La idea de una sociedad bien gobernada en Adam Smith
Abstract
Adam Smith, padre del liberalismo económico, atribuyó un papel liviano
al Soberano, para que una sociedad estuviera bien gobernada y sus
integrantes ejercieran plenamente su libertad natural, sin embargo,
tal papel solo fue fundamento del desarrollo del liberalismo económico,
pero no de la persona. La postura teórica de Smith, sobre el rol que el
Estado debe cumplir se resume en que el Soberano únicamente tiene a
su cargo tres importantes deberes: i) defender la sociedad contra la
violencia e invasión de otras sociedades independientes. ii) proteger
en lo posible a cada uno de los miembros de la sociedad de la violencia
y de la opresión de que pudiera ser víctima por parte de otros individuos
de esa misma sociedad, y iii) erigir y mantener ciertas obras y
establecimientos públicos, que no son de interés económico para los
miembros de la sociedad política. Lo demás corresponderá al agente
económico. Smith propone como fuerza especial propulsora del sistema
una ‘mano invisible’ que regulará el sistema. Sin embargo, creemos
que este papel ‘neutro’ y liviano del Estado, sirvió para la consolidación
del sistema capitalista como tal, en cuanto propició las condiciones de
explotación y expoliación de la fuerza de trabajo, pero sin lograr
perpetuarse en su frugalidad. Tampoco, naturalmente, sirvió para el
crecimiento humano integral, tal como desde el siglo XVII lo evidenció
Marx en El Capital, al afirmar que la producción capitalista sólo sabe
desarrollar la técnica y la combinación del proceso social de producción
socavando al mismo tiempo las dos fuentes originales de toda riqueza
como lo son la tierra y el hombre. En general, la doctrina liberal
clásica, individualista a ultranza, instaurada desde el siglo XVIII por
Smith, propendió por el desarrollo del sistema capitalista, pero no por
la realización del hombre como persona.