Integridad Científica

La Editorial UPTC suscribe las prácticas esenciales (core practices) y los 16 principios de transparencia (https://doi.org/10.24318/cope.2019.1.12) del Committee on Publication Ethics (COPE) para promover la integridad científica por parte de los actores principales involucrados en los procesos de publicación. De la misma forma, ante los casos particulares y dilemas éticos que se presenten en la gestión de los diferentes proyectos editoriales, la Editorial UPTC recurrirá a las sugerencias del COPE y a sus flujogramas para resolverlos. A continuación, se describirán algunos aspectos éticos clave, que se espera que los editores, autores y evaluadores tengan en cuenta, al momento de participar en algún proyecto de la Editorial UPTC:
Editores: Primero, los editores son responsables de generar una dinámica apropiada en su equipo de trabajo (editorial y científico) alrededor de su publicación, con un enfoque hacia el servicio en su respectiva disciplina, de manera que se propicie la eficiencia en los procesos y se mantengan los estándares de calidad editorial y calidad de contenidos de las obras. Segundo, los editores deben supervisar los comportamientos de los autores y de los evaluadores, de manera que se dé una correcta interacción, sin violar la confidencialidad del proceso de arbitraje, y procurando que todos reciban un trato justo y adecuado, según las normas editoriales establecidas. Tercero, los editores deben trabajar por una correcta difusión y divulgación de los contenidos que se publican, de manera que se contribuya al avance del conocimiento en la disciplina, a los debates disciplinares y a la solución de problemas. En la combinación de estos factores mencionados, en los que se entrelazan el servicio, la eficiencia de los procesos, la calidad de los contenidos, el reconocimiento de una comunidad disciplinar, es que radica la validación y el posicionamiento de una publicación. De esta manera, es también responsabilidad del editor la transparencia en la generación y el uso de las métricas de citación, de manera que no se realice ninguna manipulación para mejorar tales indicadores. .
Autores: Los autores, en primer lugar, son responsables por los contenidos de sus obras y se espera de su parte un manejo respetuoso, adecuado, de otros textos o contenidos (imágenes, figuras, tablas) protegidos por derechos de autor. Las tecnologías actuales permiten detectar con cierta facilidad los usos indebidos de otras fuentes, por lo que un autor, en el caso de incurrir en una falta de esa naturaleza tiene una alta probabilidad de ser descubierto. También, se invita a los autores a evitar comportamientos como el sometimiento simultáneo a varios medios de publicación, la publicación redundante, la adjudicación indebida o la omisión de coautorías, la fabricación de datos o la manipulación de resultados, pues todas estas faltas llevarían a emitir una retractación de la publicación de parte de la Editorial, con todas sus implicaciones legales e implicaciones a largo plazo para las respectivas carreras académicas de los involucrados. Segundo, los autores son responsables de conocer y seguir las normas editoriales al momento de realizar la postulación de un manuscrito o una obra a un proceso de publicación. Tercero, se espera que los autores que deciden someter una obra para publicación, se involucren de manera activa y empática en todo el proceso, de manera que las correcciones que sean necesarias, tanto en la fase de evaluación editorial, evaluación por pares o de edición profesional, se realicen de forma oportuna y minuciosa. La participación de los autores en todo el ciclo de publicación es fundamental para la calidad de las obras y para su futura recepción y uso, por parte de su público objetivo.
Evaluadores: En primer lugar, se espera que los evaluadores, al recibir las obras, en su mayoría inéditas, no hagan un uso indebido de sus contenidos ni que se apropien de ninguna manera de la información allí dispuesta. Segundo, los evaluadores deben realizar la evaluación de las obras desde una perspectiva científica o académica y buscando, más que descartar una publicación, la manera en la que el autor pueda mejorar sus planteamientos o los resultados de su trabajo. El enfoque de la evaluación debe estar en los manuscritos, en las obras y en sus condiciones, no en las personas que las han elaborado. Tercero, la Editorial promueve la selección de evaluadores expertos, de alto perfil académico, activos en investigación y con publicaciones frecuentes. De tal manera, es inadecuado que un evaluador, una vez aceptado el compromiso de leer una obra, lo transfiera a otra persona (asistente de investigación, estudiante doctoral, etcétera).