4:00 pm y se llevaría a cabo en el salón de la Asamblea Departamental68.

Al parecer el acto se desarrolló tal cual estaba contemplado en el programa, incluido el discurso, por parte del presidente Carvajal "en el que puso de relieve, los méritos del homenajeado, y el cual le mereció muchos aplausos." La proposición, presentada por Martín Carvajal, General Pedro Julio Dousdebés, Margarita Díaz Otero, Helena Arenas Canal, Luis González Mutis y Leonardo Martínez Collazos, sintetiza el pensamiento del Centro sobre el personaje tributado:

El Centro de Historia de Santander en esta memoriosa fecha
en que se cumple el primer centenario del nacimiento, en el
Cerrito, del preclaro varón, progresista gobernante, ilustre
e invicto soldado de la república y varias veces presidente
del extinguido Estado Soberano de Santander, general Solón
Wilches, se honra en exaltar la cara memoria de quien ha sido
uno de los santandereanos más sobresalientes, gobernante
de perfiles netamente republicanos, propulsor decidido de la
institución pública, y eficacísimo pastor del progreso regional,
a quien se debe en mucho la obra del ferrocarril que lleva
venturosamente su nombre. El Centro se honra igualmente
en presentar a las ilustres damas doña María Wilches de
Espinel, y doña Rosalina Wilches de Barón, dignas hijas del
eximio Varón, el homenaje de su admiración respetuosa.
Comuníquese la presente nota de estilo al señor gobernador,
a las prenombradas damas, y a las municipalidades del
Cerrito y la concepción. Bucaramanga […]69

El programa de la Gobernación de Santander iniciaría a las nueve de la mañana con diferentes actividades, todas gestionadas por el Centro de Historia. Luego del himno nacional ejecutado por la banda departamental en el barrio Páez de Sotomayor, se inauguraría la plaza Solón Wilches en el mismo barrio y se pondría la primera piedra de la escuela pública del mismo nombre. Esperaban que asistieran todas las autoridades civiles, militares, religiosas y el personal de los establecimientos públicos de educación. En las horas de la tarde, el acto principal era el desarrollado por el Centro de Historia en el salón de la Asamblea, acompañado del homenaje del Ejército. Como obsequio de la administración del ferrocarril de Puerto Wilches, se disfrutaría de cine público en la plaza García Rovira, además de una retreta a partir de las ocho de la noche70.

Como en la conmemoración de Eloy Valenzuela, el Centro preparó un número especial de su revista para ser difundida el mismo día de la celebración. No obstante, el volumen no contó con muchos artículos de los socios, sino que por el contrario compiló las normas que se expidieron para el evento, documentos históricos relacionados con Wilches con los honores brindados en el siglo XIX, incluidos discursos, notas de prensa regional, así como los programas y comunicaciones que llegaron al Centro con motivo del centenario. Por ejemplo, la transcripción de la partida de bautizo se acompañó del cruce de correspondencia entre el director de Educación Pública, la secretaría del Centro y los comisionados que se nombraron para determinar la fecha exacta del nacimiento. El número lo complementó el primer capítulo de la obra ganadora del concurso, un listado de fechas importantes en la vida del personaje y alguna información relacionada con el ferrocarril de Puerto Wilches71.

¿Por qué el homenaje literario que brindó el Centro de Historia de Santander a la memoria de Solón Wilches en el centenario de su nacimiento no contó con la pluma de los socios del Centro? Aunque no tenemos elementos para aseverar alguna explicación, lo cierto es que el tiempo dedicado a la preparación de la efeméride, que realmente fue poco, y la novedad del concurso histórico con el resultado de la obra de Otero Muñoz, que daría como resultado un nuevo volumen de la Biblioteca Santander, así como la no convocatoria a los socios a escribir sobre el personaje en cuestión, son elementos que, sumados, pueden ayudar a entender por qué no hubo escritos de carácter histórico acerca de Wilches, su obra y su época. No se puede descartar que la cercanía en el tiempo, así como el carácter liberal de Wilches hubiesen sido factores que incidieron en el aparente "desinterés" de los socios del Centro en materia de escritura. Ello se relativiza, a la vez que dos personajes de reconocida actitud conservadora y religiosa como José Fulgencio Gutiérrez y Martín Carvajal hicieron parte de la comisión para definir la fecha de nacimiento y en cuyo concepto no hubo ninguna referencia crítica72.

Más allá de esta situación, hubo dos textos que, si bien llegan a conclusiones similares, representaron dos formas de elogiar la memoria de Wilches. De una parte, la breve nota de Ramón Castro Wilches, familiar del General, quien en acto de justicia con su memoria resaltó no sólo su condición de militar sino que reparó en sus acciones a favor del progreso de sus coterráneos. Incluso llegó a decir que sus ideas y propuestas eran adelantadas para su tiempo. Algunas de ellas en la promoción de la educación agrícola, la vía férrea al Magdalena y la carretera de Santander hasta Casanare. Finalmente aceptó que la misma familia de Wilches, entre ellos su padre y demás parientes, fueron los principales promotores de su declive político, razón por la cual era más que necesaria y pertinente reivindicar su memoria a cien años de su nacimiento73.

Luis Enrique Navas Prada publicó un texto que, a primera vista, no devela ser un análisis y reconstrucción de la vida política de Solón Wilches por su estilo literario y por ser una reflexión general sobre la historia de Colombia del siglo XIX. Como paisano rovirense, el autor abordó la vida de Wilches a través de los marcos en que transcurrió, contextos geográficos e históricos que habrían definido su temperamento. Denominado como el "caballero de la mano al pecho" por su supuesta elegancia y aceptación en los círculos bogotanos decimonónicos, Navas insiste en mostrar el origen del político, del "pionero" que trascendió los devaneos ideológicos por el progreso de su "comarca nativa". El artículo cerró con la narración de los sucesos más importantes de la vida del prócer, en la que dominó la traición y el trato injusto a una persona modesta y conciliadora que en lugar de preferir una guerra, decidió marginarse de la vida política en su tierra natal74.

Desafortunadamente y como algo extraño, la prensa no registró lo sucedido el 7 de abril de 1935, de allí que no podamos hacernos a una idea de lo que sucedió en la ciudad más allá de las referencias que ofrece el mismo Centro de Historia. La primera reacción a todo lo sucedido provino del ganador del concurso, quien en un breve telegrama agradeció una nota que le enviaron felicitándolo y, de paso, envió saludos a los "recordados consocios"75. Un mes después de los actos, algunos de los familiares vivos del General Wilches manifestaron su agradecimiento por el justo homenaje del que había sido objeto su pariente, especialmente por la proposición que fue enviada a sus hijas. Doña Rosalina Wilches de Barón afirmó que el homenaje a su padre fue: "el reconocimiento espontáneo y franco de una actuación intensa que no declinó sino con la muerte de quien había consagrado su vida, exenta de egoísmos y de toda vulgar ambición, al servicio de la Patria y al engrandecimiento regional"76.

Por otro lado, los mismos socios del Centro llegaron a proponer la publicación de un número de Estudio dedicado a compilar todo el material que hablara de la conmemoración, iniciativa presentada por el mismo presidente del Centro. Parece que la comisión dada al socio Espinel de acopiar especialmente lo relacionado con la celebración en García Rovira no se llevó a cabo y, por tanto, nunca salió el deseado número especial. Finalmente la obra ganadora sí se publicó como parte de la Biblioteca Santander, pues fue el noveno volumen, pero sólo vería la luz hasta 1936. Esto no debe parecer extraño, pues para el mes de octubre de 1935 se comisionó a Luis Enrique Navas Prada para que gestionara con el Gobernador el cumplimiento del decreto que sancionó la conmemoración, concretamente, en lo relacionado con el busto de Wilches en el puerto que llevaba su nombre, el pago del premio al ganador del concurso y la publicación de la obra77. La Secretaría de Hacienda sólo atinó a decir que en un corto plazo se haría efectivo todo el decreto, especialmente en cuanto al pago y al pedestal se refería78. No se sabe si efectivamente se le pagó el premio a Otero Muñoz, aunque se puede pensar que su interés no estaba en el dinero sino en el prestigio intelectual que incrementó al ver publicada su obra.

5. El centenario de la muerte de Vicente Azuero (28 de septiembre de 1844-28 de septiembre de 1944)

Con más de dos años de anticipación, los socios del Centro de Historia pusieron sobre la mesa la necesidad de prepararse para la conmemoración del centenario de la muerte del prócer santandereano, Vicente Azuero, a realizarse el 28 de septiembre de 1944. Reconocido como un gran "repúblico", el Centro denominó a Azuero como un personaje que "(…) dedicó toda su vida al servicio de la república y al sostenimiento de las ideas democráticas, tanto en la prensa como en el parlamento (…)" razón de más para brindar el respectivo homenaje a su memoria. En tal sentido, se decidió nombrar una junta para que definiera con la gobernación la manera como se debía organizar el centenario, comunicar a la Academia Colombiana de Historia y a los representantes políticos de Santander en el Congreso, para que gestionaran con la debida antelación la ley de honores para Azuero y, por último, obtener de la Secretaría de Educación los retratos de Azuero y Florentino González para que fuesen colocados en los salones del Centro el día del centenario79.

La primera acción que se dio en este sentido fue la carta que suscribió el presidente del Centro, don Juan de Dios Arias Ayala, dirigida a la Academia Colombiana de Historia, en la cual no se especificó su colaboración sino que solamente se ciñó a transcribir la proposición aprobada en la última sesión80. La respuesta de la Academia, aunque no fue inmediata sí fue importante para efectos del homenaje que se le quería dar a la memoria de Azuero. Así pues, la carta del CHS fue socializada en la sesión del 2 de noviembre y se resolvió contestarles a los colegas santandereanos, que la ACH estaba preparando un volumen de la biblioteca de Historia Nacional dedicado a la compilación de documentos de don Vicente Azuero. Con ello, esperaban "enaltecer la memoria del ilustre hijo de ese departamento"81.

Tras un año de haber dejado el tema, en el mes de marzo de 1944, los socios volvieron a tratar la necesidad de conformar una comisión para que iniciara las gestiones con el gobierno departamental con el fin de viabilizar el tributo. De esta forma, se decidió que los señores Agustín Gómez Prada, Gabriel Muñoz y Francisco Reyes Duarte, visitarían al Gobernador para conocer lo que pensaba al respecto y, luego sí, comenzar a elaborar el programa. En la siguiente sesión, la comisión tendría que rendir un informe de su gestión, incluido un esbozo de programación para los actos del 28 de septiembre de aquel año82. El 27 de abril, Reyes Duarte y Muñoz rindieron informe verbal de sus labores ante la gobernación, las cuales fueron en general positivas para el cometido del Centro. De la conversación con el Gobernador, se obtuvo el compromiso de cumplir con una ordenanza del año 43 relacionada con la conmemoración. Por otro lado, se leyó en la misma sesión una carta del artista santandereano, Carlos Gómez Castro, quien se ofreció a obsequiar un monumento de Azuero, para el que necesitaba el apoyo del Centro en cuanto al retrato e información sobre el prócer. Para atender esta petición se comisionó a Lope Posada Azuero. Por último, se discutió la pertinencia de invitar a la ACH a los actos de septiembre, máxime cuando la Academia había expresado su intención de costear una "artística placa conmemorativa"83.

Como parte de los preparativos, el doctor Lope Posada Azuero, rector del Colegio de Santander por aquellos días, cumplió satisfactoriamente su comisión al entregar debidamente la información requerida por el artista para el monumento que se proyectó de Vicente Azuero84. El buen desempeño en su tarea, y quizá su posición cultural como rector de uno de los colegios más importantes de la ciudad, le granjearon a Posada Azuero el nombramiento como conferencista central para la sesión especial del 28 de septiembre85. Dos días después, el Centro le comunicaría el nombramiento del que fue objeto con el argumento del aprecio que Posada tenía por la memoria del prócer86.

Sin embargo, la respuesta del rector del Colegio de Santander no fue positiva, ya que con antelación se había comprometido con el alcalde de Oiba para participar del homenaje que allí se le brindaría a Azuero. Esta declinación no significó un desprecio, ni mucho menos, puesto que calificó el nombramiento como una honrosa designación a la que, incluso, no sabía si tenía las cualidades para merecerla. De allí que esperó que se eligiera a otro "inteligente socio"87. La decisión que tomó el Centro para poder resolver la falta de conferencista fue la de nombrar como socio correspondiente al doctor Mario Galán Gómez, quien de paso, fue designado como orador principal para el 28 de septiembre88.

La gobernación del doctor Alejandro Galvis Galvis, su secretario de Gobierno, el doctor Horacio Rodríguez Plata y varios de sus secretarios de despacho, firmaron el decreto 1293 a partir del cual se conmemoró el primer centenario de la muerte de "un prócer ilustre". A diferencia de los demás actos administrativos relacionados con la memoria de un hijo de Santander o de los héroes nacionales, el decreto para Azuero, firmado el mismo día de la conmemoración, solamente recomendó la vida del prohombre "como digno ejemplo de las más puras virtudes ciudadanas". Con este "sincero tributo de admiración" y con la copia autógrafa del decreto para el Concejo de Oiba, el Centro de Historia de Santander y la Academia de Historia, el gobierno departamental pasó la importante fecha de "uno de sus hijos preclaros, cuyo nombre representa la más pura expresión de la raza"89.

La imagen que pretendían rescatar las autoridades departamentales y el Centro de Historia sobre Azuero, era la de haber sido uno de los hombres que más contribuyeron a la "emancipación de la patria y al establecimiento de las instituciones civiles, fundadas en los principios democráticos y republicanos (…)"90. Por su parte, el CHS explicitó el significado de Azuero no sólo como hijo del "suelo santandereano" sino como repúblico de talla nacional:

EL CENTRO DE HISTORIA DE SANTANDER, al
conmemorar el centenario de la muerte del doctor Vicente
Azuero, rinde homenaje de patriótica exaltación
al prócer ilustre que, desde los primeros albores de la nacionalidad
consagró su vida al servicio de los altos ideales libertadores,
y en los cargos de honor y de responsabilidad de que fue
invertido, puso toda su ilustración, su celo, su actividad, su
patriotismo, para definir con caracteres perdurables el perfil
civilista y democrático de la República.91

El programa que definió el Centro para su sesión especial el 28 de septiembre constó de siete puntos, siguiendo una tendencia similar a las demás conmemoraciones. Como era usual, la sesión se abriría con una pieza musical a cargo de la banda departamental, en este caso se especificó que sería Italianos en Argelia de Rossini. Acto seguido, el socio Horacio Rodríguez Plata presentaría su conferencia titulada: Los Azueros y la Conspiración del 25 de septiembre, luego de la cual continuaría el acompañamiento musical con los valses Mujeres Vienesas de Zier. La segunda parte de la sesión solemne incluyó la lectura de una proposición de honores a la memoria del doctor Azuero, mediada por el Intermezzo No. 1 de Luis A. Calvo, para dar paso al discurso del doctor Mario Galán Gómez. La jornada culminaría con la marcha final92.

En una prosa limpia y con un estilo que ya demostraba una forma particular de concebir y escribir la historia, don Horacio Rodríguez Plata se dio a la tarea de contarle al auditorio presente en la sesión especial, el significado que para la República tuvieron tres miembros de la familia Azuero. La preocupación fundamental del historiador socorrano era demostrar la valía que esta familia tuvo para las luchas democráticas, así como resaltar el lugar que los santandereanos tuvieron en la conformación civilista de la República. A través de la reconstrucción del contexto político colombiano en las primeras décadas del siglo XIX, Rodríguez Plata presentó a Vicente Azuero, su hermano Juan Nepomuceno y su sobrino Pedro Celestino, como figuras que fueron víctimas de la dictadura de Bolívar, los primeros injustamente al ser inculpados de participar en la conspiración del 25 de septiembre, mientras que el último como héroe sacrificado en la lucha por la libertad civil. En sus propias palabras:

Características especiales de los tres ilustres hombres
a que me acabo de referir fueron la iniciativa creadora, la audacia de
sus concepciones filosóficas, el denuedo en la ejecución de sus
empresas políticas, su profunda devoción por la democracia y
su irrevocable amor a la República. En la perspectiva de un
siglo de historia colombiana, cuando ha transcurrido tiempo
suficiente para el imparcial análisis de la vida y de la obra de
los Azueros, y de los hombres y sucesos de su época, ellos se
nos presentan con los relieves de una superioridad auténtica
que bien merece esta exaltación de su memoria, que no solo
a ellos honra sino que entraña también un filial homenaje
a nuestra tierra santandereana, que hoy se gloria de haber
dado tan ilustres exponentes de las tradiciones de su raza y
de las excelencias de su espíritu.93

Don Mario Galán Gómez por su parte, hizo un brillante elogio sobre la personalidad del prócer santandereano como discurso en la sesión especial que, a su turno, fue su primera aparición en el Centro como socio correspondiente. A partir del análisis psicológico de su personalidad, de la que concluyó que era un "razonador" poco proclive a la acción pasional, Galán sostuvo que su amor irreductible por la libertad era el resultado de las condiciones de Santander como una tierra que históricamente había enarbolado las banderas contra la tiranía. Llegó a sugerir que la misma fisonomía de Azuero era indicador de su personalidad liberal. De este modo, caracterizó a Azuero como un gran hombre civilista, organizador de la vida en democracia, que no tuvo reparo en oponerse a Bolívar en defensa de las libertades garantizadas por el respeto al derecho. Como era obvio, Galán procuró evidenciar la actualidad de su legado, especialmente en tiempos en que las dictaduras amenazaban el orden nacional y mundial94.

A diferencia de otras ocasiones, el Centro no preparó un número especial de su revista institucional y mucho menos convocó a un concurso histórico. En su lugar, publicó una entrega de Estudio en la que incluyó los textos de las intervenciones de Rodríguez Plata y Galán Gómez, la proposición de honores y el decreto de la gobernación. El número fue completado con una entrevista al consocio y rector del Colegio de Santander, el doctor Lope Posada Azuero, concedida al diario Vanguardia Liberal en la que, como familiar, evocó algunos recuerdos aprendidos sobre la infancia, sus años de estudio y su labor como periodista y "colonizador". El resto de la revista incluyó artículos sobre Rafael Núñez, las batallas de Palonegro y la Puerta del Sol, Manuel Beltrán y algunos comentarios históricos de temas variados a cargo de Mario Acevedo Díaz y Juan de Dios Arias95.

Transcurrida la conmemoración, las reacciones que generó fueron lánguidas por no decir inexistentes. El secretario del Centro y director de Estudio, don Miguel Sarmiento Peralta, agradeció una carta del presbítero Alfonso Ramos, radicado en Neira (Caldas) quien habría enviado una carta al CHS saludando el centenario de la muerte de Azuero. Como respuesta a esta misiva, Sarmiento prometió que enviaría el número en el que publicó los discursos y demás documentos que podían ser de interés para el religioso admirado del prócer santandereano96. Casi dos meses después de la sesión solemne, el alcalde de Oiba comunicó al Centro que había recibido en buen estado el busto de Vicente Azuero97. Éste correspondía quizá, a la labor del artista Carlos Gómez Castro de la que se venía hablando hacía algunos meses en las sesiones del Centro98. A finales de año, el cura Ramos solicitó el envío de la revista con los documentos sobre el centenario de Azuero, pues la promesa de Sarmiento no se había cumplido99.

6. Conclusiones

¿Por qué resultó tan escueta la conmemoración de un personaje de la Independencia de origen santandereano, precisamente cuando varios socios, reconocidos por su trayectoria política liberal, ocupaban altos cargos en el gobierno departamental? Aunque no podemos dar cuenta de las razones de esta situación, lo cierto es que ya fuese recordando a un religioso como Eloy Valenzuela, o un político-militar avezado como Solón Wilches o un repúblico como Vicente Azuero, el Centro de Historia buscó posicionar ciertos valores en aquellos años como referentes para las generaciones presentes y futuras de santandereanos. Hombres de progreso, respetuosos de las libertades públicas, el derecho y en general del sistema democrático y republicano que el país venía construyendo desde hacía más de cien años, fueron los ejemplos escogidos por las autoridades departamentales y los letrados regionales para erguirlos como ejemplos de virtudes cívicas.

Con la preocupación e interés por relievar a los grandes hombres locales y regionales, el Centro definió una serie de mecanismos para organizar y participar de la conmemoración del nacimiento o muerte de algunos prohombres santandereanos. La revista Estudio fue la tribuna más importante para difundir los esfuerzos del Centro en esta materia, ya fuese porque se publicaron los programas y normas con las que se asociaban las autoridades políticas o porque tuvieron cabida los artículos y conferencias de contenido histórico. Cuando no hubo números dedicados exclusivamente al personaje homenajeado se convocó a un concurso para premiar una obra. En todos los casos se organizó una sesión solemne que en algunos momentos tuvo impacto en la prensa o en la comunidad de letrados y en la que tomaron parte las autoridades departamentales. En el fondo de estos esfuerzos e iniciativas, estaba el claro interés por promover el orgullo de ser santandereanos en aquellos años como lo fueron los mejores hijos de Santander en el ayer.


Notas

3 Anthony Smith, "Conmemorando a los muertos, inspirando a los vivos. Mapas, recuerdos y moralejas en la recreación de las identidades nacionales", Revista Mexicana de Sociología, Vol. 60, No. 1, (enero-marzo de 1998): 61-80.

4 Tomás Pérez Vejo, "La construcción de las naciones como problema historiográfico: el caso del mundo hispánico", Historia Mexicana, Vol. LIII, No. 2 (octubre-diciembre, 2003): 301.

5 Peter Burke, "Hacia una antropología histórica de la conmemoración", en: 200 años de independencia: Las culturas políticas y sus legados (Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 2012), 437-438.

6 Sobre la territorialización de la memoria como parte de la construcción de las identidades colectivas por parte del poder se puede consultar: George Mosse, La nacionalización de las masas: Simbolismo político y movimientos de masas en Alemania desde las Guerras Napoleónicas hasta el Tercer Reich (Buenos Aires: Siglo XXI, 2007).

7 Pierre Nora, "Between Memory and History", Citado en Micaela Corletta; Gabriela Micozzi, y Marcela Valdata, Lugares de memoria. Relación de tensión entre lo público y lo privado (Argentina: CEIA) Pdf. http://www.ram2009.unsam.edu.ar, 7-8.

8 Francois Hartog, Regímenes de historicidad: presentismo y experiencias del tiempo (México: Universidad Iberoamericana, 2007), 171.

9 Tomás Pérez Vejo, "Los centenarios en Hispanoamérica: La historia como representación", Historia Mexicana, Vol. LX, No. 1 (julio-septiembre, 2010): 7-29.

10 Erika Pani y Ariel Rodríguez Kuri (Coordinadores), Centenarios: Conmemoraciones e Historia Oficial (México: El Colegio de México, 2012).

11 Sebastián Vargas Álvarez, "Presentación: políticas de la memoria y usos públicos de la historia", Memoria y Sociedad, Vol. 17, No. 35 (julio-diciembre, 2013): 7-9.

12 Academia de Historia de Santander (AASH), Acta del Centro de Historia de Santander. Bucaramanga, 19 de mayo de 1931.

13 Manuel Barrera Parra, "El testamento del Cura Valenzuela", Estudio, No. 1 (julio 1931): 27-32.

14 "Partida de Bautizo del Dr. Eloy Valenzuela. Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, 19 de enero de 1932). Estudio, No. 5 (enero 1932): 31.

15 Enrique Otero D’Costa, "Armónica vida del R.P. don Eloy de Valenzuela", Estudio, No. 10, (junio 1932): 240-260.

16 Enrique Otero D’Costa, "Armónica vida del…302. El interés por este personaje se reiteró un año más tarde al tratar el asunto de un óleo del cura que pertenecía al señor Celestino Valdivieso. En aquella oportunidad, Martín Carvajal propuso que el Centro solicitara al legítimo dueño que donara el retrato al Centro o a la parroquia de San Laureano. Acta del Centro de Historia de Santander. (Bucaramanga, junio 13, 1933) AASH.

17 "Acta del Centro de Historia de Santander", (Bucaramanga, mayo 3, 1932) AASH. Para los socios del Centro el personaje era importante por su labor militar y administrativa, especialmente en momentos del gobierno de concentración nacional. Acta del Centro de Historia de Santander. (Bucaramanga, mayo 10, 1932) AASH.

18 "Acta del Centro de Historia de Santander", (Bucaramanga, septiembre 2, 1929). AASH.

19 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, 16 de septiembre de 1929) AASH. El nombre de Azuero fue confirmado en la lista definitiva elaborada en el mes de marzo de 1930. Ver: Acta del Centro de Historia de Santander. (Bucaramanga, marzo 23, 1930) AASH.

20 Benicio Collazos, "Biografía del prócer de la Independencia doctor don Vicente Azuero", en Próceres Santandereanos (Bucaramanga: Imprenta del Departamento, 1930), 75-76. En una carta del 1 de septiembre de 1930, el autor de la biografía afirmó haberse tardado en la entrega del escrito por haber esperado una copia de la partida de bautizo de Azuero, tardanza que se debía al párroco de Las Palmas. Carta de Benicio Collazos a Guillermo Otero Wilches, Secretario del Centro de Historia de Santander. (Bucaramanga, septiembre 1, 1930) AASH.

21 Asamblea de Santander, "Ordenanza No. 44 del 4 de mayo de 1934. Por la cual se honra la memoria de un distinguido ciudadano", Estudio, No. 32-34, (mayo-noviembre 1934): 247-248. El Subdirector de Educación Pública remitió el 11 de mayo una copia de la misma ordenanza al Centro de Historia. Ver: "Carta de Laurentino Torres, Subdirector de Educación Pública de Santander al Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, mayo 11, 1934) AASH.

22 "Carta de Pablo Emilio Jurado, Director de Educación de Santander al doctor don Luis Enrique Navas Prada. Presidente del CHS" (Bucaramanga, mayo 16, 1934) AASH.

23 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, junio 6, 1934) AASH.

24 "Carta del Pbro. Adolfo García Cadena, Capellán del Hospital San Juan de Dios de Bucaramanga a la Señorita Doña Margarita Díaz Otero, Presidente del CHS" (sic).(Bucaramanga, junio 7, 1934) AASH.

25 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, julio 10, 1934) AASH.

26 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, julio 31, 1934) AASH.

27 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, agosto 28, 1934) AASH.

28 "Actas del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, septiembre 11 y 25, 1934) AASH.

29 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, octubre 9, 1934) AASH.

30 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, octubre 16, 1934) AASH.

31 Gobernación de Santander, "Decreto No. 925 del 17 de octubre de 1934. Por el cual se conmemora el primer centenario de la muerte de un esclarecido santandereano, el doctor don Eloy Valenzuela", Estudio, No. 32-33 (mayo-noviembre 1934): 324-325.

32 "Programa de los actos celebrados en la ciudad de Girón, en conmemoración del primer centenario de la muerte del doctor Eloy Valenzuela", Estudio, No. 32-33 (mayo-noviembre 1934): 326.

33 José Fulgencio Gutiérrez, "Palabras pronunciadas por el señor José Fulgencio Gutiérrez en el acto con que el Centro de Historia de Santander conmemoró en Girón, el 1º de noviembre de 1934, el primer centenario de la muerte del ilustre gironés doctor don Eloy Valenzuela", Estudio, No. 34, (diciembre, 1934): 348-365.

34 "El doctor Rodolfo García García, orador comisionado por la municipalidad de Girón dijo", Estudio, No. 34, (diciembre, 1934): 355-357.

35 Miguel Galán, "Palabras pronunciadas por el doctor Miguel A. Galán, miembro de la diputación nombrado por la Asamblea para representarla, en el acto público celebrado en Girón en conmemoración del primer centenario de la muerte del doctor Eloy Valenzuela", Estudio, No. 32-33 (mayo-noviembre 1934): 321-323.

36 "Partida de bautizo del doctor Eloy Valenzuela" y "Testamento del doctor Valenzuela" y "Partida de defunción del doctor Eloy Valenzuela", Estudio, No. 32-33 (mayo-noviembre 1934): 249-254 y 263.

37 "Relación que sobre la muerte del doctor Eloy Valenzuela hizo el señor José Joaquín García", Estudio, No. 32-33 (mayo-noviembre 1934): 255-262.

38 "Fechas en la vida del doctor Eloy Valenzuela", Estudio, No. 32-33 (mayo-novimbre 1934): 270-273.

39 Adolfo Pbro. García Cadena, "El padre Eloy y La capilla de Las Peñas"; José Fulgencio Gutiérrez, "A propósito del doctor Eloy Valenzuela"; Enrique Otero D’costa, "Escritos del padre Valenzuela"; Simón S. Harker, "El padre Eloy y los suyos", y Pedro Elías Novoa, "El doctor Juan Eloy Valenzuela", Estudio, No. 32-33 (mayo-noviembre 1934): 264-269 y 274-320.

40 "El centenario de la desaparición del Padre Valenzuela conmemorado en Girón", El Deber, Bucaramanga, noviembre 3, 1934. En la misma edición se hizo referencia a la claridad que hizo el "consagrado y erudito" historiador Simón Harker sobre la fecha de nacimiento del padre Valenzuela. Se refiere a la difusión errónea del 6 de agosto de 1756 y no el 25 de junio del mismo año, como lo demostró en un "estudio detenido el señor Otero D’Costa." Ver: "El nacimiento del Padre Valenzuela", El Deber, Bucaramanga, noviembre 3, 1934.

41 "Carta de Enrique Rueda, Presidente del Concejo Municipal de Girón al Señor Presidente del Centro de Historia de Santander" (Girón, noviembre 19, 1934). AASH.

42 "Carta de Silvestre Sánchez, Notario del circuito de Concepción al señor Pablo Emilio Barón" (Concepción, abril 20, 1934). AASH.

43 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, abril 24, 1934) AASH.

44 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, mayo 8, 1934) AASH.

45 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, mayo 22, 1934) AASH.

46 "Carta de Pablo Emilio Jurado, Director de Educación Pública a la Señorita Doña Margarita Díaz Otero, Secretaria del Centro de Historia" (Bucaramanga, junio 19, 1934) AASH.

47 "Carta de Guillermo Otero Wilches a la Señorita Margarita Díaz Otero, Secretaria perpetua del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, mayo 15, 1934),Estudio, No. 37-38, (abril 1935): 8-9.

48 Gobernación de Santander. "Decreto No. 610 del 30 de junio de 1934. Por el cual se honra la memoria del señor general don Solón Wilches, con motivo del primer centenario de su nacimiento", Estudio, No. 37-38, (abril 1935): 1-3. El 2 de julio fue remitido al Centro por parte de la Subdirección de Educación Pública el texto del decreto para celebrar el "fausto suceso" del "distinguido varón". Carta de Laurentino Torres, Subdirector de Educación Pública al Señor Presidente del Centro de Historia de Santander. (Bucaramanga, julio 2, 1934) AASH.

49 "Carta de Simón S. Harker y José Fulgencio Gutiérrez al Centro de Historia de Santander". Sin lugar y fecha, Estudio, No. 37-38, (abril, 1935): 9-10.

50 "Bases del concurso para premiar el mejor estudio histórico sobre el General Solón Wilches", Estudio, No. 37-38, (abril 1935): 4-5. Efectivamente, el gobernador autorizó sin ninguna reserva las bases planteadas por el Centro, dando vía libre para que se difundieran en la prensa tanto local como de la capital del país. El Director de Educación agradeció la responsabilidad del Centro al asumir este compromiso. "Carta de Pablo Emilio Jurado, Director de Educación Pública al Señor Presidente del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, agosto 8, 1934) AASH.

51 "Carta de Camilo Forero Reyes al Señor Presidente del Centro de Historia de Santander" (Onzaga, julio 26, 1934) AASH.

52 "Carta de Hernando Muñoz Nava a la Señorita Margarita Díaz Otero" (Bogotá, octubre 24, 1934) AASH.

53 "Carta de Julio Arboleda, Personero Municipal de Puerto Wilches al Señor Presidente y demás miembros del CHS" (Puerto Wilches, diciembre 14, 1934) AASH.

54 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, febrero 19, 1935) AASH.

55 "Acta del Centro de Historia de Santander"...

56 "Carta de Martín Carvajal, Emilio Pradilla, Eduardo Rueda Rueda y José Fulgencio Gutiérrez al Señor Presidente del Centro de Historia de Bucaramanga" [sic] (Bucaramanga, marzo 4, 1935) AASH.

57 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, marzo 5, 1935) AASH.

58 Martín Carvajal, "Comunicaciones referentes a la celebración del centenario", Estudio, No. 37-38 (abril 1935): 113-114. Las cartas publicadas se refieren a la invitación que hizo el presidente Carvajal al gerente del ferrocarril de Puerto Wilches y al gobernador de Norte de Santander.

59 "Carta del Señor Montoya, apoderado de Fomento Urbano de Santander al Señor Doctor Don Martín Carvajal, Presidente del Centro de Historia de Santander" [sic] (Bucaramanga, marzo 13, 1935) AASH.

60 "Carta de Luis García Cadena del Consejo Administrativo de los Ferrocarriles Nacionales. Ferrocarril Central del Norte-Sección Primera al Señor Presidente del Centro de Historia de Santander" (Las Bocas, marzo 13, 1935) AASH.

61 Junto a estos criterios fundamentales en la evaluación de una obra histórica, los miembros del Centro resaltaron el estilo ameno y sencillo del autor "(…) tocado a ratos de reminiscencias del modo de escribir en la época romántica que describe y de la que acaso el autor se contagia literariamente a veces, y se distingue por su acomodación justa al objeto histórico." También se tuvo en cuenta la reconstrucción de la época y el "ambiente" en que vivió Wilches. Ver: Martín Carvajal; José Fulgencio Gutiérrez; Emilio Pradilla y Eduardo Rueda Rueda, "Concepto del jurado calificador de los trabajos históricos sobre el tema "Wilches y su época", presentados al concurso histórico promovido por la gobernación del departamento de Santander con ocasión del primer centenario del nacimiento del general Solón Wilches, y recomendaciones relativas a la adjudicación del premio pecuniario y a la publicación del trabajo premiado. Bucaramanga, 20 de marzo de 1935", Estudio, No. 37-38, (abril 1935): 94-95.

62 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, marzo 26, 1935) AASH.

63 "Telegrama de Luis Hernández Gutiérrez al Presidente del Centro de Historia de Santander" (Cúcuta, 22 de marzo de 1935). "Carta de Luis Hernández Gutiérrez al doctor Daniel Peralta" (Cúcuta, marzo 28, 1935). AASH.

64 La colonia oriunda de la provincia de García Rovira expidió un acuerdo en el que se adhirió a la celebración programada para Bucaramanga y en la que esperaba participar de los actos para esa importante fecha. Destacó en la carta la trayectoria política de Wilches y su condición de "hombre de acción" preocupado por los destinos de su región natal "dentro de un criterio de noble desprendimiento y de fecundo tesón". El presidente del Comité de Acción Rovirense era Luis Enrique Navas Prada, mientras que como vocal estaba Joaquín Fonrodona Suárez, reconocidos políticos santandereanos y miembros del Centro de Historia. Ver: Comité de Acción Rovirense de Bucaramanga, "La colonia rovirense y el centenario del General Wilches. Bucaramanga, 14 de marzo de 1935", Estudio, No. 37-38, (abril 1935): 111-112.

65 "Carta de Roberto Cortázar, Secretario de la Academia Colombiana de Historia al Señor Presidente del Centro de Estudios Históricos" [sic]. (Bogotá, abril 2, 1935).AASH.

66 "Carta de Pedro Gómez Naranjo, Gobernador de Santander al Sr. Dr. Martín Carvajal. Presidente del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, abril 2, 1935) AASH.

67 Gobernación de Santander, "Decreto No. 338 del 6 de abril de 1935. Por el cual se hace la adjudicación del premio al vencedor en el concurso abierto por el decreto No. 610 de 1934".

68 "Programa del acto con que el Centro de Historia de Santander solemnizará el primer centenario del nacimiento del ilustre estadista General Solón Wilches", Estudio, No. 37-37, (abril 1935): 117.

69 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, abril 7, 1935) AASH.

70 "Programa de los actos públicos con que se celebra el primer centenario del nacimiento del ilustre santandereano, General Solón Wilches, Presidente del Estado Soberano de Santander", Estudio, No. 37-37, (abril 1935): 118.

71 Ver: Estudio, No. 37-38, (abril 1935). Bucaramanga: Imprenta Departamental.

72 En una carta de 1934, Harker mencionó una crítica a Wilches por algún supuesto error durante su gestión como Presidente del Estado Soberano de Santander, al señalar que hubo malas decisiones tomadas por haberse rodeado de "personas que rechazaba la opinión pública." Ver: "Carta de Simón Harker a la Señorita Doña Margarita Díaz Otero" (Bucaramanga, agosto 15, 1934) AASH.

73 Ramón Castro Wilches, "Voz de justicia", Estudio, No. 37-38, (abril 1935): 96-97.

74 Luis Enrique Navas Prada, "Esquema emocional", Estudio, No. 37-38, (abril 1935: 98-108.

75 "Telegrama de Gustavo Otero Muñoz al Centro de Historia" (Bogotá, abril, 1935) AASH.

76 "Carta de Rosalina W. de Barón a la Señorita Doña Margarita Díaz Otero Secretaria perpetua del Centro de Historia de Santander y Miembro de Número del mismo" (Concepción, 15 de mayo de 1935) AASH, Algo similar hizo el señor Pablo E. Barón. Ver: Carta de Pablo E. Barón, señora e hijos a la Señorita Doña Margarita Díaz Otero Secretaria perpetua del Centro de Historia de Santander. (Concepción, mayo, 1935) AASH.

77 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, octubre 15, 1935) AASH.

78 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, noviembre 5, 1935) AASH.

79 Los socios que designados para conformar la comisión fueron: doctor Gabriel Muñoz, doctor Agustín Gómez Prada, don Luis González Mutis, y don Francisco Reyes Duarte. Ver: "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, agosto 27, 1942) AASH.

80 "Carta de Juan de Dios Arias, Presidente del Centro de Historia de Santander al Señor Presidente de la Academia Nacional de Historia" [sic] (Bucaramanga, septiembre 16, 1942) AASH.

81 "Carta de Roberto Cortázar, Secretario de la ACH al Sr. Presidente del Centro de Historia de Santander" (Bogotá, noviembre 6, 1942) AASH.

82 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, marzo 1, 1944) AASH.

83 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, abril 27, 1944) AASH.

84 "Actas del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, mayo 11 y julio 2,1944) AASH.

85 "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, septiembre 5, 1944) AASH.

86 "Carta de Juan de Dios Arias al Señor Doctor D. Lope Posada Azuero" (Bucaramanga, septiembre 7, 1944). AASH.

87 "Carta de Lope Posada Azuero, Rector del Colegio de Santander al Señor Presidente del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, septiembre 11, 1944). AASH.

88 "Carta de Juan de Dios Arias, Presidente al Señor Dr. Mario Galán Gómez" (Bucaramanga, septiembre 15, 1944) AASH.

89 Gobernación de Santander. "Decreto No. 1293 del 28 de septiembre de 1944. Por el cual se conmemora el primer centenario de la muerte de un prócer ilustre", Estudio, No. 153-154, (septiembre, 1944): 143.

90 Gobernación de Santander. "Decreto No. 1293…143.

91 "Proposición de honores al doctor Vicente Azuero", Estudio, No. 153-154, (septiembre 1944): 142.

92 "Programa del centenario de la muerte del doctor Vicente Azuero", Estudio, No. 153-154, (septiembre 1944): 115.

93 Horacio Rodríguez Plata, "Los Azueros y la Conspiración del 25 de septiembre", Estudio, No. 153-154, (septiembre 1944): 116-131. La cita textual es de la p. 131.

94 Mario Galán Gómez, "Discurso del doctor Mario Galán Gómez en la sesión solemne del día 28 de septiembre de 1944", Estudio, No. 153-154, (septiembre 1944): 132-141. La cita textual es de la p. 141.

95 Lope Posada Azuero, "El doctor Vicente Azuero en la intimidad", Estudio, No. 153-154, (septiembre 1944): 144-150.

96 "Carta de Miguel Roberto Sarmiento Peralta, Secretario del Centro y Director de Estudio al Señor Pbro. Alfonso Ramos" (Bucaramanga, octubre 16, 1944) AASH.

97 "Telegrama de Silvestre Rangel, Alcalde de Oiba al Centro de Historia de Santander" (Oiba, noviembre 17, 1944) AASH.

98 Meses después, la Alcaldía de Oiba obsequió la maqueta de la estatua de Azuero que se instaló en Oiba a finales de 1944. Como el Centro no tenía los recursos para su acarreo, decidieron solicitar apoyo a la gobernación. Ver: "Acta del Centro de Historia de Santander" (Bucaramanga, febrero 14, 1945) AASH.

99 "Carta del Pbro. Alfonso Ramos al Señor Presidente del Centro de Historia de Santander" (Neira (Caldas), diciembre 4, 1944) AASH.


Fuentes documentales

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Citar este artículo:
Gabriel David Samacá Alonso y Sol Alejandra Calderón Patiño, "El Centro de Historia de Santander y la gestión de la memoria regional entre 1934 y 1944: Conmemoraciones centenarias de Eloy Valenzuela, Solón Wilches y Vicente Azuero", Revista Historia y Memoria, No. 9 (julio-diciembre, 2014): 119-160.