La Literatura como In-Corporación: El Cuerpo como Proceso*
Literature as Embodiment: the Body as Process
La Littérature Comme In-Corporation: le Corps Comme Processus
Hernán Javier Pinzón Manrique**
Universidad Santo Tomás, Colombia
hernan.pinzon@usantoto.edu.co
* Este artículo de reflexión se presenta como adelanto de investigación para optar por el título de Magíster en Literatura de la Universidad Tecnológica y Pedagógica de Colombia.
** Licenciado en Filosofía y Letras, Universidad Santo Tomás. Docente del Departamento de Humanidades de la Universidad Santo Tomás Seccional Tunja, Colombia.
Citar: Pinzón Manrique, H. (Enero - Junio de 2014). La Literatura como Incorporación: El Cuerpo como Proceso. La Palabra (24), 91 - 97
Fecha de recepción: 12 de octubre de 2013 Fecha de aprobación: 6 de diciembre de 2013
Resumen
El presente artículo plantea un fundamento teórico-metodológico dentro de un proceso de investigación-creación con la literatura, que tiene como punto de partida los estudios sobre cuerpo. Se presenta la pregunta por el cuerpo, y cómo la literatura se incorpora en un proceso de autoexploración. La problemática parte de identificar una concepción des-incorporada de los estudios literarios, precisando que el trabajo desde esta experiencia genera otras formas de concebir la investigación desde la interacción cuerpo-lenguaje, y donde la literatura rebasaría, en esta perspectiva, su determinación como "objeto" científico. Así mismo, desde el cuerpo vivido, se plantea un reconocimiento como cuerpo masculino inserto en la cultura; y una visión de la literatura como posibilidad de acceso a dicha experiencia.
Palabras clave: cuerpo, literatura, ambigüedad, fenomenología, inquietud de sí.
Abstract
The present article proposes a theoretical/methodological foundation for literature based on embodiment studies, within a process of creative research. The body is presented as a question, and literature is embodied as a process of self-exploration. The problem is characterized as a disembodied conception of literary studies, and contrasted with an experience which generates other forms of conceiving research through the interaction of language and the body, where literature surpasses its determination as a scientific "object". In the same way, the text enacts a recognition of the lived body of the author, as a masculine body immerse in culture, and literature as a possibility to access this experience.
Key words: Body, literature, ambiguity, phenomenology, self inquiry.
Résumé
Cet article pose un fondement théorique-méthodologique dans un processus de recherchecréation avec la Littérature, qui a comme point de départ les études sur le corps. On présente la question sur le corps, et comment la littérature s'intègre dans un processus d'auto-exploration. La problématique part d'identifier une conception dés-intégrée des études littéraires, en précisant que le travail, à partir de cette expérience, génère d'autres formes de concevoir la recherche à partir de l'interaction corps-langage, et où la littérature dépasserait, dès cette perspective, sa détermination en tant qu' « objet » scientifique. De la même façon, á partir du corps vécu, on pose une reconnaissance comme corps masculin, inséré dans la culture , et la littérature comme une possibilité d'accès à cette expérience-là.
Mots clés: Corps, littérature, ambigüité, phénoménologie, inquiétude de soi.
Introducción
La implicación del cuerpo en los estudios literarios reformula la relación cuerpo-lenguaje. En esta perspectiva, propongo el siguiente interrogante para plantear la interconexión cuerpo-lenguaje como experiencia ambigua del ser humano: ¿cómo la experiencia del cuerpo como proceso plantea otras posibilidades sobre el estudio de la literatura? Se traza un horizonte de posibilidades dentro de la experiencia, fundamentación y desarrollo de un proceso de investigación-creación que toma como punto de partida la experiencia ambigua del cuerpo-lenguaje, y que sugiere una posición crítica frente a la concepción antropológica cuerpo-pensamiento y epistemológica sujeto-objeto.
El estudio presenta como marco teórico-metodológico una aproximación fenomenológica acerca del cuerpo y su interconexión con el lenguaje, hacia el planteamiento de un posible acceso sobre dicha experiencia desde la "inquietud de sí" trabajada por Michel Foucault. La fenomenología de Maurice Merleau-Ponty reconoce en el cuerpo el punto de partida de la experiencia humana; sin embargo, como objeto de estudio particular, el cuerpo sugiere una ruta de acceso a partir de la incorporación del lenguaje, de la posibilidad de experimentación del cuerpo ambiguo. La fenomenología de la percepción propuesta por el pensador francés resalta la experiencia fundamental de ser cuerpo, cuerpo-vivido, cuerpo-experimentado, en interacción con los otros y el mundo de la vida. No obstante, dicho acceso tiene que ver con el reconocimiento del cuerpo, el volver a manera de autoexploración.
La experiencia del cuerpo ambiguo - lenguaje
Como punto de partida hacia un acercamiento sobre el cuerpo es fundamental comprenderlo en términos de una experiencia ambigua y su interconexión con el lenguaje. Para comprender este punto es fundamental acercarnos en un primer momento a una definición de cuerpo desde Merleau-Ponty, resaltando la interconexión del cuerpo-lenguaje.
Frente a una visión desencarnada de la experiencia humana, la propuesta fenomenológica de Maurice Merleau-Ponty plantea una forma de comprender la experiencia humana como cuerpo, superando una posición histórica occidental que da prioridad al pensamiento desencarnado.
Una de las obras fundamentales de Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción (1945), presenta al cuerpo humano como el órgano de conexión con el "mundo de la vida" (lebenswelt). Esta experiencia es definida como percepción y posibilita una interconexión que tiene su esencia en la ambigüedad, en la imperfección al ser finita, inacabada y precaria (Descombes, 1982).
En estos términos ¿qué es el cuerpo y cómo se incorpora el lenguaje en esta experiencia? Para responder a este interrogante, acerquémonos al propósito de un nuevo panorama de la fenomenología propuesto por Merleau-Ponty dentro de su investigación del mundo humano:
El cuerpo no es, pues, un objeto. Por la misma razón, la consciencia que del mismo tengo no es un pensamiento, eso es, no puedo descomponerlo y recomponerlo para formarme al respecto una idea clara. Su unidad es siempre implícita, y confusa. Es siempre algo diferente de lo que es, es siempre sexualidad a la par que libertad, enraizado en la naturaleza en el mismo instante en que se transforma por la cultura, nunca cerrado en sí y nunca rebasado, superado. Ya se trate del cuerpo del otro o del mío propio, no dispongo de ningún otro medio de conocer el cuerpo humano más que el de vivirlo, eso es, recogerlo por mi cuenta como el drama que lo atraviesa y confundirme con él. Así, pues, soy mi cuerpo, por lo menos en toda la medida en que tengo un capital de experiencia y, recíprocamente, mi cuerpo es como un sujeto natural, como un bosquejo provisional de mi ser total. Así la experiencia del propio cuerpo se opone al movimiento reflexivo que separa al objeto del sujeto y al sujeto del objeto, y que solamente nos da el pensamiento del cuerpo o el cuerpo en realidad (Merleau-Ponty, 1975, p. 215).
Para comprender la experiencia del cuerpo y su inherencia al mundo, se hace necesario partir de un conocimiento originario desde una concepción encarnada de la conciencia. Dicha experiencia perceptiva es la compresión sobre la inserción o penetración recíprocas de los fenómenos, definida como "intraontología", y que posibilita la "inserción recíproca o complicidad promiscua" en la experiencia (Bech, 2005, p. 15). Es importante resaltar que la "promiscuidad", que etimológicamente se relaciona con el alcance de la mixtura, se puede interpretar como la experiencia humana incorporada, donde el sujeto y el mundo constituyen el origen del sentido, frente a un cogito que busca la abstracción, la pureza, y que aleja a la racionalidad del enturbiamiento de la experiencia con el mundo.
La percepción, como fenómeno incorporado, es el ámbito donde los sentidos se conectan e implica una noción amplia acerca de las concepciones de pensamiento y conocimiento que en la tradición moderna corresponden a la razón y la objetividad. Por tanto, la conciencia reflexiva, la aprehensión del mundo por medio de la idea no posibilita el fundamento de la experiencia, sino la conciencia corporal que abarca el conocer, sentir, pensar, imaginar (Merleau-Ponty, 1945).
A partir de este marco, y al tener en cuenta el tránsito entre sensibilidad y pensamiento articulados en la experiencia humana, el lenguaje constituye un punto de conexión con el cuerpo, mundo y otros.
En cuanto el hombre se sirve del lenguaje para establecer una relación viva consigo mismo o con sus semejantes, el lenguaje no es ya un instrumento, no es ya un medio, es una manifestación, una revelación del ser íntimo y del vínculo psíquico que nos une al mundo y a nuestros semejantes (Merleau-Ponty, 1975, p. 213).
La interconexión cuerpo-lenguaje permite comprender que lo expresado se desarrolla desde el mismo vínculo del cuerpo sobre el mundo de la vida, y que constituye el rescate que busca la fenomenología en la experiencia humana:
la fenomenología sería en definitiva el proyecto de una descripción del fundamento de la historia, a saber, la existencia humana, tal como es vivida, es decir, nunca completamente blanca o negra, sino abigarrada, mezclada. Esta mixtura es lo que hay que describir: un producto-productor, un activo-pasivo, un instituido-instituyente, es decir, en todas estas figuras, un sujeto-objeto (Descombes, 1982, p. 83).
En esta perspectiva, el cuerpo-lenguaje constituye la experiencia ambigua de la existencia humana y al mismo tiempo es transgresión en el uso del lenguaje como herramienta desencarnada.
Accesos al cuerpo ambiguo: el lenguaje como práctica
Es fundamental presentar una posibilidad metodológica del acercamiento a la experiencia del cuerpo. La noción de sujeto y ética abordada por el pensador francés Michel Foucault es fundamental para comprender dicha posibilidad metodológica sobre la representación del cuerpo, complementaria a la perspectiva de la presentación propuesta por la fenomenología de Merleau-Ponty.
La fenomenología de Maurice-Merleau-Ponty está determinada por unas condiciones culturales que la enmarcan. La teoría de Michel Foucault acerca de la "inquietud de sí" plantea el problema de la relación sujeto-verdad, donde el sujeto es cuerpo en un proceso de construcción.
En el texto Tecnologías del yo, Foucault parte de la pregunta por "¿cómo se obligó al sujeto a descifrarse a sí mismo a partir de lo que estaba prohibido?" (1990, p. 47) como punto de partida para configurar una noción de sujeto. Foucault hace un rastreo de las formas en que la cultura y los hombres han desarrollado un saber de sí mismos, buscando desde una hermenéutica de las "tecnologías del yo" en las costumbres del paganismo y del cristianismo primitivo, definiendo dicho tipo de tecnologías como las que
permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad (p.48).
En estos términos, se llega al concepto grecorromano de Epimelesthai Santoi, entendido-como el cuidado de sí, la preocupación de sí, el sentirse preocupado, inquieto por sí. La idea sobre el cuidado de sí se diferencia de otro concepto sobre la subjetividad en el contexto clásico a partir de la idea "conócete a ti mismo", que implica una perspectiva cartesiana centrada en el pensamiento, mientras que la primera apunta a las prácticas que constituyen la preocupación por el cuerpo (Foucault, 1990, p. 65).
En el tomo tres de La historia de la sexualidad: la inquietud de sí, Foucault relaciona el cuidado de sí con el marco del cultivo de sí mismo, donde el aspecto relevante es la relación que establece el sujeto consigo mismo:
Las exigencias de austeridad sexual que se expresaron en la época imperial no parecen haber sido la manifestación de un individualismo creciente. Su contexto está más bien caracterizado por un fenómeno de alcance histórico bastante duradero, pero que conoció en aquel momento su apogeo: el desarrollo de lo que podríamos llamar un "cultivo de sí", en el que se intensificaron y valorizaron las relaciones de uno consigo mismo.
Se puede caracterizar brevemente ese "cultivo de sí" por el hecho de que el arte de la existencia -la techne tou biou bajo sus diferentes formas- se encuentra dominado aquí por el principio de que hay que "cuidar de uno mismo"; es el principio de la inquietud de uno mismo el que funda su necesidad, gobierna su desarrollo y organiza su práctica. Pero hay que precisar; la idea de que hay que aplicarse a uno mismo (heautou epimeleisunthai) es en efecto un tema muy antiguo en la cultura griega" (1987, p. 42).
El cuerpo requiere de un acercamiento particular porque no se plantea un cuerpo objetivado sino desde el propio cuerpo, desde su experiencia. El planteamiento fundamental apunta a hablar de una experiencia propia con el cuerpo, dentro del registro de un proceso de autoexploración que no es más que una inquietud por el propio cuerpo, por la propia existencia:
El objetivo común de estas prácticas de uno mismo, a través de las diferencias que presentan, puede caracterizarse por el principio completamente general de la conversión a uno mismo -de la epistrophe eis heauton (...) Debe comprenderse en primer lugar como una modificación de actividad: no es que haya que abandonar toda otras formas de ocupación para consagrarse entera y exclusivamente a uno mismo; pero en las actividades que hay que tener, conviene conservar en el ánimo que el fin principal que debemos proponernos ha de buscarse en nosotros mismos, en la relación de uno consigo mismo (Foucault, 1987, p. 64).
En esta perspectiva, se plantea un proceso de incorporación que tenga como punto de partida la experiencia de mi cuerpo y su interconexión con el lenguaje, y las implicaciones de volver a dicha experiencia, teniendo en cuenta los condicionamientos de mi cuerpo masculino por la cultura.
La incorporación como proceso
La propuesta metodológica parte del distanciamiento de una definición teórica de la literatura hacia un acercamiento desde el cuerpo vivido.
Se expone un proceso de incorporación en tres etapas referentes a la ambigüedad, a la experiencia de tránsito entre la presentación y representación del cuerpo (-Precio +Turbación Promiscuidad). Desde este marco se propone una ruta de acceso a la experiencia del cuerpo-lenguaje.
-Precio
La cárcel es el apaciguamiento, el encierro, la ruptura con el mundo, el castigo... la expiación moral. Las celdas que en otros tiempos fueron el espacio de tortura de los presos residentes, como la celda pequeña que tiene un hoyo en la parte superior, por allí caían gotas de agua que iban a dar a la frente del preso amarrado de pies y manos, sentado con la cabeza hacia arriba, la gota de agua caía en su cabeza, en su frente, por toda una noche, la reiteración del leve golpe de agua, de la minúscula gota que cercenaba la frente y era el umbral de la demencia, de la angustia, de la desesperación, esa era la intención de la tortura.
El monasterio es cerrar los sentidos, castigarlos, la negación del mundo, contener la naturaleza, el instinto por sublimizar el pecado; el placer desgarrador y maligno, la purificación del alma. Este es el camino del ser humano religioso, que trasciende al espíritu, negando los apetitos de la carne, de la sensualidad.
La biblioteca es la experiencia intelectual, donde puede haber placer y cuerpo, pero la educación enaltece un tipo de experiencia concreta, de iluminación, donde no cabe el éxtasis, por eso la literatura es un diálogo que no se cierra en las páginas, que constituye una experiencia que va más allá del libro, del concepto, me toca las vísceras y me afecta, permite que como cuerpo quede ensoñado. La biblioteca fundamentalmente es una experiencia mental. Al escribir sobre la biblioteca pienso en un problema: ¿qué es el cuerpo como espacio de represión?, ¿qué es mi cuerpo como espacio de represión? (Diario de proceso).
El sentido de esta sección es encontrar el cuerpo representado, el cuerpo subordinado en una esencia literaria, en los espacios y las obras que tienen un trasfondo en el cuerpo. La sección apunta a tomar significados en los espacios y obras que traducen una experiencia del cuerpo desde la literatura, donde el texto se desborda, trasgrede y me lleva a experimentar una construcción de significados.
+Turbación
Recorro su textura, sujeto la punta del anular, tensa, rojo congestionado, punta metálica que penetra desgarrando dolorosamente capas de piel y nervios, brota un punto minúsculo de sangre creciente hasta consistirse en una gota, una hoja en blanco que espera ser escrita (Diario de proceso).
En su Diario Anaïs Nin plantea una condición existencial denominada "el proceso de hibernación", lo interpreto como ese estado de rutina, de sequedad frente a la vida: no se siente, no se piensa nada; a diferencia del vacío propuesto por los orientales, esta es una exclusión misma del ritmo, de los vaivenes de la vida. Samuel Tissot y la masturbación, donde el enfermo se secaba, lentamente optaba por la posición horizontal. En este estado, la melancolía, estado tan sensible, tan frágil, tan vital, se constituye en un dolor profundo que carcome las entrañas.
Es la necesidad, el deseo del cuerpo por expresar la experiencia a que conlleva a la literatura, es el placer por sí mismo, por la autoexploración como cuerpo. Escribir desde la experiencia de mi cuerpo donde surge el pretexto, el anhelo por construir una subjetividad desde la escritura, apunta a plasmar la experiencia donde la literatura se desborda a registrar la cotidianidad, la experiencia del cuerpo-placer, del cuerpo-masculino, del cuerpo-lenguaje.
Promiscuidad
Sé que te vas, y empiezo a extrañarte, y mira que es por el encuentro de tan solo dos noches. Le doy vía libre a este deseo por ti, a dejarme permear por tu presencia en fibras censuradas por la misma soledad. Pero hay fuerzas que no permiten el control, se posesionan y permiten el más delicioso de los delirios por el otro, la necesidad de su voz, de sentir su piel, de estar en el misterio de su mirada, sin pensar en el pasado (Diario de proceso).
El tránsito de la masturbación a la promiscuidad, salgo de mí para ser en otro, dejo la castidad, el auto-placer para donarme a otro, para sentirlo enraizado en los rastros del cuerpo, de mi cuerpo.
Conclusiones
En la perspectiva presentada, el acceso al cuerpo por medio del lenguaje como práctica posibilita entenderlo en cuanto expresión del mismo cuerpo, experiencia indiferenciada y autoexploración dentro de la experiencia ambigua.
Desde el cuerpo es factible plantear un horizonte de posibilidades que apuntan al volver sobre la experiencia como proceso, como parte de un proceso que reformula la visión dual dentro de las concepciones mente-cuerpo, sujeto-objeto.
En estos términos, el uso del lenguaje accede a las posibilidades de las formas literarias, donde el lenguaje se encarna y expresa la vivencia del cuerpo, que desde esta perspectiva, involucra las posibilidades de registro dentro de un proceso de investigación-creación.
El lenguaje se incorpora como experiencia del cuerpo, y al asumir la interconexión cuerpo-lenguaje, la literatura posibilita el modo en que somos cuerpos ambiguos, como forma de acceso de esa experiencia de tránsito por la dualidad.
En esta perspectiva, el problema fundamental apunta no solo al horizonte de cómo nos pensamos como cuerpos, sino cómo nos experimentamos y cómo expresamos la experiencia-vivida de los cuerpos.
Referencias
Bech, J. (2005). Merleau-Ponty: una aproximación a su pensamiento. Barcelona: Anthropos Editorial.
Descombes, V. (1982). Lo mismo y lo otro: cuarenta y cinco años de filosofía francesa (1933-1978). Madrid: Ediciones Cátedra.
Foucault, M. (1987). La inquietud de sí. En M. Foucault, Historia de la sexualidad (Tomo III). México: Siglo XXI Editores.
Foucault, M. (1990). Tecnologías del yo y otros textos afines. Barcelona: Paidós.
Merleau-Ponty, M. (1945). Fenomenología de la percepción. Barcelona: Editorial Planeta -De Agostini.