Para citar esta editorial: Torres , N. Y. (2024). El encuentro de lo pedagógico y lo didáctico como posibilidad de conciencia en el educador. Praxis & Saber, 15(40), 1–5. https://doi.org/10.19053/uptc.22160159.v15.n40.2024.18487
Editorial
El encuentro de lo pedagógico y lo didáctico como posibilidad de conciencia en el educador
¿Se hace necesario pensar, en perspectiva de relación, lo pedagógico y lo didáctico en las prácticas docentes? La respuesta es rotundamente afirmativa, porque se constituye en la oportunidad para reflexionar sobre el rigor de todo aquello que queremos ofrecer a los estudiantes y pensar en nuestro papel como docentes en la actualidad. En este sentido, me remito a la etimología de las palabras pedagogía y didáctica para recoger el concepto desde los anteriores planteamientos.
Si bien, el término Pedagogía proviene de la palabra griega “paidagōgia”, que es una combinación de “paidos”, que significa “niño”, y “gōgos”, que refiere a líder, guía, cuidador y acompañante, pues en las familias acomodadas en la antigua Grecia, que tenían muchos sirvientes, a menudo esclavos, se encargaba a uno de ellos esta labor específica. Por tanto, hacer referencia a la palabra acompañar, se constituye en un compromiso de caminar junto al niño, para ayudarlo a impulsar y potenciar; es un suceso compartido que permite una transformación reciproca en el estudiante y el maestro, para encontrarse en el otro. En el contexto moderno, la pedagogía describe las relaciones e “interacciones entre profesores, estudiantes y el entorno de aprendizaje” (Murphy, 2008, p. 35).
Por otro lado, la etimología de la palabra Didáctica, desde un origen griego, proviene de “didaskein” que significa “enseñar” y su uso ha derivado en “arte de enseñar”, lo cual hace que se asocie a los “didaskalos”, maestros que se ocupaban de la instrucción de los niños. En
Nidia Yaneth Torres Merchan
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
Grupos de investigación WAIRA (Ambiente, Comunidad y Desarrollo) y sun-ukan, estudios en pedagogía y didáctica
Docente Licenciatura en Ciencias
¿Se hace necesario pensar, en perspectiva de relación, lo pedagógico y lo didáctico en las prácticas docentes? La respuesta es rotundamente afirmativa, porque se constituye en la oportunidad para reflexionar sobre el rigor de todo aquello que queremos ofrecer a los estudiantes y pensar en nuestro papel como docentes en la actualidad. En este sentido, me remito a la etimología de las palabras pedagogía y didáctica para recoger el concepto desde los anteriores planteamientos.
Si bien, el término Pedagogía proviene de la palabra griega “paidagōgia”, que es una combinación de “paidos”, que significa “niño”, y “gōgos”, que refiere a líder, guía, cuidador y acompañante, pues en las familias acomodadas en la antigua Grecia, que tenían muchos sirvientes, a menudo esclavos, se encargaba a uno de ellos esta labor específica. Por tanto, hacer referencia a la palabra acompañar, se constituye en un compromiso de caminar junto al niño, para ayudarlo a impulsar y potenciar; es un suceso compartido que permite una transformación reciproca en el estudiante y el maestro, para encontrarse en el otro. En el contexto moderno, la pedagogía describe las relaciones e “interacciones entre profesores, estudiantes y el entorno de aprendizaje” (Murphy, 2008, p. 35).
Por otro lado, la etimología de la palabra Didáctica, desde un origen griego, proviene de “didaskein” que significa “enseñar” y su uso ha derivado en “arte de enseñar”, lo cual hace que se asocie a los “didaskalos”, maestros que se ocupaban de la instrucción de los niños. En latín, ha dado lugar a los verbos “docere” y “discere”, enseñar y aprender respectivamente, al campo semántico de los cuales pertenecen palabras como docencia, doctor, doctrina, discente, disciplina, discípulo. Así, “didasko” hacer referencia a ayudar a alguien a crecer.
La distinción entre maestros y pedagogos, instrucción y orientación, y educación para la escuela o la vida fue un tema recurrente en los debates sobre educación durante muchos siglos. Todavía existía cuando Kant exploró la educación en Pedagogía (Über Pädagogik), publicado por primera vez en 1803; al respecto, el documento permite identificar la diferencia entre pedagogos y maestros, en el siguiente sentido, la educación comprende la crianza del niño y, a medida que crece, su cultura. Esta última puede asumirse en la disciplina, es decir, en la mera corrección de las faltas o en un sentido positivo que consiste en la instrucción y la guía (y, por tanto, forma parte de la educación). La guía significa dirigir al alumno para que ponga en práctica lo que se le ha enseñado. De ahí la diferencia entre un maestro particular que se limita a instruir y un tutor o director que guía y dirige a su alumno. El primero prepara sólo para la escuela, el segundo para la vida (Kant, 1900).
Podríamos decir que el acto de acompañar y enseñar se constituye en un compromiso, porque significa involucrarse para servir; implica asumirlos como prácticas sociales cambiantes que inciden sobre la vida de las personas y el devenir de las sociedades, es decir, promueve mecanismos de subjetivación, como reflexión propia del sujeto frente al rol o lugar que ocupa en la sociedad y están atravesadas por diversos componentes de sentido, que se configuran desde un conocimiento situado.
En esta perspectiva, lo didáctico sobrepasa la mera visión normativa e instrumental, en su defecto se asume como una situación compleja que debe pensar al maestro y al estudiante, mientras que lo pedagógico permite asumir las prácticas que guían el proceso de formación y se constituye en una responsabilidad de cómo se acompaña en el camino.
Alexander (2008) describe la diferencia entre enseñanza y pedagogía, enfatizando que “la enseñanza es un acto mientras que la pedagogía es tanto un acto como un discurs0. La pedagogía conecta el acto aparentemente autónomo de enseñar con la cultura, la estructura y los mecanismos de control social” (p. 6). Es decir, la pedagogía refleja la producción de valores sociales y culturales más amplios dentro de la relación de aprendizaje. Por tanto, el concepto de pedagogía analiza las cuestiones de cómo educar y qué significa ser educado.
En este sentido, una teoría pedagógica es una teoría de la acción educativa, y efectúa una conceptualización sistemática del proceso de educación. Generalmente, la construcción de la teoría pedagógica comienza con preguntas antropológicas fundamentales, como ¿Qué es un ser humano? y ¿qué debería ser? Combinando estas preguntas, la teoría pedagógica examina los fines y medios educativos para ayudar a los seres humanos a desarrollarse hacia lo que deberían ser. Sin embargo, la enseñanza, desde la perspectiva de Alexander (2008), no necesariamente se reduce a una relación simple, es más que un acto, la enseñanza es compleja, es disenso; porque hay una ruptura en el tiempo de la experiencia cotidiana, de lo no previsto que abre un espacio donde el estudiante puede emerger como sujeto (Biesta, 2017).
Biesta (2017) asume la enseñanza como núcleo de acción de los profesores, que da sentido a los sistemas educativos y resalta el valor del profesor en relación con el otro, para dar significado y trascender. Este autor retoma la metáfora de la enseñanza como un regalo, pues cuando damos algo que no poseemos, damos un regalo falso y dañino, un regalo que aparenta ser con amor, pero que en realidad no lo es. Por tanto, enseñamos lo que somos; al enseñar, proyectamos directamente nuestro estado interno tanto a la clase como a los contenidos que estemos trabajando. Por ende, queda claro que la enseñanza tiene un compromiso con la generación de conocimientos y su acción tiene un sentido que no se restringe solo a los contenidos, sino que promueve el desarrollo intelectual y ayuda a combatir la ignorancia, es decir, el no saber.
Me gusta pensar que la didáctica contribuye a enseñar con autoridad, aludiendo a esta palabra que viene de la raíz autor, pues adquirimos autoridad cuando nos convertimos en los autores de lo que decimos y hacemos. Perdemos autoridad cuando nos escondemos detrás de máscaras, métodos, técnicas y de roles que pertenecen a otras personas. Ganamos autoridad cuando nos convertimos en personas caracterizadas por identidad e integridad, creando así espacio para crecer interiormente. En esta línea, la didáctica contribuye a la acción del docente como intelectual.
Esta perspectiva también permite plantear la didáctica como un campo diverso para mejorar la vida escolar, porque convoca el análisis de problemas auténticos en la generación de conocimiento escolar, que necesariamente conduce a la mejora de los aprendizajes, entendido aquí el aprendizaje como un proceso que permite ampliar nuestra manera de pensar y ver el mundo. Entonces, se puede asumir la didáctica como una problematización cultural de las situaciones de enseñanza, que requiere el conocimiento a enseñar, pero también abordar las cuestiones humanísticas implícitas en ese acto de enseñanza.
Podría plantearse entonces que la pedagogía y la didáctica no son neutrales sino interdependientes y a la vez independientes, son un campo controvertido, y definirlas es arduo debido a su naturaleza compleja y multidimensional, por tanto la pedagogía y la didáctica están cultural y socialmente moldeadas por significados compartidos ,derivados de la interacción y la práctica social, el conocimiento tácito y explícito, incluidos valores, actitudes y sentimientos que recurren a comprenderse dentro del contexto cultural e histórico específico en el que se desarrolla.
Indudablemente el entorno influye en las decisiones pedagógicas de los profesores, mientras que, al mismo tiempo, las acciones pedagógicas de los profesores influyen en el entorno y en los participantes; es decir, las relaciones dialécticas entre el sujeto y el conocimiento permiten analizar aspectos pedagógicos, como por ejemplo qué conocimiento se valora y a qué propósitos estructurales sirve ese conocimiento.
En conclusión, lo pedagógico y didáctico se describe desde connotaciones y presiones cambiantes. En esta perspectiva se requiere un encuentro de los dos conceptos como posibilidad de conciencia para que los sujetos se formen y encuentren su libertad. Su abordaje da cuenta de que somos un vínculo de compromiso con el otro, acompañar es ir más allá de uno mismo y facilitar que otras personas no solo perseveren, sino que prosperen. La yuxtaposición de los dos conceptos permite asumir el recorrido desde una perspectiva más relacional, comunitaria, social, equilibrada y ambiental.
Es así como este número de la revista Praxis & Saber recoge experiencias investigativas alrededor de procesos académicos que suceden en la escuela, se fundamenta desde las intersubjetividades y la complejidad de las prácticas docentes, así como de los significados y sentidos que se dan alrededor de las prácticas pedagógicas en campos como el lenguaje, la filosofía, la didáctica de las Ciencias, la educación física y el arte.
Cada uno de los artículos permite reflexionar al lector sobre las formas de aprender y de enseñar, asumidas desde experiencias que abordan problemas reales, por lo cual se fomenta procesos de pensamiento inspirando la práctica pedagógica y la didáctica como experiencia. Podríamos decir que este número atiende a tópicos sobre Experiencias de prácticas pedagógicas con los artículos denominados Prácticas pedagógicas y usos de las tecnologías en una comunidad indígena en Colombia; y se describe que, aunque la tecnología haya alterado las dinámicas cotidianas, es una oportunidad de acceso al conocimiento y de mantener las prácticas ancestrales, al deslocalizar las ideas esencialistas acerca de dichas prácticas y de los propios pueblos indígenas. En Lectura y Escritura Poética en Perspectiva Filosofía e Infancia, el autor pone en evidencia algunos escenarios de lectura del entorno, reflexión, aprendizaje, curiosidad, asombro y pregunta que impulsan a niñas y niños a expresar sus vivencias, utilizando la poesía como otra manera de dar sentido a la experiencia escolar rural.
El texto Experiencias en Escuela Rural permite evidenciar diálogos interculturales, especialmente cuando sus experiencias pedagógicas revelan otras formas de construcción de conocimiento. En estos estudios, se evidencia la escuela como institución social con una cultura propia, compuesta de ritos complejos, de múltiples relaciones en las que confluyen interacciones sociales y educativas que contribuyen a la construcción de cada sujeto.
El estudio Satisfacción Escolar y Actividad Física en Universitarios Colombianos da cuenta de la influencia del entrenamiento físico en una mayor satisfacción escolar. Así, los investigadores exploran las asociaciones entre satisfacción escolar, actividad física y agencia personal, lo cual influye en mejoras hacia la voluntad de alcanzar metas, la ejecución de tareas, la percepción de control, el optimismo y la expectativa de resultados positivos.
Por otra parte, en el artículo Reflexión sobre la docencia de clarinete en los conservatorios de música españoles: legislación, teoría y realidad, se describe que los conservatorios de música de España deben empezar a adaptarse a los nuevos retos y planteamientos didácticos, conforme las necesidades formativas de sus estudiantes.
El número recoge estudios de una dimensión psicoeducativa, como el texto: Buen Trato en la Escuela: un Análisis desde la Percepción de Docentes Mexicanos de Secundaria, en el cual los autores indican que el buen trato es una competencia social orientada a la generación de bienestar, por medio de la expresión de afectos positivos, amabilidad y consideración.
Se incluye también el artículo De la Obstinación Pedagógica. Una Revisión a la Pedagogía en Colombia, donde se insiste en la necesidad de estudiar, de forma rigurosa, la producción teórica sobre la pedagogía en el país, proponiendo algunos indicios en esta dirección.
En la última sección del número 40 de la revista, se presentan investigaciones en el campo de la Filosofía. Primero encontramos Didáctica de la Filosofía en Colombia: Plurivocidad, Tensiones y Porosidad de un Concepto, donde se hace mención del concepto de didáctica de la filosofía, reconstruido a partir de insumos de la historia conceptual alemana, desarrollando el análisis de tres dimensiones: didáctica artefacto, didáctica no instrumental, y didáctica disciplinar; y Contenidos Filosóficos y Evaluación en Filosofía: una Apuesta para la Escuela Contemporánea, para analizar los lineamientos curriculares de investigaciones que indagan por los discursos y prácticas sobre didáctica, contenidos filosóficos y evaluación en filosofía y su relación con la formación de estudiantes en instituciones de educación básica y media. También encontramos el artículo La Retroalimentación en la Educación Superior del Siglo XXI, en el que los autores presentan el estado actual del ejercicio evaluativo, de asesoría y acompañamiento en la formación y se da cuenta de las contribuciones a los procesos educativos.
Para finalizar, el número cuenta con el artículo Construyendo la Didáctica de las Ciencias: hacia una Educación Científica basada en evidencias, en el que se describe la forma como desarrolla una didáctica específica como disciplina emergente.
Desde los estudios presentados, se da cuenta de los significados y divergencias en el campo pedagógico y didáctico, producto de reflexiones académicas que permiten configurar manera de asumir el acto educativo. Los textos incluidos en este número muestran múltiples posibilidades de asumir investigaciones relacionadas con planteamientos pedagógicos, y contribuyen al lector a denotar temas emergentes a nivel investigativo. Por esta razón se invita a revisar, subrayar y analizar los artículos, como una puerta abierta hacia el aprendizaje y la cultura, para forjar el conocimiento y la reflexión.
Referencias
Alexander, R. (2008). Essays on pedagogy. Routledge.
Biesta, G. J. (2017). El bello riesgo de educar. Ediciones SM España.
Murphy, P. (2008). Defining Pedagogy. In K. Hall, P. Murphy and J. Soler (Eds.), Pedagogy and Practice: Culture and Identities (pp. 28-39). UK: The Open University and SAGE
Kant, I. (1900). Kant y la educación. (Traducido por A. Churton). Boston: DC Heath