No bastan las normas jurídicas para que un abogado sea ético
Abstract
Aunque parezca que las normas jurídicas, en este caso el Régimen
Disciplinario del Abogado (Ley 1123 de 2007), garantizan y protegen
en mayor medida que las normas morales, y aparenten ser más
eficaces, lo cierto es que su capacidad protectora es muy limitada.
Las leyes pueden eludirse, manipularse y tergiversarse, sobre todo
por los poderosos.
Es por esto que el abogado, en el ejercicio de su profesión, debe, sin
lugar a dudas, cumplir con unas obligaciones, practicar unas
virtudes y estar atento a la dimensión moral tanto de las personas
como de la propia, ya que sin esto es imposible que el abogado sea
ético y la sociedad sea justa.
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